EL NACIMIENTO DE UNA PRODIGIO

Introducción

La familia Rendo era una familia importante en Ciudad República, dueños de Corporación Rendo. Eran proveedores importantes de Industrias Futuro y muchas otras compañías; dueños de diversas propiedades y figuras públicas que no debían faltar en ningún evento importante. La empresa estaba liderada por el Sr. Angus Rendo. Éste tenía una esposa llamada Mei y dos hijos; el mayor, de nombre Angus como su padre, era el legítimo sucesor a la presidencia de la compañía. El menor, Ublius, estaba destinado a trabajar para su hermano.

Pasaron los años y Angus hijo, siendo ya mayor de edad, desposó a una bella joven de la Nación del Fuego, llamada Kyla. La joven pareja se mudó a una lujosa casa al centro de la ciudad, cercana a compañía, donde Angus trabajaba para su padre con un puesto muy importante. Era un feliz matrimonio sin preocupaciones por el dinero y una vida agradable.

Dos años más tarde Kyla dio a luz a una bella niña a la cual llamaron Shion; ambos padres estaban más que contentos con la llegada de la nueva miembro de la familia y ésta se volvió el centro de atención. Tanto sus padres como sus abuelos la llenaban de regalos a pesar de no tener más de un mes de nacida y mientras más crecía, su clóset se iba llenando más y más de costosos vestidos y su habitación de diversos juguetes. Su primer año de vida estuvo lleno de atenciones y regalos. Todo en la familia Rendo era felicidad y éxito.

Kyla se encontraba en la cocina preparando la cena y Angus trabajaba en su oficina; Shion ya tenía tres años de edad y seguía siendo la princesa de la casa. Desgraciadamente, las excesivas atenciones que recibía la habían convertido en una niña malcriada y egoísta que deseaba obtener al instante todo lo que quería.

—Mami, quiero galletas —Dijo Shion entrando a la cocina con una muñeca en brazos.

—Primero debes cenar, después puedes tomar todas las galletas que quieras —Respondió maternalmente Kyla sin despegar la vista de la comida que preparaba.

—No quiero. Quiero galletas —Exigió Shion frunciendo el ceño.

—Ya te dije que esperes —Respondió su madre pacientemente mientras volteaba a verla con una sonrisa tranquila.

Shion lanzó con rabia la muñeca al suelo y gritó.

—¡QUIERO GALLETAS!

–Shion, no te daré galletas hasta que hayas cenado —Insistió la mujer tranquilamente.

La niña comenzó a gritar lo más fuerte que pudo. En ese mismo instante, y sin que Kyla pudiera preverlo, el lugar donde ella estaba cocinando hizo explosión lanzándola con fuerza hacia el suelo. El sonido retumbó por toda la casa y Angus al escucharlo se apresuró a ver qué había sucedido; al entrar a la cocina quedó atónito: se encontró a su esposa en el suelo con graves quemaduras en todo el cuerpo.

—¡Kyla! —Exclamó horrorizado mientras corría para llegar al lado de su esposa. Se dio cuenta de que aún estaba respirando e inmediatamente se dispuso a buscar ayuda.

—¿Mamá está muerta? —Musitó Shion. Fue hasta que ella habló que Angus notó su presencia.

—No, no está muerta, tranquila. Todo estará bien… —Habló él tratando de tranquilizarse. Entonces fue que se percató de algo extraño: alrededor de su hija se podían observar los restos de las llamaradas provenientes de la explosión pero justo donde ella estaba parada, el suelo estaba intacto.

—Shion… —Murmuró él.

—¿Sí?

—¿Estabas aquí durante la explosión? —Inquirió.

Ella asintió con la cabeza. Él la miró extrañado un par de segundos antes de recordar que debía ayudar a su esposa y salir corriendo.

Shion miró a su mamá sin hacer movimiento ni gesto alguno, aún no comprendía qué acababa de suceder y desconocía la gravedad de la situación.

Angus se encargó personalmente de que su esposa fuera tratada por Katara, la mejor curandera de la Tribu Agua. Durante la recuperación de Kyla inspeccionó la cocina para ver cuál había sido la causa de la explosión, pero no encontró ningún problema, ésta estaba intacta. Aún no comprendía qué era lo que había sucedido, pero muy pronto lo descubriría.

Muy pronto, cosas extrañas comenzaron a pasar: incendios de la nada, cosas que explotaban sin causa aparente, pequeñas inundaciones dentro de la casa…

Angus comenzaba a ponerse paranoico. Temía que su familia resultase herida y no sabía cómo detener estos sucesos.

Kyla regresó de su tratamiento unos meses después. A pesar del buen trabajo de Katara, las quemaduras graves habían dejado severas cicatrices en su cuerpo, hecho que afectaría su amable tranquilidad y actitud positiva. Durante los siguientes meses ella se negó a hacer apariciones públicas o abandonar su hogar y se deshizo de todos los espejos existentes en él. Angus estaba realmente preocupado.

La feliz familia comenzó a romperse.

A año y medio de la explosión falleció el Sr. Angus padre y el padre de Shion se convirtió en el nuevo dueño de la Corporación Rendo. A partir de ese momento, él tendría más trabajo que nunca, y menos tiempo para pasar con su esposa y su hija.

Kyla cada vez le tenía menos paciencia a Shion.

—¡SHION YA DEJA DE GOLPEAR LA PUERTA! —Gritó ella.

—¡Déjame salir! —Exigió la niña, ya con cuatro años y medio.

—No vas a salir a ningún lado —Sentenció la mujer, cansada de los berrinches de su hija. Simplemente no sabía cómo controlarla y a todo momento se culpaba por la personalidad retorcida que ahora ella tenía.

—¡Déjame salir! —Gritó con todas sus fuerzas y en ese momento la alfombra se incendió.

Kyla miró atónita cómo la alfombra ardía.

—No… no puede ser… —Miró a su hija con ojos exorbitados—. ¿Cómo… cómo hiciste eso?

Shion la miró con furia.

—Yo no hice nada —Negó molesta.

El fuego comenzó a expandirse.

—¡Shion apágalo ya! —Exclamó horrorizada su madre.

—¡No puedo! —Chilló la niña con lágrimas en los ojos.

—¡Inténtalo! ¡Vamos a morir! —Ahora su tono era de desesperación. Desde el día de la explosión, Kyla le tenía pavor al fuego, se sentía incapaz de moverse y apagarlo.

Shion no sabía qué hacer así que concentró su mente, deseando que el fuego se apagara, pero era inútil. Comenzó a llorar.

—Vamos a morir… —Musitó entre llantos.

—Shion… Shion escúchame bien. Sé que puedes apagarlo, confío en ti —Kyla le dirigió una sonrisa tranquila, como lo hacía antes del accidente.

Shion elevó sus manos a la altura de su pecho temblorosamente, como si quisiera dominar el fuego.

—Apágate —Ordenó. Pero no pasó nada, el fuego seguía ardiendo y creciendo.

—No te rindas, cariño —Animó su madre.

—¡No pasa nada! —Shion agitó sus manos rápidamente con desesperación. El fuego sólo creció más.

—V-Vamos Shion, tu puedes hacerlo… —El miedo y la desesperación comenzaban a dominarla de nuevo.

Shion pudo ver cómo su madre miraba horrorizada el fuego y trató de calmarse, cerró los ojos y comenzó a hacer movimientos suaves con las manos.

—Por favor, apágate… —Susurró suavemente.

El fuego fue extinguido, pero no como la madre de la niña esperaba.

—¿Agua… control? —Musitó Kyla atónita.

Continuará…

¡Gracias por leer! Espero les haya gustado :) comenten si debería continuarlo. Gracias 3