Shade, Kimi, madre(?): Primero, antes que nada, ¡PERRA! ¡Me hiciste parir con esto! ;w; ¡Pero mira, lo logré! Y esta vez no es un simple OS trágico como el año pasado, ¡es un (mini)FIC! :D

Bueno, pasando de eso, ¿sabes? Es algo extraño, a decir verdad, hace tres años atrás era una admiradora secreta tuya, amaba todo lo que escribías (principalmente porque eran de mi OTP(?), pero después te convertiste en mi fabulosa Beta Reader, quien pacientemente corrigió y me explicó todos los horrores que cometía. Luego te hiciste mi amiga, eras la amiga pervertida que me hundió en el mundo del yuri, con el cual me siento como pez en el agua :'v. Más tarde te consideré como mi onee-chan(?), la que no murió(?), y por último en mi mami, la que aguanta todas mis quejas, y la que, dicho sea de paso, me arrastró hasta aquí, al mundo de Undertale.

Sí, de ejemplo a seguir (Monster Kid con Undyne(?) a Beta, de Beta a amiga, de amiga a onee-chan y de onee-chan a madre, ¡evolucionaste, como un pókemon(?)! Okno. Como sea, esto es para vos :3


Para quienes no me conocen, soy Jeffy Iha, y si el juego me gusta lo suficiente volveré a aquí. ;)

Disclaimer: Undertale no me pertenece.


10

Los extraños ojos en la ventana


La ciudad estaba lluviosa el día que Frisk y sus padres llegaron a Underground. Los truenos se mostraban en todo el cielo al momento de arribar a su nueva casa.

―Frisk, cariño, trae esas cajas al bajar, por favor ―pidió su madre buscando las llaves de la casa. Su padre, por otro lado, estaba hablando con los del camión de mudanzas―. Toma, querida, llévalas a tu nueva habitación. Es arriba a la derecha ―indicó, entregándole las llaves a su hija, quien asintió en silencio.

La niña hizo exactamente lo que su madre le había pedido y al entrar a su cuarto dejó las cajas a un lado de la puerta. La habitación era grande, tal vez más de lo que necesitaba, con un gran ventanal que daba a la casa vecina y a su lado se mostraba un gran árbol, lo cual, si le preguntaban, no sabría decir si eso era bueno o malo…

―Cariño, ¡ven un momento! ―llamó su padre desde la planta baja.

―¡Está bien! ―respondió por costumbre, pues sabía que sus padres no la escucharían.

Acomodó las cajas de manera que no estorbaran y abrió la puerta. Justo antes de salir, Frisk notó algo extraño de soslayo miró a la ventana, que daba a la casa vecina, y por un momento creyó ver unos extraños ojos mirándola.

Pero no le prestó atención.


La familia estaba acomodando los muebles de la cocina y guardando los comestibles cuando sonó el timbre de la puerta principal.

―Dámelo y ve a abrir la puerta ―ordenó su padre tomando los platos.

Frisk se acercó a la entrada y lo primero que hizo fue fijarse por la mirilla quién (o quienes) llamaba a la puerta. Después de todo, uno nunca sabe qué puede haber tras ella.

Tal vez fuera gente peligrosa para un niño, o tal vez no. Sus padres eran un poco despreocupados en ese sentido.

Para suerte de Frisk, sólo era una mujer-cabra y un niño.

―Es un gusto conocerte ―dijo cuando le abrió la puerta―. Mi nombre es Toriel Dreemurr y él es Asriel, mi hijo. Somos tus vecinos ―se presentó cortésmente y el chico le sonrió.

―Cariño, ¿quién es? ―preguntó su madre apareciendo detrás de ella.

―Son los vecinos, mamá ―respondió.

―No queremos molestarlos ―dijo Toriel―. Sólo que hoy vimos el camión de la mudanza y vinimos a darles la bienvenida.

―Está bien. Pasen, pasen que todavía llueve ―pidió alegremente―. ¡Querido~, son los vecinos!


―¿...Y son sólo ustedes dos? ―preguntó la madre de Frisk, contando un poco de pan, que era lo único comestible que tenían en el momento―. Discúlpeme por la presentación, pero es lo que hay por el momento ―agregó.

―No, está bien ―respondió Toriel suavemente. Asriel tomó un pedazo tímidamente―. Y no, mi marido está trabajando en estos momentos y mi otro hijo, que debe tener más o menos tu edad, querida, no quiso acompañarnos ―explicó. Asriel le envió una mirada insegura.

―¡Eso es fabuloso! ―exclamó la madre―. Frisk, cariño, ¡ahora tendrás a alguien con quien jugar! Señora Dreemurr, mi pequeña tiene diez años y nunca ha tenido muchos amigos debido al trabajo de su padre, ¿no es así, querido? ―codeó a su marido para que se integrara a la conversación. A Asriel y Frisk le causó cierta gracia.

―S-Sí, pero es seguro que ahora nos quedaremos aquí definitivamente ―acotó, pero eso fue todo lo que dijo.

―Eso es genial, mi segundo hijo, Chara, también tiene diez y Asriel trece ―comentó―. Así que, cuando quieras puedes venir a vernos.

―¡Eso es genial, ¿no?! ―exclamó su madre emocionada dirigiéndose a su hija. Frisk sólo sonrió, un poco avergonzada por la repentina invitación.

―Sí, por supuesto.

Al decir aquello, Frisk se condenó a sí misma.


¿Qué tengo ahora para decir? ¡Ah, sí! Espero, Shade, que este primer capítulo te haya gustado. En total son cinco capítulos y un epílogo, todos escritos (por las dudas lo aclaro(?).

¿Sabés? Realmente se me hizo un quilombo de aquellos hacer esto, pero lo logré, porque estaba llena de determinación (?)

Primero no tenía idea de cómo agarrar los detalles del juego, incluso ahora me cuesta entenderlo. Podría decirse que no sabía ni en dónde estaba parada, pero después ¡pum! Recordé que en una de nuestras charlas mencionaste que querías "un fic con enfermedades mentales" y... bueno, este es mi intento de algo como eso. Después se pone mejor, lo prometo ;)

De hecho, tan desesperada estuve que tuve que pedirle ayuda a Laura XD La conversación fue algo así:

Yo: Mi niña, mi amor, mi corazón, mi todo, etc.

Laura: Ke? (sí, "Ke?")

Yo: ¿Sabés algo sobre Undertale?

Laura: ¿Undertale? ¡Sí!

Yo: ¡¿EN SERIO?! QwQ ¿Sabías que te amo mucho? ;-;

Laura: ¡Sí! ¡Es un juego!

Yo: ...

MAXIMUS VISTUS (?)

Y bueno, después de eso me las arreglé como pude :'v.

Una pequeña aclaración antes de despedirme: los números que aparecen al principio del capítulo es la edad que ambos tienen, ¿sí? Y, ¡ah! Otra cosa: como en este AU tanto Chara como Asriel están vivos, Toriel y Asgore están todavía juntos.

Sin más, me despido.

Atte:

Jeffy Iha

P/D: Publicaré el siguiente capítulo más tarde ;3