Prólogo: Dejando Hogwarts

Era una calurosa mañana de verano en Inglaterra, y una hermosa muchacha de aproximadamente 17 años despertaba en una cama de dosel rojo. Se levanto y corrió la cortina de su cama, ahí estaban sus compañeras de cuarto levantándose, nunca se llevo muy bien con ellas, ya que las consideraba unas verdaderas superfluas de la vida, siempre hablando de chicos, vestidos, perfumes y otras trivialidades. Ella en cambio se preocupaba de sus estudios, de su futuro. Pero de todas formas no le importaba no llevarse bien con sus compañeras, ya que tenia dos buenos amigos, con ellos había vivido muchas cosas "extrañas" se podría decir, aunque contando que estudiaban en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, todo lo que habían vivido no le parecía tan extraño.

Decidió ir a darse una ducha rápida o llegaría tarde a desayunar. Ya estaba terminando su último año en Hogwarts, esto no le traía alegría, ya que con el pasar de los años el tenebroso castillo se había hecho su hogar. Pero igualmente le entusiasmaba la idea de salir al mundo y estudiar lo que siempre había querido: Periodismo, quería ser periodista, pero no cualquiera, quería trabajar en el "International Magic", una revista muy vendida en todo el mundo mágico, que trataba principalmente documentales. Se preguntaba si sus amigos sabrían que harían cuando salieran de Hogwarts.

Decidió dejar sus mente en blanco mientras se duchaba, dejo que el agua cayendo sobre ella la relajara y comenzó a cantar, claro esta, después de hacer un hechizo silenciador a la ducha. Luego de unos 10 minutos decidió salirse vestirse y bajar a desayunar. Bajo a la sala común, y se encontró con Ron que bajaba de las escaleras de los chicos.

- Y Harry?- Preguntó extrañada de no verlo con Ron.

- Se ha ido temprano, creo que tenia una entrevista con el Profeta.- Le dijo Ron, parecía molesto por algo.

- Te sucede algo Ron?.- Le pregunto Hermione, tratando de deducir algo con la mirada que le daba.

- No crees que nosotros también deberíamos haber ido?- Soltó Ron como si esto lo hubiese estado molestando desde hace años.

- Ron... No seas envidioso, de todas formas piensa que a Harry no le gusta pensar mucho en lo que pasó.- Le recriminó Hermione. Ron estuvo callado un par de minutos.

- Tienes razón Herm, lo siento.- Dijo Ron realmente avergonzado- He sido un idiota...- Dijo Ron, y se dejo caer abatido sobre un sillón.

- Vamos Ron, no te pongas así.- Trató de calmarlo Hermione.

- Solo he pensado en mi, para Harry no debe ser fácil revivirlo todo.- Dijo Ron mirando la nada.

- No... de todos modos, si lo que te preocupaba era un poco de reconocimiento, dudo que Harry olvide decir que lo ayudamos.- Dijo Hermione volviendo a su tono enfadado.

- Hermione ya dije que lo siento... no debí ser tan egoísta pensando así, fue infantil.- Dijo Ron nuevamente avergonzado.

- Te perdono...- Dijo Hermione recuperando su humor.- Mejor vamos a desayunar.- Dijo con un tono despreocupado.

- Claro.- Ron también recuperaba su humor.

- Seguro que nos llaman a contar nuestra historia luego.- Dijo Hermione en tono cómplice, luego ambos soltaron una sonora carcajada.

Harry se encontraba en la oficina de Dumbledore, esperaba que llegara el periodista del Profeta. Hace casi una semana su antigua profecía se había cumplido... si Voldemort por fin había muerto, el problema es que Harry sentía remordimiento, ya que aquella noche había surgido su espíritu asesino, había asesinado a Voldemort sin piedad, y desde aquella noche la imagen del cuerpo de Voldemort atravesado por su varita, sobre un charco de sangre, no lo dejaba tranquilo. Sin embargo, gran parte de su ser por fin estaba aliviado, ya nadie corría peligro, el mago más tenebroso de los últimos años había muerto.

Luego de aproximadamente una hora de tener que revivirlo todo, un sonriente periodista, le pedía a Dumbledore si podía entrevistar al resto de los involucrados, tenía una pequeña lista: Ronald Weasley, Hermione Granger, Genevra Weasley, Lunática Lovegood y Neville Longbottom. Dumbledore le aseguró que podría, pero que no en este momento, que después del desayuno sería apropiado, con esto el periodista salió sonriente de la oficina del Director más renombrado de todos los tiempos.

- Harry.- dijo un tanto serio Dumbledore- Creo que deberíamos hablar, no he podido ya que despertaste hace solo tres días y he estado ocupado haciendo citas a todos los medios mágicos.- Dijo con un tono de humor.

- Se lo agradezco, pero de que quiere hablar conmigo, de lo que pasó?- Preguntó extrañado Harry.

- No ya lo sé todo, pero no te he notado muy tranquilo, quisieras decirme algo?- Le preguntó mirándolo con sus ojos serenos, esos ojos que siempre sabían todo.

- Bueno... usted sabe como acabó la pelea, cierto?- Comenzó Harry, Dumbledore asintió.- Bueno... la imagen de Voldemort atravesado con mi varita... no me deja tranquilo... yo... estaba descontrolado, no podía detener mis movimiento... mi ira.- Dijo Harry, como hablando más para él que para Dumbledore.

- Harry, solo quiero decirte una cosa... Uno de los dos debía morir, y para suerte de este mundo fue él...-

- PERO ME SENTÍ COMO ÉL, COMO UN MALDITO ASESINO!!!.- Le interrumpió Harry, descargando toda su frustración.

- Harry...- Dijo calmado Dumbledore.- Hay algo muy importante que debes recordar, tu no eres igual a él, la razón es simple, tus razones para matarlo, son muy diferentes a las que tenía él para matarte a ti.- Harry reacciono de inmediato, Dumbledore tenía razón, debía matar a Dumbledore por todas las muertes que había causado y causaría...pero esa sed de muerte que había tenido.

- Harry, recuerdas nuestra conversación cuando ibas en segundo año?.- Preguntó Dumbledore.

- Cual conversación?.- Dijo extrañado.

- Cuando Voldemort te envió esa maldición cuando eras pequeño, traspaso muchas cosas de él a ti, es por eso que no pudiste evitar matarlo de esa manera, por un instinto asesino que él puso en ti, era la maldad de él, no tuya...- Con esto Harry por fin se sintió sin remordimiento, ya que lo que había dicho Dumbledore tenia mucho sentido.

- Muchas gracias profesor, no sabe lo que me ha ayudado.- Dijo muy feliz Harry.

- Bien, será mejor que bajes a desayunar algo, yo debo preparar mi discurso.- Dijo risueño Dumbledore.

Harry se reunió con sus amigos, que justo venían llegando al Gran Salón.

- Como te ha ido?- Pregunto Ron entusiasmado, cuando se sentaron en la larga mesa de Gryffindor.

- Bien.- Dijo muy feliz Harry.- Más tarde los llamaran a ustedes.

- Me parece genial.- Dijo Hermione, mientras se servia huevos con tocino.

Comenzaron a comer en silencio, se escuchaban muchas voces hablando alrededor, y todos les sonreían: Si, se habían convertido en unos verdaderos héroes, lo que nos les agradaba mucho. Dumbledore se levantó en la mesa de profesores, por lo que se hizo un inquietante silencio.

- Bien mis queridos alumnos.- Comenzó Dumbledore.- Como todos sabemos, nuestro año escolar esta llegando a su fin, y muchos acontecimientos han pasado... quisiera que hiciéramos un brindis... si muchachos, un brindis.- Dijo al ver la cara de confusión de algunos.- Por estos nuevos tiempos de paz!- Gritó levantando su copa, todos imitaron su gesto y repitieron sus palabras, incluso los Slytherins, aunque más por imagen que otra cosa (jejeje).- Y también me gustaría un brindis ... Por nuestros héroes!.- Volvió a gritar, pero en esta ocasión ningún Slytherin levantó la copa, pero no importaba ya que las otras tres casas lo hicieron con mucho entusiasmo.- Bien, que tengan un hermoso día, aprovechen que Filch se relaja después de los exámenes.- Dijo con un brillo risueño en sus ojos. Muchos alumnos se rieron ante esto.

Luego, muchos alumnos salieron a pasear por los jardines de Hogwarts, aprovechando el caluroso sol de verano, hablando de lo que harían en sus vacaciones y otras cosas. Pero nuestros amigos se encontraban respondiendo las preguntas del periodista.

- Y luego yo, Luna y Neville nos quedamos atrás deteniendo a los dementores con nuestros Patronus.- Contaba Ginny.- Una vez que lo logramos aparecieron dos mortifagos, juró que me dio demasiado miedo en ese momento, eran dos contra tres, pero de todos modos eran más fuertes. Luna fue genial, recordaba muchos ataques del ED. y nos hizo unas señas a mi y a Neville y rápidamente atacamos con Expelliarmus y otras cosas, en fin creo que fue tan rápido que no les dimos tiempo de contraatacar y los vencimos en un par de minutos, luego Neville los amarró... quisimos volver al castillo, pero no pudimos... por el hechizo que nos bloqueaba el castillo.- Finalizó Ginny, quien había sido la última en dar su declaración.

- Mmm... muchas gracias querida, y a todos...eso es todo profesor.- Dijo el periodista mirando a Dumbledore.

- Me parece bien, chicos, ustedes pueden ir a arreglar sus cosas, los carruajes partirán en un par de horas.- Dijo alegre Dumbledore.

Todos los alumnos de Hogwart se embarcaban en el tren que los llevaría de vuelta a sus hogares. Hermione, Ron y Harry se despedían algo tristes de Hagrid.

- Nos da pena dejarte.- Decía Hermione.

- Si, eras el único que nos comprendía.- Decía Ron.

- Bueno Hagrid, tu sabes que te quiero como si fueras mi familia.- Dijo abrazándolo Harry.

- Claro que lo sé.- Dijo casi llorando Hagrid, luego se alejo de Harry.- Este... tengo algunos regalos para ustedes, no es mucho, los compre con mi salario de profesor.- Les dijo Harry con un ligero tono de orgullo en la voz, pero igual los chicos se asustaron, viniendo de Hagrid... debían tener cuidado. Sacó unas cosas de un bolso que colgaba de su hombro. Sacó un bonito cuaderno con empaste de cuero rojo con unas letras que decían "Hermione" y unas hermosas plumas de colores.

- Hagrid! es muy lindo, no era necesario, me gusto mucho...- Dijo sincera Hermione tomando el cuaderno. Lo abrió con cuidado, en la primera página había una dedicatoria con la terrible caligrafía de Hagrid.

" Para la bruja más inteligente, honesta, dulce y bonita de los últimos tiempos"

Hermione solo lo miro y lo abrazo, luego Hagrid le guiñó el ojo y le pidió silencio con un gesto. Luego Hagrid sacó unos espectaculares guantes para guardián, eran de piel de dragón de color rojo (como el color del equipo favorito de Ron).

- Hagrid!!- Los ojos de Ron destellaban de la emoción.- Esto es demasiado.- Dijo luego avergonzado.

- Te los mereces, eres el mejor guardián que ha tenido Gryffindor, ni un solo tanto en dos años.- Le dijo Hagrid.

- Muchas gracias...-Dijo tomando emocionado los guantes.

- Y para ti Harry... me ha costado conseguirlo, pero lo encontré , es un set de Quidditch.- Dijo entregándole un pequeño baúl negro.- Lo especial es... que era de tu padre Harry, mira...- Dijo Hagrid apuntando unas pequeñas letras doradas en la esquina superior derecha del baúl: James Potter.

- Hagrid... yo... no sabes cuanto te los agradezco.- Dijo Harry temblando de la emoción.- Tengo muy pocas cosas de mis padres... donde lo conseguiste...- Dijo pasando sus dedos temblorosos por el nombre.

- Hice averiguaciones con algunas personas, supe que lo tenía un muggle que lo había encontrado en unas ruinas, pero el idiota nunca pudo abrirlo, así que me lo vendió...

- Harry yo.- Peor fue interrumpido por el silbato de la gran locomotora roja que tenían al lado.

- Es hora chicos, les deseo lo mejor...- Dijo Hagrid alejándose un poco, no le gustaban las despedidas y trataba de ocultar sus lágrimas.

Los chicos dijeron adiós y subieron. Luego de unos minutos la locomotora se puso en marcha, y los chicos vieron como Hagrid se despedía con su mano...

Y ahí estaban, en el Expreso Hogwarts. Era la última vez que viajarían en ella. Harry recordó cuando se subió por primera vez, aquella vez lo llevaba a algo desconocido y estaba solo en el mundo, sin amigos. Ahora viajaba a su nueva vida, pero no iba solo, ahí estaban sus preciados amigos, con los cuales compartiría esta nueva aventura.