- Le he perdido- pensó la nación italo sureña mientras vía a la persona que mas le quiso pasear con la persona que mas miedo daba con un ramo de rosas en la mano, - le he perdido para siempre.

La nación italo sureña conocida como Lovino cerró los ojos para o ver como la persona que más quería, el joven de hermosos ojos jade besaba al de ojos violeta, no quería mirarles, dolía.

A Lovino, España siempre le había gustado, le gustaba la protección que el hispano le ofrecía cuando era pequeño, se había enfrentado a Francia, su mejor amigo y a Turquía por defenderle, le gustaba cuando el hispano le abrazaba con una sonrisa para calmarle, le gustaba todo de él pero no supo devolverle las cosas, por cada abrazo, cada beso, cada caricia, cada protección el hispano siempre recibía un cabezazo, un insulto o ambas cosas y el hispano de ojos jade, se había cansado.

"Lo siento Lovi, pero no te aguanto más,"- le había dicho- "he conocido a otra persona", además, estoy harto de que me engañes, - porque era cierto, Lovino le engañaba con Bélgica- estoy harto, no quiero verte más aquí.

Dos días después Lovino le vio pasear por las calles de Madrid cogido de la mano de Rusia, intercambiando risas, era la primera vez en mucho tiempo que veía a España sonreír de verdad, con él eran todas fingidas por que estaba harto y así se lo dijo cuando le expreso que él era la única persona en su vida.

"No te confundas Lovino, no eres la única persona en mi vida y nunca lo has sido, he formado parte de la historia de casi todos los países europeos y americanos, y entre ellos he encontrado alguien que me ha querido desde el 36".

Lovino mira a la pareja Ruso- española, Iván le ha comprado flores, rosas, de las favoritas de España, los otros son los claveles, lo sabe él y también lo sabe Iván, porque Iván ha amado al hispano durante mucho tiempo y cuando encontró a España llorando porque había descubierto la infidelidad de Lovino no perdió ocasión.

-"Déjale- le dijo- "Déjale y ven conmigo, porque yo te amo España y se que tu me amas a mi, no sufras por él.

Y España le hizo caso, en una semana Lovino fue echado de la casa hispana.

"¿Y donde voy Antonio?" Le pregunto a punto de llorar.

-Vete con Bel, llórala a ella- le dijo y cerro la puerta, al día siguiente comenzó a salir con el ruso.

Lovino extraña sus caricias, ahora es Iván quien las recibe, extraña sus abrazos, Antonio se los da ahora a Iván y este les acepta gustoso, extraña sus besos pues ya no son sus labios los que rozan las del hispano, extraña todo de él pero no lo perdido, ¡qué razón tiene el que dice que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde!

¡ADIOS ESPAMANO!