ASIGNATURA PENDIENTE
Copyright de Virginia Córdova, (Lita Kino) 2004 (Todos los derechos reservados)
Basado en Ranma 1/2, creado por Rumiko Takahashi, Copyright de la autora.
ANTES DE COMENZAR...
Sean bienvenidos a esta nueva historia! Sí, como pueden ver, estamos estrenando fanfic y debo decirles que no cualquier fanfic, sino el primero que escribo en el género de las Historias Alternas. En esta ocasión nos tocará ver a los personajes de Ranma 1/2 dentro de un contexto un poquito distinto, pero no menos interesante y divertido.
Quiero otorgar el crédito del surgimiento de esta historia a mi buena amiga WarriorQueen FC(Saludos Chica! ), porque fue gracias a sus excelentes ALT-FICS y a sus positivos comentarios, que me animé a experimentar con algo distinto a lo que he escrito hasta ahora. Y debo decir que estoy encantada trabajando con este proyecto, porque cómo bien me lo dijo ella: "en este género puedes hacer lo que quieras" y es verdad. Claro, no por eso voy a destrozar la esencia original de los personajes, de hecho, la intención es conservarla, pero por qué no jugar un poco con ellos, haciéndolos que se desarrollen en una situación completamente diferente.
La idea de la trama nació hace poco más del mes, me encontraba traumada estudiando para mis exámenes finales S y en esos ratos que divagas para desaburrirte, le puse atención a la letra de la canción interpretada por cierto artista puertorriqueño, e inmediatamente, mi imaginación comenzó a trabajar- la primera escena que pude ver fue la de la despedida (pequeño spoiler)- , a partir de ahí, todo se fue dando de manera automática- como en los tiempos del "Presagio"¿será por la presencia de Mashauri...? - . Tenía toda la intención de llevarla a cabo como un Oneshot, sonaba interesante como un proyecto corto para mis vacaciones, sin embargo, las ideas seguían creciendo y la secuencia natural exige más de treinta páginas, aproximadamente.
Ya para finalizar, espero que sea de su agrado este nuevo trabajo y que no olviden enviarme sus comentarios. Como dice Aseram: a los autores nos gusta que nos escriban ya que consideramos muy importante y motivante conocer sus críticas y opiniones para seguir mejorando.
Reciban un gran saludo!
-Lita-
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PRÓLOGO
Era una lluviosa tarde del mes de mayo; desde temprano, las nubes habían cerrado el cielo por completo y la ligera llovizna que acompañó a las primeras horas de la mañana, se había convertido en un aguacero que no podría poner más melancólicos aquellos momentos en la gran mansión de la familia Saotome.
-Esta es la última maleta Osakaru, en un momento nos vamos.
-Como usted diga señor- respondió el mayordomo guardando el equipaje en la cajuela.
Ranma regresó rápidamente a la entrada de su casa, escapando de la lluvia. Al dirigir su vista hacia arriba, pudo notar la pequeña silueta que lo observaba desde la ventana. En el umbral, su madre estaba de pie, mirándolo con profunda tristeza.
-¿Estás seguro que has tomado la decisión correcta?
-Mamá, ya hablamos sobre esto.
-Sí, pero sabes que los negocios de la familia siempre los hemos manejado desde aquí, no es necesario que tengas que irte. Sé que es muy difícil para ti, pero la solución no es huir.
-¿Huir¿Qué te hace pensar que estoy huyendo?
-Ranma, soy tu madre- Nodoka tomó las manos del muchacho entre las suyas, -¿acaso crees que no sé lo que estás sintiendo? Me pesa en el alma que siendo tan joven hayas tenido que pasar por esto, pero tu vida tiene que continuar, tienes que hacerlo por tu hija. No deberías dejarla.
Ranma suspiró para deshacer el nudo que comenzaba a formarse en su garganta. Tomó un nuevo aliento y fijó los ojos en los de su madre.
-Tal vez tienes razón y no puedo ocultártelo, pero creo que es necesario que me vaya. Además, sé que Mashauri estará mejor quedándose contigo. Será por poco tiempo, lo prometo.
-Hijo mío, el lugar de una madre ni siquiera una abuela lo puede llenar.
-Yo sé que tú si podrás- Ranma le besó la frente. -Voy a despedirme de ella- su voz sonó apagada.
Nodoka lo miró alejarse por las escaleras.
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-No estés triste Midori, pronto va a dejar de llover y vamos a poder salir a jugar- la pequeña Mashauri acariciaba el cabello de su muñeca mientras continuaba sentada en aquel sillón colocado junto a la ventana.
Ranma abrió cuidadosamente la puerta de la habitación y se introdujo en ella, estaba en penumbras, era como si completara aquel cuadro de tristeza que había reinado en la casa desde las últimas tres semanas. La imagen de su hija ante el ventanal no podía hacerle más difícil ese momento. ¿Y si su madre tenía razón¿Era posible que no estuviera haciendo lo correcto?
-Mashauri...- la llamó suavemente.
La niña volteó de inmediato, sin abandonar su lugar.
-Papá, Midori quiere salir a jugar pero está lloviendo.
Ranma se acercó, arrodillándose frente a ella.
-Tienes que esperar Midori, porque si sales ahora te puedes mojar.
-Sí, y luego te vas a enfermar como mi mamita- completó la niña. -Papá¿cuándo voy a volver a verla¿Cuándo va a regresar¿Verdad que tú vas a ir por ella?
Ranma sintió que su alma se quebraba con cada pregunta de su hija.
-No Mashauri... no puedo ir por ella...
-¿Pero por qué no¿Entonces a dónde vas?
Ranma se incorporó para sentarse junto a su hija, luego, cuidadosamente, la atrajo para ponerla sobre sus piernas.
Los ojitos de la niña lo miraban esperando una respuesta.
-Por mucho que yo quiera no puedo ir por tu mamá, porque ella ahora vive en otro lugar.
-¿En dónde?
-En... la tierra de los ángeles.
-¿La tierra de los ángeles¿Y por qué no vamos ahí?
-Pues porqué... necesitaríamos ser ángeles para poder entrar y aún no es el momento de que lo seamos.
La niña analizó estas palabras por un momento.
-¿Entonces, eso quiere decir que mamá es un ángel?- Mashauri sonrió emocionada.
-Así es- respondió Ranma con serenidad.
-¡Debe estar mucho más bonita de lo que es¡Cómo me gustaría verla! La extraño mucho papá.
-Sí, yo también la extraño- Ranma agachó la mirada.
-También te voy a extrañar a ti- dijo Mashauri con tristeza, volviendo a la tarea de alisar a su muñeca.
Ranma observó por un instante a su hija.
-¿Por qué tienes que irte?- continuó ella.
-Ya te dije que tengo que ir a arreglar unos negocios, pero será por poco tiempo, regresaré en menos de lo que imaginas.
-¿Lo prometes?
-Te lo aseguro. Pero tú también prométeme que te vas a portar bien con tu abuela y que obedecerás todo lo que te diga.
-Pero luego es muy regañona.
-Es por eso que no la debes hacer enfadar- Ranma puso su dedo índice sobre la nariz de la niña. -Entonces¿tenemos un trato?
Mashauri no respondió, y rodeando el cuello de su padre con sus manos, se abalanzó sobre él en un abrazo. Ranma correspondió estrechándola contra sí.
-Te amo Mashauri- le susurró con ternura.
-¿Volverás para mi cumpleaños?- dijo ella separándose levemente.
-No me lo perdería por nada del mundo.
Padre e hija se abrazaron nuevamente.
El corazón de Ranma continuaba en duda, Mashauri era lo único que le quedaba de su esposa y no quería separarse de ella. Sin embargo, aquel vacío era muy grande, los recuerdos eran muchos y la voz que alegraba esa gran mansión se había apagado para siempre. Toda esta oleada de sentimientos lo invadieron repentinamente, era definitivo, lo seguían atormentando y mientras así fuera, sabía que no querría continuar ahí. Necesitaba una gran fortaleza para poder comenzar con su hija una nueva vida.
Las campanadas en el reloj de la sala le hicieron saber que había llegado el momento de irse, no habría marcha atrás, y lo que sucediera a partir de entonces, no podría ser peor a todo lo que ya había tenido que soportar hasta ahora.
-Te quiero mucho papito- fueron las palabras de Mashauri.
Ranma se separó de ella y se tomó su tiempo para contemplarla, si su esposa ahora era un ángel, su hija no podía ser menos hermosa que ella. Realmente desconocía el tiempo que tardaría en volver a verla, así que quería guardar su imagen en su corazón por mucho tiempo: esos ojos azules, similares a los de él, esa nariz respingada; la expresión más dulce y tierna que alguien podría tener, sin dejar de ser pícara y traviesa, y sobre todo esa sonrisa, vivo recuerdo de la que fuera el amor de su vida.
-Yo también te adoro, mi pequeña princesa- sonrió, para luego acariciar su cabello y besar su frente.
-Regresa pronto- lo miró suplicante a la vez que ponía su mano sobre la de él.
-Así lo haré...
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Nodoka volteó al escuchar los pasos de su hijo, venía acomodándose la chaqueta. La lluvia había disminuido un poco.
-Debo apresurarme o si no me va a dejar el avión- dijo en cuanto llegó con su madre.
No era su intención tener otra amarga despedida, así que cualquier comentario sin importancia, aliviaría la tensión que empezaba a surgir en ese momento.
-Hijo, por favor ten mucho cuidado.
-Despreocúpate, voy a estar bien. Trataré de estar aquí el mes entrante.
-Ranma, no hagas promesas que no pretendes cumplir.
El chico Saotome se quedó sin palabras.
-Ésta es tu elección y no pienso detenerte. Tal vez necesitas estar lejos para darte cuenta que lo que buscas, puede estar más cerca de lo que crees.
-Cuida mucho a mi hija- solo atinó a decir, sabía que las palabras de su madre encerraban una gran verdad, pero no sabía como interpretarla.
Nodoka se acercó y le dio un beso en la mejilla.
-Vete tranquilo, ella va a estar bien.
Ranma no soportó más y la abrazó fuertemente, escondiendo el rostro en su hombro, ya que llorar era una debilidad que últimamente había adquirido y de la que quería deshacerse. Los ojos de Nodoka también se llenaron de lágrimas, pero a pesar de eso, tuvo la fuerza necesaria para despedir a su hijo con una sonrisa.
Osakaru abrió la puerta del auto en cuanto vio a Ranma salir de la casa. El muchacho descendió los escalones y esta vez pareció no darle tanta importancia a la lluvia. Antes de entrar al auto decidió darle una última mirada a lo que hasta ahora había sido su hogar, y al voltear nuevamente hacia aquella ventana, se encontró con su pequeña Mashauri que le decía adiós con la mano. Ranma le respondió el gesto y dándole una sonrisa esperanzadora, posteriormente subió al auto y cerró la puerta.
La niña permaneció en su lugar hasta que el vehículo salió de la propiedad y empezó a perderse en lo distante.
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Lita Kino.
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