¡Hola! Bueno aquí les traigo una nueva historia que espero sea de su agrado, para todos aquellos que están esperando la segunda parte de Solo una noche, les pido que me tengan un poco mas de paciencia, sé que ya he tardado demasiado pero me resulta algo difícil encontrar el tiempo necesario para escribir una historia con la que verdaderamente pueda agradecerles por su apoyo, espero no retrasarme mucho tiempo mas.
Muchas gracias a Koneko Sakuma por ayudarme y leer mis ideas locas.
Y bien, no me queda mas que decir que el hecho de que espero disfruten la lectura.
Mundo de fantasías
Capítulo 1Detrás del velo
Sirius Black caminaba rodeado de la mas completa oscuridad preguntándose cuanto le tomaría esta vez al sol, o lo que fuera que salía en ese terrible lugar, hacer su aparición para darle aunque fuera un poco de luz a su fría y árida existencia.
Le era imposible definir la cantidad de tiempo que llevaba ahí, a veces, lo que él creía eran días pasaban tan rápido que el mas ligero parpadeo le había costado ya dos o tres días; en otras ocasiones –como esta- le parecía que había pasado toda una eternidad desde la última vez que algo de luz iluminara su camino. Hubiera deseado decir que junto con la luz venía la calidez y confort que ofrece el sol del mundo real, sin embargo, la sensación de frialdad y soledad se extendía por doquier sin importar el estado de esa curiosa esfera de luz.
Había muchas personas acompañándolo, algunos simplemente se quedaban en un rincón viendo hacia un punto fijo y podían permanecer ahí días y días y… bueno, lo que a cualquier persona normal le habría parecido mucho tiempo. Otros, en cambio, elevaban sus cabezas al cielo y gritaban con toda la fuerza de sus pulmones, pidiendo que alguien acudiera en su ayuda. Sirius jamás había formado parte de ninguno de esos grupos, cuando cayó ahí, simplemente había caminado de un lado a otro preguntándose porque demonios Harry y Remus tardaban tanto en sacarlo de ahí, tenía que deshacerse de Bellatrix y seguramente aquella rata debía estar fanfarroneándose por haberlo tomado desprevenido.
Pero ni Harry, ni Remus, ni ningún otro miembro de la Orden acudió en su ayuda; caminó y caminó hasta que esto se convirtió en su única forma de pasar el tiempo, eso, y el contar el número de pasos que requería para ir de un punto a otro.
Jamás eran los mismos.
Y Sirius ahora se entretenía apostando consigo mismo acerca de si recorrería en un par de pasos todo el lugar, o si por el contrario le tomaría tanto tiempo como en el mundo normal le habría tomado darle la vuelta a la tierra caminando.
En ocasiones se unía a su recorrido algún hombre o mujer cansados de gritar o de simplemente mirar hacia la nada, intercambiaban algunas palabras, que casi siempre resultaban ser quejas y lloriqueos por lo que habían perdido.
Sirius ni siquiera podía hacer eso porque, después de todo, ¿que clase de vida había tenido? Lo único que valía la pena eran Harry y Remus, aunque últimamente apenas y los había visto, y tenía la seguridad de que en cuanto ambos se dieran cuenta de sus sentimientos y de las mujeres que tenían a su lado los habría visto aun menos.
¡Ah! Porque Sirius Black era un excelente observador.
Hacía tiempo se había dado cuenta de que su prima Tonks suspiraba por el lobito, al principio había reído sin parar al imaginar a una pareja tan dispareja, pero luego se dio cuenta de que ella era justo lo que su ahora único amigo necesitaba, si, estaba seguro de ello, lo único que tenían que lograr era que Remus pensara de la misma forma.
Y Harry, bueno, aquí le había costado un poco mas de trabajo pero finalmente lo había descubierto todo. Hermione. Al principio había dudado, puesto que la pequeña… ¿cuál era su nombre? En fin, la menor de los Weasley parecía muy interesada en su ahijado, era bonita y pelirroja. Pero luego recordó lo parecido que era Harry a su padre y supo que jamás se conformaría con eso, por muy bonita que fuera la cabellera de la pelirroja; no, Harry buscaría algo mas, una verdadera compañera, amiga, confidente, cómplice, y Sirius volvió a reír al darse cuenta de que era la joven Hermione quien cumplía todos los requisitos. Si, esos dos tendrían algo, aunque haría falta que Harry dejara de tontear a su alrededor buscando en todos los lugares menos en el indicado; quizá si sintiera que estaba perdiendo a Hermione… él siempre se había preguntado si la manera que la castaña tenía de pelear con Ron no era una clara forma de decir: ¡ey Harry aquí estoy! ¡Mírame! Porque él no se creía para nada eso de que los que se pelean se aman, ¡si fuera así él habría terminado siendo amante de Snape! No, para él estaba claro que los mejores amigos eran los mejores amantes. Si tan solo…
Sirius sacudió la cabeza, había tenido tantos planes por realizar, y ahora lo más probable era que si algún día conseguía salir de ahí se encontrara con que habían pasado años y terminaría conociendo a los nietos de Harry y Remus, si es que estos sobrevivían a la guerra claro.
Harry.
Se le parecía tanto, su misma sonrisa, su mismo cabello negro y desordenado y su misma manía por romper reglas y ayudar a sus amigos. Lo había confundido tanto ese último año, creyendo que tenía nuevamente a su lado a su mejor amigo, a su único…
James.
Aun ahora después de tanto tiempo sentía como un estremecimiento lo recorría de pies a cabeza al rememorar su imagen, los había confundido a tal extremo que muchas veces había estado a punto de tomar a Harry en sus brazos y besarlo hasta perder el sentido.
Justo como siempre había deseado hacer con su padre.
Sabía que Harry había percibido sus extraños cambios de humor y el aislamiento al que se sometía, sabía también que él había creído que esto se debía a que pronto regresaría al colegio. Esto no era del todo cierto.
Por supuesto que lo iba a extrañar, pero había algo más. Sirius comenzó a ser conciente de que si no se mantenía alejado de él terminaría por llevarlo directo a la habitación mas cercana y violarlo hasta morir. Y es que, para su desgracia, Sirius se dio cuenta de que el amor que sentía por el padre parecía haber trascendido hasta el hijo. Y lo deseaba, lo deseaba con tal desesperación que lo mejor era alejarse antes de causarle algún daño.
Porque Sirius sabía que Harry no era para él, al igual que supo en su momento que James tampoco lo sería.
Y ahí estaba él, escuchando las maravillosas vidas de quiénes lo acompañaban, dándose cuenta de lo miserable que había sido la suya y al mismo tiempo agradeciendo que hubiera sido así, porque, después de todo, como habría podido vivir en ese lugar por quién sabe cuanto tiempo añorando aquello que fue suyo.
La persona que lo acompañaba se detuvo repentinamente y Sirius siguió con su camino, solo para interrumpirlo segundos después al notar como, repentinamente, aquella esfera de luz aparecía en lo que para él era el cielo.
Sirius se encogió de hombros y siguió caminando, al menos así no existía el riesgo de tropezar con alguna imperfección del terreno o alguna roca suelta; llevaba tan solo algunos pasos cuando observó como tres altas figuras vestidas de negro se acercaban hasta un hombre y comenzaban a hablar con él. Eso era algo a lo que también había tenido que acostumbrarse, algunas ocasiones, inmediatamente después de que esa bola de luz apareciera, esas tres figuras parecían surgir de la nada y dirigirse sin vacilar hacia alguna persona: a veces, conversaban durante horas con ella, solo para llevársela al término de la plática y jamás volverla a ver; pero en otras ocasiones simplemente llegaban y aferraban del brazo a alguien, arrastrándolo consigo sin ninguna explicación.
La primera vez que viera esto, Sirius había corrido intentando rescatar al viejo al que arrastraban, mas una fuerza inmensamente grande le había impedido acercarse lo suficiente. Ahora, simplemente ignoraba aquellas escenas, reprimiendo la curiosidad que despertaban en él aquellas altas figuras.
Sirius hacía mucho ya que se había resignado a permanecer ahí durante la eternidad, por lo que jamás hubiera esperado el repentino cambio que tendría lugar en su vida.
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Cuarenta mil doscientos cincuenta y tres pasos.
Vaya, parece que había perdido esta vez, se había excedido por diez mil doscientos cincuenta y tres pasos. Una luz comenzó a brillar sobre él, Sirius se tomo unos instantes para predecir el siguiente número, había caminado mucho últimamente así es que ahora apostaría diez galeones por unos mil pasos.
Sirius se dio la vuelta dispuesto a comenzar a caminar.
Pero tres altas figuras de negro le impidieron moverse.
Retrocedió con cautela mas aquellas figuras parecieron flotar hacia él sin estar dispuestos a ceder un solo milímetro.
-Sirius Orion Black- dijo uno de ellos, su voz era grave y profunda y por extraño que pareciera le había gustado.
Asintió.
-Es hora de cumplir con tu destino-.
-Recibir tu justa recompensa o…-.
-Castigo-.
Sirius se estremeció, las voces de los otros dos resultaban igual de hermosas, mas la frialdad que percibió cuando mencionaron la palabra castigo no presagiaba nada bueno.
-Veamos que has hecho en tu vida- dijo uno de ellos aproximándose aun mas a él.
Sirius sintió su cuerpo ligero, su mente invadida por una niebla que le hacía difícil ser conciente de lo que sucedía; escuchó palabras susurradas en su interior, voces que se le antojaban familiares e imágenes que bombardeaban su cerebro sin cesar. A pesar de sentir que flotaba en la inconciencia, Sirius fue capaz de distinguir un par de rostros, Harry y James.
Tan súbitamente como empezó, todo había terminado y ahora se encontraba extremadamente mareado e intentando poner orden a sus pensamientos, esto le impidió darse cuenta de que las tres figuras parecían discutir entre sí, y para cuando se sintió bien de nuevo solo fue conciente de que aquel trío lo encaraba esperando el momento para hablar.
-Tu vida ha estado llena de tormento e injusticia-.
-Te has sacrificado en beneficio de otros, renunciando a tu vida y libertad-.
-Has experimentado la traición de aquellos en quién confiabas-.
-Fuiste rechazado por padres y otros familiares-.
-Desterrado de la familia-.
-Renunciaste al amor dos veces por la felicidad de la otra persona-.
-Y terminaste aquí buscando hacer justicia y salvar vidas-.
-Sobretodo la vida de quién amabas-.
-Has mostrado tu nobleza y buen corazón durante años, soportaste la soledad y la miseria, incluso la locura-.
-Es por eso que tú, Sirius Orion Black serás recompensado-.
Sirius movió la cabeza sin creer lo que escuchaba, no la parte en la que describían todas sus desgracias, esas las conocía mejor que nadie, lo que lo había confundido era la parte de ser recompensado, aunque si había que ser sincero consigo mismo no veía la forma en que esto pudiera suceder.
Como si hubieran leído sus pensamientos, -y Sirius sospechaba que así había sido- alguien respondió.
-Podrás elegir la vida que tú quieras y vivirla a partir del momento que desees-.
Sirius enarcó una ceja.
-Todo lo que desees, y todo a quién desees formará parte de tu mundo-.
-¿Mi mundo?- preguntó un muy extrañado Black.
-Lo que tú conoces como universo, con toda su magnitud y grandeza no es más que un grano de arena perdido en la inmensidad-.
-Lo que quiere decir- explicó otro, - es que existen billones de billones de universos paralelos al que tú conoces; en donde en cada uno de ellos, una decisión, una palabra, o un simple acto por más pequeño que este fuera tiene consecuencias diferentes-.
Después de lo que Sirius sabía era mucho tiempo, comenzó a experimentar un serio dolor de cabeza.
-¿Y eso que significa?- preguntó.
-Significa, que puedes decirnos cuál es tu mundo de fantasía, quién quieres que forme parte de él y como quieres que sean, quién quieres ser y qué te gustaría tener, y todo, absolutamente todo se hará como tu digas-.
La cabeza de Sirius era un mar de confusión, aquello no podía ser cierto, aquellos extraños seres le estaban ofreciendo cumplir hasta el más mínimo de sus caprichos así porqué sí, y él simplemente no podía dejar de pensar que el precio que tendría que pagar no iba a gustarle.
-¿A cambio de qué?- preguntó con cautela.
-A cambio de todo el dolor que has tenido-.
-¿Qué?- preguntó.
Uno de ellos dio un paso al frente, manteniendo una distancia mínima con Sirius.
-Lo que te ofrecemos es un regalo, un regalo a cambio de todo lo que diste en tu propio universo-.
-Pero, ¿Cómo podría pedir lo que yo quiero sin afectar las vidas de todos?- preguntó vencido por la curiosidad.
-Creo que no has entendido Sirius, nosotros no te devolveremos a tu mundo, crearemos un universo nuevo para ti; la vida de todos aquellos que tú conoces permanecerá tal y como está-.
Sirius guardó silencio meditando todo aquello que acababa de escuchar, si aquello era cierto y realmente podía vivir dentro de su propio universo, entonces, tal vez, solo tal vez, podría verse cumplido su mas grande anhelo.
-¿Qué pasa con los sentimientos de las personas en mi universo?- preguntó.
-Sentirán lo que tú desees que sientan como base, una vez ahí depende de ti conservar aquello o crear nuevos lazos…-.
-Aunque la intensidad de los sentimientos que quieras establecer deben tener un grado realista, no podemos hacer que todos te veneren igual que a un Dios-.
Sirius sonrió, a él no le interesaba semejante cosa, lo único que deseaba en esta vida era estar con las personas que amaba, lejos de traiciones y asesinos locos, estaba a punto de aceptar cuando una duda comenzó a corroer su alma.
-¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo podré disfrutar de ese… mundo? ¿Y cuando yo ya no esté ahí que sucederá?-.
- El tiempo equivalente al que has pasado aquí esperando; y cuando tú mueras ese universo seguirá existiendo sin ti, tal como lo hacen los millones de universos que coexisten de manera simultánea- respondió uno de ellos en una voz inalterable.
"El tiempo equivalente al que has pasado aquí esperando" esas palabras daban vueltas en su mente una y otra vez, ¿cuánto tiempo había pasado? Tiempo atrás el había creído que si hubiese tenido la vida que deseaba no habría soportado el dolor de la pérdida, e incluso había agradecido el que todo hubiera sucedido de esa forma pero, ahora que tenía una oportunidad, ¿realmente seguía pensando lo mismo?
No.
Sirius sería feliz si tan solo pudiera pasar un día en esa realidad, sin embargo, pensó con amargura, no sería justo para todos aquellos que quedarían detrás de él, puesto que los habría condenado a una vida que él ya no tendría oportunidad de arreglar.
Suspiró frustrado. No podía hacer eso.
Antes de que tuviera tiempo de comunicarle a esas tres figuras su decisión, uno de ellos se le adelantó.
-Tendrás el suficiente tiempo para procurarles a todos una vida placentera, llevas años aquí-.
-¿Cuántos?- preguntó rápidamente una vez que se recuperó del escalofrío que lo recorrió.
-Demasiados- contestó uno de ellos.
Sirius Black volvió a hundirse en sus pensamientos, si lo que decían era del todo cierto, entonces no tendría problemas, lo único que tenía que hacer era asegurarse de que todas aquellas personas que conocía, tuvieran un final feliz, pero antes, necesitaba algo de información.
-¿Puedo hacer unas preguntas sobre lo que pasó?-.
-Te serán concedidas tres respuestas, pero cuidado, tu pregunta debe ser lo suficientemente general o específica para obtener la respuesta que deseas-.
Tres. Sirius se tomó su tiempo antes de formular la primera de ellas, no podía cometer ningún error.
-¿Qué sucedió con Harry?-.
-Tu ahijado consiguió derrotar a Lord Voldemort al final de lo que hubiera sido su séptimo año, fue una batalla dura y casi perdió la vida en ella, la diferencia de poder entre él y su enemigo era tan grande que solo un milagro consiguió salvarlo a él y al mundo entero. El milagro del amor, su mejor amiga, Hermione Granger le dio lo necesario para continuar y encontrar la única fuerza capaz de vencer. Luego de eso vino un gran periodo de recuperación para él y su mejor amiga, puesto que ella sufrió un daño severo al salvarle la vida al señor Potter. En cuanto pasó todo eso, él insistió en casarse cuanto antes y formar la familia que tanto había soñado tener, ella accedió naturalmente y la boda tuvo lugar el mes de diciembre; el fruto de esta unión fueron tres hijos, el primero de los cuáles recibió tu nombre-.
Sirius sonrió ampliamente, ¡Harry lo había hecho! Además de que una vez mas quedaban demostradas sus grandes habilidades de observación.
-¿Qué hay de Remus?- preguntó.
-Mantuvo una relación de poco mas de un año con tu prima, Nymphadora Tonks, durante la batalla final peleo valerosamente salvando la vida de varios jóvenes, para luego continuar y ayudar a la señorita Granger a llegar hacia Harry Potter, lamentablemente, recibió la maldición asesina de manos de Bellatrix Lestrange. Nymphadora se encargó de Lestrange para luego continuar con la protección de aquellos jóvenes a quienes Remus Lupin había salvado la vida-.
Sirius rechinó los dientes ante esa información, su odio hacia Bellatrix incrementado aun más. Cuanto daño había causado a su alrededor sin importarle los lazos familiares o de cualquier otro tipo, él se encargaría de arreglar las cosas, su buen amigo también tendría la vida que merecía.
-¿Qué hay de la familia Weasley?-.
-Ambos padres sobrevivieron, al igual que la niña, los dos mayores y los gemelos; Percy Weasley dio su vida por la de sus padres, mientras que Ronald Billius Weasley perdió la vida en la batalla final a manos de un mortifago -.
Sintió un nudo en el estómago, Ron, el mejor amigo de Harry había muerto, ese debió haber sido un golpe muy duro para él, al menos se alegraba por el hecho de que Hermione hubiese sobrevivido, sabía que Harry no habría sido capaz de soportar un dolor tan grande.
-Lo único que tienes que hacer para dejarnos saber las características de tu universo, es visualizarlo todo en tu mente, nosotros seguiremos cada detalle al pie de la letra- explicó uno de ellos.
Sirius asintió y cerró los ojos, concentrándose en cada cosa que quería realizar, sin olvidar un solo detalle, pues deseaba que todo fuese perfecto; arregló todo cuanto quería para él para luego ocuparse de las vidas de aquellos que conocía, especialmente en la de aquellos que se verían afectados con el cambio.
