-Acércate…- Murmuró acariciando el látigo que tenía en sus manos. Temeroso, se acercó. Ese látigo brillaba bajo la luz de un ardiente fuego. Un silencio abrumador invadía la sala. Sólo la chimenea lo rompía, con pequeños chasquidos provenientes de los leños que pronto, serían cenizas.

Se podía ver una figura oscura sentada en el sillón frente al calor del fuego. Y al aludido acercársele. Una mano se extendió desde el sillón dejando ver una mano enguantada con cuero, que irónicamente hacía juego con el látigo. Tomó el rostro de aquel rubio que sólo estaba cubierto por una bata, e hizo que éste lo mirara a los ojos.

-¿Tienes idea… de por qué te compré?- Se hizo oír de nuevo aquella voz. La mano de su propietario acariciaba con delicadeza la mejilla de su subordinado.

Pero… ¡¿Qué demonios..?!

-N-no señor…- Habló por primera vez el rubio. Un enfoque de la cámara hizo notar los ojos de este. Era de un azul zafiro intenso.

-Ya veo…- Murmuró nuevamente aquella voz. Sonaba extrañamente… ¿Sensual? De pronto la mano que lo acariciaba tironeó del ojiazul haciendo que este se sentara sobre las piernas de su amo, enfocándolo por primera vez. Su piel era tan blanca como la leche o como la harina. Y su cabello y ojos eran azabaches, brindando un destacado contraste. Era una persona de belleza natural, con sólo mirarla uno se podría quedar media hora viéndolo. Envidiado por muchos. Éste sonrió de forma un tanto malévola. El rubio sólo podía mirarlo con temor en sus orbes zafiros. La mano de su amo, que al principio lo había acariciado suavemente, ésta vez tomó al rubio y bruscamente tironeó la bata, dejando su hombro desnudo al descubierto. El ojiazul no pudo evitar estremecerse como un pequeño animalito asustado, cubriendo sus mejillas de un intenso rojo carmín.

-Te compre… para que seas mi esclavo…- Y con vehemencia comenzó a lamer el botón rosado que decoraba el pecho trigueño del rubio. Éste comenzó agitarse sobre su amo.

-¡N-no! Por favor…ahh…- Intentaba detenerlo, pero era inútil. Él ya se encontraba a la merced de su amo.

Stop.

Su pecho subía y bajaba con rapidez. ¿Qué rayos había sido eso…? Observó de nuevo la pantalla, la cual ahora sólo mostraba un monótono color azul. Buscó a tientas sobre la mesa la caja. La caja… La caja… ¿Dónde está? En su vano intento por obtenerla, se vio obligado a buscarla con la mirada. La traviesa estaba sobre el televisor, la había dejado allí cuando colocó el video. Se puso de pie y prendió las luces. Para su sorpresa, al parecer el video lo había "conmovido" un poco.

-¡Mierda!- Exclamó con su rostro rojo como un tomate, llevando sus manos hacia su miembro. ¿Cuándo carajo pasó esto…? Se preguntaba a sí mismo, a la vez que intentaba calmarse. Se dirigió hacia la dichosa caja. Éste no decía nada con respecto a la película. El envase era de color negro, por lo que mucha información no podría sacar.

El DVD… Se dijo a sí mismo y con rapidez presionó el botónde aquel aparato. Éste escupió la evidencia. Con que es esta la película… Reflexionó un poco molesto, examinando el CD que tenía en sus manos. Ahí estaban, el rubio y el moreno decorando el disco junto a las palabras que rezaban "Acércate un poco más".

-Yo no alquilé esto…- Murmuró finalmente. Sus manos temblaban de la furia que de pronto se había encendido como el fuego ardía en la chimeneade la película. –Pero estoy seguro que revisé el CD antes de llevármelo- Seguía pensando. Lo mejor en esos casos era calmarse y no quebrar la dichosa película en mil pedacitos. Intentó recordar con detalles…

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3:14 P.M., Piso 4, Pasillos, Centro Comercial de Konoha.

-¡Hey Sasuke! ¿Harás algo en la noche?

-¿Um?- El azabache volteó a ver quién lo llamaba. Sonrió. Era Sakura.

-Um… No lo creo, hoy será noche de descanso.- Opinó el azabache. La ojiverde lo miró extrañada.

-¿Y eso de qué va…? ¿Demasiado trabajo?

-Eso y demasiadas salidas, debo darme un descanso. Demasiado sexo y alcohol puede hacer daño- Bromeó haciendo reír a la pelirrosada.

-¡En eso estoy de acuerdo! Bien si cambias de opinión sabes que puedes llamarme, o llamar a los chicos- Dijo a modo de despedida, saludándolo con la mano.

Él hizo lo mismo.

Era agradable todavía conservar las amistades que tenía desde la secundaria. Era los primeros a los que podía recurrir cuando deseaba salir a algún lado. Pero actualmente salía con sus compañeros de trabajo.

Siguió divagando por los pasillos. ¿Qué podría hacer esa noche? ¿Leer un libro…? No, ya estaba arto de leer formularios y contratos en la oficina. Tal vez alquilar algo. Eso era. Ya una vez tomada su decisión se dirigió hacia el video club con paso ligero. Entró. Era más amplio de lo que parecía y estaba lleno de pasillos con estanterías repletas para elegir. Paseó un buen rato por la sección de terror. Pero nada le llamaba la atención, ya casi había visto todo lo que se encontraba allí. Aunque no lo pareciera, él era un gran fanático de las películas de terror y suspenso. Por lo que hoy en particular, tal vez probaría con una película romántica. ¿Por qué no? Mientras nadie lo supiera… Se dirigió hacia la sección romántica, no sin antes cerciorarse de que algún conocido estuviera allí. Al ver que ni sus vecinos estaban en esa tienda, aliviado comenzó a caminar. Una vez en la sección, paseó su vista buscando algo llamativo. Se detuvo en una en particular. En la tapa se podía observar a una pelirroja mirar el horizonte con una lágrima rodando por su mejilla y atrás de ella un hombre que la abrazaba desde la cintura."Amor empedernido". Se veía interesante, pero… tal vez demasiado melancólica. Desistió. Tomó la que estaba al lado de la anterior. En la tapa de esta se veía a una mujer de cabello corto y un hombre abrazándose con fuerza, sonriendo con felicidad exultante."El Dulce Reencuentro" Tal vez demasiado empalagoso. Tomó otra. Esta si era llamativa. Una joven miraba con una tierna sonrisa en sus labios desde su ventana hacia abajo donde un joven pasaba distraídamente por allí. Estaba llena de colores, como por ejemplo el rojo de la pared de ladrillos del edificio donde se encontraba la muchacha y el amarillo de las flores que tenía enfrente, en una maceta. "Y esa vez, te ví" Parecía de esas películas alternativas que rara vez solían darlas en la TV. Sonrió. Sí esa seria una buena película para empezar. Dejó el envase de la película y tomó una de las de atrás, de envase negro. Abrió la caja para asegurarse de llevarse el CD correcto. Efectivamente, el disco tenía impresa la misma tapa que la del envase original, por lo que sin más preámbulos se dirigió hacia la caja. No sin antes toparse con alguien, a lo que su película y la de la persona en cuestión, cayeron como respuesta al suelo.

-¡Disculpe!- Se escapó de sus labios antes de ver con quién se había tropezado.

-Deberías fijarte por donde vas Ototo…-

-¡Itachi!- Exclamó sobresaltado.

-Vaya… que forma de saludar- Comentó tomando su película y devolviéndole la otra a su hermano.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó el azabache molesto, arrebatándole la película de la mano.

-¿Qué crees que puedo estar haciendo aquí?- Preguntó con tono sarcástico y sonriendo prepotentemente. Sasuke no hizo más que mirarlo con molestia. Era común en ellos se trataran así. Era su forma de "quererse".

-Lo que me extraña es verte a ti, en este lugar- Comentó su hermano mayor.

-Tengo una vida, ¿Sabes?…- Dijo con tono cansado. ¿No era suficiente verlo en su trabajo? Siempre que podía, Sasuke evitaba a toda costa cruzarse con su molesto hermano mayor. Tenía la "buena" costumbre de hacerlo quedar en ridículo.

Comenzaron a caminar hasta la caja.

-Ohhh… ¿De verdad? No lo sabía

-¡Ya cállate!- exclamó dejando su película sobre el mostrador. Itachi hizo lo mismo.

-¡Oh vamos! Déjame disfrutar este momento "familiar"

Bip. Bip.

La cajera había pasado sus películas por la máquina que registraba el código de barra de cada una. El título de ambas, apareció en la computadora. La cajera rió bajito. Ambos hermanos la ignoraban totalmente, estaban demasiado ocupados en su discusión como para prestarle atención.

-¿Vienen juntos?- Preguntó.

-¡No!- Respondieron al mismo tiempo.

La cajera volvió a su labor.

-…Eso es cosa del pasado…- Continuó Sasuke.

- Por más que lo niegues, los hechos están. Tengo fotos para comprobarlo.- sonrió

- ¿Y qué con eso?

-Algún día valorarás lo bueno de tener un hermano mayor tan sexy como yo…

-Sí, claro…- Comentó con sarcasmo el menor de los Uchiha.

-Son 5$ cada uno…

Ambos sacaron el dinero de sus pantalones y lo pusieron a la vez sobre el mostrador, mientras seguían conversando.

-Créeme. Ya verás cuando necesites algo y vengas a mí llorando…

-Sigue soñando, nunca lo verás de mí…

-¿Quieres apostar?

-¡No!- Exclamó arto.

-Aquí tienen, muchas gracias por alquilar en "Anton´s Movies", vuelvan pronto.

Sasuke tomó su película y caminó rápidamente hacia la puerta, mientras que Itachi caminaba serenamente tras el.

-¡Oh Esperen!- Dijo la cajera revolviendo un cajón. Finalmente retiró dos barras de chocolate.

-Cortesía de la casa- Sonrió y se las extendió al moreno.

-Muchas gracias, por ti volvería siempre- Dicho esto, le guiño un ojo y se retiró, dejándole a una sonrojada cajera, algo de qué hablar ese día.

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-Aniki…- murmuró dejando en cada sílaba una gran cuota de furia contenida. Respiró profundo. Tal vez no había sido intencional… No, viniendo de Uchiha Itachi todo es intencional… Pero ¿Para qué rayos quería que él viera esa película…? Sabía que su hermano era un pervertido y que si fuera por él se subiría a todo bicho que se moviera, pero con esto ya había llegado muy lejos. Aparte él, Sasuke Uchiha era heterosexual.

Pero eso no explicaba el porqué de su… reacción. ¿Acaso a él ya no le interesaban las mujeres…?

-¡No! Esa no puede ser la razón…- Se dijo a sí mismo. Observó de nuevo el CD. Aquel rubio… Tenía facciones delicadas, eso debía admitir. Pero de todas formas, no podría haberla confundido con una mujer. Aunque su cuerpo era delgado y esbelto, y sus gemidos… ¡Esperen! ¡¿En qué estaba pensando?! Sintió nuevamente el calor cubrirle las mejillas y también su entrepierna.

-¡No otra vez…!- Exclamó llevando sus manos hacia aquel lugar. Apoyo suavemente su rostro sobre la mesa, cerró sus ojos.

Poco a poco, la chimenea se hacía más y más nítida. Y junto con la chimenea, aquella sala también… Sin contar al rubio que estaba atento a cada uno de sus movimientos. Sus ojos zafiro no se despegaban de los suyos. Acariciaba el látigo en sus manos con delicadeza.

-Acércate…- murmuró. Observando cómo temeroso, el aludido se acercaba hacia él. Podía escuchar con claridad como crispaba el fuego a su lado, y sentir su abrasador calor chocar contra su mejilla. El rubio camino unos pasos hacia donde él se encontraba. Una vez cerca, extendió su mano, en la cual llevaba un guante de cuero y tomó el mentón de su acompañante.

-¿Tienes idea… de por qué te compre?- Le preguntó haciendo que en los ojos zafiro que lo observaban, se reflejara la duda. Su mano había comenzado a acariciar suavemente una de sus mejillas.

-N-no señor…- Habló el muchacho, su voz era suave pero a la vez podía oírse el miedo en ella.

-Ya veo…- Murmuró sensualmente y decidió actuar. Le sonrió de forma malévola, como si lo previniera de algo, algo que efectivamente iba a suceder. Extendió bruscamente, aquella mano con la que lo estaba acariciando, y lo atrajo hacía sí tironeándolo desde su bata, haciendo que el ojiazul se sentara en sus piernas. Era bastante liviano. Luego esa traviesa mano bajo el hombro de la bata de su subordinado, dejando al descubierto su hombro y su pecho.

-Te compre… para que seas mi esclavo…- Murmuró y con un deseo que nacía desde lo más profundo de su ser se dirigió hacia el pezón que estaba descubierto por la tela y comenzó a lamerlo con vehemencia. Podía sentirlo, el pecho del rubio subía y bajaba casi con desesperación, mientras él atrapaba aquel botón rosado con sus labios, dibujándolo con la lengua.

-¡N-no! Por favor…ahh…- Gimió, imploró. Pero de nada iba a servir. Sasuke ardía por dentro y no se iba a detener por nada en el mundo.

¡Oh Dios mío!

-¡¡Aahhhhh…!!- Un fuerte gemido escapó de los labios del azabache. Había derramado en sus manos su propia semilla. Abrió los ojos. Volvía a estar en el living de su hogar, con la TV aún prendida, con ese monótono color azul en su pantalla, casi implacable. Estaba sudando. ¿Qué había sido todo eso…? Su respiración no descendía, aún seguía agitado y por extraño que a él le parecía, aún no estaba satisfecho. Observó sus manos… Parecía que todo este tiempo se había estado entreteniendo. ¿Una fantasía…? Pero era tan real… Observó nuevamente la pantalla. Debía terminar de ver ese video. Buscó a tientas el control, se estiró todo lo que pudo y colocó el CD nuevamente en el aparato.

Play.

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-¿Con que "Acércate un poco más", eh?- Preguntó furioso, pegándole el envase negro del DVD en su rostro.

- ¿Y qué me dices de "Y esa vez, te ví"?- Cuestionó quitándose el CD, que su hermano menor le estaba restregando en la cara.

Ambos se miraron por unos segundos. Sasuke con una molestia mucho más notoria que cualquier otra vez que se hayan cruzado e Itachi con una sonrisa que cantaba "Victoria".

-Me agradó la película que escogiste, tiene buena trama…- Comentó Itachi volviendo a los papeles sobre su escritorio.

-Sí supongo que sí…- Balbuceó el Uchiha parado enfrente de su escritorio.

-¿Qué te pareció la que escogí yo…?- Preguntó con curiosidad, alzando la vista y bajando un poco sus anteojos para ver mejor al menor. Intentaba disimular su evidente sonrisa.

-No lo sé, no la ví.

Silencio.

Itachi lo observó unos minutos.

-Mientes…- murmuró con aire triunfante.

-Claro que no- Dijo serenamente. Aparentando no incomodarse por aquella situación, aunque con su hermano allí era inútil.

-Si no la hubieras visto, no habrías venido hecho una fiera hasta aquí… ¿No te parece?

Victoria. Itachi tenía la desagradable cualidad de saber exactamente dónde atacar cuando se trataba de sonsacar algo. En especial en Sasuke.

¡¡Demonios!!

-Eso no te concierne, vine a reclamar que me devolvieras la película que yo alquilé…- El Uchiha hizo galera de sus buenos modales, intentando controlarse. Cualquier movimiento en falso lo delataría.

-No la tengo aquí…- Informó el mayor, buscando unos papeles en su archivador.

-Tú y yo sabemos que eso no es cierto…- Sasuke sabía muy bien las jugadas de su hermano.

-¿Y qué si eso es verdad…?- Preguntó nuevamente con aires de victoria.

¡Oh-oh! Podía oler lo que pronto vendría…

-Quiero… que me la devuelvas

-¿Por qué tanto afán en tenerla…? Puedes quedarte con la mía por cuatro días más…

-¿La alquilaste por cinco días…?

-¿Algún problema?

-N-ninguno…- Pervertido…

-Bien, entonces puedes retirarte

-Aún no me has dado la mía…

-Y no la tendrás… A menos que quieras pagar el precio…- ¡En horabuena! Ya se estaba tardando demasiado…

-¿Puedo adivinar…?- propuso Sasuke

Itachi sonrió, se dirigió hacia la puerta y observó el pasillo por su ventana a través de la cortina, no había nadie. Se volvió hacía su hermano. –Inténtalo…

-Quieres quitarme mi sueldo de nuevo… ¿Verdad?

Itachi trabó la puerta de su oficina. Qué inocente era su hermano a veces.

-No precisamente…- Dijo mientras se dirigía hacia el menor, lo empujó contra su escritorio, recostándolo y atrapó sus labios casi con fuego en ellos. El menor no tuvo tiempo de reaccionar. Cuando quiso darse cuenta, se encontraba sobre el mueble cubierto por besos y lamidas del mayor. Sus manos eran rápidas, en segundos había desabotonado su camisa blanca y recorrían con fiereza cada centímetro de su blanca piel, deteniéndose sobre sus botones rosados. Eso lo hacían estremecer.

-Itachi…- logró suspirar

-Shhh…- Lo calló éste de forma suave, volviendo hacia su pecho, cubriéndolo de lengüetazos y besos. Sasuke se mordía sus labios para no proferir un sonoro gemido, no había que olvidar el lugar donde estaban.

-Maldición…- Murmuró Sasuke pensando en lo débil y estúpido que podía ser. El mayor sólo rió bajito y continuó con aquellos besos que ardían cada vez que tocaban la piel de su hermano. Sus manos comenzaron a desabrochar el pantalón del menor, mientras sus labios seguían bajando. Finalmente infiltró una intrusa dentro de la ropa interior del menor jugando con su falo. Los labios de Itachi desviaron hacia el cuello del menor. Proporcionándole leves mordiscos a éste.

-Mierda…- Murmuró el mayor, llamando la atención del menor. –Alguien viene.

Toc-toc-toc…

Silencio.

Toc-toc-toc…

Pasos. Cerradura de la puerta.

-¿Señor Uchiha…?- Preguntó un empleado con curiosidad.

-¿Si…?

-Vine a traerle estos informes… Pero debo molestarlo unos segundos hay cosas que deseo explicarle…

-Bien, un momento- acto seguido cerró la puerta. El empleado parpadeó unos segundos, confundido. Se abrió la puerta nuevamente. Sasuke salió por ella con rapidez. Se encontraba un poco desarreglado, la camisa estaba fuera de los pantalones, su cabello estaba más despeinado de lo normal y su rostro mostraba su característica expresión de molestia pero esta vez con las mejillas sonrojadas. El empleado lo observó con una mezcla de perplejidad y confusión en su rostro. Itachi se asomó luego de que su hermano saliera de su oficina.

-Bien puede pasar- dijo haciendo saltar de susto al empleado.

-S-si…- Logró articular y sin más preámbulos entró.

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¡¡Estúpido…!! Y ni siquiera me devolvió el maldito Cd… La próxima vez lo tomaré por mi cuenta… Maldito Imbécil Despotricaba Sasuke arreglándose en el camino, llamando la atención de los demás empleados por el aspecto que tenía. Todos cuchicheaban cosas ni bien el azabache pasaba por ahí. Malditos… ¿¡Qué opinan!? Finalmente llegó a su oficina.

-¡Hey Sasuke! ¡Qué pinta! ¿Has estado entretenido en el baño?- Preguntó animadamente su compañero de oficina.

-¡Jaja claro que no!- No precisamente…

Se sentó en su escritorio, y respiró profundo intentando calmarse. No se había percatado de que en su camino de vuelta tenía el DVD de su hermano en su mano. Había vuelto con el dichoso Cd…

Cuatro días…

Resonaron esas palabras en su cabeza e inmediatamente la sacudió. Estúpido… Se dijo a sí mismo. ¿Para qué rayos querría una película porno-gay en su casa…? Aunque pensándolo bien, ni él se creía ya, esa mentira. Acababa de comprobar fehacientemente que no sólo era homosexual sino que ni siquiera le molestaba estar con su hermano, si era necesario.

Mierda… ¿Cuándo pasó todo esto…? Reflexionaba. Al parecer una parte de sí mismo fue la última en enterarse de ese cambio en su ser. Pero ¿Que más podía hacer…? Lo hecho, hecho estaba. Y al parecer no se arrepentía de ello. Suspiró. Mejor seguir con el trabajo. Observó una vez más la caja negra que aún sostenía en su mano. Decidió guardarla en su cajón y cerrarlo con llave. Nadie podría ver esa nueva debilidad suya ahí. Y pensar que todo había comenzado por una película romántica…

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11:54 p.m. Living-comedor, Residencia Uchiha Sasuke.

Acababa de terminar su cena. Hacía veinte minutos que había vuelto a su hogar, llamó al delivery y pidió una pizza. No había vuelto con fuerzas suficientes para cocinar por lo que optó hacer lo que él llamaba "La ley del menor esfuerzo" una frase que había escuchado de su viejo amigo Shikamaru.

Estaba inquieto. Y sabía exactamente la razón. Ahora debía aceptar la nueva realidad que estaba viviendo. Pero aún así no se acostumbraba. Decidió distraerse un poco, por lo que prendió la TV. No había nada bueno.

en el resumen de las noticias…

Cambio.

Pues si tienes un problema, debes llamar al 0600-…

Cambio.

¡¡Y ya tenemos al ganador!!

Cambio.

...Un cuarto de leche, 2 kilos de…

Cambio.

¡¡¡GOOOOOOOOOOOL!!!

Cambio.

And wondering what dress to wear now,
I say a little pray for you…

OFF.

No, definitivamente no había nada bueno. Suspiró. Tenía la mirada perdida, y su mente se había quedado en blanco. Y así se mantuvo por varios minutos. Hasta que la inercia dirigió sus ojos hacia la caja negra. Al regresar se la había llevado consigo, y la había colocado sobre la punta de la mesa. Y allí estaba, expectante en la otra punta, mientras él la observaba de lejos.

El tiempo parecía tener alas, porque según él había posado sus azabaches ojos sobre el bendito envase unos minutos pero cuando miró su reloj de pared, éste anunciaba que era la una de la mañana. Ya era sábado. No había arreglado nada con nadie. Esa noche no se movería de su hogar… ¿Qué más podía hacer…? Nuevamente sus ojos se posaron sobre la caja negra. Parecía que ésta tuviera vida y le gritaba "¡¡Mírame!!" con toda sus fuerzas. Pero él opondría resistencia.

-¡¡No me ganarás!!- Gritó al aire, con enojo en su voz. Maldición… Se levantó de la mesa y caminó hacia uno de los sillones negros que había en la sala. Se recostó en uno y tomó una revista. De vez en cuando su vista se desviaba hacia el envase que relucía sobre la mesa. Al azabache le tomó tiempo notar que tenía la revista al revés y que así no leería nada. La dio vuelta con molestia. Ojeó algunas páginas. Nada.

Rebuznó. Se levantó del sillón y fue hacia su habitación. Nunca se había percatado de lo aburrida que podía ser su propia casa. No había nada para hacer. Ordenó unos papeles y varias prendas que tenía desparramadas por ahí. Luego fue a la cocina y limpio los restos de la pizza. Se dirigió al balcón un buen tiempo, y a pesar de que era su lugar favorito de la casa porque le permitía pensar, en este caso no sirvió. El dichoso DVD era más fuerte que todo. Ni siquiera tenía una PC, ya que estaba ahorrando para poder comprarla de una vez por todas, y justo en este momento cuando la necesitaba, no la poseía.

-¡Al demonio!- Exclamó al fin. Se dirigió hacia el living, colocó el Cd en su aparato y adelantó sus partes favoritas de la película.

Se detuvo en los primeros planos del rubio.

-Aahhhhh… M-mi… mi señor…- Gemía con verdadero placer mientras rasguñaba las sábanas de seda. Su esbelto y fino cuerpo se ondulaba de manera hipnotizante. Su rostro estaba más que sonrojado, mientras que el sudor resbalaba de manera sensual sobre su espalda, como invitando a todo aquel que lo viera. Se mordía los labios con ferocidad, pero era inútiles sus intentos. Gemidos, suspiros… Escapaban de sus labios. Y sus ojos, estaban perdidos entre tanto placer. Aquellos ojos zafiros…

Sasuke retrocedía una y otra vez las escenas en que sólo enfocaban al rubio. Él debió ser la causa de su repentino cambio de sexualidad. Y con él debía estar… Sólo con él. Cómo fuese, lo haría todo para estar con él. Pero, ni siquiera sabía su nombre. Detuvo el video. Extrajo el Cd y comenzó a inspeccionar una vez más la impresión en él.

Debajo del rubio había unas letras que rezaban…

-Naruto…Uzumaki- Murmuró observando la imagen de él.

-Así que ese es tu nombre…- Sonrió. Lo haría, conseguiría estar con él a toda costa. Cueste lo que cueste.

Continuará