Ahh. Holas a todos.
Quien lo diría! Otro fic. La verdad, estoy algo enfermita y lo único que puedo hacer es dormir y pensar en mi habitación. En ese proceso, salió esta idea que….valga la redundancia, ya no me deja dormir y tenía que escribir.
Uf, sé que para futuro tal vez sea mala idea haber escrito este fic, que es largo, y aun siendo que mi internet murió. No sé como rayos subiré más capítulos, pero sé que lo haré.
Antes que todo. Es un Universo alterno y espero hacer uno como dios manda. En otras palabras con hollows y todo eso. (Sip, más trabajo. Más espera..xD). así que denle una oportunidad.
También debo decir que… sólo he creado, con mi malévola mente, este capítulo. No tengo idea de que seguirá…pero ahí veré que hacer. Soy espontanea y pienso seguir así. xD
Disclamer: Bleach no me pertenece, es obra completamente de Tite kubo, Pero utilizo los personajes para crear más Ichihismo en el mundo :D
Cap. 1
Orihime abrió los ojos hinchados y rojos. Suspiró cansada. Su pelo amontonado y despeinado le daba una apariencia vieja. Abrumada. La gente la miraba.
Una belleza marchita.
¿Era lo correcto?.
Miró los asientos del avión y se sentó en el que le correspondía. En la ventana pudo mirar su reflejo y la luz del amanecer que moría para dar bienvenida a la mañana.
Junto a él, su corazón se desmoronaba y sólo quedaba el espacio vacío que se llenaba de pena y dolor.
No tenía nada.
No sabía que hacer.
No aguantaba más.
Karakura ya no era un hogar para ella.
Cuando su hermano la acompañaba por las calles. Donde ser pequeña era no tener problemas. Donde días de lluvias significaban una sopa caliente y juegos de mesa. Donde la tristeza no tenía lugar.
Pero él murió.
Fue duro, pero a cambio, maravillosos amigos se le regalaron. Y conocer el primer amor fue la bendición más grande de su vida.
Pero él…
Dolor. Pena. Envidia.
Sólo quedaba eso. Todo se le había arrebatado. Y lo peor. No tenía a nadie a quien culpar.
O tal vez si.
Era demasiado débil para esa vida tan sufrida que le esperaba todas las mañanas. Era su culpa.
— Es…es mi culpa.—Levantó las piernas y las abrazó buscando el calor de su cuerpo. Forzándose a recordar buenos tiempos y sacarse de la mente el miedo que la estaba dejando desarmada, comenzó a acariciarse.
Las lágrimas pronto recorrieron el camino ya hecho por tanto tiempo.
Le escocía el cuerpo, los ojos y el alma.
Lo había hecho por amor.
Y por eso, Ella estaba feliz.
Si. Estaba feliz. Alguien que amaba de esa manera y sólo quería la felicidad del otro.
Eso era amar.
Debía estar feliz.
Los espasmos comenzaron en su cuerpo y tratando de no llorar alto, se mordió los labios hasta el punto de sangrar. Escondía la pena entre sus rodillas.
— Estoy feliz.—Murmuró ahogadamente.
Una mano cálida y al mismo tiempo fría toco su hombro.
— Estoy feliz.—Dijo más alto. La mano seguía en el hombro pero más firme. Se giró lentamente y totalmente rota dijo por última vez.
— ..¿E-estoy…estoy feliz?.—
Refunfuñó para sus adentros al verificar la hora en el reloj de su muñeca y apresurando el paso para adelantar a la gente del frente, caminó a trote lento y dobló en la esquina más pronta para cortar camino.
Apretó el ceño al igual que la mano que se cernía en el portafolios de manera protectora y se adentró entre la multitud que esperaba ansiosa el cambio de luz para poder cruzar. La contaminación acústica y del aire le profirió el aumento de su mal humor ese día.
Que iluso.
Si hubiera sabido lo que el cruzar la calle le atraería…
Problemas o tal vez alegrías. Claro, dependiendo del punto de vista en que se tomase.
Aunque, para él en esos momentos, era bastante malo.
Si sólo se hubiera levantado unos minutos antes. O no hubiera pasado por un café exprés en el lugar que siempre lo compraba. O el simple hecho de haber sido un poco más paciente y hubiera tomado el camino por el que estaba acostumbrado para ir al trabajo.
Si nunca la hubiera conocido. Era lo mejor. Todo lo demás no tendría porque tener sentido y así suponía que su vida podría ser un poco más normal o menos extravagante y tan problemática.
El griterío de la gente vecina que casi rosaba su brazo, le hacia emitir gruñidos y parecer aún más huraño de lo que ya aparentaba en su vida. Los bocinazos de los autos continuaban como toda mañana.
Todo parecía bastante normal.
Un día más para Ichigo Kurosaki.
Un estresado día normal para Ichigo Kurosaki.
O tal vez no.
Agradeció casi inconscientemente cuando la luz verde se mostró en lo alto del semáforo. La masa, monótona y ruidosa de gente madrugadora comenzó a moverse de apoco, haciendo más tortuoso el camino de Ichigo.
Nuevamente adelantó a una acaramelada pareja que parecía disfrutar de su mutua compañía, olvidando que estaban cruzando una calle.
Más tarde se preguntaría si fue un error o no el haberlo hecho.
Ya que así como fue, llegó.
— ¡Perdón!.—Abrió los ojos al notar la fría grava en su palma y estar de una forma levemente agachada. No había caído pero sólo fue por suerte. Recorrió con la mirada todos sus importantes papeles. Mojados, sucios. Irreparables papeles importantes.
La gente comenzó a rodearlos haciendo un semicírculo. Las miradas iban y venían.
Perfecto.
Abrió la boca para insultar de manera continua a la persona que suponía, había tenido peor caída. No por nada había logrado casi votarlo. Había arremetido con fuerza.
Pero fue extraño.
Siempre leyó en libros, textos, novelas, etc. Que había gente que enmudecía por un shock o una fuerte impresión.
Nunca creyó en esas estupideces.
Pero al parecer, estaba lo suficientemente atontado para desmentir su pensamiento.
— ¡Lo siento!.—Miró su cabello, miró sus ojos, miró su cuerpo. Estaba igual, pero a la vez muy diferente. Orihime Inoue tampoco había prestado mucha atención a la persona con quien había chocado y con apresuro ordenaba sus propios importantes papeles y los de Ichigo. Se levantó y sacudió la común ropa de alguna persona ejecutiva supuestamente "Común". Pantalones y chaquetilla, negros, y la infaltable camisa blanca.— Perdón, estoy algo apurada y ando en las nubes.—Rió por lo bajo.— Lo lamento mucho.—Extendió la mano y ayudó a Ichigo para levantarse.
¿No…no se acuerda de mi?.
— Uh. Toma. Creo que son todos.—Le ofreció los papeles e Ichigo con suerte pudo tomarlos.— Bueno. Debería irme.—dió una ultima sonrisa pero antes de irse propinó un gran grito.
Tal vez si se acuerda de mí. Sólo es algo distraída, como siempre.
— ¡Ichigo Kurosaki!.—Apuntó sorprendida. La aguda voz logró sacar del pequeño shock a Ichigo y sin querer una sonrisa furtiva.
— Tanto tiempo, Inoue.—
— ¡Es increíble! ¡Es increíble!.—De repente parecía hiperventilar. La sonrisa brillaba con tanta fuerza que parecía ser un sol.— ¡Yo te iba a ir a visitar hoy!. ¡Más tarde pero hoy!.—
Ichigo trataba de hacer un amago de sonrisa.
Ella tenía razón. Era increíble.
Después de 8 años sin verse se habían encontrado. Si no mal recordaba, Orihime se había ido al extranjero por asuntos de estudios. Como siempre estuvo sola y no sabía si tendría familiares o no, las becas y oportunidades que ofrecía la universidad pagarle eran para no despreciar. Aunque al final todo tenía sus costos.
— ¿No se supone que deberías estar estudiando en Estados Unidos?.— La sorpresa llenó su rostro pero fue cambiada de inmediato por otra sonrisa.
— Si. Se supone. Pero lo he dejado.—
— ¿Qué?. ¡Tenías grandes oportunidades!. No creo que las hayas dejado simplemente así ¿no?.—
Orihime suspiró.
— Si, si. Todavía las tengo. Simplemente que estudiar 3 carreras casi al mismo tiempo es cansador y aún con buenas notas debo pagar los gastos más básicos. Ya no me queda dinero.—Ichigo asintió, entendiendo su situación.— Así que me he tomado un año sabático. Necesito un empleo y como ha pasado algún tiempo sin ver a Tatsuki-chan y los demás, pensé que podría conseguir uno por acá. Así mato dos pájaros de un tiro.—Orihime sonrió.— ¿Y tú? ¿Cómo han ido las cosas para ti?. ¿Estudias o trabajas?.—
— Me he convertido en doctor.—
— ¡Ah! ¡Has seguido los pasos de tu padre!. ¡Eso es genial!.—
— Si. También hemos puesto una clínica.—Orihime seguía sonriendo como siempre y asentía de vez en cuando. Se quedaron en silencios unos cuantos minutos, mirándose.
— Inoue…yo—
Un fuerte bocinazo cortó con la conversación. Ambos miraron hacia el lado por donde provenía el molestoso ruido y notaron que eran los únicos en la mitad de la calle y para mejorar todo, con la luz roja. Ichigo dió una mirada mortal a todos los conductores que seguían golpeando la bocina.
Orihime le tomó la mano y tiró de él. Se acercaron a la esquina, apresurados por donde Ichigo había cruzado.
— ¿Quieres un café?.— Ichigo encontró sus ojos con los de Orihime y sin pensar hizo una mueca. No era precisamente de desagrado. Sólo que se le hacia tremendamente extraño conversar con Inoue. Ahora que lo pensaba, esta parecía ser la conversación más larga y "grata" que había tenido con la chica en sus años escolares. Pero ella lo malinterpretó— ¡Ah, lo siento!. Eres doctor. Seguramente estarás demasiado ocupado y no quiero que alguien muera por mi culpa. Me sentiría demasiado mal.—
Me he equivocado. Inoue sigue igual.
— No te preocupes. Puedo llamar para avisar que no iré. Alguien podrá cubrirme.—Orihime sonrió.
— ¿Entonces?.—
— Un café estaría bien.—
Si. Sigue igual.
— ¡Llegué!.—Tatsuki saltó de la silla y atropelladamente abrió la puerta. Miró a su amiga cruzar el umbral y un abrazo desesperado concluyó con su ansiedad.
Hace dos días que Orihime había llegado de su largo viaje y a pesar de que sabía que lo único que quería era verla a ella, se tomó unos días para buscar un departamento y un buen empleo. Se había ofrecido para que se quedara unos días en su casa. Insistió, pero Orihime simplemente no quiso.
Había llegado casi sin nada.
— Orihime… Te he extrañado tanto. ¡Nunca me llamas, tonta!.—Le golpeó suavemente la cabeza y Orihime rió con ojos lagrimosos por la emoción.
— Me sale un poco costoso, Tatsuki-chan.—
— Da igual. Lo que vale es que ya estas aquí.—le invitó a pasar y rápido fue a su cocina a preparar algo para beber.—¡Me tenías preocupada!. Dijiste que llegarías cerca de las 2 y ya son las 5 de la tarde. ¿Pasó algo?.—
— Me encontré con Ichigo en la mañana.—La cabeza de Tatsuki se asomó por la puerta y sus ojos atónitos la miraron incrédula.— Hablamos mucho.—
— ¡P-pero se suponía que debías venirte de inmediato para acá! ¡Hablar con Ichigo podría—
— Tatsuki-chan. Ya no estoy enamorada de Ichigo.—Vió como se devolvía a la cocina y rápidamente regresaba con dos tazas de té verde con expresión interesada. — Ha pasado mucho tiempo de eso.—
Tatsuki se sentó y la miró con el ceño fruncido.
— ¿Ya no es Kurosaki-kun?.—
Orihime rió tontamente.
— No. Ya no es Kurosaki-kun.— admiró la casa con nostalgia en su voz.— Hace mucho que dejó de ser Kurosaki-kun.—
Se sobresaltó al ver que Tatsuki le agarraba la cara y la hacia mirar fijamente.
¡No puede ser!.
Abrió los ojos sorprendida.
— Ya no… Ya no es Kurosaki-kun.— susurró Tatsuki.
Algo cambió en la atmosfera. No sabía si era para bien o para mal.
Algo no encajaba.
Orihime Inoue ya no estaba enamorada de Ichigo.
¿Debía alegrarse?. Siempre supo que Orihime amaba de verdad a Ichigo en tiempos de escuela. Pero también, siempre supo que Ichigo no le correspondería. Fue un amor bastante tormentoso para la pelinaranja. Fue testigo de tardes en que el dolor sucumbía a su amiga y era horrible saber que nadie podía ayudarla.
Pero es que Ichigo…
¡Era un bobo!. Estaba segura que ni siquiera ahora se daría cuenta de que Orihime estaba enamorada de él.
En el caso que lo estuviera, claro.
Debería estar alegre, ¿Entonces, por qué se sentía muy dentro de ella que todo era un error?. Un amor duro y no correspondido que había acabado. Tenía que alegrarse ¿No?.
— Ichigo está casado con Rukia.—Orihime abrió los ojos y miró a su amiga.
— ¿En serio?.—Tatsuki asintió.— ¡Que bueno!.—
— ¡No!. ¡No es bueno!. Orihime, tú todavía estas enamorada de Ichigo ¿no?.
— Tatsuki-chan…Ya te dije q—
— ¡Orihime!.¡Escúchate!. ¡Morías por él!. ¡Todos sabíamos que tan enamorada estabas!. ¡Un amor tan grande como el tuyo…No puede acabarse tan fácilmente!— Tatsuki sintió la mano cálida de Orihime arriba de la suya. La miró a los ojos, buscando signos de dolor o algo.
Pero simplemente no había nada.
Ni dolor. Ni confusión por sus palabras.
Nada.
Sólo comprensión. Como si una madre estuviera calmando a un niño intranquilo.
— No acabó fácilmente, Tatsuki-chan.—Era la primera vez que veía tanta seriedad en Orihime. Ahora era toda una mujer. Había madurado— Por algo me fui durante 8 años, ¿No crees?.—
"Dicen que el dolor hace madurar a la gente antes."
Ya ni siquiera queda rastro de mí Orihime.
Rukia lo miró incrédula.
— ¿Qué?.—
— Inoue ha regresado a Japón.—Ichigo lanzó su chaqueta negra a la cama y prosiguió a quitarse la corbata. — Que bueno, ¿no?. Me ha dicho que ha regresado porque tenía ganas de vernos a todos.—
Apretó las sabanas mientras trataba de procesar toda la información de golpe. Rukia levantó la vista para encararlo.
— ¿Hablaste con ella?.—
— Si. Me la tope en la mañana.—
— Así que en la mañana estabas con ella y por eso no fuiste al trabajo, ¿Eh?.—Ichigo frunció el ceño.
— Si. ¿Y?. ¿Tengo que pedirte permiso para hablar con una vieja amiga?.—lanzó la corbata lejos, comenzó a enojarse.— Es tu amiga también, sabes. Me ha preguntado un montón por ti.—
Rukia arrugó la nariz.
— ¿Por mi?.—Abrió los ojos, aterrada.— ¿Sabe que estamos juntos?.—
— Algo así. No alca—
— ¡No le digas nada!—Ichigo frunció el ceño.
— ¿Y por qué no?.—
— Simplemente porque no. Punto.—se giró y cubriéndose hasta el cuello con las sabanas, se dispuso a dormir.— Y no quiero que te acerques a ella.—Sintió como se hundía la cama por el peso de Ichigo a su lado. Se estremeció bajo el frío tacto de las manos del Pelinaranja en su pequeña cintura.
— Sabes que no te engañaría, Rukia. Ni siquiera se me había pasado por la mente estar con alguien como Inoue.—movió la mano y la apretó contra la de Ichigo.
— Lo sé. Creo que siempre supe que sería así.—
— Entonces no desconfíes. No me gusta que desconfíes de mí. Yo no lo hago contigo.—Se mordió el labio inferior con mucha ansiedad.
— ¡No lo hago!. Ya te dije… Ya te dije que pasó entre Orihime y yo. No creo que le haga muy feliz saber de mí. Sólo es eso.—
— Pero eso pasó hace mucho tiempo. Eran simples adolecentes de instituto y fue una simple pelea. Ni siquiera lo mencionó. Ella seguramente lo ha olvidado. Lo que deberías hacer tú.—
Rukia apretó los ojos con esfuerzo.
Si… una simple pelea.
Apretó el puño.
No debiste regresar, Orihime.
Bueno-bueno!.
Agradezco que lean este… Intento de historia. Tenía pensado hacer otro para remediar un poco… Lo lamentable del otro fic. haha.
Da igual. Agradezco review … y si hay algo malo. No sé…criticas y esas cosas, no tengan duda y háganlo. Prefiero que me digan que hago mal para mejorar a no saber…y bueno, seguir siendo mala. xD
Y….no tengo más que decir al parecer…xDD
Reviews~!
Atte. –Ryu-
