Kuroko no Vampire
Capítulo 1: El que llego con la luz del sol.
Parado frente a la gran puerta, tomo aire profundamente, solo para ahogar con fuerza el suspiro en su pecho. Puesto que su amo tiene un oído muy agudo y hasta el más leve suspiro de su cuerpo podría despertarlo y en especial este amo es muy problemático y por nada del mundo quería molestarlo.
Se adentro a la alcoba con la charola de alimentos sostenida en una mano, las cortinas de lino blanco esparcían sobre el lugar tenues destellos de la luz matutina por todo el gran recinto; su amo recostado en la gloriosa cama de cedas finas, escucho los leves pasos de su sirviente, despertándole. Se incorporo, sentándose en la cama mostrando su torso desnudo.
-Buenos días amo Daiki, espero que su sueño haiga sido placentero –
-hm… - con una mano en la nuca aomine miro al peliceleste parado en el lumbral de su puerta he hiso un gesto para que se acercara.
Tetsuya hiso una pequeña reverencia con su cabeza y a medida que se acercaba pudo divisar que en el costado de su amo, estaba el cuerpo desnudo de la pelirosada, semicubierto con las sabanas, aun dormía y se detuvo dudando si seguir o no.
Aomine al observar como detuvo su paso al notar la presencia de la chica, alargo su brazo, tomando con fuerza la muñeca del ojiceleste. Jalándole hacia él, abrazándolo fuertemente de la cintura contra su pecho desnudo.
Tumbando estruendosamente el desayuno sobre el piso, tras el sonido la pelirosada despertó asustada, mirando en dirección al sonido, al instante miro como aomine forzaba a kuroko sometiéndolo.
En un movimiento ágil giro su cuerpo atrapando al chico entre la cama y su cuerpo desnudo.
El castaño abrió sus fauces como las de un lobo hambriento, luciendo dos colmillos afilados en su blanca dentadura. Enterrándolos con fuerza sobre la clavícula del chico de piel blanca. Succionando y degustando el sabor de aquella sangre que le gustaba tanto. Aquella sangre que sabia tanto a él, tan a Tetsuya Kuroko. Liviana y fresca, inmejorable sangre para todo un experto saboreador de especímenes.
-Ahh.. – gimio kuroko tirando la cabeza hacia atrás. Sus mejillas se tornaron en un rojo furioso y un escalofrió recorrió su espina dorsal al sentir la ímpetu con la que su amo devoraba su sangre.
De un impulso, abrió su boca tomando aire de golpe por la garganta.
Paso su fría mirada por encima de la pelirosada – LARGO – ordeno y sin siquiera respirar salió del lugar cubierta solo con la sabana sobre su cuerpo.
Una vez solos, volvió su mirada sobre el ojiceleste.
-Te he dicho que me gusta que me visites siempre desnudo… – paso su lengua juguetonamente sobre sus labios, saboreando el rastro que dejaba el sabor de su presa.
- el… desayuno…mi amo – hablo ahogadamente ya que el cuerpo sobre el suyo no le dejaba respirar – El desayuno, mi señor… Por favor. –
- El desayuno? – Alzó una ceja – Pero si ya lo tengo aquí– lamio la extensión del hombro, donde se deslizaban pequeñas gotas de sangre que surgían de la herida. – Vamos a divertirnos un poco kuroko, como siempre lo hacemos – y fundió sus labios con los del ojiceleste en un beso salvaje que robaría el aliento a cualquiera erizando toda la piel del cuerpo.
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Seijuro Akashi, pasaba por detrás de los ventanales, pasando una y otra vez las manos por las gruesas cortinas de su recinto, asomando su mirada a través del cristal, sin importar que los rayos solares dañaran tenuemente la piel de su rostro.
Tenía que verificarlo, tenía que cerciorarse que los rumores acerca de ese hombre eran ciertos.
-Que haces Akashi? – pregunta un preocupado ojiverde, sentándose casi con reverencia sobre un sillón de la sala de estar de la habitación del pelirrojo. El mirarlo impaciente es algo que casi nunca ocurría. Nunca.
-No hay tiempo que perder. Reúnelos a todos. Ahora. – ordeno, recobrando su postura fría de siempre.
La orden no se hiso esperar.
A los pocos minutos, Shintaro Midorima, llamo a todos los miembros del Clan Teiko.
Se reunieron en el desproporcional comedor general. Akashi sentado en el puesto principal,
Murasakibara y Kise fueron los primeros en llegar.
Pero en el momento en que entro a la habitación de Daiki el rubor del joven Shintaro llego hasta los confines de lo que era posible.
- QUE DEMONIOS ESTAN HACIENDOOOO! – el castaño estaba muy concentrado besando y dando pequeños mordiscos en el vientre desnudo del pequeño kuroko.
- Te importa? Estoy desayunando – dice mostrando sus filosos colmillos llenos de sangre – ¡regresa más tarde! -
- Y PORQUE ESTAIS DESNUDOS! – empaño sus lentes del vapor de sus mejillas.
- Porque así despierta más el apetito, ¡deberías intentarlo! –
- JAMAS! ME OISTE!, NO SOY UNA BESTIA QUE VIVE POR LA SANGRE, AHORA FUERA USTEDES DOS! REUNION URGENTE EN EL COMEDOR. AHORA! – grita señalando dramáticamente en dirección al comedor principal.
Tras varios segundos de interminables reproches, daiki accede a vestirse y bajar a la reunión custodiado por midorima y acompañado por kuroko.
Al llegar, aomine toma asiento al lado de murasakibara y midorima al lado de kise.
El pálido ojiceleste, hace una reverencia pidiendo permiso para retomar su labor. Pero Akashi le detiene, le dice que se quede, porque la noticia es algo que les concierne a todos los habitantes de la mansión Teiko. El solo asiente y se queda en su lugar, parado en la postura de mayordomo. Aquella posición que le han enseñado desde niño.
Un largo suspiro surca por los labios del pelirrojo. Cruza sus estilizadas manos entre sí, posando en medio su mentón, en actitud pensativa.
-El día de hoy llegara un nuevo vampiro a formar parte del milenario Clan Teiko… - casi pudo jurar que vio como todos dejaron de respirar –
Bajo la vista, reiterando el anuncio
-Sé que desde que aceptamos a Kise, no hemos tenido un igual prospecto. Nosotros somos los primeros de nuestra especie, los de sangre purísima, los más fuertes, los invencibles. – hiso una pausa, mirando decisivo
-pero hay un vampiro, que si bien no es de la primera generación como nosotros, es muy fuerte y su linaje no se ha revolcado con genes humanos.-
-hay muchos que no han conyugado con humanos y que sea fuerte no lo hace especial – reprocha daiki.
-Hay rumores… - Akashi le mira fijamente antes de continuar – De que puede caminar bajo la luz del sol… -
Los presentes abrieron los ojos al máximo, atónicos.
-¡Increíble! – se entusiasma kise, mostrando una sonrisa.
-si el sol no le afecta entonces no puede ser vampiro, al menos no uno de sangre pura – acomoda las gafas sobre su sien.
- saben tan bien como yo que incluso los vampiros con dos padres de sangre mestiza tienen intolerancia ante el sol. – responde Akashi
-¡YO SOPORTO EL CALOR DEL SOL! – grito aomine parándose de su asiento. Indignado de alguna forma.
- cállate Daiki, sabes muy bien que tu resistencia se debe a los múltiples siglos que llevas recibiendo ases de luz a través de las cortinas de tu habitación y a los arduos entrenamientos experimentales que casi te han costado la carne! – pronuncia el de ojos impares.
-Si, Si, Si!, por eso tienes la piel tan morenita – rie el ojidorado mientras le apunta con el índice. Daiki se molesta y le mira apretando el ceño.
-¡Ademas! – Seijuro alza la voz, haciendo que todo en el recinto quede en absoluto silencio – si yo digo que es de sangre pura es porque lo es. – tira sobre la mesa, fotografías. Los chicos las observan intrigados.
- es Lort. Rot y madame Alex. – Habla Shintaro – son vampiros de sangre pura de segunda generación –
- yo los recuerdo, ellos nacieron después de nosotros – menciona Murasakibara.
- su hijo acaba de cumplir ciento dieciséis años este verano, y a pesar de que es de tercera generación su cuerpo físico se ha quedado con la apariencia de los 16 años de edad… -
-woow… igual que nosotros – se sorprendió kise.
Atsushi hiso un gesto de no entender y Akashi lo noto en seguida.
-Ya te lo he explicado muchas veces Murasakibara. Nosotros cinco somos los primeros, La primera generación. Nuestros poderes y largo de vida van más allá de la de cualquiera de nuestra especie.
Los que nacieron después de nosotros, son la segunda generación. Estos vampiros tienen gran fuerza y un rango de vida tan milenaria como nosotros, pero por alguna razón sus apariencias físicas se detienen a la edad de los 30 años o menos. Estos vampiros tendrán la apariencia de un adulto por toda la eternidad.
Los de tercera generación, son descendientes de la segunda generación. Y aun con su sangre pura, sus poderes disminuyen, su rango de vida es de 500 a 2.000 años y sus apariencias físicas se detienen a la edad de los 50 años.
Los vampiros de cuarta generación en adelante ya sean puros o impuros, solo les queda el privilegio de una larga vida.
Pero lo más importante, es que, a pesar de llegar a los extremos de las dinastías, lo que todos tenemos en común, sean puros o impuros, es… intolerancia a la luz y la innegable necesidad de alimentarnos de la sangre humana.-
Seijuro termino con la explicación, mirando directamente al pelivioleta, el cual observa al techo como quien no entendió nada. Akashi aclara su garganta, al mirar que su lección no fue comprendida nuevamente.
-pero puede que se trate de un caso como el mío. – expresa el ojidorado.
- ya me cerciore de aquella posibilidad y no cabe duda de que Kagami Taiga, es el hijo de Lord. Rot y su esposa, Madame Alex. Un vampiro de tercera generación con la indiscutible propiedad que solo nosotros. Los primeros cinco tenemos… -
El silencio cubre el lugar… Kise suspira pesadamente poniendo las palmas de sus manos en sus mejillas, para descansar su cabeza.
-… no solo tiene la única habilidad que nos hace diferente a todos los vampiros, sino que tiene la única propiedad que nos diferencia de los humanos- afirma el rubio
-de que habilidad hablan? – pregunta el ojivioleta, aun sin comprender.
-la habilidad de tener la edad y apariencia física de 16 a 18 años por toda la eternidad. -hablo rápidamente midorima - es la única forma de identificar a un vampiro de primera generación.- el ojiverde miro al más alto notando su expresión elevada, una gotita recorrió su cabeza.
- un espécimen único – hablo mientras acomodaba sus lentes – comprendo las razones por las cuales quieres que este dentro de nuestro clan. Si son verdad los rumores, lo más probable es que dentro de su sangre este la respuesta y la cura de lo que nos ha tenido retenidos en la oscuridad desde hace centurias. –
- es correcto pensar que podremos sacar mucha información de él, te encargo las investigaciones científicas a ti midorima – acomodo un flequillo rojo en su frente.
-Daiki, tendrás el deber de comprobar que todos los rumores sean ciertos, ponlo a prueba y llévalo hasta el límite de sus fuerzas, para ver si tiene nuestro nivel – aomine alarga su sonrisa maliciosa.
-kuroko, tendrás un nuevo amo desde hoy. Atiéndelo, aliméntalo y complácelo en todo lo que pida. –
-Si, mi Señor – hace una reverencia.
-¡Y yo que hare! ¡Y yo que hare! – el rubio alza la mano, preguntando entusiasmado.
-tú lo único que tienes que hacer, es no mostrarle tu colección de revistas porno, lo traumaras.-
-no es porno, es yaoi. !Puro y Duro¡ - El rubio hace un gesto indignado.
-Como sea, son lo mismo. Jamás se lo muestres. Ni a él, ni a ninguno de nosotros ¡Nunca más! –
El ojidorado infla sus cachetes, haciendo un puchero adorable de perrito regañado.
Daiki toma una de las fotos sobre la mesa – sin duda es hijo de Rot. Mira su frente, esas cejas rojas, tan pobladas y bifurcadas. – Pasa la foto por frente de murasakibara – idénticas a las de su padre.-
Kuroko escucha atentamente la descripción de su nuevo amo, quería hacerse una imagen mental de aquella persona que servirá de ahora en adelante, ya que desde su posición no podía ver las fotografías sobre el gran comedor.
- sus ojos son pequeños… como rayitas – comento murasakibara de ladeando su cabeza.
-no es que sean pequeñas, su mirada es furiosa. Solo observa, en todas las fotografías está frunciendo el ceño – afirma midorima tomando más fotografías y analizándolas.
El pequeño ojiceleste ya tenía una base de la imagen de su nuevo amo: cejudo, gruñón y mal humorado.
-y nada más miren, tiene un súper cuerpote, se ve que le gusta hacer ejercicio.- chifla el ojidorado alborotando las imágenes. –
Kuroko alzo una ceja al escuchar eso.
-tiene las manos muy grandes, la espalda muy ancha, y mira ese cabello, de pullas rojas, parece un tigre salvaje que acaba de despertar de una noche de perros. –
Alzo la otra ceja…
-waaaa, mira como devora hamburguesas americanas, se ve que tiene un graaaaan apetito.-
-¡gran apetito!– grito sorprendido kuroko. Todos giraron a verlo.
Ciertamente no es normal ver una expresión concreta en el rostro del chico de cabellos azules, pero tras escuchar lo último, pego un brinco que sobresalto a todos. Dirigiendo todas las miradas de sus amos al unísono a él.
Tras notar, que los ojos de sus amos estaban todos en conjunto sobre él, bajo la cabeza apenado.
-Tranquilo, le enseñaré a comer – mostro una sonrisa maliciosa Akashi. Divertido con la nueva idea que se le acaba de ocurrir gracias a su sirviente. – llegara en cualquier momento, si en verdad tiene la facultad de soportar la luz solar, entonces no le costara trabajo llegar a la mansión a esta hora del día.-
Y el timbre se escuchó por todos los rincones de la gran mansión y más de uno estaba ansioso de ver al tan dichoso vampiro digno de pertenecer al clan milenario de los Teiko.
Excepto kuroko, el peliazul estaba más que nervioso. él es el encargado de abrir las puertas, por consiguiente el primero en recibirlo y verlo; ya se lo imaginaba, como una bestia chupasangre de tres metros de alto, brazos como troncos, espalda como buey y rostro de un malévolo señor… se encamino hacia la puerta… con solo pensarlo le recorría un escalofrió tenebroso por toda la columna vertebral. Ya se lo veía, antes de abrir la puerta, un hombre tosco y vulgar que le gusta comer como cerdo.
Abrió las puertas. De par en par, esperando lo peor…
-"ah? El es Taiga? Mi nuevo temible señor?" – pensó, pestañando varias veces mientras le veía atentamente con esos grandes ojos azules a los de color rojo carmesí.
Aquella mirada tan celeste, tan fija en él lo hiso sentirse incomodo… ese pequeño chico frente a el, solo abrió la puerta principal con tanta energía para luego quedarse parado frente a él mirándolo con tal atención que le hormigueo el estómago por la vergüenza.
Ciertamente se lo veía débil, muy débil. Pero su madre le dijo que no se dejara llevar por sus apariencias, los Teiko son los más fuertes y él estaba ahí por eso. Para poner a prueba si todo el honor y conmemoraciones que se les otorga es cierto o pura charlatanería.
-Tu nombre.- pregunto cerrando el ceño.
-Kuroko… Tetsuya.-
-"hasta su voz es débil"- pensó, pasando de largo adentrándose a la mansión por su cuenta – me han dicho que eres poseedor de grandes poderes, se ve que tienes agallas al recibirme de esa forma, abriendo las puertas de tu casa a esta hora del sol… te reconozco eso, pero te hará falta más que acercarse a la luz matutina para creerte superior a mí. –
-Qué haces kuroko. Cierra las puertas. Ahora.-resuena la voz de Seijuro por todo el lugar.
-Si mi amo. – responde con una reverencia, realizando la petición al instante.
-amo? – sobresalto el recién llegado, puesto que al parecer el chico que acaba de conocer no hace parte de la sangre Teiko.
-Parece que vienes con buenos aires Taiga, bienvenido seas a nuestra mansión, siéntete como en casa.- habla el chico de ojos impares con magna presencia desde la cima de la gran escalera principal
-Mi nombre es Seijuro Akashi, claro está eso ya lo sabias. Pero no sabes los nombres de los demás integrantes de la dinastía. Estos son Kise Ryouta, Aomine Daiki, Murasakibara Atsushi y Midorima Shintaro.- señala con la palma abierta tras pasar frente a cada uno de los mencionados – Y los cinco somos los vampiros milenarios del Clan Teiko. – Menciona con prepotencia absoluta.
-Te recuerdo que aún no has sido admitido en nuestro clan. Te destinaremos a múltiples pruebas antes de siquiera pensarlo. Pero hoy no, el viaje desde Norteamérica debe ser agotador. Nuestra sirvienta momoi te mostrara el camino a tu habitación. – señala con la palma extendida en dirección donde la poseedora de largos cabellos rosados estaba de pie haciendo una pronunciada reverencia al recién llegado.
-los cinco, solo los cinco? y entonces quien es el!? – señala al chico detrás suyo.
-ya lo sabrás… ya lo sabrás… - Akashi sonríe lleno de malicia. Gesto que a Taiga le trajo una completa desconfianza seguido por un leve escalofrió.
-Kuroko, hoy te toca atender al Señor Kagami! –
-¿¡QUE!? PERO SI HOY ME TOCA A MI- grita kise haciendo brincar a más de uno.
-Se cortes Ryuota, permítele conocer lo útil que es nuestro kuroko al invitado.-
Kise infla sus mejillas inconforme.
- Y Recuerda Kagami. En este lugar. Las reglas las pongo Yo.-
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-"Tras decir más tonterías el chiquito de ojos dispares se retira junto con su sequito de idiotas a sus habitaciones, tras varias miradas escudriñosas, el que más mala espina me dio, fue aquel de piel morena, parecía que me desafiaba con la mirada. y sin embargo, su piel, morena. Nunca había visto a un vampiro con ese color de piel. la sirvienta me condujo por interminables corredores de mármol oscuro hasta lo que parecía una habitación de un hotel 5 estrellas" – ni mi casa tiene chapados los marcos de las ventanas. La habitación es de lo mejor que he visto, ciertamente, muy grande una antesala genial con chimenea, pero nada de esto me importa, incluso si me obsequiaran una montaña de verdaderas hamburguesas, lo que dudo que haiga en este país. No me quedaría por nada del mundo. Solo he venido para probar mis fuerzas con los que dicen ser los invencibles y así demostrar que soy el mejor!.-
- el mejor en que mi señor? –
-WAAAA! DE DONDE SALISTE-
-estuve aquí todo el tiempo, y si.- asiente con la cabeza.
-SI QUE!? – grita aun sin salir del susto.
-si hay hamburguesas en este país. Es más, yo le puedo preparar una cuando lo desee.- contesta unánime
Taiga se relaja y le mira con detenimiento y kuroko hace lo mismo, ambos se sostienen la mirada por más tiempo del que quisieran creer.
-Eres un vampiro verdad? – le señalo sin mala intención, el ojiceleste no me responde prolongando el silencio, me fastidio y le pregunto– tienes la piel más blanca que he visto, digna de los llamados "primera generación", tu falta de presencia es increíble además tienes ese poder extraordinario de aparecer detrás de los demás sin que se den cuenta y causarles un paro cardiaco, como se llama eso? Ammm – se rasca una oreja –asi! Teletrasportación, ese poder es genial, pero no sé si eso te haga fuerte.-
-no soy un vampiro como tú- responde sin soltarla mirada del mas alto.
-a si. Ya estoy harto de las clasificaciones que se hacen entre vampiros, a mí no me importa de qué generación seas tú o cualquier otro vampiro. Si eres fuerte o no, eso es lo importante. La tenacidad del espíritu dentro de ti. No la clase de sangre que corra por tus venas.-
Kuroko sonríe tiernamente. Una sonrisa espontanea. Ese gesto sorprende a kagami, al verlo pudo notar que ese chico frente a él, no tiene la costumbre de sonreír.
Tras varios segundos de silencio en donde taiga contemplo la sonrisa del pequeño, pregunto.
-y bien?... eres fuerte o no.-
-soy muy débil.- respondió con sinceridad sin soltarle la mirada.
Taiga hiso una mueca, un poco frustrado.
-bien, entonces ya puedes irte.- hace una señal con las manos indicándole la salida.
-no puedo. Hoy es su turno de servirle mi amo.-
-oye, primero que todo yo no soy tu amo. Dime Taiga. Y después, yo no te necesito aquí para que me atiendas. Prender la chimenea, hacerla cama, arroparme y todo lo demás! Lo hago yo. ¡¿De acuerdo?!. Así que gracias por tus buenas intenciones, pero puedes irte.-
Rezagado, se dirige a su cama recostándose boca arriba y cruza las manos por detrás de la nuca. Ve como kuroko sigue de pie. Mirándole con atención.
-ya te lo dije. No necesito nada. Si quieres hacerme un favor, puedes cerrar la puerta cuando te vayas.- suspira en sus adentros.
-Amo Taiga. Usted no ha comprendido la orden de mi señor.-
-Mira.- dijo impaciente. –será tu Time Free! Okey?. Si tú no le dices a tu señor, yo tampoco lo hare. Y no te meterás en problemas.-
El peliceleste suspira al ver que el chico de cabellos rojos aun no comprende lo que le intenta decir. Así que decidió, cambiar de táctica psicológica con él.
-Amo Taiga.- reitera la conversación. –Debió ser muy agotador, el llegar a Inglaterra en barco. Supongo yo….- kuroko se fue acercando lentamente con la mirada fija en los ojos del joven. - Que un noble vampiro como usted, no se alimentaria bien durante el trascurso.- se sienta en el borde de la cama, recostándose lentamente sobre el pecho del más alto, con la mirada fija en esos ojos rojos, entornándolos, como quien mira con deseo. Acerco más y más su rostro ante el cautivo bajo el. –Estoy aquí para ser su alimento… - afirmo.
Taiga hiso que transcurriera varios segundos de sonrojo sin darse cuenta de la insinuación que le mostraba el peliceleste…
kuroko tiro su cabeza hacia atrás. Deslizando lentamente su prenda por el costado del hombro mostrando la nívea piel blanca y perfecta. Acercando la tibia piel de su cuello lo más que pudo a su nuevo amo.
Kagami sintió el recorrer de esa calurosa sangre por entre la piel y una palpitante excitación deslizarse por todo su cuerpo. El deseo de morder, tocar y avivar la llama de esa lujuriosa tentación.
-¡Detente! – Le sostuvo de los hombros alejándolo de su cuerpo - ¡no necesito de ti para alimentarme!, además eres un… chico – se levantó sonrojado como nunca antes en su vida. Cogiéndolo de las mangas, reacomodo rápidamente el hombro descubierto del ojiazul.
-Vete. Hablo en serio. No necesito de tus "servicios"- le empujo hasta llegar al corredor. Kuroko solo se dejó hacer.- ¡gracias! Eres muy amable, pero no gracias. Que duermas bien. – cerro la puerta de su habitación con fuerza y puso su espalda en la madera escurriéndose por esta hasta llegar al piso cubriéndose la cara con las manos ya que no podía controlar su sonrojo.
Tras varias horas de pensar en lo que había pasado desde que llego a este extraño lugar. Y sobre todo en lo provocativo que le pareció el chico de ojos celestes y sus insinuaciones "mal sanas" le cobro gran parte de la noche pero el sueño finalmente le venció hasta la mañana siguiente.
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El pequeño peli celeste, caminaba sin rumbo dentro de los oscuros pasillos de la mansión. No sabía qué hacer. Su nuevo amo le había rechazado; no sabía si hiso algo mal o si dijo algo incorrecto. Tendría algún castigo si su señor Akashi se entera de que su nuevo amo Taiga no se había alimentado con propiedad por su culpa, soltó un suspiro leve.
-Porque suspiras kuroko, acaso al nuevo no le gusto el sabor de tu sangre? – unos grandes y hermosos ojos dorados resplandecieron con intensidad entre la oscuridad, para luego asomarse una larga sonrisa divertida.-
-Te pareces al gato Cheshire, cada vez que haces eso.- se detiene.
-no le gusto verdad?.-
Kuroko no responde.
-bien, entonces creo que…- le arrincona contra la pared.-te tengo Alicia, solo para mí por el resto de la noche- sonríe.
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Kuroko jadeaba, aferrándose a la espalda del rubio con sus uñas. Con los ojos fuertemente cerrados su voz se entrecortaba cada vez que Kise propiciaba una nueva envestida contra su cadera.
-Ahh! Ahh!...Ah.. Kise por favor, despacio, Ag…mm AHH!– mordió sus labios para evitar gritar, enterrando las uñas en los hombros del rubio.
-Si… asi, grita mi nombre, grítalo! Dilo más fuerte!- dijo en jadeos mientras que su cuerpo sudado, lleno de un ímpetu salvaje no dejaba de envestir el cuerpo del pequeño.
Kuroko, no sabía que hacer el peso de kise le impedía respirar, pero antes de darse cuenta el pelidorado, empezó a penetrarlo con más velocidad.
-AH! SI! ASI! AAAH.- la última estocada fue feroz, llego hasta el fondo de kuroko, explotando toda su semilla dentro de el.
Agitado. Se fue hacia delante, frotando esos mechones dorados pegados a su frente por el sudor. –ao… mine…- susurró tan bajito para sí mismo aun recorriendo por todo su cuerpo aquella descarga de gran placer y delirio.
Kuroko solo se concentraba en tratar de recuperar la respiración, pero no pasó desapercibido las últimas palabras de su amo. Ya que no era la primera vez que las decía entre gemidos.
-asi me gusta kuroko… - levanto su cabeza para besar las mejillas del ojiazul. –gracias mi amor. –dijo con una gran sonrisa, para luego empezar a acomodarse en una nueva posición, sin salir del interior del cautivo.
Pronto kuroko termino encima de kise, sentado en sus caderas y mirándolo desde arriba, el ojiambar se veía muy contento, feliz y radiante como era él. Entrelazo sus dedos por los mechones azules acariciando las mejillas desde el mentón hasta la cabeza.
-muévete.- pidió y kuroko empezó el vaivén de sus caderas contra las de su amo. Subiendo y bajando de aquel miembro endurecido. Comenzó a sentir aquel líquido blanquecino de la eyaculación anterior, salir de su entrada recorriendo sus muslos. Aquella sensación le produjo un escalofrió por la columna vertebral. Sonrojándolo de sobremanera.
Kise al ver la reacción del pequeño, empezó a mover sus caderas con furia. Para intensificar las sensaciones de su chico.
-AHH! AHH! Amo, no lo soporto más!- grito y enseguida el cuerpo de kuroko reacciono a todas las estimulaciones que le propiciaba su Señor, convirtiendo el vientre de su amo en una laguna de su semen.
Pero kise no se detenía. Seguía con sus movimientos, quería extender aquel temblar del pequeño chico y quizás así volverlo loco de pasión.
Se sentó en la cama para tener su pecho junto al de kuroko, para poder sentir la respiración y esa piel tan cálida y ardiente junto a la suya. Paso las manos por el costado de las piernas del ojiazul, indicándole que le apretara la cadera con los muslos y así lo hiso.
Empezaron las nuevas envestidas por parte del pelidorado, en esa posición que le gustaba tanto, abrazado al pequeño cuerpo del peliceleste, penetrándolo con dulzura y locura a la vez. Podía besarlo, escuchar su respiración agitada juntarse con la de él y acariciar desde el cabello hasta los muslos pasando por toda la columna vertebral y disfrutar del hermoso trasero del ojiazul, sin dejar de moverse una y otra vez con frenesí.
Pero. Kise detuvo sus movimientos al instante de escuchar la puerta de su habitación abrirse repentinamente.
-Que haces aquí, lárgate.- demando el rubio, molesto y aun con la respiración profunda y entrecortada.
-Necesito a kuroko.- hablo el de cabello rojo y ojos impares.
No se lo veía bien, parecía que le faltaba la respiración. Su rostro inmutable ahora tenía una expresión agobiante, muy extraña en él. Y una de sus manos sostenía la cabeza por la frente. Como quien sufre una dolorosa jaqueca.
-Ahora, lo necesito. ¡Ahora!.- Mostro sus colmillos, impaciente.
Kise no pudo hacer nada más que maldecir entre dientes. No podía oponerse a una de sus órdenes. Volvió su vista a la de kuroko, el cual estaba aun agitado con las mejillas sonrojadas.
-Continuaremos más tarde.- afirmo.- ahora ve… - le posa un suave beso en la mejilla para luego levantarlo cogiéndolo de las caderas, para liberarlo de su miembro.
El peliceleste aun un poco aturdido por el esfuerzo físico asintió con la cabeza a la orden. Se deslizo por las sabanas, bajando de la cama buscando su ropa esparcida por el suelo. Akashi rechino los dientes. Se adentró con paso largo cogiendo de la muñeca a kuroko – para lo que vamos a hacer no necesitas ropa - garantizo, sacándolo a toda prisa del lugar.
Pasando por su recamara, entro a su gran baño privado. Tirando al ojiceleste con fuerza frente a la tina de mármol.
-¡Límpiate¡. No pienso hacértelo mientras aun huelas a Ryouta.-
Kuroko asintió nuevamente. Adentrándose al agua fría.
CONTINUARA…
