Los personajes de Mai Hime no me pertenecen, son propiedad de Sunrise y solo pretendo contar una historia que no tiene fines de lucro.
Hasta el último de los días…
Ya comenzaba un nuevo año. Algunos habían llegado y otros se habían marchado.
Era claro desde el principio que las Himes no siempre iban a estar juntas.
Haruka y Shizuru no transitaban por los pasillos de Fuuka. No se escuchaban los estridentes gritos de la rubia, como tampoco el armonioso acento de la presidenta, la tierna mujer de la que Natsuki estaba enamorada.
A pesar de verse todos los fines de semana, el aura de tristeza de la chica de los ojos esmeralda podía sentirse.
-Mikoto…? Tengo algo en la cara?- dijo tocándose el rostro, buscando algún resto de comida.
-no. Solo pensaba que has cambiado y que no puedo imaginarme que será de ti cuando pases el día a día junto a Shizuru-
-Ara… no digas esas cosas. Es vergonzoso- dijo la aludida con sonrojo.
-solo los fines de semana… y ya hablas como ella- Mikoto le sonreía, viendo como el cuello de su amiga se coloreaba.
-Mikoto! Te dije que no dijeras esas cosas!-
-no te enojes, es solo… que es lindo-
Natsuki la miro sorprendida. No entendía a que venían esas palabras, ni tampoco el porqué de esa charla.
-sucede algo? No me digas que es porque estas enamorada de mi! O de… Shizuru!-
-no es eso. Es que has cambiado, simplemente has cambiado… y todo gracias a Shizuru. La extrañas, verdad?-
Le pregunto con tanta ternura que Natsuki se sorprendió ante la hermosa expresión.
-cada minuto… pero tengo, al menos, la satisfacción de saber que en cuanto termine las clases y me gradúe, podremos vivir juntas-
El rostro de Mikoto cambio drásticamente. Tanto Yukino como Natsuki se egresarían ese año, lo que significaba que…
-Mai…- dijo con amarga voz.
-es eso entonces… tienes miedo de estar sola y que Mai te deje? – Natsuki sabía que estaba en lo cierto –no tienes que preocuparte por eso. Takumi seguirá aquí, por lo que ella vendrá constantemente; aparte… sabes que no te dejaría, jamás se olvidaría de ti-
Mientras Natsuki acariciaba su cabeza a modo de consuelo, Mikoto pensaba, sabía que eso era cierto, pero… ya nada sería lo mismo.
Era viernes y las clases al fin habían culminado. Al Salir el sol se estaba poniendo, no se apresuro a llegar a casa, Mai estaba trabajando así que no deseaba estar allí sola.
Había pensado en ir por ella al trabajo, pero eso no era necesario, su novio siempre estaba allí para eso.
Camino y se perdió en el bosque por horas. La vista que tenia del firmamento plagado de estrellas era realmente hermoso, decidió volver cuando la dulce brisa que hacia danzar las hojas de los árboles le erizo la piel.
Si antes había sentido frío, ahora estaba más que helada, pero no por la temperatura, sino por lo que estaba viendo, Tate tenía sujeta a Mai contra la pared, la tomaba por la cintura y… la consumía con sus labios; en tanto Mai deslizaba y enredaba sus manos en el cabello del chico, haciendo de ese beso una muestra de cariño más que pasional.
La pobre Mikoto dejo aflorar su pena, derramo amargas lágrimas sin comprender el porqué. Sabía que eran novios, que aunque ella se hubiera encargado de mantener aquellas masculinas manos lejos de Mai en la escuela, el momento en que ellos llegaran a la intimidad era inevitable.
Se alejo que aquella escena sin ser notada, pero, a donde ir? Natsuki andaba con Shizuru, quien sabe dónde; Yukino estaba en casa de Haruka; Akira con Takumi y Nao metida en algún callejón haciendo de las suyas. No hacía falta que terminara el año para sentirse sola, en ese momento lo estaba.
Camino por la cuidad sin rumbo, o eso creyó. Estaba allí parada, frente a la puerta de aquel que la había llevado a Fuuka, su hermano.
Por algún motivo rara vez se veían, Mikoto no entendía por qué, pero no sentía necesidad de estar a su lado. Esta ocasión era diferente, lo necesitaba. Llamo por el portero una sola vez y fue atendida; dadas la circunstancias su aspecto no era muy agradable, pero eso no trascendencia.
En cuanto Reito la vio, inmediatamente supo que era por Mai, de ser otra persona no estaría allí. La hizo pasar y en silencio se sentaron en los sillones alrededor de la mesa; estuvieron así por minutos, Reito mirándola y Mikoto con la cabeza gacha observando sus manos que descansaban en sus rodillas.
Un crujido hizo a Reito sonreír y confirmar su teoría. Se levanto y al cabo de 5minutos volvió con un plato de ramen, el cual coloco frente a su hermana.
El joven había podido leer la aflicción de esa niña de uniforme embarrado, con restos de hojas y pasto en el cabello, pero, no pudo prever la fina llovizna que comenzó a nacer de esos hermosos ojos. Se sentó a su lado cruzando las piernas y como si fuera un liviano cachorro, la coloco sobre si, apretándola contra su pecho. Contuvo su sufrimiento entre sus brazos. Sentía la pena de su pequeña, se maldecía por haberla lastimado, porque que estuviera sufriendo por un amor no correspondido, si, el lo sabía, y su certeza también lo hacía comprender que ella mataría a quien fuera, incluso a él por proteger a Mai, aunque jamás llegaría a tal extremo, no permitiría que su adorada hermana se manchara con su sangre, el se sacrificaría para que ella fuera feliz y correspondida, de ser necesario el se quitaría la vida por Mikoto.
