Capítulo I

Harry caminaba por los pasillos de Hogwarts en dirección al Gran Comedor pensando en las cosas que había ocurrido hacía tiempo: Sirius Black, su padrino, había sido absuelto, Peter Pettigrew había sido encontrado vagando por una playa, lo habían arrestado y encerrado, así que estaba feliz, porque a partir de ese momento, dejó a los Dursley, para ir a vivir con Sirius a su casa.

Ese era su último año en Hogwarts, y ya estaba preparándose para ver que podía hacer cuando saliera de ahí, aparte de convertir a su primo en ballena, (después de todo, ya solo faltaba la apariencia) y a su tía en un cuervo... aunque pensándolo bien, pobres animales (los cuervos, claro).

En eso estaba cuando se topó con su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras: Remus Lupin, el cual, parecía muy feliz, se detuvo y saludó a Harry con una sonrisa, a lo cual Harry respondió con otra:

-¿Qué piensas hacer esta navidad?- preguntó Lupin con curiosidad.

-Pasarla con Sirius, tenía planeado quedarme en la escuela, como todos los años, pero creo que este año no será así, será la navidad más feliz desde que entré a Hogwarts- contestó Harry con un suspiro.

-De acuerdo- contestó Lupin, y se fue a su despacho tarareando.

Harry continuó caminando (parece que nunca llegará) pensando en esas navidades tan agradables que pasaría en un buen hogar, hasta que llegó al Gran Comedor, y se encontró con que Ron y Hermione ya habían acabado su desayuno.

-Traté de despertarte muchas veces, pero nunca me hiciste caso, al parecer el castigo de Snape fue mas severo de lo que pensé- dijo Ron, contestando a su mirada.

-Ese hombre parece que jamás fue joven en su vida, de todos modos, no importa- contestó Harry, sentándose a desayunar, el cual pasó sin muchos rodeos.

Planearon ir a jugar un poco de Quidditch antes de que tuvieran que irse del castillo para pasar la navidad en familia, pero justo cuando estaban a punto de salir del colegio, los detuvo la profesora McGonagall:

-Potter, ¿Podías acompañarme por favor?-

-Si profesora-

-Te esperaremos en el campo- dijo Ron, mientras él y Hermione salían de la escuela.

Llegaron hasta el despacho de Dumbledore, que Harry conocía muy bien, y del cual ya se sabía la nueva contraseña (Pastel de limón).

No bien acababan de entrar al despacho de Dumbledore, cuando un gran perro negro saltó hacia el pecho de Harry y empezó a lamerle la cara:

-Hola Sirius, también me alegro de verte- exclamó Harry, aunque su acento era mas bien un "¡¿qué haces aquí!?"

-Decidí venir a recogerte yo mismo, ahora que vas a vivir conmigo tengo que cuidarte mucho, como soy tu padrino, no puedo permitir que te ocurra nada- dijo éste, recuperando su forma humana.

-Esta bien- contestó Harry con una media sonrisa -¿Qué haces aquí?- pregunto de nuevo.

-Mundungus Fletcher se quedó en mi casa a dormir, supuestamente como celebración de mi regreso, pero en realidad lo había corrido de su apartamento (no preguntes), y de agradecimiento arrojó una veintena de bombas fétidas, así que no podremos entrar de aquí al lunes- contestó Sirius, algo amoscado –esa gente que se la pasa haciendo bromas- añadió más para sí, seguido de un –cough!! cough!! – de la profesora McGonagall.

-Bueno, ya que ando por aquí, iré con Remus, a ver si necesita algo- dijo Sirius, después de una larga carcajada general.

Saliendo Sirius de con Dumbledore, Harry, Ron y Hermione se pusieron de acuerdo para que los acompañara a jugar Quidditch, así que fueron tras él, para encontrarlo en uno de los tantos pasillos de Hogwarts. Le informaron del asunto, y a Sirius se le iluminó el rostro, así que de nuevo los jóvenes magos se fueron a la torre de Gryffindor por la escoba de Harry.

Mientras tanto, Sirius esperaba en el pasillo, recordando viejos tiempos, con los merodeadores, las bromas que hacían, los puntos que perdían y ganaban para su casa, cuando se encontró con Snape, el cual llevaba una pequeña poción en sus manos, con mucho cuidado de no tirar la:

-Muévete Black, tengo prisa- dijo Snape con un gruñido.

-No has dicho la palabra mágica Sev, no creo que pueda moverme así- dijo Sirius con una sonrisa maligna.

-Black, tengo prisa- volvió a decir Snape con en enfado, pero en ese instante llegaron Harry, Ron y Hermione corriendo, y lo que pasó fue bastante rápido como para que alguno lo pueda describir, pero uno de los tres, nunca sabremos quien (fue Harry por supuesto), tropezó con Snape, y lo aventó, y la poción que traía en las manos, fue a caer de lleno a Sirius, el cual se desmayó por el golpe que se dio cabeza contra el suelo.

-¡Potter! ¡Weasly! ¡Granger! ¿Que creen que hacen?- bramó el profesor Snape.

-Lo siento profesor- murmuró Ron muy asustado, pero Snape no les hizo nada, simplemente hizo levitar el cuerpo de Sirius hasta la enfermería, y los jóvenes magos lo siguieron, hasta que Snape los corrió prácticamente de ahí.

~°~

Que les pareció??? Bueno, si dejan sus R/R, les prometo seguir con esto, después de todo ya lo tengo casi todo planeado, ^^! Sean felices, dejen sus opiniones, gracias ^_^