Cómo siempre su belleza me atormentaba, su ojos verdes penetrantes eran de lo más impresionante, no parecían de este mundo. Su cabello ligeramente despeinado, pero que parecía que estuvo horas peinándolo, y su personalidad extrovertida y misteriosa. El era Edward, Edward Cullen.

-Otra vez perdiéndote en Cullen.- Se quejo Génesis, mi mejor amiga. La mire avergonzada y a continuación respondí.

-Puede que sí, puede que no.- hablé misteriosamente.

-Vamos Carmen, el nunca estará contigo, los hombres prefieren a las mayores. El tiene dieciocho y tu tan solo dieciséis.-

-No todos prefieren más grandes…tu no lo conoces.- le defendí.

-¿Y tú sí?-pregunto.

-Bueno así de conocer, para que digan "¡wow como lo conoce esta chava!" no. Pero físicamente le tengo todo escaneado.-dije pícaramente.

-Nunca haz hablado con el.-contraataco.- Si quieres que alguna vez pase algo, háblale.-insistió.

-¿Pero tú estás loca? ¿Qué quieres que le diga? "Hola mi nombre es Carmen Denali, tengo dieciséis y desde que te vi estoy completamente enamorada de ti, ámame y seamos felices".-me burle.

-Bueno yo lo intente.-dijo rindiéndose.

-Además aunque lo intentase, el ya está más que enganchado con la boba de Swan.-dije resentida.-Lo conozco hace más tiempo que ella, ella llego a mistad de semestre y se lo gano. Pero yo que lo veo todos los días hace más de dos años, nada. –proseguí.

-Porque tú nunca intentaste nada.-

-¿Y Bella si?-pregunte indignada.-Ella jamás le hablo y mira como están.- Le señale con la mirada a Génesis a los tortolos. Cada caricia, cada beso, era como un profunda cortada. ¿Qué tenía ella que no tuviera yo?

El timbre sonó en medio de nuestra tensa conversación y teníamos que volver a las aulas. Ahora teníamos biología, tendría que apurarme, de modo que si no llegaría tarde y debía entregarle mi trabajo al profesor Banner, mismo que también le daba clases a Edward.

Edward Siempre tan lindo, bello, sexy… lástima que nunca podría ser mío.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un leve choque, que provoco la caída de mis libros al piso.

-Perdona.- dijo un joven de cabello color miel y ojos cafés, quién inmediatamente reconocí como Jasper Whitlock, el novio de Alice, la hermana de Edward.

-No hay porque.-dije con desinterés.

-Déjame ayudarte a juntar tus libros.-dijo culpable.

-No, deja, em…fue mi culpa, siempre ando pensando en otras cosas.-dije avergonzada.-Además, vas a llegar tarde a tus clases ¡apúrate!- le anime a irse.

-¡Nou! –Se negó.- ¡Siempre que haya una damisela en apuros Jasper estará ahí!-dijo heroicamente.

-Bueno pues entonces ayúdame a juntar mis cosas superman.-bromee.

Juntamos mis libros, y rápidamente mire mi reloj. ¡Se me había hecho tarde! ¡El profesor Banner odiaba que llegase tarde! ¡Mierda!

-¡Adiós! ¡Voy tarde!- bese a Jasper en su mejilla como despedida y salí corriendo.

-¡Espera!-me gritó.- ¿Cómo te llamas? – preguntó.

-¡Carmen!- le grite ya a lo lejos.

El pasillo se me hacía interminable, cuando por fin llegue al aula.

-Perdone…profesor… tuve un pequeño percance allí afuera y por eso me atrase…- dije agitada mirando al piso.

Cuando levante la vista, quería que todos los vampiros del mundo vinieran y me acecinaran en este momento, quería lanzarme a un lago lleno de cocodrilos y pirañas acecinas. Rápidamente mi cara se tiño de rojo, al darme cuenta que había entrado a el aula equivocada, y para rematar a el aula de Edward. Todos me miraban como si tuviera un tercer ojo, y aguantaban carcajadas. No pude evitar mirarlo y estaba concentrado hablando con Bella, ni siquiera se percatado de mi. Rápidamente pronuncia un bajo "me equivoque de salón" y salí lo más rápido que pude de allí.

Intente llegar a mi salón, pero cuando mire mi reloj, ya era demasiado tarde. Tenía una hora libre, genial. Comencé a caminar vagamente por la escuela, hasta que a lo lejos vi a mi nuevo amigo Jasper. Me acerque a él intrigada.

-¿Qué haces aquí y no en clases?-pregunte acusadoramente, como madre con su hijo. Rápidamente el mismo se giro sorprendido, no se había percatado de mi presencia.

-Eso me pregunto yo por ti.-contraataco.

-Pues, llegue tarde como veras.-dije decepcionada.

-Creo…que me paso lo mismo, omitiendo que no tenía apuro en llegar.- dijo desvergonzadamente y ambos reímos.

-Así que tengo una hora libre.-dije haciéndome la víctima.

-¿Quieres que salgamos a divertirnos? –invito. No quería ningún problema con Alice, y menos que Jasper creyera algo que no era.

-Te lo agradezco Jasper, pero no quiero que creas algo que no es…-enseguida me corto.

-¡Hay no! Yo tengo una novia y la amo. Jamas la engañaría con nadie. No soy así con todas las chicas, no se es como tu…-aclaro y agrego suspenso. Paso medio minuto y no decía nada, me comencé a enojar.

-¿tu…?-pregunté.

-eres…-dijo.

Tic…tac..

-¿¡ERES…!?-pregunte enojada.

-¡La chica ideal para ser mi mejor amiga!-dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Me quede con los ojos como platos a oír tremenda declaración.

-Cómo sabes eso… ¿Si me acabas de conocer? ¿Podría ser una asesina en serie o una psicópata?-le dije sarcásticamente.

-Y eso sería genial. Pero no lo eres.-dijo decepcionado.

Seguimos hablando con Jasper y nos hicimos rápidamente amigos. Salimos a dar vueltas alrededor del colegio y hablamos de muchos temas en común. Me puse nerviosa cuando pícaramente el mismo me pregunto si me gustaba alguien , a lo que le mentí, diciéndole que no.