EL COMIENZO DE UNA NUEVA VIDA (1)
Katie miraba Howarts desde el bote en el lago. Le parecía increíble. Simplemente no tenía palabras. Ya en el comedor estaba que se moría de los nervios, no tenía ni idea de lo que tenía que hacer, pues ella era hija de muggles, y mientras que a la mayoría del resto de alumnos sus padres les habían contado cómo era la escuela, ella se encontró absolutamente perdida en aquella situación. Pero una cosa sí que tenía clara: ella quería ser una Gryffindor. Quería estar en la casa de los valientes, aunque el profesor que fue a su casa a explicarle como sería más o menos su vida de allí en adelante le dijo que todas las casas eran geniales y que estaría cómoda en cualquiera. Aun así ella estaba empeñada en estar en Gryffindor. Pudo ver cómo los demás alumnos de primer año iban colocándose debajo del sombrero seleccionador para que los pusiera en una de las cuatro casas. Apenas se enteró de que habían dicho su nombre, y la profesora tuvo que repetirlo, dado que Katie no se molestaba en subir a sentarse en la silla.
- Katie Morris- volvió a repetir.
Esta vez sí que subió a sentarse en la silla para poder escuchar al sombrero hablar en su mente.
- Encajarías muy bien en Ravenclaw, tienes una inteligencia sin igual, aunque veo que quieres ir a Gryffindor, donde también podrías desarrollar todo tu potencial, así que mi decisión es ¡GRYFFINDOR!- gritó después.
La niña bajó del estrado sonriente, y se dirigió a su mesa, donde todos aplaudían. Se sentó al lado de un chico pelirrojo que en seguida le brindó una bonita sonrisa de bienvenida. A su lado pudo ver a otro chico completamente igual que el primero, y sonrió a ambos.
Después de que acabara la selección y el discurso, cuando ya todo estaba más tranquilo, uno de los sonrientes pelirrojos se presentó formalmente a la pequeña niña.
- Hola Katie Morris, mi nombre es Fred Weasley y este feo que ves aquí es mi hermano gemelo George, pero como podrás apreciar, mi querida y pequeña nueva amiga, es que yo soy mucho más guapo y sexy.
- Con lo cual yo me quedo con toda la inteligencia de los dos y tú solo te quedas con una esponja en vez de tener un cerebro en la cabeza- contraatacó George al lado de Fred.
Katie empezó a reírse con ganas, desde luego aquellos chicos le caían bien, y esperaba de todo corazón que tuviesen la misma afición que ella: las bromas.
- ¿A qué curso vais?- preguntó Katie, estaba claro que no iban a primero.
- A tercero- le respondió Fred.
- Nunca he oído tu apellido- dijo George- ¿Eres hija de muggles?
- Sí- respondió ella. No sabía cómo se lo tomarían, pero ella era una orgullosa hija de una pintora y un bibliotecario, así que le dio igual.
- Nuestro padre está obsesionado con ellos- le dijo George- trabaja en el ministerio en una sección que se dedica a estudiarlos, y no hace más que hablar sobre ellos en casa.
- Tienen unos inventos increíbles para arreglárselas sin magia.
- Entonces supongo que vosotros sois de una familia de magos- aseguró ella al oír sus palabras.
- Sí, una familia un poco grande- replicó Fred-somos siete hermanos.
- ¡¿Siete!? Pobre madre.
- ¡Oye, que nosotros somos un amor!- se quejó George- además como todos somos pelirrojos no tenemos pérdida en la calle.
- ¿Pero de dónde saca vuestra madre la paciencia para criar a siete hijos?
- En realidad somos seis hijos y una hija- la corrigió Fred- mamá no paró hasta conseguir a su niñita.
- Supongo que no estaréis todos en Hogwarts.
- Para nada. Bill y Charlie ya han terminado la escuela y Ginny todavía no ha empezado, pero a Percy, que está en quinto, George y yo, que estamos en tercero, y Ron, que está en tu curso, nos toca estudiar.
- Se te ha olvidado que a Percy no le importa estudiar. Él es el prefecto perfecto de la familia, le encanta estar todo el día estudiando en la biblioteca.
- Ahora es tu turno de contarnos algo sobre ti- dijo Fred.
- Pues qué queréis que os diga- empezó Katie- mi madre es pintora, mi padre es bibliotecario y me han expulsado de tres colegios en los que estuve antes de entrar a Hogwarts.
- ¿Por qué?- preguntó Fred.
- Por hacer bromas que según ellos eran inaceptables. Pero sólo lo decían porque eran unos amargados. Una vez llené de pintura el colegio para que no hubiese ni clases ni exámenes y los policías dijeron que era una vándala. Casi me mandan a un colegio militar por eso.
Cuando los dos hermanos oyeron eso se echaron a reír por cómo la chica les explicaba que sólo lo había hecho porque vio a sus compañeros demasiado estresados por los exámenes.
- Pues siento decirte Katie- dijo George.
- Que no podrás hacer mejores bromas que nosotros en Hogwarts- continuó Fred- después de todo, somos los mejores bromistas que existen en esta generación.
- Además, no podemos dejarnos ganar por una niñita.
Los hermanos se miraron con una sonrisa en la cara después de soltarle el discursito a su nueva amiga. Estaba más que claro que lo decían en broma y que a la mínima broma que gastara Katie la unirían a su equipo de mentes privilegiadas para bromas.
Después Katie se puso a hablar con una chica de su mismo curso, Hermione Granger, que también era hija de muggles y con la que supuso que compartiría habitación. En seguida se hicieron grandes amigas aunque a Hermione no le hiciera mucha gracia que Katie fuera una bromista de primera. Aun así no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar la misma historia que minutos antes les había contado a Fred y a George.
Y así fue como Katie Morris empezó una nueva vida en el nuevo colegio del que esperaba no ser expulsada. Con tres nuevos amigos con los que esperaba vivir un motón de aventuras y pasárselo en grande haciendo magia y no muriendo en el intento.
