¡Hola a todos!
Este es mi primer fic y he decidido escribir sobre Five Nights at Freddy's. Espero que os guste.
Five Nights at Freddy's y la trama del juego no me pertenece a mí sino a Scott Cawthon, a mí me pertenecen los OCs y la historia que estoy escribiendo.
El comienzo
Sobre el bullicio de la calle se escuchaban sonoras carcajadas que provenían de un trío de jóvenes.
- Y entonces...- La frase de la hablante fue interrumpida por una risotada. – Se queda mirando la pizarra y suelta un AHHH.- Terminó de contar su historia antes de casi caerse al suelo de la risa, lo que provocó que sus acompañantes también soltaran una tremenda carcajada.
La hablante era una chica pálida y algo baja, rondaría el 1'58, con el pelo liso de color marrón oscuro a la altura un poco más allá de los hombros y con mechas azules y rosas. Sus ojos eran de un color azul claro como el cielo en un día de verano y tenía unas pocas pecas, casi invisibles que adornaban sus mejillas. Tenía dos piercings en la oreja derecha y otro en la izquierda. Vestía una chaqueta con pelo en el choto, de color azul marino que ocultaba una sudadera gris con dos corazones, uno era rojo y el otro azul e invertido, que llevaba debajo. Para finalizar el conjunto llevaba vaqueros y unas botas Timberland beiges.
Una de sus acompañantes era una chica más alta que ella, de 1'65, y con la piel algo bronceada. Su pelo era liso con las puntas algo onduladas y de color rubio fresa. A la altura de la ceja y casi tapándole el ojo, tenía un flequillo ladeado hacia la izquierda. Vestía una chaqueta parecida a la de su amiga pero de color verde militar, que ocultaba una sudadera blanca con la frase ''Cute, beautifull and crazy'' en morado y por debajo de la sudadera se podía ver la camisa de cuadros azules que tenía debajo. También llevaba vaqueros y unas botas de cuero negro. Sin embargo, lo que más llamaba la atención de la chica eran sus ojos: el de la derecha era de un color verde esmeralda, mientras que el de la izquierda era de color gris como las nubes de tormenta. En ambos ojos se podían apreciar manchas doradas muy pequeñas si te acercabas lo suficiente.
El último miembro del trío era un chico algo pálido, que era el más alto de los tres midiendo 1'70, con el pelo corto, despeinado, con flequillo y de un color marrón claro. Tenía una cicatriz en horizontal en la mejilla izquierda mientras que otra cicatriz atravesaba en vertical y por la mitad su ceja derecha. Sus ojos eran de color avellana y vestía una chaqueta negra, también con pelo en el choto que tapaba la sudadera gris que llevaba debajo, unos vaqueros y unas deportivas grises. Tenía las manos metidas dentro de los bolsillos de la chaqueta.
- Sabes, por lo que me has contado de ella no me sorprende que haya reaccionado así, siempre he pensado que esa chavala era algo despistada.- Le comentaba la de los ojos heterocromáticos a su mejor amiga. – Aunque tú no deberías hablar, me acuerdo que una vez te quedaste dormida en clase y empezaste a babear Alana.
-¡¿Qué?!, sabes que eso solo paso una vez y tenía trece años Kayla. – Le contestó indignada Alana. – ¡Y yo no babeo!- Gritó, esto causó que varios transeúntes la mirasen y sus amigos sonriesen divertidos.
- Teníamos quince años Alana y Tayler intentó despertarte antes de que el profesor se diera cuenta, pero no funcionó y te pillaron.- La sonrisa pícara y divertida de Kayla delataron sus intenciones de molestar la más baja.
- No es mi culpa que los documentales sean tan aburridos como para dormir hasta las estatuas, incluso Tay se queda adormilado después de una hora de documental. No es nuestra culpa que tu tengas el superpoder de quedarte despierta como para aguantar un documental de dos horas y media.- Alana miró al único chico, Tayler – Anda Tayyyyy, apóyame.
- No es mi culpa que babees mientras duermes Al. – Le contestó con una sonrisa divertida el chico.
- Agggg – Gruñó la de los ojos azules- ¡Esto es bullying, bullying te estoy diciendo!- Exclamó con los brazos en alto, lo que provocó que los otros dos empezaran a reír.
- Pero ahora enserio chicas, no sé si recordáis pero necesitamos dinero para pagar el alquiler.- El chico miró a las chicas con la cara seria. - Y para eso necesitamos un trabajo.
Kayla suspiró antes de contestar – Si, lo sabemos pero dudo que alguna empresa quiera contratar a un trío de estudiantes que no han terminado la carrera. Los únicos trabajos que podríamos lograr serían en el Burger King, Mcdonnalds o en alguna tienda de deporte. - Terminó diciendo con una mueca, pero de repente se sobresaltó y empezó a rebuscar dentro de su mochila. Antes de que cualquiera de los dos pudiera preguntar qué estaba pasando, la de los cabellos rubio fresa había sacado de la mochila lo que parecía ser un puñado de hojas, agitándolas en el aire.
- ¡He encontrado nuestra solución!- Exclamó emocionada mientras sonreía y enseñaba las hojas, que en realidad era un periódico, a sus amigos.
- Mirad este anuncio, dice que Freddy Fazbear Pizza necesita guardias nocturnos y parece ser que no es necesario ninguna experiencia laboral o titulación especial para conseguir el trabajo. – Explicaba mientras le entregaba el periódico arrugado al chico, para luego dar saltitos de alegría. Algunos viandantes la miraban extrañados pero ella no les hacía caso.
El de los ojos avellana cogió el periódico asombrado para luego mirar el anuncio que decía su amiga, mientras tanto la de las mechas rosas y azules miraba el periódico y a su amiga, que seguía dando saltitos, para preguntar - ¿Y tú de donde as sacado un periódico?
Pero antes de que la contestaran el chico las interrumpió primero. – Y eso qué más da, rápido vayamos a esa pizzería a por el trabajo y ya de paso a comer.
Resulta que la pizzería se encontraba cerca del piso donde vivían, que no estaba lejos de donde estaban actualmente, lo cual era un alivio porque a nadie le apetecía darse una caminata con el estómago vació.
El interior no era como lo habían imaginado, todo el local parecía estar lleno de niños correteando mientras que sus padres los vigilaban sentados desde las mesas. El suelo estaba cubierto de baldosas blancas y negras, que hacían que el suelo pareciese un tablero de ajedrez mientras que las paredes, de un color gris estaban cubiertas de dibujos.
- Bien, primero trabajo y después comer. - Dijo Tayler, a lo que sus compañeras asintieron y fue a preguntarle a la camarera más cercana.
- Oye, venimos a por el puesto de guardia nocturno, ¿nos puedes decir dónde está la oficina del manager?
La camarera se puso más blanca que una pared al oír las palabras ''puesto'' y ''guardia nocturno'' pero decidió acompañarlos hasta la oficina del manager. El manager era un señor en sus cincuenta con el pelo marrón oscuro con algunas canas y los ojos de color azul oscuro. Llevaba un traje que hacía a juego con sus ojos, una corbata negra y unos zapatos también negros. Estaba mirando unos papeles pero al oír entrar a los jóvenes levantó la cabeza.
- ¿En qué puedo ayudaros chicos?
- Hemos visto el anuncio y estamos interesados en el puesto de guardia nocturno, señor. - Dijo Kayla mientras se ponía delante de sus amigos. El señor se fijó en ella y en cuanto lo hizo se puso pálido.
- ¿Se encuentra bien señor? No tiene buena cara.- Preguntó Alana con el rostro lleno de preocupación mientras que sus amigos miraban al hombre con una mezcla de preocupación y de curiosidad.
El hombre sacudió un poco la cabeza antes de contestar – Si estoy bien ¿Por cierto cuantos años tenéis y cuales son vuestros nombres?
- Dieciocho- Contestaron al unísono los tres.
- Él es mi hermano Tayler Park, ella es Kayla White y yo me llamo Alana.- Dijo la de las mechas. Al oír la respuesta, el señor suspiró antes de sacar unos documentos del cajón del escritorio y entregarlos.
- Bueno si queréis el puesto tendréis que firmar estos contratos.
- ¡Genial!- Exclamó Alana firmando los documentos casi sin leerlos, mientras tanto los otros dos leyeron el contrato antes de firmarlo. Una vez firmados todos los contratos, estos fueron entregados y el manager los guardó otra vez. Después de guardar los papeles, se levantó de la silla e hizo un gesto con la mano para que lo siguieran. Condujo a los adolescentes hasta el backstage donde abrió un pequeño armario que estaba en una esquina.
- Bien chicos, en este armario tenéis vuestros uniformes, así que coged vuestra talla.- Los nuevos guardias hicieron lo pedido y unos minutos más tarde los tres tenían sus nuevos uniformes en la manos que metieron en las mochilas. Volvió a cerrar el armario y los cuatro comenzaron a caminar de vuelta al dining area.
- Antes de nada tengo que deciros que tendréis que llegar mucho antes de que empiece vuestro turno, sobre todo hoy porque os tengo que enseñar el establecimiento. Lo haría ahora pero tengo trabajo que hacer, nos vemos esta noche.- Dicho esto el hombre regresó a su oficina.
- Bueno ahora que tenemos el trabajo vamos a comer, me muero de hambre y quiero pizza- Dijo la de los ojos desiguales antes de que volvieran al dinning area. Llegaron y se sentaron en una de las mesas vacías que estaban más alejadas del escenario.
- Menos mal, estaba hasta las narices de cargar con la mochila.- Tayler se quejaba mientras se quitaba la chamarra y la mochila para luego masajearse los hombros, las dos chicas lo imitaron. Pasados unos minutos un camarero se acercó a la mesa.
- ¿Qué desean?
- Yo quiero una pizza pequeña cuatro quesos y una Coca-Cola
- Mi hermano y yo cogeremos dos pequeñas de barbacoa y de bebida lo mismo que ella.
- Enseguida les traigo su pedido.- El camarero terminó de apuntar sus pedidos y se marchó.
- Es una suerte que nos hayan dado este trabajo, aunque el horario podría ser algo mejor- Se quejaba la chica más alta mientras se apoyaba en la mesa con los brazos cruzados.
- La verdad es que Kay-Kay tiene razón, casi no tenemos tiempo para dormir.- La chica de las mechas daba la razón a su amiga que estaba sentada a su lado. Su comentario se gana una mirada molesta de Tayler que estaba sentado delante de ella, pero antes de que pudiera contestarla el camarero regresa otra vez con las pizzas y las bebidas, las dejó en la mesa y se marchó.
- Lo que pasa es que sois muy vagas y no os levantáis de la cama ni aunque os paguen.- Dijo de forma desinteresada mientras comía su pizza, aunque a él tampoco le hacía ninguna gracia el tener que dormir menos. Antes de que cualquiera de las dos le contestase, una voz sonó desde unos altavoces.
- Damas y caballeros, niños y niñas, bienvenidos a Freddy Fazbear Pizza y demos con una calurosa bienvenida a Freddy y a sus amigos.
La mirada de todos los padres y niños, junto con la de los jóvenes, se encontraba en el escenario que empezaba a abrir el telón para dejar al descubierto a los animatrónicos de local. A la izquierda (mirando hacia el escenario) había un conejo de color morado oscuro, con la parte delantera de su cuerpo y la de dentro de sus orejas de un color más claro y con los ojos rojos. En el cuello llevaba con una pajarita roja y estaba tocando una guitarra también roja. El animatrónico del centro era un oso marrón de ojos azules, cejas negras y gruesas y pecas en el hocico. Llevaba un sombrero de copa negro, en el cuello una pajarita negra y en la mano tenía un micrófono también negro. Por último, al otro lado del oso había un animatrónico con forma de pollo. Su cuerpo era de color amarillo, con el pico y las patas naranjas y sus ojos eran de color rosa. Llevaba un babero blanco que tenía escrito con letras grandes ''Let's eat'' y en su mano izquierda tenía una bandeja con un cupcake rosa con iris amarillos y una vela de cumpleaños a rayas con una llama de mentira.
-Vaya esas cosas si que son feas, ¿verdad chicas? ¿Chicas? - Preguntó el castaño antes de darse cuenta de que en la mesa no había nadie más, ni siquiera estaban sus pedidos. Buscó con la mirada a las chicas desaparecidas, que estaban frente al escenario junto con el resto de los niños y niñas y suspiró mientras sacudía la cabeza, ya debería haberse imaginado que habrían ido hacia allá.
Mientras tanto la dos chicas veían emocionadas el espectáculo que estaban dando los robots mientras comían, se habían acercado al escenario nada más abrirse el telón aunque por razones diferentes. Kayla porque estaba encantada de ver de nuevo a los personajes de su infancia después de tantos años. Gracias a ellos descubrió su pasión por la robótica y la mecánica mientras que Alana se había acercado porque se aburría y porque no quería oír los sermones ni las quejas de su hermano.
Aunque las canciones que cantaron las mascotas del restaurante eran un poco infantiles (eran sobre pizza y la amistad) aplaudieron y se comportaron como si tuvieran diez años menos, cosa que era un poco vergonzosa (para Tayler sobretodo, a ellas le daba igual). Al ser los nuevos guardias nocturnos la comida y la bebida eran gratis lo que alegró a las tres a la hora de pagar, pero el pobre camarero casi se desmayó al oír quienes eran sus nuevos compañeros de trabajo. Llenos de emoción (menos Tayler, él es un soso) se marcharon al piso que compartían los tres, tenían que prepararse para su primera noche en el trabajo.
Y este ha sido el primer capítulo de la historia, en el siguiente descubriréis cómo será la primera noche de los nuevos guardas. ¡Me despido, hasta el siguiente capítulo!
