Mira la luna.
¿La ves tú también?
Allá arriba, en el cielo, pálida y hermosa.
Su luz es triste y bella.
¿Por qué a menudo lo triste es hermoso?
Me gusta el brillo del sol, el brillo de la hierba y del pavimento después de una noche lluviosa.
Pero la luna... Ella sabe cómo soy realmente. Con ella no hay miedo, ni engaños, ni esfuerzos. Y lo mejor es que me acepta tal cual soy. A mí y a ti. A todos.
Él no me quema. El sol da vida. Pero bajo el sol soy tan diminuta como un grano de tierra.
Bajo el sol soy una mera observadora del resplandor de otros.
Bajo la luna soy una más, fundida en el cobijo de la noche.
¿Será porque de noche todos los gatos son pardos?
¿Será ésa la magia de la luna?
Con ella todos somos pequeñas estrellas que tienen su lugar desde siempre en este ancho universo que es más viejo que todo.
¿Sabes? Me gustaría mirar esa luna contigo. Quizás así sería más alcanzable la ilusión de nosotras dos. Estés donde estés, quizás mi mano podría cerrarse sobre la tuya y nuestros dedos se entrelazarían.
Así, ¿ves?
Mi mano y tu mano, las yemas de nuestros pulgares chocando antes de que el resto de dedos empiezen a jugar hasta encajarse.
Bajo el embrujo de la luna puedo sentir el roce de nuetros brazos. Puedo notar tu hombro contra el mío tras el contacto de la seda de nuestros quimonos.
¿Te gusta? Llevamos quimonos como cuando íbamos a los festivales de niñas. Siempre te han encantado los festivales.
Por eso hoy, bajo la luz de esta luna, te llevaré al festival más hermoso de todos. Cogidas de la mano, encenderé para ti miles de farolillos de papel.
Caminando una al lado de la otra recorreremos todos los puestos, probaremos todos los dulces, jugaremos a mil y un juegos mientras tu risa inunda mi alma.
Después, cansadas, nos acercaremos al lago y allí miraremos el reflejo de la luna en sus aguas, trémula y blanca, susurrando sueños, deseos e ilusiones que sólo ella escuchará para guardar el secreto eternamente.
Y así, observando tu reflejo junto al mío, podré soñar, ¿pues acaso no es la noche el reino de los sueños?
Por eso me convertiré en adoradora de la noche y de la luna, cuando en mi sueño mis ojos se deslicen desde tu mirada hasta tus labios.
Ay. La noche. Sólo en ella me aventuro, sólo bajo la protección de la luna, sólo bajo la forma de un sueño.
Por eso te pido, en este instante, en este momento que es sólo mío, junta tus labios con los míos y déjame vivir en esta ilusión. Déjame acariciar tu rostro cálido mientras nuestros flequillos nos hacen cosquillas. Déjame quererte como nunca te lo he mostrado antes. Déjame sentirte más cerca que nunca, estrechándote entre mis brazos, mezclando nuestras almas en una sola hasta que seamos un mismo suspiro que rompa la quietud de esta noche que quisiera eterna.
Fundámonos, desaparezcamos y renazcamos de nuevo. Para que, cuando el amanecer de un nuevo día quiera atravesar mis párpados cerrados, pueda recordar a ese otro yo bajo la luna y pensar nuevamente que sí, que la luna es triste y pálida, pero siempre hermosa.
