"Una preciosa serenata"
Capítulo 1: No me ames
Un joven de cabello rubio platino, más o menos de unos diecisiete años –pues ya era su séptimo curso en el colegio Howarts de Magia y Hechicería -, clavaba su fría mirada en la muchacha que estaba a su lado, terriblemente angustiada. Ella sollozaba y su respiración era entrecortada, pues cada vez era más difícil contar los latidos de su corazón.
Dime porque lloras…
De felicidad.
¿Y por qué te ahogas?
Por la soledad.
Di porque me tomas,
Fuerte así mis manos…
Y tus pensamientos
Te van llevando
-Vamos Granger, no será para tanto –dijo burlonamente el chico, emitiendo una leve risa. Pero Hermione no podía articular siquiera alguna palabra. –Eres una debilucha.
La joven de cabellos castaños y ondulados, tan solo contestó con un sollozo. Uno tras otro.
Ya habían pasado varios y eternos minutos desde que ellos hubiesen entrado en aquella aula solitaria. Estaba completamente vacía, pero la mera presencia de múltiples calderos oscuros, pócimas enfrascadas y adornos de animales extraños, sin olvidarnos de aquella sombría decoración y unas cuantas telas tejidas por arañas, producían una horrible sensación. Las mazmorras. Draco Malfoy –aquel joven que intentaba calmar a la chica –estaba perdiendo la poca paciencia que poseía.
-Ese Potter y esa estúpida Weasley… -masculló el Slytherin. –Cuando consiga salir de aquí, ¡haré todo lo que esté en mis manos por verlos expulsados!
La chica no dijo nada. Todo había comenzado unas horas antes, cuando tras los entrenamientos de quiddich, Harry Potter y Ginny Weasley habían planeado un encuentro a escondidas, al anochecer. El buscador y la cazadora de Griffindor se reunieron como habían acordado, a las diez pasadas. Todo iba bien hasta que Hermione y Draco –unos magníficos prefectos de sus respectivas casas –escucharon susurros en el aula de Pociones. Dispuestos a obrar por el bien del colegio Howarts, pidieron amablemente a Harry y Ginny que regresaran a la sala común antes de que alguien pudiese verlos. Hermione, preocupada por sus amigos, se lo rogó. Ellos aceptaron decepcionadamente, cuando el hermano mayor de Ginny, Ron Weasley, apareció súbitamente alarmándolos de que Flich bajaba las escaleras. Ron cerró la puerta de las mazmorras con un fuerte hechizo para que no descubrieran a Hermione o Draco, mientras que ellos subían con la capa de invisibilidad.
-Oh, vamos, Granger –murmuró al percatarse de que Hermione todavía intentaba no llorar. -¿Tienes miedo a la oscuridad?
-No es eso… -susurró tan bajo que Draco tuvo que afinar su oído para escuchar sus palabras.
-¿Acaso te gusta Potter?
-No es eso… -pronunció de nuevo.
-¿Te duele no poder saber el hechizo para abrir la puerta? –apostó esta vez.
-No es eso…
-¿Has bebido alguna poción para no parar de llorar?
-¡¡No es eso!! –gritó ella perdiendo la serenidad.
-¿¡Entonces se puede saber porqué no dejas de llorar!?
-Es que… -comenzó diciendo, sin poder contener los nervios y el sonrojo que se hallaba en su rostro. -… tú… yo… yo te…
-¿Tú me odias? –interrumpió el Slytherin. –Es un sentimiento mutuo.
Ante aquella última frase, las lágrimas que luchaban por salir ya eran demasiadas para poder retenerlas. Hermione dolida, rompió a llorar amargamente empujando al joven, mientras se acurrucaba en un rincón de las mazmorras. Aquel ambiente era realmente tenso. Draco estaba muy confuso, aunque algo se había encendido en su corazón. Un sentimiento extraño… ¿Compasión? ¿Lástima? ¿Asco? No… no era absolutamente nada de eso, ni se le acercaba. Era algo que nunca antes había sentido. Lentamente se acercó a la Griffindor y se arrodillo a su lado, sonriendo ligeramente.
¡Yo te quiero tanto!
¿Y porque será?
Loco testarudo,
No lo dudes más…
Aunque en el futuro
Haya un muro enorme
Yo no tengo miedo
Quiero enamorarme…
-A ver, Granger, ¿Piensas decirme qué ocurre? –intentó mostrar que podía ser tolerante, pero en él era algo imposible.
-No te odio… -murmuró ella, y Draco emitió un bufido. –es solo que… desde hace tiempo, yo… ¡Te quiero!
Después de aquellas sinceras palabras, Hermione rápidamente se llevó la mano derecha hacia su boca, queriendo retroceder en el tiempo para borrar lo que había dicho. Buscó en su memoria algún hechizo que pudiese servirle, pero no encontró nada. Nada de nada. Draco en cambio, no salía de su asombro. Por un desconocido motivo, al joven le entraron unas ganas inimaginables de abrazar el frágil cuerpo de la Griffindor. Ella cogió velozmente la varita de su túnica, recordando el hechizo para modificar la memoria de Malfoy. Nunca antes lo había utilizado, aunque estaba segura de que le saldría bien. Pero antes de poder pronunciar las palabras adecuadas, la mano de Draco la detuvo. Se miraron unos instantes.
-¿Q-qué d-demonios… acabas de d-decir, Granger? –tartamudeó con la mente en blanco, bajando la varita de la chica -¿He oído bien?
-Malfoy… -susurró.
No me ames
porque pienses
que parezco diferente.
Tú no piensas que es lo justo,
ver pasar el tiempo juntos.
-¿¡Te has vuelto loca!? Sé que nadie puede resistirse a mis encantos y mis dotes, pero… ¡por lo que más quieras, tú no! ¡Una sangre sucia, no!
-Yo nunca quise…
-¡Ya sé que tu no querías! ¿Has recapacitado sobre lo que me estas diciendo? –gritó él desesperado.
-¡La última persona de la que querría enamorarme eres tú! –chilló ella –Pero… cuando me di cuenta… ya no podía pasar sin pensar en ti…
De nuevo se miraron, ella temblaba demasiado, pues hacía frío y aquella confesión no le agradaba, al contrario que a Draco. Para él había sido una verdadera sorpresa ¡Jamás se le pasó por la cabeza aquel juego! Pero aún así, contempló detenidamente a la chica. Su cabello castaño caía sobre su cara, mojada por miles de lágrimas. Sus ojos miraban tímidamente al suelo, y una de sus manos sostenía la varita.
No me ames,
Que comprendo
La mentira que sería,
Si tu amor no merezco.
No me ames
Mas quédate otro día.
Draco sin poder contenerse y reprimir sus sentimientos, alzó su mano acariciando la mejilla de la inteligente Griffindor. Ella, perpleja y vulnerable ante aquellos ojos grises y penetrantes, se dejó llevar hasta estar a tan solo tres centímetros de los labios de Malfoy. El prefecto de la casa de Slytherin suspiró despacio, antes de que se produjese el roce entre sus labios. Estaba dejándose vencer por algo más fuerte que cualquier apellido y riqueza… ¡Eso era imperdonable! Bruscamente se apartó de la chica llorosa, mirándola extrañado y atemorizado.
-Acaso… ¿No te das cuenta de cuál es mi apellido y cuál es el tuyo? –preguntó éste.
-Tú eres Draco Malfoy –formuló una pequeña pausa –y yo soy Hermione Granger.
-¡Yo soy un Slytherin y tú una Griffindor! ¡Yo soy una sangre pura y tú solo eres… -pero paró en seco al ver la expresión de Hermione. Realmente le había hecho daño con aquello que iba a decir, y sin saber el porqué, calló. Algo que tan fácil había sido pronunciar anteriormente ahora no quería ser dicho –En tal caso… ¿Es que no sabes como soy yo?
No me ames
porque estoy perdido,
porque cambie el mundo,
porque es el destino,
porque no se puede…
somos un espejo
y tú así serías
lo que yo de mi reflejo.
-A veces tú pareces diferente de lo que muestras ser… -murmuró.
-¡Yo soy un Malfoy! ¿No te das cuenta? ¿Tengo que escribirlo para que lo estudies con esa tonta cabeza?
-Eres… egocéntrico, egoísta, frío,… -se produjo un incómodo silencio y Hermione avanzó hasta la puerta –y endemoniadamente guapo y… atractivo.
El Slytherin se impresionó ante aquella detallada y acertada descripción. Su padre desde que llegó al mundo lo había tratado fríamente y le había educado como tal. Un Malfoy no podía sentir nada, y menos amor. ¿Es que aquella chica impertinente no lograba entenderlo? Era cierto que él nunca había escogido su destino, quería ser como el resto de los niños de su edad. Quería jugar y divertirse. Quería comprender. Quería amar.
No me ames
Para estar muriendo
Dentro de una guerra
Llena de arrepentimientos.
No me ames
Para estar en tierra,
Quiero alzar el vuelo
Con tu gran amor
Por el azul del cielo.
-Oh, Granger… creo que no serás la primera chica a la que rechazo –dijo pesadamente.
-Ya sabía que dirías eso –adivinó ella, intentando abrir la puerta y buscando algún libro de hechizos que pudiese ayudarla en aquella situación.
-Granger –la llamó y Hermione rápidamente se hizo ilusiones. Se acercó hacia ella y se apuntó a sí mismo con la varita de la muchacha –Bórrame la memoria.
Otro silencio recorrió el aula. Se miraron fijamente y Hermione resignada alzó más la varita. Estaba dispuesta a hacer que aquellos recuerdos se esfumaran de la mente del buscador de Slytherin. Cerró fuertemente los ojos para pronunciar el hechizo, mientras que Draco la observaba. Con sus dedos recorrió cada parte del rostro de la Griffindor, hasta llegar a sus mejillas. Su piel era suave y tersa, que produjo un pequeño escalofrío en él. Notó que la muchacha ardía y seguía apuntándole con la varita.
-Espera –ordenó Malfoy –Quiero pedirte otro favor…
No se que decirte,
Esa es la verdad.
Si la gente quiere
Sabe lastimar.
Tú y yo partiremos.
Ellos no se mueven,
Pero en este cielo
Sola no me dejes.
-¿Un favor?
-Quiero que también hagas desaparecer los recuerdos de mi infancia. Quiero que borres todo rastro de que mi nombre es Draco Malfoy –el joven posó la delicada mano de Hermione sobre su mejilla, con expresión dolorida –Quiero olvidar mi apellido.
-Malfoy… -Susurró llorando más desesperadamente.
-¡Borra a Draco Malfoy de este mapa! ¡Vamos! –gritó el Slytherin.
-Yo… yo no puedo hacer eso…
-¡La bruja más inteligente de Howarts eres tú! ¡Tienes que saber hacerlo! ¡Hazlo! –chilló sacudiendo su cabeza.
-¡No! ¡No quiero! ¡No puedo!
-¡Claro que puedes!
-¡Malfoy! Yo no quiero que te vayas…
No me dejes, no me dejes,
No me escuches
Si te digo "no me ames"
No me dejes, no desarmes
Mi corazón con ese "no me ames"
-Granger… -susurró. –Acabo de rechazar tus sentimientos y aún así… ¿no quieres que desaparezca?
-¡No! ¡Yo quiero seguir viendo a Draco Malfoy! ¡Quiero verle cada día, con su mirada perdida y su sonrisa! ¡Porque sin darme cuenta es así como me gusta! –confesó sonrojada.
Sus miradas se cruzaron fugazmente y el prefecto de Slytherin suspiró hondo. Ahora el gris de sus ojos entornaba un brillo especial. Él limpió lentamente sus lágrimas y haciendo lo que su corazón dictaba, se fue acercando hasta que las caras de ambos estaban más cerca de lo normal. Draco pudo sentir el aliento que desprendía la Griffindor y de nuevo aquel cosquilleo lo invadió.
No me ames, te lo ruego
Mi amargura déjame,
Sabes bien, que no puedo,
Que es inútil,
Que siempre te amare.
El tan esperado contacto entre sus labios se produjo. Era lo único que importaba. Aquel sabor de sus bocas, sus manos entrelazadas y sus cabellos revueltos en aquella mugrienta aula. Daba igual el lugar, el momento o quienes eran los responsables de tan frenética pasión. Las siluetas de ellos se movían precipitadamente de un sitio a otro, llevados por el sentimiento que los impulsaba a cometer una locura. Ella era una Granger, hija de muggles. Él era un Malfoy, hijo de magos. Pero eso… ¿Qué importaba?
Él bajó desesperadamente por su cuello, besándolo a cada paso. Sus manos se perdieron en el cabello castaño de Hermione y despacio se dejaron caer sobre el frío suelo.
-¿No juegas? –preguntó débilmente la prefecta.
-¿A qué? –dijo Malfoy, desabrochando la túnica de la muchacha. –Esto no es un juego.
No me ames
Pues te haré sufrir
Con este corazón que
Se lleno de mil inviernos.
No me ames
Para así olvidarte
De tus días grises.
Quiero que me ames
Solo por amarme.
-Malfoy, ¿qué sientes? –preguntó temerosa.
-¿Qué sientes tú?
-¡Ya te lo he dicho! –dijo enfadada, mientras que Draco besaba mejilla.
-Yo… siento lo mismo –confesó el joven, lo que hizo latir más fuerte el corazón de Hermione –Pero… yo te haré sufrir…
-Da igual… yo quiero estar contigo… siempre… -murmuró ella entre beso y beso.
-No quiero verte llorar… ¿está bien?
La Griffindor negó con la cabeza y abrazó a Draco. De pronto, un ruido los sobresaltó de tal modo que cuando se levantaron violentamente Hermione chocó contra la larga mesa. Emitió un grito sordo y el Slytherin colocó su mano sobre los labios de ella. Delicadamente la deslizó hasta detrás de la puerta y en menos de un segundo, ésta se abrió. Un hombre de mediana edad, cabello negro y graso, con ojos vacíos y expresión seria, entró por ella. Era el profesor de Pociones, Severus Snape. Si él veía a Malfoy buscaría la manera de ayudarlo a ir hasta la sala común, pero si estaba Hermione sería diferente. Snape buscó frenéticamente una poción entre las miles que había. Entretanto, el joven aprovechó y sigilosamente condujo a la chica por la puerta y velozmente subieron las escaleras. El profesor se percató de que alguien había y corrió tras ellos. Después de una larga carrera por largos e interminables pasillos, escaleras que no dejaban de cambiarse, llegaron hasta la sala común de Griffindor.
No me ames.
Tú y yo volaremos
Uno con el otro
Y seguiremos siempre juntos.
Este amor es como el sol que sale
Tras de la tormenta,
Como dos cometas
En la misma estela.
-¡Hermione!
Era la primera vez que la joven escuchaba salir de la boca de Draco aquel nombre. Su nombre. Sonrió tímidamente y bajó la cabeza. Él la cogió suavemente por la barbilla y besó sus labios tan apasionadamente que a la muchacha se le cayó la varita. Ella rodeo su cuello y él besó su cuello. Ya pasaba media noche y la luna brillaba radiante en el cielo despejado. En el Bosque Prohibido de Howarts se oían extraños ruidos, pero en aquella sala el silencio y la tranquilidad los invadía.
-Mañana quiero verte… -murmuró el Slytherin.
-Mañana me verás –afirmó.
-Me gusta tu cara, es tan bonita… -declaró el rubio.
No me ames.
No me ames.
No me ames.
No, no me ames.
No me ames.
No me ames.
No me ames.
Comentarios: Soy Xiaoyu!!! Wow!!! Mi primer songfic y fic de Harry Potter!!! Además de la mejor pareja; Draky y Hermy -
La canción que elegí para el primer capítulo (voy a escribir más) se titula "No me ames" (evidente, nu? xD) y es de Jennifer López y Marc Anthony. Sie sie, una canción muy bonita. La canción del siguiente capítulo será "Amar, ¿Lo recuerdas?" de mis queridas Charm! (Aunke solo la canta una….) Una preciosa canción!!!! o
Mm… ¿Qué más? Ah, si! Este es el capítulo más largo de todos mis fics! Y eso que lo escribí en una noche… pensé que no me daría tiempo a terminarlo, estaba inspirada!!
Al principio Drakito se muestra indiferente a la declaración de Hermy (más adelante habrán algunos "Flash Back" de antes de que se declarara) pero no puede resistirse!!! Jujujujujujuju…. (lokura)
Ron, Harry y Ginny son malos… los dejaron solos en las mazmorras… o.oUU…… pk decían ke así no los pillarían… ¬¬U…… y os preguntaréis, ¿Por qué Snape abrió la puerta si estaba cerrada con un hechizo? Aer, ¿¡Snape no es un gran mago!? ¡Supongo que sabrá deshacer el hechizo, nu!? xDDD ke no… ke no…… (conciencia de Xiaoyu: no seas mala, chica… diles la verdad… ¬¬) vale vale…. No hace falta que te pongas de su parte…. Eske la puerta solamente se podía abrir desde fuera…. Ke pena ke Hermione y Draco no la hubiesen cerrado, así quedaba atrapado Snape!!! Jajajaja….. (conciencia de Xiaoyu: ¡Eres muy cruel! Pobre Snape…..snif… ;;) ………. Bah…. Snape me cae bien…. Pero sería interesante…. Bueno… ¡Hasta el próximo capítulo!
