"Por todo el whiskey de la ciudad…Y el pequeño héroe acosador."

De verdad no sé cómo he soportado un turno de dieciocho horas en estas condiciones. La cabeza me palpita, la boca la siento como un desierto nunca aprendo en no beberse todo el whiskey de la ciudad en una noche, mis pasos son cansados el sol está en su punto y el calor me está agotando no puedo más y me desplomo en un banca, recuestotodo mi cuerpo en la banca esperando que este dolor palpitante se calme y pueda llegar a casa.

Una sombra tapa el sol no quiero abrir los ojos, me siento exhausta.

-Si vas a robarme o algo por estilo, mañana es día de cobro vuelve mañana, hoy solo tengo facturas que darte.

-No vengo a robarte.

-Bueno entonces vete

-He estado siguiéndote toda la tarde.

-Mira si eres un loco acosador yo estoy aún más loca que tú, tengo un bisturí en la bolsa y sé donde pasan tus vasos principales.

-¿Siempre eres así de amable?

-Sí, siempre, bueno si vas a quedarte ahí empieza por abanicarme con esto, hace mucho calor.-Y le extiendo un folder vacío, sé que debería correr o algo pero es un parque un grito y cualquier policía se acercaría. Me mueve un poco en el brazo, el movimiento lo siento delicado contra mi piel.

-¿No vas a dormirte aquí o sí?

-Es un lugar cómodo pero si sigues aquí no puedo.

-Eso a una doctora no le daría un buen aspecto.

-¿Tú como sabes que soy médico?

-Acabas de atenderme hace unas horas.

-¿Y qué te he recetado mal y bienes a reclamarme? Mira amigo, si algo tomo serio es mi trabajo, solo tengo un dolor de cabeza y para tu seguridad ni siquiera entre a quirófano hoy ¿Ok? Ahora quítate de enfrente para que pueda irme.-Me levanto aturdida, queriendo enfocar la vista y un espasmo me recorre el estómago arcadas siento subir por mi garganta y corro al cubo de basura más cercano. Y ahí está él sosteniéndome el cabello.

-Dime que no haces esto seguido.

-Ha sido una ocasión especial, me he graduado de mi segunda especialidad.-Enfoco a esa voz gruesa y me pongo aún más pálida de lo que estoy si yo lo atendí porque no vi esa cara. ¡Dulce y santa madre!

Yo sabía que tenía que dormir solo unas horas y estaría como nueva, estiro mis brazos y abro los ojos, doy un brinco sobre la cama este no es mi apartamento y estoy muy segura que esta no es mi cama, aún tengo la ropa puesta, alado de la cama sobre un pequeño buro hay un vaso de agua y un par de aspirinas, las tomo y me bebo toda el agua de golpe. Camino por un largo pasillo y escucho una música a piano, bella y relajante. Y ahí esta él de espaldas en la cocina más moderna que he visto jamás.

-¿Me has secuestrado?

-¿Qué? Por fin has despertado, te desmayaste al verme, sabía que era guapo más no que provocase desmayos.-Ríe estruendosamente y camina así mí.

-¿Te has golpeado últimamente la cabeza? Por qué hablas como si lo hicieses seguido, además eres tú quien me ha seguido, ¿Con qué objeto?.-Mira nervioso sus zapatos negros y perfectamente lustrados, su pantalón de vestir gris se ajusta perfecto a esas caderas, culminando en esa camisa blanca con los primeros botones abiertos, trago grueso y miro hacia otra dirección.

-Yo quería…invitarte a una cita.

-Suelto el aire de mis pulmones.-Bueno las citas son afuera no las llevas a tu casa, esperando dormir tranquilas en tu cama.

-Yo solo quise ayudarte, no iba a dejarte desmayada en un parque.

-Bueno tienes razón supongo que eres una especia de héroe ahora.

-A los héroes se les recompensan ¿Sabes?

-No me digas, un beso por el caso cuatro mil quinientos de la semana, salvando a una chica.

-Soy Terry.

-Candy.-Estrecho su mano y veo su sonrisa ladeada, hoy fue un día, como pocos en la vida…