Disclaimer: Naruto le pertenece a Masashi Kishimoto.

Mi pequeño aporte al mes SasuSaku. Dedicado con todo mi cariño a todas las hermosas del grupo Naruto Parejas Cannon.


Agradecimiento

Si pudiera decirte una palabra antes de irme, ésa sería gracias. Te diría gracias, porque me amaste, me amas, y probablemente —y conociéndote como eres— me amarás a pesar de todo. Eso, definitivamente, es más de lo que merece una persona como yo. Te diría gracias, porque eres incondicional y no dudas en hacer lo que sea por mí. Incluso interponerte entre ese ninja que era yo, postrado en la rama de un árbol, inhabilitado para pelear por el abuso del Chidori y una muerte segura. Aún recuerdo cómo —valientemente, como la kunoichi que eres— interviniste mi pelea contra Gaara, salvándome, pero a causa de un gran daño hacia tu persona. Nunca me perdoné el no haberte protegido. Incluso arremetí contra Naruto un tiempo después, porque veía cómo él avanzaba rápidamente, cómo me alcanzaba —y posiblemente superaba— y yo estaba casi estancado, consumido por un sentimiento de venganza que se acrecentaba con cada segundo, con cada minuto de mi vida.

Es ese sentimiento el que me transformó. Pero no le atribuyo sólo a eso toda la culpa, pues yo también fui débil al sucumbir ante ella. Y fui débil porque no pude ser lo suficientemente honesto contigo. Es verdad que la venganza me pesaba más y que por ese motivo renuncié a todo, pero aún así, esa noche no fui sincero; no te dije que te hiciste un espacio, un pequeño y recóndito espacio en lo profundo de mi corazón. Ese corazón que bombeaba sólo por la sed de matar a mi hermano, de vengar a mi familia, pero que poco a poco, lentamente, casi tan lento como el andar de una tortuga, fue cambiando su curso; un curso en donde aparecías tú. Borrosamente, casi invisible, pero ahí estabas. Y ahí estás.

Pero esa noche pude decírtelo. Y aunque mis párpados caídos —que tú no veías a causa de las lágrimas que brotaban de tus ojos— demostraban que una ínfima porción de mi centro se quedaba contigo, yo me fui y te dejé. Y no pensé en ti; todo lo hice por mí. Pero pude darte las gracias. Y esa palabra, luego de haber abandonado a la aldea y a mi núcleo, fue mi único consuelo. El consuelo de que me equivoqué en todo, menos en eso.

¿Hasta cuándo me atormentará el peso de mis decisiones? Y entonces recuerdo que no era más que un niño intentando actuar como adulto, porque así sentía que debía ser. Pero ahora hago una retrospección y me doy cuenta que sólo estaba encaprichado con la venganza; enceguecido, como un tiburón que huele la sangre fresca de un pez y lo único que quiere es despedazarlo hasta que todo llegue, molido, a sus intestinos. No tenía miramientos; realizaba lo que se me daba la gana.

Y ahora, habiendo reconsiderado lo hecho anteriormente, siento la necesidad de remendar todo. Y de volver a hablar contigo. De susurrar tu nombre y escuchar cómo tú susurras el mío. Creo que ni siquiera merezco tu perdón por haber intentado matarte, no sólo a ti, sino que a tus más queridos. Pero necesito al menos volver a decírtelo.

Y ahora que tengo la oportunidad, ahora que te he visto nuevamente, que he apreciado tu inmensa mejoría y crecimiento, y cuando toda esta guerra sin sentido acabe, volveré a decírtelo. Miraré tus ojos jade, tú titubearás un momento y luego yo me liberaré por completo. Volver a decirte gracias es lo que necesito.