Bienvenidos sean todos a la continuación de mi Fanfic- Nunca Pensé.
He aquí un prólogo que os ayudará a entender qué paso con Draco.
Muchos besos & Gracias por los Reviews en mis últimos capítulos.
Dedicado a Keekee. Por ser una de las que me ha apoyado mejor en esta causa.
Besos a: 19emma87; Zoecita; BarbieNottWeasleyMalfot; Kiki; SofiaC. Ahh y Krla, que aunque me pareció ofensivo su review, me gustó que emitiera su opinión.
Disclaimer: J.K. Rowling; Escenarios & Personajes.
Trama: VMCH
Prólogo: Tan sólo cuatro años.
Solo en una habitación; de tu propia mansión; fue tomada como cuartel de tu amo desde hace ya cuatro largos años. Esa; la de en medio del pasillo principal, te pertenece y no está muy alegre que digamos. No entra ni un rayo de sol. Tus ropas son negras la mayoría del tiempo y sobre tu cama distendida, descansa una máscara plateada que oculta tu identidad. Hace cuatro años que te enlistaste con Lord Voldemort. Hace cuatro años que no la ves. Hace tres semanas que no te acuestas con ninguna de las prostitutas que rondan por la mansión y manchan tu apellido, ni con ninguna de las mortifagas reconocidas por el Señor Tenebroso. Es la única manera de librarte de la presión que te enjaula en esa habitación y te obliga a ir en busca de cada vez más. Portar la marca en tu antebrazo no es nada fácil, y te pesa recordar cuánto te costó conseguirlo.
Recuerdas perfectamente el dolor de cada Crucio. Recuerdas cada una de las decisiones que tomaste cuando el mismísimo Lord Voldemort te informó que tu propia tía, esa que portaba tu sangre, había asesinado a tu madre. Tomaste un simple cuchillo; sumamente afilado que se encontraba en la cocina y fuiste tras ella. Una puñalada por la espalda bastó para que cayera agonizando al suelo, luego con mil crucios la dejaste enloquecer mientras moría poco a poco y la dejaste sola, para que muriera como merecía. Recuerdas los gritos de Pansy, cuando la marca estaba hecha y no había marcha atrás. Dolor. El único sentimiento que te unió con tus compañeros; pues Pansy y Theodore se separaron y quedaste como el malo de la película; pues según Theodore, la última vez que hablaron; eras el culpable de que ella lo dejara. Nunca entendiste si era cierto; pues nunca Pansy te habló del tema.
El que llevó el mayor número de tortura fuiste tú; pues querían que pagaras por los errores de tus padres. Recuerdas como a escondidas le llevabas ungüentos y calmantes a Pansy. Pues lo tenían prohibido; decían que era un dolor que valía la pena disfrutar. El cuello de Pansy nunca estuvo más adolorido y jamás había llorado tanto por dolor físico; pues era una chica fuerte. Ahora Pansy era diferente. Estaba orgullosa de ser mortífaga, y era una de las personas completamente libre de sentimientos y frívola que conocía. Ya no era la de antes y jamás volvería a serlo. En cambio, Zabini siempre seria el mismo. Daría lo que fuese por tortura fuertemente hasta la locura a cualquier hijo de muggles que encontrara en su camino. Voldemort lo llama el Verdugo de los impuros; a ti te sabe a mierda lo que haga Zabini con su vida.
Hace cuatro años que eres lo que eres y te tortura la idea; pues ser un mortífago no es algo de lo que puedas estar orgulloso. Hace cuatro años que te convertiste en un alma en pena; un ser sin corazón. Solo para con tu amo. Pues intentas que lágrimas no broten de tus ojos y una que otra lágrima impotente se te escapa una vez por mes. La extrañas, obviamente. No sientes frio ni calor. Es extraño que si sientas hambre y de vez en cuando vacío. Te forjaron para que no sintieras nada y para que ninguna expresión brotara cuando te causaran dolor.
Aniquilar, destruir y asesinar. Son las palabras que más utiliza tu amo. Te obliga a pronunciarlas y llevarlas a cabo en las prácticas.
Tu padre no ha muerto, pero se encuentra amarrado a una cama sufriendo. Como deseas a veces que hubiese muerto y que no te hubiese arrastrado con él hacia este infierno en el que vives. Deseaste que muriese hace cuatro años; cuando recibías castigos de su propia varita. Y a tus compañeros también.
Theodore se pasa todo el rato en su habitación; solo. Y Pansy de vez en cuando se mete en tus sábanas solo por placer. Te liberas de presiones cuando estás con ella. Pero no la quieres más allá de una manera fraternal. Es tu mejor amiga aunque quisiese algo más. Una mano lava a la otra. Simple desahogo.
Ya están listos. Tú y tus tres compañeros ya son mortífagos de verdad. No; lo que pensaban cuando tenían dieciocho, no. Son algo completamente diferente y solo pasaron dos años desde que tenían dieciocho.
Comienzas a buscar en tu armario el relicario. El que tenía su nombre; en el que se encuentran tu foto y la de ella. De esa cajita lo extraes y lo admiras entre tus frías manos. La plata aun brillaba como si la hubiese pulido al sacarla de su encierro. Lo observas con suspicacia y cautela. No sabes qué saldrá de allí en cuanto lo abras, no sabes que reacción tomará tu corazón al abrirlo cada noche y siempre es la misma. Se forma un nudo en tu garganta y las ganas de escapar se incrementan inmensamente. Todas las noches soñabas con ella. Con tu "prometida"; pero sabes que todo está perdido. La puñetera vida te dio un vuelco y no te dejó tenerla para ti solo; cerca de ti. No. Quiso que todo terminara esa tarde. Recuerdas haberla oído decir "¡DRACO, NO TE VAYAS!". El dolor yace en tu pecho; y aun no se escapa. Se te dificulta respirar y tu saliva se vuelve espesa cuando piensas en ella.
Eres un fantasma; Draco Malfoy se pasea por los pasillos de su mansión y nadie lo nota. Nadie sabe tu paradero ni tu realidad. Te creen muerto y así es mejor. Mientras menos te crean vivo es mejor; o eso piensas. Estas cansado y semicírculos púrpuras se colorean bajo tus ojos; observas tu reloj de pulsera y da la medianoche... Te acuestas sobre la cama. Fría. Duermes cuatro horas y otra vez despierto. Hace dos años que esperas una misión. Pero tu amo no ha dado órdenes. Eres el mejor de los oclumantes y por ende el Señor Tenebroso teme de lo que trames y pienses. Otra de las causas por las que siempre te torturaron más. Teme que lo desafíes ya que eres el mejor de toda tu generación. Te sigue Nott y luego Pansy. Según Lord Voldemort, Zabini aun esta en entrenamiento. Es el más duro de roer, aunque el primero que se hizo la marca.
Tocan la puerta. Te levantas de la cama y pasas una mano por tu cabello. Tomas la máscara plateada de tu cama. Abres la puerta y al otro lado esta Zabini serio. Te preguntas qué rayos quiere.
-El Amo desea vernos- dijo y se dio media vuelta para llamar en las otras habitaciones a los demás. Lo sigues cuando hubo terminado y te lleva a la biblioteca segundos después. Su despacho.
Pettigrew abre la puerta y entras sin mirarlo; para ti es un simple traidor y sirviente insignificante. Te da asco; aunque odies a Potter y su clan, lo que hizo Pettigrew no tiene perdón. Caminas dentro de la habitación y llegas al punto donde tu amo espera que te detengas. Te observa con sus serpentinos ojos; rojos de excitación. De seguro es una misión. Trata de leer tu mente; pero a tu suerte eres el mejor de los oclumantes de ese lugar tan sombrío.
-Señor Malfoy; tiene una misión- dijo y tu expresión no cambió ni por un segundo; él al notarlo continuó –Es algo muy sencillo, en realidad.- sisea desde su trono, se cree el rey del mundo cuando sabes que nunca podrá serlo.
Asientes.
-Señor Malfoy, el plan es simple, muy simple. Necesito que me traiga a la Señorita Rita Skeeter. Pienso que es hora de terminar con su estúpida columna y esa es la mejor manera. Su existencia es terrible e irritante; ha publicado un artículo sobre mi "trágica" vida y eso no lo permitiré.- dice sarcástico y suelta una maquiavélica carcajada.
-¿Desea que la mate, Señor?- preguntas con respeto. El asiente y tú te sientes bien, una fácil misión.
-Ya es hora Señor Malfoy, quiero su cabeza- hizo una pausa y escudriñó tu rostro, buscando algún pensamiento, pero nada. Aun nada. –Tráela-
No hayas nada que hacer o decir. Haces una pequeña reverencia y te retiras en silencio. Te colocas la máscara y de inmediato salen en dirección a la puerta. Te desapareces en la entrada y apareces en el editorial de El Profeta.
Una hora más tarde, traías colgada de los rubios cabellos la cabeza de Rita Skeeter. Chorreaba su sangre y manchaba toda la mansión. Te sientes ofendido, aun. Esa misión había sido muy fácil, y aun tenías sed; sed de venganza, de genocidio.
El amo te felicitó, y te dirijo un montón de babosadas que no recuerdas, ya que eran insignificantes para tu existencia. Recuerdas que cada noche subes a tu habitación y encuentras a Pansy Parkinson sobre tu cama, en paños menores. Cada noche te dejas llevar por la lujuria y la melancolía mezcladas. Tú y Pansy no tienen nada, solo se satisfacen el uno al otro. Aunque ella quiera ir más allá de eso, jamás podrá; ya que tú ya tienes dueña. Quieres buscarla, tenerla junto a ti, sentir su aroma a vainilla y durazno, dulce. Te da asco Parkinson; no puedes creer que después de que tanto se había dado su lugar el primer año en la mansión, ahora se prostituya sin recibir nada a cambio, solo placer; satisfacción. Ya se ha acostado con todos y cada uno de los mortífagos de la mansión que tienen su edad.
Sales por un trago, dejándola sola y dormida sobre tu cama y cubierta por tus finas sábanas. Bajas a la cocina y te sientas en un sillón junto a una pared, desde ese lugar, se escucha el sonido de jadeos y camas golpeando la pared. Zabini piensas.
No obtienes lo que quieres, poder. El amo no te da misiones interesantes y solo quieres escapar. Lejos, muy lejos. Ves a diario en El Profeta a Harry Potter, en primera plana. Te remontas a los momentos que pasabas con ella, con esa castaña insufrible que te dejaba anonadado con cada acción, cada movimiento en su tablero de juego, con cada beso y cada caricia. No puedes sacarla de tu mente, está allí; plasmada con sangre y lágrimas.
Del otro lado del salón se encuentra Daphne Greengrass y te observa excitada. Solo con tu presencia.
Te sientes incomodo con su mirada, ya que realmente no te parece una belleza griega ni tiene aires de diosa, su cabello está opaco y su cutis reseco; además, está comprometida con Theodore y realmente no quieres más problemas. Jamás traicionarías a Theodore, aunque siga en pie el simple hecho de que no te dirija la palabra, fue tu compañero de habitación y no solo eso fue tu camarada en todas las travesuras en Hogwarts. Tal vez llegó a ser tu mejor amigo, y lamentas que crea cosas erróneas. Pero no le pedirás perdón por algo que no hiciste, además los Malfoy no piden perdón. Además tú amas a tu castaña rata de biblioteca, monja y necia. Tal y como es. Y por sobre todo, la propuesta de matrimonio sigue totalmente en pie.
Esperas que de una vez por todas, Potter y su combo aniquilen a tu amo, y así dar por terminada esta estúpida guerra. Ya no eres un enclenque chico de dieciséis años, tus veinte primaveras te caen de maravilla. Eres mucho más alto, tu rostro ha cambiado a facciones más duras, ya no eres un niño que se metía en problemas, no puedes darte ese lujo.
No duermes casi nada.
Comes una sola vez al día.
Odias a esa estúpida castaña por tenerte enredado a sus pies, por amarla tanto.
La buscas; la pierdes. Semanas antes habías leído en El Profeta que se graduaba con honores, pero no había fotografías. Es una Aurora.
Está en peligro y eso era lo menos que deseabas; pero no lo puedes evitar. Sabes que lo ha hecho para buscarte. Jamás le prohibirías eso, tener fe en ti.
Caminas lentamente hacia las escaleras y subes escalón por escalón, estudiando tus zapatos; cabizbajo. Introduces tus manos en tus bolsillos y sientes el relicario en tu bolsillo derecho. Lo abrazas con tu mano y lo sientes, cálido. Sientes a Granger cerca, pero sabes que es otra alucinación de esas que te dan una vez cada tres meses.
Entras a tu habitación y Pansy sigue allí, dormida. La levantas y la llevas en brazos aun cubierta por tus sábanas negras hasta su cuarto y allí, en su cama la colocas con delicadeza; con temor a que despierte. Te quedas un rato prendado a su rostro; pues ella sí que es hermosa, no como las demás en la mansión. Su cuerpo es hermoso en realidad, cada día te asombras con un nuevo lunar que encuentras alrededor de su cuerpo y con cada delicado rasgo de su rostro cuando te mira. Ella es la única luz que brilla en esa mansión, la única que disfruta el hacerse notar, tu mejor amiga; pero jamás tu confidente. Nunca dejarías que tu secreto dejara de ser secreto. Es cierto, ella no quería entrar a este mundo; pero si se enterara de tu simple secreto, todo se vendría abajo y de solo pensarlo te dan escalofríos.
Sales del trance y caminas sin hacer ni un ruido para legara a la puerta y cerrar con llave. Caminas cruzando el pasillo y te infiltras en tu habitación. Sin quererlo vuelves a recordar a tu amada castaña. La sientes junto a ti, pero lamentablemente vuelve a ser mentira, traición de tu subconsciente. Vuelves a estudiar el relicario con delicadeza, y a escudriñar cada ranura y cada letra, las fotos que en él reposan, sonrientes, tú y ella.
Un ruido ensordecedor viene de fuera, la alarma que utiliza tu amo para asuntos importantes. Introduces el relicario en tu bolsillo y sales de la habitación. Te encuentras con las orbes verde esmeralda de Pansy y le sonríes de medio lado, su cara de somnolencia te enternece y sus ropas están desaliñadas. No quieres sentirte enternecido pero sin querer comienzas a sentirlo.
La tomas del brazo con delicadeza para que se apresure y no sean amonestados por su amo.
Bajan las escaleras con rapidez y agilidad, tu arrastrándola del brazo. Y llegan a la sala donde El Señor Tenebroso los espera.
-Honorables seguidores; es de su competencia saber que están aquí debido a su lealtad- dijo e hizo una pausa para escudriñar los rostros de los presentes. Se encontraban allí, Pansy, Zabini, Nott, Las Greengrass, Crabbe y Goyle. –Son los mejores en la mansión y los más capacitados. Solo debe consistir en atacar Diagon Alley; y ustedes saben que hacer.- Goyle, Crabbe y Zabini sonrieron maquiavélicamente. Un escalofrío recorrió tu espalda.-Está a cargo señor Malfoy- dijo señalándote. Comenzó a reír para sí mismo y tu simplemente hiciste caso omiso a su carcajada. Tu expresión no cambiaba y la de Pansy comenzaba a mutar en temor; apretaste su mano para darle fuerzas. Asientes y te escabulles con Pansy fuera de allí, los demás te siguen.
Agrupas a todos en la entrada.
-Máscaras- ordenas con voz dura- No quiero el más mínimo error; si los reconocen, están fritos. Juro que si no los asesinan lo haré yo- amenazaste. Todos se colocaron la máscara plateada y la ajustaron sobre su rostro. Haces lo mismo; sientes como comienza a arderte la marca en el antebrazo izquierdo.
Adrenalina corre por tus venas antes de tiempo.
Tu trabajo comienza ahora y comienzas a sentirte importante.. Introduces la mano en tu bolsillo justo antes de realizar tu aparición en conjunto con Pansy.
Ahí está, y a donde quiera que vayas, ahí está ella.
Ella te acompaña y el relicario te recuerda quién rayos eres.
Tú eres el elegido del Señor Tenebroso.
Tú eres Draco Malfoy.
