Continuo entregando retillos, aunque este es larguito.
Datos del fic:
Título: Problematic rooms.
Parejas: Taiorato, Yamame (Yamato x Meiko), Koumi, Koumimato, Takari, Daimiyaken, Joumi, Koura.
Capítulos: 8.
Ranking: T
Genero: Humor / Friendship
Advertencias: OOC, IC, Locuras sin sentido.
Disclaimer: Digimon no me pertenece, es de su respectivo autor.
Reto dejado por Jackilyn: Fic recopilatorio basado en la reunión de los chicos y chicas en sus casas (contarás cómo surge en cada casa, pues cada capítulo es una reunión). Si haces aparecer algún adulto (padre de alguno de los elegidos), haría más graciosa la situación.
ºProblematic roomsº
1
Yamato / Meiko
.
Yamato suspiró por tercera vez y observó el panorama.
Todo era un puro caos. Taichi estaba saltando en su cama por algún motivo, junto a Sora, que tiraba de sus pantalones con intenciones, en vano, de impedir que continuara, con las mejillas enrojecidas.
Takeru y Hikari estaban en el suelo, rodeados de C.D de música que catalogaban según su criterio. Mimi estaba mirando su ropa como pedro por su casa, mientras Koushiro iba a recogiendo todo lo que dejaba caer. Al final, el pelirrojo había terminado cubierto de ropa y era apenas una capa visible.
Joe estaba en su escritorio haciendo deberes. Sí. Deberes.
La única persona normal era Meiko, a su lado, sentada educadamente en la silla y bebiendo poco a poco de su taza. Yamato la miró de reojo. Era la típica chica que no encajaba. La tímida a la que cualquier cosa hacía sonrojarse.
—Vaya locos— soltó en un suspiro, repantigándose en la silla.
Meiko levantó la vista de su taza para posarla sobre él.
—¿Eh?
Él la miró un instante.
—Los niños elegidos. ¿Te los habías imaginado así? El líder saltando en mi cama con su novia. Los más jóvenes jugando con C.D como niños. El más inteligente hundido en ropa. El mayor enfermo de deberes. Y bueno, luego está Mimi.
—¡Te he oído! — advirtió Mimi probándose una de sus camisetas—. Soy la chica fabulosamente fashion del grupo.
—La princesa— corrigió Taichi dando un nuevo salto que casi provocó que Sora le bajara los pantalones.
Sora rio con ganas y Taichi la estrujó entre sus brazos.
Yamato bebió y desvió la mirada.
—Son alegres.
—¿Eh?
Meiko entró en su punto de visión.
—Ellos son alegres y… activos. Es bueno. Divertido.
Por un instante, la imagen de ella fue preciosa. Con la mirada brillante. Las mejillas perladas y la sonrisa tierna, como si mirara a un grupo de niños de adorables.
Alguien gritó. Supo enseguida que se trataba de Mimi, pero algo lo retuvo de girarse.
Meiko le miró, parpadeó y se sonrojó, llevándose la mano a la boca, echándose hacia atrás. Yamato sintió algo pesado sobre su cabeza y la risita de Mimi a lo lejos. Taichi había dejado de saltar. Hasta las voces se habían apagado.
Se llevó la mano hacia la cabeza y atrapó la prenda. Sus calzoncillos especiales de navidad. Los que tenían dibujado pingüinos y palitos de caramelo. Se los quitó, mirando hacia donde Mimi había empezado a silbar. Koushiro le miraba nervioso y seguramente haciendo gestos bajo todo el tumulto de ropa.
—Yamato, no sabía que tenías esos gustos pingüinillos. ¡Qué mono! — exageró Tai.
Takeru gruñó una risa apagada. Mimi estalló.
Y luego todo fue un caos. Yamato persiguiendo a Taichi por la habitación, quien de algún modo ondeaba los calzoncillos a modo de bandera. Sora intentando poner orden. Joe intentando impedir que las bebidas cayeran sobre sus sagrados deberes. Koushiro sepultado por ropa. Mimi animándoles y haciendo apuestas con Takeru. Hikari tomando fotos.
La puerta de la habitación se abrió y todos se detuvieron. El padre de Yamato los miró como si estuviera viendo un circo.
—Veo que os lo pasáis bien. Oh. Y tenemos una nueva integrante.
Meiko dio un paso al frente, tímida, inclinándose para hacer una reverencia y presentarse. Antes de que pudiera abrir la boca, los calzoncillos cayeron sobre su cabeza mientras Tai se miraba la mano, confuso, preguntándose cómo habían llegado ahí.
Yamato le arreó una torta en la cabeza, quitándole los calzoncillos de la cabeza a la pobre Meiko y disculpándose.
Antes de que sus pobres huesos dieran con el suelo, el mediano de los Ishida, la aferró entre sus brazos.
—Yamato, tienes que mirar otro modo de ligarte chicas— aconsejó Hiroaki dándole una palmadita en la espalda.
Yamato se prometió no volver a permitir que todo el grupo entrara en su dormitorio. Nunca. Jamás.
Especialmente Taichi. Lo tendría vedado de por vida.
Notas autora: Le di a escoger y quiso que empezara por esta parejilla. Aunque más que pareja, ha sido un evento de risa xD. Pero bueno :3
Siento si quedó demasiado OOC uxu.
