Llanto y suplicas era todo lo que se escuchaba en el lugar.
-¡Mátame! - Desafío - ¡Mátame, o te juro que seré yo quien acabe con el terror que has sembrado en mi familia!
-¡Piedad, mi amo! - suplicaban una y otra vez aquellos que gobernaba sus vidas a su completa voluntad y capricho
-¡Mátame! - gritaba desafiante a voz en cuello desde el suelo donde estaba tirado
-¡No lo haga, mi señor! - suplicaba llorando el mayor de los ahí presente
-¡Piedad! - suplicaba el hombre que estaba a su lado
-¡Mátame maldito cobarde! - gritaba el cautivo mientras se ponía de pie
-¡Cállate o...! - exigió el señor de todos
-¡Romperé tu dominio! - Grito desafiante - ¡y cuando lo haga...!
-¡Avada...! - dijo el amo
