No se suelen ver normalmente estudiantes transferidos una vez empezado el curso. Pero aunque sea algo raro, no está fuera de lo común. El taxi me acababa de dejar en las puertas de la academia, el sol había desaparecido hacía unos diez o quince minutos, pero aún así había suficiente luz como para ver lo que había alrededor. La puerta de entrada a la academia quedaba justo enfrente de mí. No tuve ningún problema para abrirla ya que estaba entreabierta, lo primero que tenía que hacer era ir a la oficina del director a informarle de mi llegada. No tenía ni idea de donde estaba su oficina, pero solo podía seguir el único camino que llevaba hasta la puerta. Desde que la había pasado estaba segura de que me terminaría perdiendo. Seguir el camino fue exactamente como me lo había temido, un cruce lo dividía y no tenía ni idea de por donde tendría que ir para llegar hasta la oficina. Me quedé en el sitio maldiciendo haber llegado tan tarde como para que no hubiese ni un alma que me pudiera ayudar.
No se cuanto tiempo estuve ahí parada, pero para cuando salí de mi mundo porque sentía que alguien me miraba, ya había anochecido completamente. Solo la luna iluminaba lo suficiente para ver a un chico de cabello rubio y bastante, a mi parecer, siniestro, mirándome. Algo en mi interior me decía que no era prudente acercarse a él, que era peligroso o que había algo que no cuadraba en él. Pero, haciendo caso omiso de mis instintos (y de mi timidez), carraspeé y me acerqué en su dirección unos pasos para preguntarle el camino:
- Disculpa, ehh... ¿sabes donde está la oficina del director? -la pregunta me salió rápida, seguramente se deba a que su presencia me intimidaba o quizá es que mi timidez había regresado después del "disculpa", esto último era lo más probable. Si ni siquiera era capaz de pedirle a alguien en la calle una dirección o la hora.
- Si. -su semblante no había cambiado nada, parecía estar pensando en algo. Quizás se preguntaba que hacía una pelirroja perdida, con una maleta en la mano, preguntándole por la oficina del director ya pasadas las 10; o quizás no. Me acerque más y pude ver que tenía los ojos azules. Justo cuando le iba a pedir si podía llevarme hasta la oficina, apareció otro chico, de solo kami-sama sabe donde.
El recién llegado imponía más que el ojiazul. Vestía un uniforme de color negro y tenía el cabello de un color plateado que se podría confundir con el blanco. Apuntaba al rubio con una pistola y lo miraba con ¿desprecio? no estaba segura.
- Vuelve a tu dormitorio. –su voz sonó irritada. ¿Se había dirigido a mi? eso parece, me da que no se había fijado en mi cara de "estoy perdidaaa".
- Emm... soy nueva, acabo de llegar y... tengo que ir a la oficina del director y no se... donde está. -me había puesto nerviosa, el ambiente entre esos dos era bastante tenso y ahora me miraban a la vez. Dejaron de observarme justo cuando se oyó un ruido a mi derecha, seguido de una respiración agitada.
- ¡Zero! –después de decir eso, la chica que había irrumpido, intentó recuperar el aliento. Respiraba muy agitadamente, debía de haber corrido mucho. Con esta chica, la tensión que se palpaba momentos antes en el aire se aligeró un poco. Ahora éramos cuatro.
- Yuuki, acompaña tú a la nueva transferida hasta la oficina de Cross. -ese debía ser Zero y la chica, evidentemente, la tal Yuuki.
- Bienvenida, soy Cross Yuuki. -le contesté con un simple "Kotara Seiko, encantada"- ¿Eh? ¿Y Aidou-senpai?
- Hn, se ha ido. -ese Aidou debía ser el atractivo chico de antes.
- Vamos, te llevaré con el director, Seiko-chan. -asentí con la cabeza. Yuuki se dirigió hacía el camino de mi derecha, la seguí.
Durante el camino hacia la oficina del director yo me dedicaba a responder todas las preguntas que Yuuki me hacía, de hecho, solo abría la boca para contestar. Ya había conocido a tres personas hoy: El rubio, Aidou; el chico de la pistola, Zero; y la chica de pelo castaño, Yuuki.
Justo después de doblar una curva, un edificio (que debía de ser el instituto) apareció delante. Me recordaba al escenario de uno de esos juegos de zombis que tanto le gustaban a mi hermano. Siempre solía estar mirando como jugaba, no era muy buena manejando, así que me dedicaba a hacer las estrategias o simplemente a indicarle: "tienes uno a tu derecha, a aparecido otro por la puerta principal, etc.". Era muy aficionada a los libros de fantasía, vampiros y licántropos sobretodo, pero los zombis no entraban dentro de mi interés. Me parecían muy poco inteligentes y no me llamaban la atención. Aunque si se trataba de pesadillas, ellos eran los primeros en aparecer.
Volviendo a la realidad, Yuuki ya estaba abriendo la puerta. Pasé, dentro estaba muy oscuro. Definitivamente, cada vez veía más posibilidades de que un zombi saliese de ahí.
- Sígueme. –su voz contrastó con el silencio que había ahí dentro y nuestros pasos resonaban contra las paredes. Finalmente, Yuuki se paró delante de una puerta- Es aquí.
Tocamos y una voz, emmm, con un tono muy alegre dijo: "Pasad~". ¿Ese sería el director?
Dentro de la oficina no estaba solo el director. También el chico rubio ese de antes... como era… Aidou, y otro con el pelo oscuro, ahora nos miraban los tres, parecía que habíamos interrumpido una conversación.
- Oh, Yuuki-chan~ y quien... Ah! tu eres la nueva estudiante ¿no? Has llegado bastante tarde, ya pensaba que vendrías mañana.
- Soy Kotara Seiko, encantada.-ya era la segunda vez que repetía esa frase en el día, y tenía la sensación de que mañana la repetiría más veces.
- Estarás cansada. Yuuki-chan, ¿puedes acompañar a Seiko-chan hasta su nueva habitación?
Yuuki asintió y me dijo: "Vamos Seiko-chan". Salí después de ella de la oficina y no pude evitar girarme. El de cabello oscuro y el director se habían vuelto a poner a hablar, solo me encontré con la mirada de Aidou. Seguía habiendo algo raro con él. Siempre he sido muy intuitiva y tenía la sensación de que algo extraño lo envolvía, a él y también al otro chico. Quizás eran imaginaciones mías, estaba muy cansada.
Por el camino a los dormitorios, Yuuki me explicó que nuestro dormitorio era el del "Sol" y que no tendría compañera de habitación por el momento. La maleta me pesaba mientras subía las escaleras para llegar a mi habitación. En cuanto abrí la puerta le di las buenas noches a Yuuki y entré, cerrando tras de mi. No encendí ni la luz, directamente dejé la maleta en el suelo y me tiré encima de la cama. No me iba ni a cambiar, estaba muerta de sueño y antes de caer dormida pensé en la gente que había conocido. Creo que me terminaría llevando bien con Yuuki.
Esa mañana tuve suerte de haberme levantado para ir al baño, no tenía el despertador puesto. Si no hubiera hecho eso, seguiría durmiendo durante casi toda la mañana, lo que lleva, obviamente, a perder clases en mi primer día. Aún había tiempo para ducharme y intentar hacer "algo" con mi pelo indomable, al final terminé por hacerme dos coletas altas que me rozaban los hombros y dejarme el flequillo alisado. No me ponía maquillaje, así que después de ponerme mi nuevo uniforme (el cual me pareció bastante más original que el típico de marinera) bajé a por el desayuno.
Me encontré con Yuuki, parecía tener bastante sueño. Iba acompañada de otra chica.
- Ah! Seiko -chan, buenos días.
- Buenos días... -normalmente, yo tendría que sonar medio dormida y actuar como uno de esos seres que me producían escalofríos, es decir, como un zombi. Pero como hoy me había duchado por la mañana, estaba despejada. Tenía la costumbre de ducharme por la noche, un poco antes de ir a dormir, así por la mañana puedo dormir durante más tiempo.- Hola, soy Kotara Seiko, encantada.
- Wakaba Sayori.
- Yuuki-chan, ¿vamos a la misma clase?
- ¡Si! Y Yori-chan también.
- Que bien, así ya conozco a alguien. -al ser tan tímida, solo de pensar en tener que acercarme a los demás sin conocer a nadie me ponía nerviosa.
Antes de entrar en la clase, Yuuki me dijo que esperara fuera a que llegara el profesor y entonces me presentaría a toda la clase. No estuve mucho tiempo hasta que llegó el sensei y me dijo que entrara junto a él.
- Buenos días. Quiero que le den todos la bienvenida a nuestra nueva estudiante, Kotara Seiko.
- ¡Hola~!
- E-es un placer. -debía de parecer un tomate, estar más roja que mi pelo seguro.
- Por favor, siéntate al final, en el asiento libre.
- Um... Vale.
Mientras andaba hacia mi sitio notaba todas las miradas fijas en mí, mis ojos no pararon de mirar el suelo hasta que llegué. Entonces el profesor comenzó la clase. Estaba detrás del todo, sentada en la esquina izquierda, así que tenía una vista general. Dos filas por delante de mí estaban Yuuki y Yori. Pasé la mirada por todos, vaya, Zero también estaba en la misma clase... Noté un carraspeo al lado, me giré. Era una chica, tenía el pelo largo y marrón, me dijo en un susurro:
- Hola, soy Suzuki Sakura, encantada.
- Hola.
- ¿Has visto ya a los de la clase nocturna?
- ¿Clase nocturna?
- ¿Eh? ¿No sabes nada de ellos? Hasta los conoce gente que no es ni siquiera de esta academia. Bueno, verás, son estudiantes como nosotros pero ellos van a clase por la noche, vente durante el cambio de clases conmigo y te los enseñaré. Son todos muy guapos y atractivos –tuve las sensación de que se contuvo de soltar un "kya!"-.
- Emm... Ok...
No me gustó como había mencionado a los de la clase nocturna, era como si fuera una especia de fan obsesionada.
- Seguro que después de conocerlos, tienes a tu favorito. –eso si que parecía dicho por una fan.- El mío es Kaname-senpai.
- Ah…
A partir de ahí la clase prosiguió en silencio. Era mi primer día y ya estaba aburrida. Volví a pasear mi mirada por la clase: Yuuki parecía estar durmiendo... y Zero también.
Qué me tocaba a segunda hora… ah, si, gimnasia. Bueno, sería mejor que estar aquí sentada aburriéndome, además, creo que aquí se hacía hípica. Nunca he montado un caballo y solo de pensar en hacer el ridículo delante de todos me ponía muy nerviosa.
Treinta segundos para que acabe la clase. Veinte. Diez. Cinco. Cuatro. Tres. Dos. Uno.
- Y haced para el próximo día los ejercicios de repaso de las páginas 42, 43 y 44.
- Ehhh? Pero sensei...
- Nada de peros. Y pasaré lista para ver quién los tiene y quién no.
Mi primer día y ya tenía tres páginas de ejercicios, pe-er-fec-to. Y esto solo a primera hora. A la salida del aula me reuní con Yuuki y Yori.
- Yuuki-chan, etto... nunca he montado en caballo.
- No pasa nada, el profesor te enseñará.
Yuuki se puso a hablar con Yori, mientras yo me limitaba a seguirlas. No me había fijado hasta ahora en que los pasillos eran muy largos y que, sino hubiera estado con Yuuki (que me hacía de guía), me sería muy difícil encontrar las clases. Los establos estaban un poco apartados del edificio principal, y desde ellos se podía ver el Dormitorio de la Luna. Era un poco extraño, nunca había oído hablar de ninguna otra academia en la que hubiera una clase nocturna.
Supuse que estarían durmiendo a esta hora. Este pensamiento me llamó la atención, si los de la clase nocturna daban clases por la noche, dormían por la mañana ¿no? Me reí, si yo pudiera también dormiría toda la mañana. Por alguna razón me acordé de esos libros sobre vampiros que me gustaba leer. Tendría que ir a la biblioteca, no me había traído ninguno.
Mientras íbamos hacia los establos, pasaron por mi lado Suzuki y algunas chicas. Estaban en medio de una conversación en la que había más "Kyaa" que palabras. Hablaban de Kaname nosequé y bla bla bla... Las hubiera ignorado, pero hubo un nombre que me llamó la atención. Una de las amigas de Suzuki había dicho "Aidou-senpai". Ese era el nombre del rubio de ayer, creo. ¿Sería de la clase nocturna? Algo me dijo que sí. Sin poder evitarlo pasé mi atención de la conversación entre Yuuki y Yori a la de Suzuki y sus amigas. Creo que debatían sobre quién era mas guapo, si Kaname o Aidou. Antes de que pudiera saber la respuesta ya habían pasado de largo. Tampoco es que me interesase mucho, la verdad. Ahora me explicaba más el porqué me había encontrado con Aidou por la noche en medio de la academia. Aunque, ¿no se supone que debería de estar en clases?
Más tarde, cuando ya todos estaban con sus respectivos caballos y yeguas a punto de comenzar la clase, me dirigí al profesor para preguntarle que haría. Me dijo que por hoy solo miraría, a partir del próximo día me enseñaría lo básico para montar. Vi que quedaba una yegua que nadie estaba montando. Así que le pregunté al sensei:
- ¿Por qué esa yegua no la monta nadie?
- Es muy salvaje. No deja que nadie, excepto Zero, la monte.
- Oh...
Ahora me había entrado curiosidad. No me haría nada por que me acercase. Fui despacio hacia ella, cuando estuve a su derecha la saludé con un "Hola". Me miró de reojo. Decidí acariciarla, levantando la mano lentamente hasta ponerla sobre ella. No se alteró. Me pregunté como se llamaba...
- ¿Como te llamas? -fue un susurro. Sabía que no me iba a contestar, pero alguien respondió por ella.
- Se llama Lily. -no me tuve ni que girar para saber que quién había hablado era Zero. Recordaba muy bien las voces de los demás.
- Es muy bonita.
Me pregunté porqué Zero era el único capaz de controlarla. Por ahora no parecía muy salvaje, la verdad.
- ¿Puedo montarla?
- Pensaba que no sabías montar.
- Es que no sé. Pero cuando sepa…
Se hizo un silencio. Zero se había acercado y ahora estaba al otro lado de la yegua, justo enfrente de mí. Había algo en él que me recordó a Aidou.
- Cuando sepas, puedes intentarlo.
Eso dio por zanjada nuestra conversación. Todo lo que quedaba de clase la pasé viendo a los demás montar y fijándome en el comportamiento de los caballos. Cuando ya recogíamos vi un gato, no llegaría al año, pero antes de poder acercarme se fue. Con lo que a mí me gustaban los gatos… no me había dejado ni arrimarme.
Todo el resto de la mañana estuve intentando memorizar los pasillos que llevaban aquí y allá. Al final de la última clase, Suzuki se me acercó y me dijo que la siguiera.
