Es triste saber lo que te ha ocurrido, en un instante, en mi perspectiva, te veía tan llena de esperanza, creyendo que este infierno acabaría, y aún escuchando tu sufrimiento, y sin tener empatía, desconociendo tu propia esperanza, hasta yo me lo creí.

Me creí que volvería a ver, junto al brillo del sol, tu sonrisa resplandeciente, una llena de esperanza, y sanadora de todo lo cruel en este mundo.

Una sonrisa que llegaba a ser más brillante que nuestra corona y la luna. Adornada y redecorada con tu cabello que hacia sincronía juntos a las olas del mar, como si fueras alguna especie de sirena diosa de algún mito lejano. Tu cuerpo cubierto por esa tela de colores brillantes y vivos, turquesa con fucsia, no son colores que se tomen tan en cuenta, pero desde entonces son mis favoritos. Y el color que les daba la vida, eras tú.

Uhmf, creo que nisiquiera puedo explicar de manera coherente lo que he visto, ni saber decirte si fue alguna especie de sueño lo que digo.

Capaz lo inhumano sea algún cumplido para tí, porque todo lo humano que yo conozco es cruel.

Entonces, viví con mis fantasías, imaginarme en que volverías a sentir el frío del suelo con tus pies, que todo regresaría a ser como antes, aunque ignorante y estúpido, desconsiderando en que ya no querías estar aquí.

Verte perecer en una camilla ha cambiado esa parte de mi punto de vista. Viendo como tu estado empeoraba cada vez más, es como si todo lo que me hiciese feliz estaria desvaneciendose poco a poco, tal como si los hechos hayan girado en torno a que parezca una conspiración de la naturaleza, o de la desesperación que nos azotaba ambos.

Pero ciertamente capaz yo sea enrealidad una persona egoísta, pensando en que sólo tú me hacías feliz, pero sin tomar en cuenta qué sería lo mejor en este momento, seguir sintiendo ese doloroso, poderoso fuego dentro de tí, o ser abrazada por las suaves almohadas del cielo. Lo acepto.

Aquellas promesas que nos hemos hecho con gusto se romperán, o capaz las iremos a cumplir en el cielo.

La triste imagen de estar diluviando en frente tuyo y repitiendo tu nombre mientras te apagas, es sin duda, lo más doloroso que he pasado en toda mi vida.

Y aún así, agradecido estoy porque hayas sido una parte de mi vida.

Te quiero mucho.