Capítulo 1
Abrió el libro con lentitud. Estaba cansado, ya era tarde, y por más que seguía dando vueltas por la biblioteca y viendo cientos de libros, no conseguía la información que buscaba para su trabajo. Después de todo, el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras se lo había dejado bien en claro:
Flashback
-Mire señor Black. No lo voy a negar. Usted tiene talento para mi materia. Facilidad, se podría decir. Es su punto fuerte. Pero mi materia no se trata solo de poder y talento. A menos que haga un buen trabajo práctico sobre la materia, tendré que reprobarle el trimestre.
-¿Qué?-preguntó completamente pasmado el apuesto muchacho de diecisiete años. El Profesor Polger no podía estar hablándole en serio. Él era uno de los mejores del curso en esa materia. Él era Sirius Black! No podía reprobarlo, en ninguna materia.
-Lo que escuchó, señor Black-le habló la profunda y desinteresada voz del profesor.
-Pero profesor, no entiendo. Tengo todas sus evaluaciones aprobadas con la nota máxima. No hay un hechizo que yo no sepa hacer-se quejó Sirius, poniendo cara de perro mojado. Pero el profesor ni siquiera lo miraba, demasiado ocupado en sus papeles.
-Si, si, señor Black, todo eso ya lo sé. Pero verá, hay cosas más importantes que un montón de notas¿sabe? Y una de ellas, es la disciplina. Y creo que usted carece completamente de ella. Espero que este trabajo le sirva de lección.-le contestó el profesor, levantando levemente sus ojos verdes de las hojas sobre su escritorio. Sirius notó la maldad en su voz.
Ese maldito, lo hacía todo de resentido que era. No soportaba que Sirius lo hubiera vencido en un Duelo, años atrás, y todo el tiempo trataba de hacer lo que estaba a su alcance para transformar la vida de Black en un infierno. Y ahora lo estaba logrando. ¡Un trabajo práctico, y encima sobre los Brujos Oscuros de 1743! Sintió que todo eso era un terrible pesadilla. Polger se lo estaba haciendo a propósito, no quedaba otra. ¿En dónde podía encontrar él información sobre los Brujos Oscuros del año 1743? Parecía una especie de broma. Sonrió ante la ironía, mientras caminaba arrastrando los pies por el pasillo. ¡Un trabajo práctico para Polger! Eso significaba una misión imposible. No importaba cuánto se esforzara por hacer el trabajo perfecto, el profesor lo desaprobaría sin siquiera leerlo. Y si lo desaprobaba... ¡Sirius no podría egresar de Hogwarts! Sintió un terrible nudo en el estómago. La desesperación lo invadió.
-Me quedaré en Hogwarts hasta que ese amargado social de Polger se muera-suspiró Sirius, recostándose contra la pared, mientras encerraba su rostro entre las manos.
Fin del flashback
Sacudió fuertemente la cabeza para borrar ese recuerdo de su mente. Hacía ya quince días que estaba trabajando en lo que él consideraba, la tesis más profunda sobre los Brujos Oscuros del año 1743. Y además, contaba con la incondicional ayuda de James Potter, Remus Lupin, y... bueno, Peter Pettigrew, quien estorbaba más de lo que ayudaba. Y desde hacía unos días, Lilian Evans se les había unido. Pero ahora, todos sus amigos estaban en la Sala Común de Gryffindor, descansando, y él, Sirius Black, seguía en la biblioteca, buscando información. La bibliotecaria lo miró de reojo.
-Señor Black, tengo que cerrar la biblioteca-le dijo con una sonrisa bonachona. La pobre mujer se compadecía de aquel muchacho que estaba trabajando tan duro. Sirius levantó la vista entre la pila de libros y pergaminos, y plumas, y tinteros, y... y muchas cosas.
-Por favor, Madam Louvre, permítame quedarme unas horas más.-le rogó Sirius, poniendo lo que él consideraba una mirada de ángel. Madam Louvre sonrió.
-De acuerdo. Pero no le diga a nadie señor Black. No quiero problemas-le susurró la señora, y sonriendo, se fue de la biblioteca cerrando la gran puerta de madera detrás de ella.
Sirius comenzó a leer: Entre los grandes brujos oscuros del siglo XVIII tenemos a Bartolomeus Levighton. Nacido en el 1692, comenzó su "régimen del terror"en Inglaterra en el año 1731, con la muerte del Ministro Harrison Fraundus, a quien él mismo asesinó. Luego de esta muerte, no hubo fuerza que lo lograra derrotar hasta varios años después, en 1744, cuando fue derrotado por un grupo de guerreros brujos que lograron restituir el orden en Inglaterra. Levighton contaba con un extraordinario ejército de brujos especializados en artes oscuras, un grupo numeroso de dementores, e incluso vampiros. Su mayor aliada fue Letizia Brott, desaparecida en 1743. Se cree que fue dada muerte durante un ataque de los "rebeldes" en...
Sirius suspiró, mientras se estiraba levemente en su silla. Bla, bla, bla... no lograría tener el trabajo aprobado solo con esa información. Miró a su alrededor. Sentía que todo aquello era en vano. No importaba en cuantos libros buscara, no había mucha información sobre los brujos oscuros de 1743. A menos que...
Miró hacia la puerta de la biblioteca, temiendo que Madam Louvre volviera a entrar por ella. Nada. Se puso de pie tratando de no hacer ruido. Había todavía un lugar en esa biblioteca que él y sus amigos no habían revisado, y en el que seguro había información de lo que buscaban. La Sección Prohibida. A pesar de que los alumnos de séptimo año tenían permitido entrar en la Sección Prohibida, él y James se habían convertido en la gran excepción.
Colgando de la puerta-reja que separaba a la sección Prohibida del resto de la biblioteca había un cartel.
Sección Prohibida.
Ningún alumno puede entrar acá
a menos que tenga una autorización firmada de los profesores.
Ingreso permitido solo a los de séptimo año,
Mas abajo, donde se notaba que se había agregado luego, decía en letras rojas:
Sirius Black y James Potter tienen la entrada completamente denegada.
A Sirius le agarró un escalofrío al recordar el porqué de esa última oración. Años atrás, él y James habían entrado ahí en busca de un libro en especial. El libro que necesitaban para convertirse en animagos. Lo habían extraído sin problemas de la sección, gracias a esa maravillosa capa de Potter. Pero cuando llegó el momento de regresarlo, algo que no esperaban sucedió. La persona que más odiaban, los descubrió. Sirius meneó la cabeza al recordar la humillación. ¡Ser descubiertos por Severus Snape! No lograba entender como Snape se había enterado que ese día iban a ir él y James a regresar un libro a la Sección Prohibida, pero el hecho era que cuando llegaron, Severus los estaba esperando. Por suerte, no pudo comprobar que ellos tenían en su posesión un libro de esa sección, ya que muy inteligentemente, James lo había tele-transportado al lugar que le pertenecía sin que Snape se diera cuenta. Pero a partir de eso, su entrada quedó denegada para siempre, y cuando necesitaban un libro de la sección, pues... mala suerte. Tenían que buscar la información en otro lado.
Olvidando los viejos tiempos, Sirius sacó su varita, y apuntando a la cerradura, logró abrirla. Caminó entre las estanterías, llevando una lámpara en su mano, para iluminar los tomos. Recorrió uno a uno los libros, buscando algo que le sirviera. Se detuvo abruptamente en un tomo que le llamó su atención. Historia: 1700-1750. Ese era el nombre. Y nada más. Lo tomó con una sonrisa en sus labios. Se sentó en el piso, y apoyó el libro sobre su regazo. Con cuidado, lo abrió en las primeras páginas, en busca de un índice. Pero las páginas estaban vacías.
-¿Y el índice?-se preguntó en voz alta. Ante su sorpresa, las letras comenzaron a dibujarse en la primera hoja, mostrando lo que Sirius había pedido: un índice. Sonrió de lado, complacido. Pero pronto, su sonrisa se borró. El libro estaba escrito en algún extraño idioma que él no llegaba a comprender. No supo que hacer. Repentinamente, sus ojos azules brillaron. Volvió a mirar la hoja que ahora exhibía un índice.- Año 1743-pronunció en un susurro, temiendo ser escuchado por alguien. Las letras del índice desaparecieron. Las hojas quedaron nuevamente en blanco. Sirius ya se estaba decepcionando cuando unos números se dibujaron en la parte superior de la primera hoja. 1743. Pero, nada más. Las hojas estaban vacías. Frunciendo el entrecejo, Black volvió a probar- Bartolomeus Levighton, 1743- dijo en un susurro más audible. Debajo del número aparecieron unos extraños símbolos que él no era capaz de comprender. Y nada más. Decepcionado levantó una mano, y la acercó hacia los números y los signos. Parecían sobresalir del papel, lo cual le llamó la atención. Quería tocarlos. Acercó temeroso su mano al papel, hasta que sus dedos tocaron finalmente los números. Efectivamente, tenían relieve. Ahogó un grito cuando notó que los números desaparecían de repente luego de que él los tocara. Sintió que el libro temblaba sobre sus piernas. Lo tomó en sus manos, para cerrarlo, pero ya era tarde.
Una luz brillante lo envolvió, cegándolo. Sintió como si fuertes sogas lo amarraran por las muñecas, y lo arrastraran quien sabe a donde. No podía ver nada, solo luz. Luz blanca, brillante.
Todo duró pocos segundos. Sintió que caía duramente contra el césped. Se sentía mareado. Tanteándose la cabeza, notó que se había cortado al caer, y ahora le brotaba sangre. Miró a su alrededor, tratando de ponerse de pie. Sintió un gran mareo ante el esfuerzo, y volvió a caer de bruces al suelo, mientras que veía que la imagen de un bosque se desvanecía a su alrededor.
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Abrió levemente los ojos, notando que volvía en si. Sintió un nudo en el estómago al comprobar que no había sido un sueño. Realmente estaba en el medio de un bosque. Trató de ponerse de pie, pero se detuvo al notar que algo puntiagudo se apoyaba con cuidado sobre su espalda.
-Te levantas, y te atravieso con mi espada-le dijo una voz femenina, amenazadoramente.
