Una noche contigo
Sumary: Hace mucho que Arthur perdió su primer y único amor, la madre de sus gemelos. Ahora tiene un reencuentro con un mocoso precoz que lo hizo temblar pocos años atrás. Pero ya no es un mocoso.
Disclaimer: Hetalia le pertenece a Himaruya. Este fanfic al grupo de Las Inadaptadas, Vicky y Josita en este caso.
¡Hola! Hemos regresado buajajaja Pedimos disculpas porque dijimos que sería en noviembre, pero por una petición escribimos un poco más para esta historia. Y nos tomó un poco Dx
¡Pasen, lean y láncenos tomates!
oxOXOxo
Capítulo 01:
1998 – Inglaterra
Arthur se dirige al college con paso pausado y adormilado. Es muy temprano en la mañana y ha estado haciendo un trabajo hasta tarde, así que está muy somnoliento y no recuerda haber desayunado… O haber tomado una ducha. Lleva el cabello revuelto y unas ojeras de tres kilómetros, pero eso sí, bien presentado con su pantalón de vestir y su chaleco de rombos.
Algunos lo molestaban por ser tan serio para todo, pero debía serlo. Proteger sus notas era máxima prioridad. Siendo el menor de cuatro hermanos debía mostrar su valía ante sus padres. Y él era muy determinado.
Llega a su salón y se desparrama en su asiento a esperar que llegue el maestro. Si le da tiempo hasta se duerme unos segundos pero una visión celestial le quita todo el sueño en un instante. La chica tenía el cabello rubio muy brillante y corto, adornado con dos estrellas de fieltro. Las mejillas rojas de correr sobre una piel tostada y los ojos más azules que haya visto jamás. Y para rematar, una inmensa sonrisa infantil y una voz chillante.
Metió medio cuerpo por la ventana para preguntarle algo a alguno de los presentes y luego se disculpa, yendo a explorar las otras ventanas del piso. Fue tanto el asombro para el inglés que se talló los ojos por si de pronto vio mal, jamás había visto a esa chica tan radiante. Tan bonita.
—Se van a meter las moscas en esa boca tuya —se burla del inglés Vladimir Popescu en saludo.
—Ah… no me molestes —bosteza Arthur y mira al rumano con el ceño fruncido, intenta cambiar de tema —, ¿Hiciste la tarea de lógica?
—No... —saca de sus bolsillos varias runas talladas por él mismo, un par de velas negras y una hoja de papel muy arrugada —, ah, sí, ¡aquí está! Pero no me distraigas que es divertido verte babear.
—Yo no estaba babeando por esa chica —así todo jum.
—Es que llegué a tiempo —se burla mientras intenta planchar la hoja con las manos —, Es Emily Jones de física. Vino de intercambio y sólo lo sé porque pusieron a Dmitry como su guía.
—Sí, es imposible que fuera de sistemas —mira la hoja —. Otra vez te van a rebajar por la presentación del trabajo.
—Eso no importa, es más importante la asistencia y los exámenes.
—Luego no me llores si estás perdiendo la materia.
—Hello! ¿Vladimir, no...? —se escucha una voz cantarina detrás de los chicos. El mencionado se gira a ella y levanta las cejas, mira de inmediato a Arthur.
Arthur se queda sin habla y se muerde la lengua, sino se babea encima.
—Sí... Soy yo, ¿en qué te ayudo? —se pone de pie, fingiendo toser para evitar reírse de Arthur y su expresión. La chica sonríe aliviada y le tiende una mano.
—¡Soy Emily, Jones! —le estrecha la mano al rumano y se gira al inglés —, ¿y tú?
—Yo soy a... Arthur —dice al final tartamudeando un poco y tomándola de la mano como si se fuera a quebrar.
—Mucho gusto —le sonríe y se acomoda tímidamente su corto cabello rubio detrás de la oreja. Se gira a Vlad —, Dmitry me dijo que te buscara para que nos ayudaras a desempacar mis cosas en la residencia. Yo le dije que podía sola porque soy muy fuerte, y'know? Pero él insistió y aquí estoy.
—Ah... —el rumano mira a Arthur significativamente —, ¡claro, claro! Arthur y yo te ayudamos, todo por la amiga de nuestro amigo. Verdad, ¿Artie?
—¿Yo? Sí, claro, es cosa de caballeros ayudar a los demás —y al instante se pone rojo, pensando en lo tonto que se acaba de escuchar, pero él lo va a negar.
—Really?! Thanks! —da un par de saltitos y un abrazo a cada uno —, ¡los espero a la salida!
—Yes… —se queda ido, viendo a la chica irse.
Vladimir está que explota de risa, pero Arthur es salvado por la campana o mejor dicho el maestro que al fin entró.
oxOXOxo
Son pasadas las seis de la tarde cuando por fin los cuatro chicos terminan de acomodar todo en el pequeño departamento de la americana. No eran muchas cosas, pero sí de mucho valor sentimental.
—No way! ¿Es tan tarde? —exclama Emily viendo su reloj de pared recién puesto.
—Ah, yes —dice el británico a la vez que termina de arreglar unas cosillas en un estante —, se nos fue toda la tarde.
—¿Vamos a comer afuera? —propone Dmitry, levantándose y sacudiéndose el polvo de las rodillas.
—¡Nooo! —se mete sospechosamente Vlad en la conversación, sacando la cabeza por la ventanilla que divide la cocina de la habitación —, ejem, digo, Dmitry y yo tenemos este asunto importante en el club y debemos irnos ya, ¿cierto?
—¿Qué asunto? —pregunta Dmitry hasta que recibe una mirada asesina de parte del rumano —. ¡Ah! Es cierto, ¡¿cómo lo pude olvidar?! Sí, tenemos que irnos.
Y la única que no se entera de nada ahí es la chica, en cambio Arthur quiere despedazar su amigos con la mirada. Vlad empuja al búlgaro hasta la puerta de la habitación y se despide de ambos chicos con la mano. Nada sospechoso. Emily suelta una risita nerviosa y mira al chico junto a ella.
—¿Vamos por algo?
—Eh, sí, vamos —se tensa el chico, muy acartonado.
—Y… ¿Tienen buenos hot dogs aquí? —Pregunta la chica mientras toma su abrigo y un gorro tejido —, en Estados Unidos hay muy buenos pero mamá me dijo que no debo sólo comer eso. Yo creo que es algo imposible porque no conozco nada ni nadie en Inglaterra aparte de ustedes tres.
—Bueno no suelo comer mucho hot dogs... pero sí conozco un lugar donde dicen que son muy buenos —está menos nervioso ya que pasó toda la tarde junto a ella, pero sin sus amigos aún está algo robótico.
—¡Llévame, llévame! —lo toma del brazo y lo hala todo el camino hasta la salida de la residencia.
—Claro yo te llevo, pero no me hales así —la regaña, lo amargado no se le iba a quitar igual.
La americana sólo se ríe y le suelta, dejando que el chico la guíe a donde le prometen deliciosos hot dogs.
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—¡Me engañaste Arthur, eres maligno! —acusa la chica mientras se come su tercer bocadillo. No es que estuvieran malos, sólo muy sosos.
—¡Pero si se suponen que son los mejores!
—¡Pues es mentiraaaa! —lloriquea —, hasta la coca cola sabe diferente...
—¿Cómo es posible si la coca cola la hacen igual en todas partes?
—¡Sabe diferente! —chilla y todos en el local los miran con odio. Arthur se ríe, nervioso —, eh... hi, jejeje...
—I'm so sorry, pensé que este era el mejor lugar —habla más bajo. Emily se encoge de hombros porque ella debería ser la que se disculpara con él.
—No... No, estoy exagerando —desvía la mirada, avergonzada —, ¿sabes qué podemos hacer? ¡Ir por ingredientes y preparar hot dogs de verdad!
—¡Esa es una gran idea! —no, lo es. Emily se daría cuenta de lo flamable que es Arthur en ese momento.
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No saben cómo pero terminaron apagando fuego en la cocina. Emily gritando por todo el departamento y buscando el extintor. Sale corriendo porque recuerda que no hay en cada habitación, sino en cada piso. Arthur llena un balde con agua e intenta apagar todo, pero a primera vista parece que todo empeora.
—¡Arthur, nooo! —regresa la americana con el extintor y detrás como a mil curiosos —, ¡el agua y el aceite empeoran las cosas! ¡Apártate!
Ella lo empuja de manera bestial y apaga el fuego con el extintor, no puede ser, acaba de llegar y ya hay desastre a su nombre. Incluso la gente cuchichea sobre quién fue el tonto en dejar que Arthur se acercara a una cocina de gas.
Emily mira al británico con la boca entreabierta, pensando que era a ella a quien abucheaban.
—¿E-eres una especie de psicópata pirómano? —le pregunta mientras pone el extintor frente a su cuerpo.
—Of course not! —su cara esta súper roja de la vergüenza porque volvió a pasar.
—Oh... —es que la cara se lo dice todo y eso que ella nunca se entera de nada. Le sonríe —, dame el balde y limpiemos esto. ¡Y para la próxima yo cocino y tú me ayudas a picar y servir los platos!
Arthur sonríe, el muy tonto, porque habrá una próxima vez.
—¡Claro que ayudo! —puede que sea malo cocinando y con las cosas que impliquen fuego, pero limpiar sí sabe. Todo queda listo en un dos por tres.
Sólo que terminan a la media noche y sin haber comido más que un par de hot dogs medio quemados, los que se salvaron antes de que Arthur tomara el mando de la cocina.
—Lo siento por todo, estaba delicioso —dice el inglés para despedirse, los dos en la puerta de entrada.
—¡No te preocupes! ¿Vives cerca, quieres que te acompañe? —le pregunta ella mientras saca de atrás de la puerta un bate de beisbol.
—No, no es necesario, no sería cortes hacerte volver sola —aunque cuando ve el bate sabe que no sería mucho problema para ella, pero vamos, él es un gentleman.
—O-oh, fine —se aferra a su bate, nerviosa con la idea de quedarse sola en un nuevo lugar.
—Eh… ¿Nos vemos mañana? —se arma de valor para preguntarle, con una nueva angustia en la boca del estomago porque tal vez ella sólo está siendo amable con él porque el par de idiotas de sus amigos los dejaron solos.
—Y-yeah... Yeah, tomorrow —asiente, pensando que se comporta como una niña. Le pone una mano en el hombro y le besa la mejilla en despedida —, bye...
Arthur no es capaz de decir nada, sonrojándose hasta las orejas. Se despide con la mano y se va, cuando se aleja unos metros sale corriendo y gritando, parece un demente y Vladimir olvídate de dormir, porque te va a llamar a contarte toooooodo.
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Pasa el tiempo y su relación de amistad (ella riendo fuertemente y el huraño) fue avanzando hasta que después de muchos intentos, Arthur pudo decirle a Emily toooodo lo que sentía por ella. Así, a tropezones y balbuceos.
La americana le respondió que ella también sentía algo por él, pero mil veces más eufórica que Arthur, quien sólo atinó a balbucear y sonrojarse. Y tanta euforia terminó en un desastre de ropas en la habitación del inglés.
Tan inocentes que se veían, pero bueno, pasaron una linda y apasionada noche como nunca en sus vidas. Por no mencionar lo torpe que estuvieron también. Ambos nuevos en esto y sólo movidos por el deseo de hacer sentir bien al otro. Al final terminaron dormidos, muy apapachados.
Al día siguiente se levantaron muy apenados, pero felices. Pero a pesar de que se formalizó su amor, también comenzaron algunos problemas como las costumbres de ambos, la manera de resolver las cosas de cada uno y el hecho de que un mes después Emily empezó a vomitar hasta el hígado.
—Ya te dije que debemos ir al médico, ¿por qué eres tan terca? —repite por vez mil el inglés, sosteniendo el cabello de la chica y apartando con disgusto una hamburguesa a medio comer en el piso.
—I'm not! —balbucea la americana con el rostro verde metido parcialmente en la taza del baño.
—¿Crees que sea la comida? Esta es como la quinta vez esta semana —dice un poco dolido porque él ha estado cocinando, pero al verla tan mal baja el tono —. Al menos vamos para que no me preocupe más…
—No, no es la comida —levanta la cabeza y cierra los ojos de inmediato por el mareo —, aunque ahora estoy segura que fue los scones que preparaste el domingo...
—¿En serio lo crees? Pero yo estoy... oye, no estaban tan malos —se "ofende".
Emily se encoge de hombros, no queriendo recordar los dichosos panes y lo quemados que estaban. Y rellenos de marmite. Arthur se queda junto a ella sin poder hacer nada hasta que al día siguiente al fin acepta ir.
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No se preocupen, el yaoi empieza en el cap tres e.e
Ojalá les haya gustado y nos acompañen durante esta serie ya escrita de ocho capítulos :3
¡Muchas gracias por leer! :3
