-Ruptura-
Era cómodo… Sin duda alguna muy reconfortante… Pensaba que sería doloroso, de hecho lo daba por hecho, que su cuerpo sufriría una agonía continua hasta que su vida acabara en una explosión, la cual la reduciría a cenizas y polvo, pero no era así, aún estaba entera… O al menos eso pensaba, no podía darlo por hecho, la sensación de estar flotando podría resultar ser la misma que se sentía al estar muerta, así que no podía asegurarlo…
¿Podía moverse?, no estaba segura, no tenía las fuerzas para intentarlo, tampoco un motivo, ¿para qué intentarlo?, para que ver si continuaba con vida si había entrado en el cristal con toda intención de morir en el… Bueno, no con la intención de morir solamente, había entrado como un sacrificio, ese era su objetivo, el poder evitar que sus amigos murieran, tanto sus antiguos amigos que junto a ella compartieron todas esas penurias, como a los actuales con los que había pasado tantas aventuras… Quería protegerlos, debía protegerlos, no permitirían que muriesen por su debilidad, todo lo que había pasado era su culpa, eso lo tenía claro, si hubiera sido más fuerte, si hubiera sido más decidida, ella era considerada la mejor, pero de que le servía eso si al final no había podido proteger a quienes ella quería…
La sensación de flotar continuaba… no era como estar en el agua, eso era seguro… está más bien como estar en medio del aire, pero con una continua e ininterrumpida presión que invadía todo su cuerpo, no era dolorosa, eso no, pero tampoco era cómoda, sin duda así se debía de sentir el estar muerto, pero era extraño… No era muy diferente a soñar… Pero sin duda estaba despierta, ahora que había tomado algo más de conciencia se daba cuenta, no estaba muerta… Pero eso no significaba nada, el estar viva podía ser solamente temporal, posiblemente a causa de él el efecto se había hecho más lento, después de todo él había tomado una gran parte de la energía… Él se había arriesgado más que nadie para ayudarla, puso su vida en juego para protegerla a ella y a los demás… Por eso siempre le estaría agradecida, y por eso había tomado esa decisión, para protegerlo a él ahora…
Cuanto tiempo tardaría… Cuánto tiempo más faltaba… Ya se estaba tardando, cuanto iba a tardar, aun esperaba que llegara el dolor al ser consumida por la energía que la rodeaba, la energía en la que ahora estaba flotando…
Al menos ahora algo era seguro, seguía viva, seguía consiente, la sensación sobre su cuerpo, esa sensación de continua presión le indicaba que aun podía sentir, el sabor metálico de su boca, producto de la sangre que antes había expulsado durante la pelea, le indicaba que aún conservaba su sentido del gusto… ¿Podría ver?, solo basto el separar los parpados para contestar esa interrogante, si, si podía ver, pero no había nada demasiado interesante que observar, todo a su alrededor era azul… un azul oscuro… Pareciese que estuviese dentro del agua… Aunque en vez del agua era algún fluido de mayor consistencia… Pero a pesar de eso podía respirar, podía ver sin sentir irritación... Ya había comprobado 3 de sus sentidos, eso le reafirmaba que seguía viva, pero no podía verificar su sentido del olfato, ahí no había nada más que ese fluido que la mantenía flotando, pero al menos los susurros le permitirían asegurarse de su sentido del oído…
Esperen… ¿susurros?... Sí, eso eran, no había duda, muy levemente e indescifrables, pero podía oírlos, eran susurros, que a cada segundo se habían más fuertes, a cada segundo podía identificarlos mejor… Sollozos, no eran susurros, eran sollozos, pero algunos empezaban a oírse como llanto verdadero, tristeza, eso estaba escuchando… ¿Pero por qué?, ¿acaso había fallado?, había entrado ahí para que nadie estuviera triste, para que todos vivieran, para que todos vieran de nuevo un mañana, para que fueran felices… Así que… ¿Por qué lloraban?
Los segundos pasaban, y lentamente pudo ver algo diferente a aquel azul profundo e interminable… Era una plaza… Y no una cualquiera, la conocía muy bien, era la plaza de su querida ciudad, en donde vivían todos sus amigos, en donde tenía que pasar cada vez que salía para alguna misión, lo era sin duda… Pero había algo diferente… Demasiadas personas… Viendo hacia un solo punto… Y a todos los conocía… Eran sus amigos… Llorando… Estaban llorando… ¿Pero por qué? Era justamente lo que no querida, eso era lo que había querido evitar al entrar en aquel cristal… Pero ahí no acababa la cosa… Ahora era peor, él estaba ahí, estaba gritando, le estaba gritando a los hombres de grandes túnicas del consejo, le estaba gritando a sus compañeros y amigos, le estaba gritando a su propia tumba…
¿Su tumba? Si… Eso era, ahí estaba su foto, era su tumba, aquella que habían construido para ella, sin duda había muerto, ahora era solo un fantasma, al parecer los fantasmas conservaban sus sentidos, aunque nada aseguraba que lo hicieran por siempre, pero eso ahora no importaba, lo que importaba era él…
Ahora lo estaban sujetando, lo mantenían contra el suelo, él intentaba luchar, intentaba levantarse… Y gritaba su nombre… Tan alto como podía, imprimiendo en cada letra todo el dolor que sentía… Ese dolor que ella ahora estaba sintiendo, era tanto, dolía tanto, estaba sufriendo, en cada grito se notaba, y todo ese dolor era transmitido a ella de forma inmediata, sus gritos la hacían sufrir como nunca lo había hecho, había entrado ahí para protegerlo a él, para proteger también a sus amigos, para borrar sus pecados, para expiarlos… pero eso no había arreglado nada, ahora todos sufrían, todos sufrían porque ella ahora no estaba… ¿Por qué?... ¿Por qué?
Sentía como su sus ojos se llenaban de agua, ella no quería que esto acabara así, no quería, no lo permitirá, pero ahora que podía hacer, no había vuelta atrás, no había forma de salir… Solo podía contemplar como su amigos sufrían, sufrían por su perdida, pero ahora no podía hacer nada, no sabía cómo volver, solo podía quedarse mirando esa triste imagen, esa imagen que le rompía el alma, solo podía escuchar esas sollozos que sus amigos despedían, esos sollozos y esa risa… ¿Risa?
Esperen… ¿Quién reía?, ¿Quién era el que en medio de esa desoladora podía liberar tan alegre risa?
Rápidamente con la mirada busca entre la gente, pero nadie parece percatarse de esa risa, nadie parece notar que en medio de lo que era un funeral, alguien reía de forma tan alegre y despreocupada, ¿Acaso se lo estaba imaginando?, ¿Estaba empezando a cruzar esa línea entre la vida y la muerte y a ora podía escuchar la alegre risa de la muerte?... No, no era producto de su imaginación… Ahora estaba más cerca… Más presente, pero ahora no era risa, eran voces alegres, ahora solo una, la voz de un chico, un chico joven, algo más joven que ella misma, ¿Cómo lo sabía?, Ahora lo veía, en medio de su búsqueda por esa risa se había girado, había girado en medio de ese fluido que constituía su actual realidad…
Frente a ella, de la misma forma que antes, ahora podía vislumbrar un lugar que nunca antes había visto, todo era blanco, y en medio de esa blancura había 3 personas, los tres hombres, de edades y constituciones diferentes, uno era alto y musculoso, con lentes de sol y cabello rubio claro, el otro era de cabello castaña, igual alto pero de constitución delgada. El último era un chico, el chico de la voz alegre, pero era muy extraño, estaba rodeado de una fuerte energía, una energía dorado-anaranjada que lo cubría de pies a cabeza, al igual que sobre esa misma energía se distinguían diversas marcas que imitaban tatuajes…
-¿Qué es este lugar…?
De sus labios escaparon esas palabras de forma lenta y sin que ella se diera cuenta, pero a eso no le dio mucha importancia, total, ahora era un espíritu, ¿Qué importaba?, Lo único que la intrigaba era quien era el chico de ojos azules que la observaba ahora… Esperen… ¿La estaba viendo?
Ante la fija mirada del joven no pudo hacer otra cosa que volver su mirada hacia atrás, buscando aquello que miraba, convencida de que observaba a través de ella y no a ella, pero no… La estaba observando a ella, no había nada detrás de ella, ese chico la observaba fijamente, ahora caminaba hacia ella, sin apartar su mirada de la suya, ¿Cómo es que podía verla?
-¿Qué pasa?, ¿A dónde miras?
El hombre de cabello castaño pregunta esto observando al chico de azules ojos, sin percatarse de ella, pero el chico ignora al hombre, para estirar su mano hacia ella, no la podría tocar, obviamente, al menos eso era lo que ella pensaba hasta que su mano entra en contacto con la de ella.
-¿Quién eres?, ¿Cómo es que estas flotando?
Sus ojos no pueden evitar abrirse de la impresión, podía verla, podía tocarla, pero parecía el único que podía entre los 3 hombres que estaban ahí, los otros dos miraban extrañados, tanto al chico como el lugar que ocupaba ella en medio del aire, que sin duda para ellos no era más que una zona vacía.
-¿Pu-Puedes verme?
Tartamudea ella con asombro, con una voz apenas perceptible, pero que el chico oye con total claridad.
-Por supuesto… ¿Pero quién eres?
-Yo… Yo soy… Mi nombre es…
El sonido de su voz es rápidamente acallado, cuando una voz más fuerte se escucha desde un lugar muy lejano, pero dicha voz aumenta rápidamente, ensordeciéndola a ella, y al chico de dorados cabellos.
Rápidamente distingue aquello que la voz grita, era su nombre, tan alto y claro que era imposible confundirse, junto a esa voz, la sensación de ser jalada hacia atrás llega, algo la estaba jalando hacia atrás, a la vez que una luz iluminaba a sus espaldas, junto a una sensación totalmente diferente a la que había estado sintiendo en el vacío.
-¡Espera!
Antes de ser completamente absorbida por la luz, el chico la agarra de la mano, pensando que algo malo estaba pasando.
-¡Espera!, ¡¿Qué haces?!
Ella no puede evitar gritar estas palabras, al darse cuenta que a la vez que ella era jalada hacia aquella luz, el chico era igual absorbido junto a ella, debido a su negativa de soltarla.
-Espera, que pasa, ¡NARUTO!
Los dos hombres detrás del chico gritan de forma desesperada, a la vez que se abalanzan sobre él. En ese momento, todo es cubierto por luz.
El sonido de las olas llegan a sus odios, el olor del agua salada, el frio de la noche, todo esa la rodea, la traen de vuelta a la conciencia, le dicen que una vez más está viva, totalmente viva, totalmente consiente.
-¡Erza!
Su nombre llega a sus oídos, lo repiten una, dos, tres, deja de contarlos, están gritando, gritando de nuevo, pero ahora eran gritos alegres, eran gritos de alivio, podía reconocer esos gritos, eran ellos, sus amigos, los viejos con los que había compartido aquella prisión conocida como sistema R, y los actuales con los que compartía el símbolo del gremio.
-No hagas algo como eso… Nunca más…
Ante estas palabras abre los ojos, desorientada, le toma un par de segundos enfocar bien, dirigir su vista a aquel que ahora la tenía entre brazos. Ahora lo distingue, sus rosados cabellos y su seria y decidida expresión, mostrando una seguridad absoluta, aquello causa que sus ojos se habrá un poco más, el verlo solo podía significar una cosa, había vuelto, ahora estaba de vuelta, con sus amigos, con su familia.
Abre los ojos, desorientado, siente la arena bajo su cuerpo, detrás de su cabeza y llenando su cabello, sobre el estaban algunas algas, a sus pies el basto océano, sobre su cabeza, una espesa jungla.
Se endereza, adolorido, encorvándose debido al cansancio, todo su cuerpo estaba aletargado, luego de esa extrema pelea, en donde había podido triunfar con algo de suerte, había visto una sombra difusa en medio del aire, era la sombra de una chica, una chica triste, eso era lo último que recordaba, le dolía la cabeza, se sentía confundido.
Abre los ojos con lentitud, encontrándose con el oscuro océano, cuyas olas llegaban lentamente hasta sus pies y que susurraban de forma armoniosa. Posa su mano sobre su pecho, desnudo como había quedado debido al reciente combate, pone la palma sobre su corazón, sigue latiendo, tranquilo y sin prisas, estaba vivo, eso era algo. Luego la pone sobre el colgante de color verdoso en medio de su pecho, apretándolo levemente.
Posa una mano detrás de él, haciendo presión con su palma en la arena para poder quedar sentado de forma cómoda en la arena, mientras que pasa la otra por su cabeza, quitando la arena de su cabello, sus rubios cabellos.
-¿Dónde estoy…? Dattebayo…
|Ruptura -Fin-|
