SOMBRAS ENCANTADORAS
Porque todos aquellos grandes romances terminaron en tragedia
¿Pero qué pasaba cuando este empezaba con la muerte?
Cuando dos mundos distintos chocaban, cuando la muerte se enamoraba de la vida
¿Cuándo amar se convirtió en desear acabarlo todo?
Porque si, los grandes romances llegan ligados al adiós
¿Pero quién les dijo que no podían ser mejor que las trágicas historias de amor?
Después de todo, enamorarse de alguien muerto era una locura
Como enamorarse de algo vivo era algo suicida
¿Qué era lo que los detenía?
Porque ahora que lo tenía no lo soportaba, estaba cansado de tener que verse como una ilusión o algo que no existía cada vez que estaba tan cerca de su ser, era molesto saber que a pesar de estar a unos cuantos metros era incapaz de acercarse. Era una tortura perfecta, solo provocando que en su cabeza hubiera tanta confusión que seguramente el sentido de la lógica se hubiera suicidado como muchos de sus sentidos.
Pero la pregunta clave era ¿El porqué de esa manera tan extraña de relacionarse con este? Era sencillo, en realidad era un concepto tan básico que no necesitaba explicación alguna:
Debía ser su sombra.
No había ningún problema por ello si no fuera por el hecho de aquel adolescente testarudo tuviera la maldita idea de quedarse conviviendo con estas. Hacía que se sintiera como una persona normal a pesar de que no lo eran, a pesar de que ambos veían el mismo mundo de tonos grises, de que el literalmente estuviera soportando las llamas del infierno.
¿En qué momento quiso ser su sombra por el deseo de quedarse a su lado?
En ninguno, ese no había sido el trato con su socio, no se suponía que esa idea debería estar pero ahí justamente se encontraba, en el lugar donde se suponía que debía andar un corazón latiendo, haciendo ruido, chocando con las sombras de sus deseos prohibidos; no estaba permitido enamorarse mucho menos de mortales, esto no era la historia de amor en el cual el otro se suicidaba por amor, era real más real de lo que hubiera deseado. Todo era tan confuso, no comprendía como alguien podía con todas aquellas voces, especialmente el quien siempre insistía con lo mismo.
Era su sombra, estaba prohibido darle la cara y fingir normalidad, fingir que era un humano real.
Era prohibido aquel anhelo que tenía desde el momento en que el otro hizo que perdiera inclusive su propia voz al no saber qué hacer, al no saber si aquello era lo mejor…
Porque Sowachowski no había pedido aquello, porque él no imaginaba que ser la sombra de alguien iba a ser tan difícil.
El nunca en su vida hubiera deseado eso ni siquiera en su muerte.
Porque él no quería ser víctima de un trágico romance que probablemente llevaría a ambos a un callejón sin salida, donde ninguno de los dos tuviera escapatoria y comenzaran a hundirse lentamente porque el infierno no estaba de su lado mucho menos el cielo.
Porque simplemente Sock no quería ser una historia de amor más…
Capítulo 1: Tonos negros y grises
A veces el cielo era claro, otras veces se encontraba nublado de nubes blancas y en otras el sol radiaba con todo su esplendor, claro que eso sería la opinión de cualquier que se detuviera un momento a pensar positivo en su caso era diferente, el cielo se pintaba de gris y cuando caía la noche todo era negro, porque para él los días no tenían otro color más que esos. Tal vez su perspectiva no era la educada en un etapa donde todo mundo comentaba que era el mejor siendo que podías hacer todo lo que quisieras, donde el arrepentimiento no existía pero Jonathan no actuaba de esa forma, él trabajaba diferente a los demás, el nunca hacia todas aquellas estupideces que tal vez eran lo que mejor definían a la adolescencia; era menos adolescente de lo que esperaba, ni siquiera un infante o adulto, se encontraba en una abertura donde las sombras acaparaban el espacio y con trabajo encajaba en ese sitio. Jonathan no era común, tampoco anormal, solo era un chico que aprendió a ver la vida en tonos negros y grises.
Porque a él no le gustaban los colores que trataban de fingir que la vida era algo bueno e increíble.
Tal vez debería ser malo que su opinión sobre esta rozara la amargura, la crueldad, la poca fe en el mundo, los deseos de otros por dominar, la falta de ayuda sin esperar algo a cambio, y más que nada el hecho de que ahora ayudar a otros significaba ayudarse a sí mismo aun si el mundo caía en pedazos. Porque Jonathan tenía conceptos más allá de lo que comúnmente se les podía describir, porque actuaba como un adulto al darse cuenta que en nada existen esperanzas.
Porque se hundió con las sombras que solo la gente que veía la realidad las tenía, porque él era como otros que callaban, porque él era otro que seguía ahí a pesar de no encontrar un gran sentido, a pesar de que todo fuese tan inhumano y normal. Es que finalmente perdió el sentido de la aventura, de la curiosidad, del deseo de conocer nuevas fronteras y nuevas personas porque al final todo eran lo mismo.
Personas que tarde o temprano conocerían a sus propias sombras.
Cosas que perderían el sentido de lo que son.
No era de sorprenderse que por esa razón decidiera evitar socializar, evitar el mundo en donde se encontraba pero aun así no encontrarse ausente de este, de mantenerse ahí mismo de pie nuevamente solo como mayormente lo ha estado pero aquello llegaba a ser tan reconfortante que el verdadero miedo seria que todo mundo de la nada se interesara por él.
No soportaría tanta hipocresía junta.
Así que solo se preparó para el apocalipsis de siempre, el de tener que marcharse a la escuela y tolerar que todos lo vieran como un fenómeno el cual contra apenas y alzaría la voz y la mano de forma obligada, porque ni siquiera para eso servía, porque ni siquiera para eso tenía motivación.
Tal vez debería ser un milagro que ahora mismo se encontrara caminando en dirección a la parada del autobús y tomarlo, evitando sentarse con algún extraño o incluso mirarlo, hacer todo lo posible por evitar hacer contacto. Deberían darle un reconocimiento por hacer eso cada día de su miserable y estable vida.
-Jonathan-
Alzo la vista apenas, con cierto desinterés en su mirada antes de tener que poner su mano como soporte y no caer en seco contra su butaca, llevaba ya largos minutos garabateando algo sin sentido pero estaba seguro que aquello era mucho más lógico que los esfuerzos sobrehumanos de los profesores y concejales de hacerlo sentir mejor, de alentarle sobre la fe en la humanidad.
No había nada más patético que eso, tener casi que arrastrarse para que alguien quisiera ser de algo que solo era una maldita ilusión bien organizada para el caos.
-¿Podrías resolver el problema que está en el pizarrón?-
Levanto una ceja ante la pregunta como si aquello fuese una ofensa, el nunca participa, el nunca pasaba el pizarrón ¿Cuándo entenderían que no deseaba ser partícipe de ese teatro mal hecho educacional? Si, tal vez se quejaba de mas, tal vez aquello no era tan malo…a quien engañaba eso era lo peor. Bajo su mirada a su cuaderno antes de volver a tomar el lápiz y darle decoraciones a lo que parecía ser el último álbum de Valhalla Soundbox que había salido.
-Jonathan, pasa al frente si es que no quieres ir a la oficina del director-
Suspiro antes de levantarse y teniendo que pasar al frente con desgana, empezando a quejarse en bajo mientras maldecía totalmente solo escuchando el murmullo de las personas tras de sí ¿Es acaso que no tenían algo mejor que hacer? La verdad era que no. Detestaba tanto estar al frente de tantas personas, el hecho de ser el centro de atención, el de las burlas silenciosas, lo detestaba por eso siempre lo evitaba, no era necesario averiguar el porqué después de todo las traiciones se veían en todos lados mayormente en los humanos.
Tomo el plumón con cierto rencor antes de destaparlo y pasarlo lentamente por el pizarrón, si una persona odiaba pasar al pizarrón debería odiar aun mas que fuera en una pregunta de matemáticas y específicamente ecuaciones ¿En qué momento en la vida vas a pedir x cantidad de huevo? En ningún momento y si eso sucedía ¿Qué persona seria tan estúpida para pedir algo de esa forma?
Resuelve el siguiente problema:
2 – (3x – 5)= 4 – 2x + 3 – x
Había una leve diferencia entre no saber y el de no querer hacer nada, ninguno de esos dos le pertenencia ya que no le interesaba por lo cual solo termino poniendo claramente con aquel plumón negro "No importa el resultado, todo se va ir al demonio". Volvió a tapar el plumón, lo entrego y antes de soportar más las burlas o incluso los comentarios ignorantes regreso a su lugar con toda la calma del mundo; tomo sus cosas y las guardo, sabe que próximamente vendrá un regaño, una plática que rozaba con lo emocional y obviamente una nota para sus padres que falsificaría siendo que nunca los veía y las veces que era posible aquello los evitaba.
No le gustaba sentirse rodeado, estaba tan acostumbrado a estar solo que nunca deseaba verlos aun cuando rara vez le llegase la curiosidad de tener un hermano pero ¿Para qué quería uno si quería arruinarle la vida que jamás conocería si se dedicaba a decirle las verdades? Seguramente el preferiría sumirse en los sueños sin desear regresar de ellos. El ya había perdido la fe pero tampoco tenía el afán de hacer que otros la perdieran por el simple hecho de que este no la tuviera.
El timbre sonó y no se hicieron esperar el revuelto por querer salir primero por lo cual espero pacientemente a que todo el gentío saliera como si su vida dependiera de ello para ver como aquella maestra se acercaba su lugar con cierto aire de cansancio.
-¿No crees que esa respuesta es un poco extraña?-
-De alguna forma es correcta-
Suspiro antes de acomodarse unos mechones tras su oreja y mirarlo fijamente -¿Podrías venir a la platica de la tarde? Sabes que hay muchos temas a escoger-
Sonrió antes de levantarse, colgarse la mochila de un hombro y negar con la cabeza –Eso sería lo peor que podría hacer- y partió como si nada, sin arrepentimiento alguno de oponerse aquello
¿Cuándo entenderían que él no veía esperanza alguna?
Y eso mismo era lo que lo hacía candidato perfecto para los juegos del propio inframundo, en donde cierto hombre escogía con tranquilidad a aquellos que deseaba hacerlos perder la cabeza porque no lo negaba era tan entretenido ver como las personas podían dejarse consumir en el propio mal que era tan sencillo de manipular como que este pudiera hacer lo mismo, cada día creciendo más, cada día consumiendo la cordura y el espíritu hasta el punto de darles a elegir si acabarlos con sus propias manos o dejar que la demencia fuera su nueva orden. Era tan placentero llegar a esos puntos por los cuales repaso con cuidado cada candidato perfecto para el trabajo, analizando cada posibilidad y travesura que podía haber hasta que finalmente se detuvo ante el pensamiento perfecto.
-Pueden traerlo- ordeno al momento de apretar el botón que los comunicaba con ciertas personas que llegaba a tratar como se le regalara la gana, fueran sus mejores trabajadores o no, era quien mandaba en el infierno ¿Qué cosa podrían hacer estos? ¿Bendecirlo?
Su risa llegaba a ser eco en aquella sala ante eso, solo mirando con cuidado aquella pantalla ¿Por qué no combinar dos mundos totalmente oscuros para que se consumieran en un vacío negro sin salida?
Porque era perfecto, ambos estaban tan crudos en la fe que mientras más caía uno caería el otro.
Porque a Mephistopheles no solo le gustaba hacer sufrir a los humanos, porque adoraba molestar a las almas jóvenes, aquellas que aun creían que podrían librarse de todo ello si seguían todo a la perfección.
¿Quién mejor que Sowachowski?
