Hola, me llamo Alexandra, pero podéis llamarme Alele, como hacen mis amigos, Alele es un mote que me puso un profesor mío del colegio que se llama Pepe, nos puso uno a cada alumno, es como una especie de Remus Lupin, súper simpático, divertido, y con el único profesor que tienes ganas de ir a clase, bueno no es tremendamente guapo, ni inglés, ni es un hombre lobo, ni siquiera es joven.
Bueno depuse de esta leve introducción hacia mi persona os dejo una pequeña sinopsis sobre lo que trata mi historia.
Esta historia trata del amor prohibido de Rose y Scorpius, una pareja que simplemente me tiene fascina… jajajaja.
Obviamente no soy J.K.R sino os aseguro que no estaría aquí estaría de viaje y de compras todo el día.
Es mi primera historia en fanfictions así que ser buenos con migo.
Capitulo 1
-¡RON! - Hermione gritaba con todas sus fuerzas.
-¡¿Que pasa cariño? - Pregunto el aludido.
- ¡El bebe! - Dijo entrecortadamente - ¡Ya viene! - Volvió a gritar.
Por si alguno se ha perdido, estamos en los diecinueve años después de la batalla final, después de la que Ron y Hermione, así como Harry y Ginny, se han casado.
Harry y Ginny han tenido a James Sirius Potter Weasley, y están esperando a Albus Severus Potter Weasley.
Por el otro lado, Hermione y Ron están esperando a Rose Jean Weasley Granger, o bueno, la estaban esperando, pues por lo que hemos podido leer, ¡El bebe está en camino!
Rápidamente Ron llevó a Hermione al hospital, y llamó al resto de la familia.
- ¿Entrará el padre del bebe con su esposa? - Le preguntó a Ron un medimago.
- Sí, claro - Dijo este.
- No, por supuesto que no - contraataco su mujer.
- ¿Por qué no? Yo quiero entrar a ayudar - le dijo Ron a Hermione enfadado.
- Pues no nos vas a ayudar mucho, si en medio del parto te desmallas - Le dijo Hermione.
- Está bien - Le dijo Ron - Pero si necesitas algo estoy aquí fuera.
Y así, con un beso de despedida, Hermione entro en la sala de partos.
Como ya habréis notado, las cosas no han cambiado mucho, Ron y Hermione siguen discutiendo en los momentos menos oportunos, Hermione sigue ganando siempre, Ron sigue perdiendo, y este sigue siendo igual de esquizofrénico (nervioso, por eso Hermione no le deja entrar en la sala con ella) como siempre.
Después de tres horas de parto, el medimago salió y le dijo a Ron que ya podía entrar.
-¿Qué tal estas, mi amor? - le pregunto Ron a su esposa.
- Muy bien cariño, cansada, pero feliz - le contestó Hermione - Mira a nuestra niña, se parece a ti - le dijo extendiéndole un bulto envuelto en mantas.
Ron cogió con cuidado a su pequeño milagro y lo destapó un poco. Al hacerlo vio a la niña más guapa que había visto en su vida. Rose era pequeña, pelirroja, con ojos azules y muchas pecas, todas la reglas necesarias para ser una verdadera Weasley, pero por otro lado se parecía mucho a Hermione y tenía los ojos más abiertos que dos bolas de billar, lo que aseguraba, que en un futro, no tal lejano, Rose sería tan lista como su madre.
Y así, entre risas, halagos y lagrimas, Rose Jean Weasley Granger conoció al resto de su familia y amigos.
- Harry, Ginny - llamó Ron, a su hermana y cuñado. - A Hermione y a mí nos haría mucha ilusión que fuerais los padrinos de Rose, creemos que si nos pasara algo a nosotros, vosotros serias los más adecuados para cuidarla - dijo sin parar de mirar y sonreír a su pequeña.
- Por supuesto hermano, será un gran honor - le dijo Ginny.
- Claro, nos encantaría - siguió Harry. - Pero quiero que sepas que no os va a pasar nada a ninguno de los dos - le dijo tocándole la mejilla a su sobrina y ahijada.
- Lo sé, es solo por si acaso - le dijo Ron mirándolo a los ojos - ¿Queréis pasar a ver a Hermione? - Les preguntó, cambiando de tema, pues sabía que ese a Harry le ponía muy triste.
- Sí, claro - le siguió el rollo su hermana.
Pasaron los meses y estando en su casa juagando con su pequeña bebe, el matrimonio Weasley-Granger recibió la llamada de su eterno mejor amigo y ahora familia, Harry Potter de que el segundo de sus hijos, había nacido.
Albus era una copia exacta de su padre, solo le faltaban las gafas y la cicatriz. Eso le decía todo el mundo, y él respondía.
- Las gafas vale, pero la cicatriz no por favor.
No muy lejos de allí y no después de mucho tiempo, otro niño nacía.
Este era rubio y con ojos grises, muy parecido a su padre solo que con el toque dulce de su madre. Pero si lo mirabas bien, ya podías ver lo elegante y guapo que sería de mayor. Ese era Scorpius Hiperon Malfoy, si habeis oído bien, el hijo de Draco Malfoy y Astoria Greengrass.
