GRACIAS.
Alice se levanto lentamente de la cama de su nueva habitación, tomo una toalla y con ella cubrió su cuerpo desnudo, volvió a mirar a la cama, y contemplo a Cheshire dormir tranquilamente, ella se acerco asía el sitio donde estaba dormida Cheshire, y suavemente movió su fleco para mirarlo bien.
Lo conocía tan bien, que se sabía cada detalle de su rostro, la posición y forma de sus tatuajes, muchas cosas sobre él, pero ahora que eran algo más que amigos, eran una pareja, sentía no saber nada de él.
Cheshire simplemente se acomodo en la cama, y continuo durmiendo, Alice le sonrió y decidió bajar para comer algo. Le importo muy poco bajar a la cocina solamente cubierta con una toalla, ya que solo ella y Cheshire, vivían en esta casa que era su nido de amor, debes en cuando las creaturas del país de las maravillas llegan a visitarlos, pero no se quedaban por mucho tiempo tal vez solo dos horas o una, pero le gustaba mucho tener visitas en especial porque siempre parecía haber una enorme fiesta en su casa durante la visita.
Cuando llego a la cocina se sirvió un vaso de leche tibia y un plato de galletas, mientras comía recordó todo lo que avía pasado, todas sus aventuras, todas las tragedias, y varias cosas más, noto que hoy avía luna llena, lo cual la hiso recordar muchas noches en Rutledge, en donde la luna fue su única acompañante, a beses le asía recordar la locura que sufrió, y también la primera vez que conoció a Cheshire.
Eso la emocionaba bastante, recordó que su primer encuentro no fue muy amistoso pero con el tiempo su amistad se volvió muy fuerte, para después convertirse en amor.
Cuando termino de comer, lavo los platos y subió a su habitación para poder dormir, pero para su sorpresa, encontró a Cheshire en su forma de gato, el parecía tan tranquilo, y en silencio contemplaba la luna, Alice entro lentamente y se recostó en la cama, admirando la espalda huesuda de Cheshire, el la miro y simplemente amplio mas su sonrisa, para después decirle:
Cheshire: ¿un bocadillo nocturno?
Alice: tenía hambre, después de tanto ejercitarme.
Cheshire simplemente le sonrió, pero con una sonrisa menos pronunciada, para después acercarse y acurrucarse al lado de ella.
Alice pensaba que ella de verdad estaba loca, y si así fuese daba gracias a la locura, porque sin ella, no hubiera conocido a cheshire.
