Apariencias engañosas
Capitulo 1
Ryoma es un príncipe bárbaro y tirano que ha tenido todo en su vida. Hasta que su padre yace en su lecho de muerte y como últimas palabras le otorga una profecía.
-La guerra estuvo difícil milord- momoshiro de vez en cuando podía hacer preguntas muy estúpidas.
-sabes perfectamente que nada es difícil para mí- le respondí con burla, al tiempo que mi caballero y amigo desde la infancia momoshiro se reía estrepitosamente, él era el único que no me temía hasta ahora.
-ryoma, ryoma deberías dejar de pasar tanto tiempo en cruzadas y viajes y ocuparte más de tu padre- la sola mención de ese término me hacia vomitar.
-El nunca se ocupo de mis hasta donde tengo memoria, no tengo por qué preocuparme por el ahora- le respondí como si fuera lo más obvio.
-no hables así ryoma, sabes muy bien que el siempre te quiso pero sus asuntos con el trono también eran importantes-dijo momoshiro mientras me seguía por las escaleras camino a mi recamara.
Ryoma se sobresalto y una ola de ira lo invadió. ¡Deja ya de hablarme de mi padre! Esas simples palabras reavivaron en su mente un sinfín de recuerdos que para el habían sido olvidados.
-lamento haberlo molestado milord,- podía notar como momoshiro miraba al suelo en señal de respeto y arrepentimiento. El casi nunca le hablaba así pero él se lo había buscado.- me disculpo por mis palabras- y dando media vuelta lo dejo solo.
-Ashh- le molestaba cuando perdía los estribos por cualquier cosa. Pero así se había ganado el temor de muchos de sus hombres y como alguna vez su abuelo le dijo es mejor ser temido que alabado.
-¡Sakunooo cuidado te caes de ahí! Ann gritaba con euforia estaba segura de que medio castillo la escucharía.
-Ann cálmate solo quiero unas manzanas- le respondí. Estaba en la cima del árbol logrando agarrar las manzanas mas grandes claro, no me había subido hasta la rama más alta para agarrar capullos.
-¡sakuno en algún momento va a llegar tu padre y si ve a su hija la cual debería estar en su habitación osea dentro del castillo montada en un árbol va a explotar!.
Ann estaba haciendo unos movimientos tan extraños con sus manos como si estuviera pidiendo auxilio. Al ver su rostro contraído cuando salte de una rama a otra más baja unas ganas de reír me invadieron.
-Pues que explote entonces ann-le dije mientras sonreía victoriosa con la manzana en mi mano.
Baje de rama en rama y caí al suelo con un movimiento glacial digno de una ryuzaki. Por naturaleza nuestro reino está cubierto de bosques y selvas virginales, y como princesa de mi pueblo aprendí a sacar beneficios de estas pero sin abusar. Nuestro pueblo era rico en hortalizas y frutos dados por la tierra y mi padre gobernaba orgulloso. No había problemas en el castillo excepto uno según él.
-Sakuno me puedes explicar que hacías saltando de un árbol- la dura y fría voz hizo que se volteara para darle el frente a su padre.
-padre yo simplemente quería…-
-No me interesa que hayas querido-me interrumpió gritándome y mirándome fijamente a los ojos- no puedo creer que llegue de un viaje de negocios y me encuentre a mi hija una princesa que pronto será presentada en sociedad toda sucia y andrajosa saltando en los arboles.
Su voz era fuerte y demandante y algo en su mirada la ponía extremadamente molesta.
-yo solo quería unas manzanas y ya las conseguí así que me retiro – le dije y me di media vuelta dándole la espalda.
-te has vuelto tan rebelde y ahora me estas causando problemas- se detuvo instantáneamente al escuchar esa palabra ¡problema! ¡Ella era un problema para el!
-Porque todo lo que hago, digo, y pienso t resulta como una altanería- le dije dándome vuelta y mirándolo a los ojos.
¡Porque todo lo que sabes decir son estupideces! – exclamo el rey.
-perdóname padre pero no voy a cambiar como soy ni como me siento por tu estúpido protocolo- le dije caminando de regreso al palacio. Las lágrimas estaban luchando por salir de mis ojos pero no se los permitiría, no podía darse el lujo de llorar por cualquier cosa.
-encontrare una forma de hacer que dejes tu altanería de una vez por todas sakuno – le dijo pasándole por al lado.
-una hija mía no puede comportarse así- exclamo mientras negaba con la cabeza.
-las palabras de su padre eran cada vez más fuertes. ¿Por qué no podía aceptarla como era? Es verdad porq tenía que seguir las normas de un estúpido libro de protocolo. Eran puras estupideces. Y entonces decidió emplear las palabras más dura que una vez uso contra su padre.
-yo nunca desee ser tu hija- y ingreso finalmente en el castillo seguida de ann. Dejando a un rey perplejo y lleno de ira.
Ryoma paseaba por los establos de su castillo mientras hacia una inspección de los caballos.
Había escuchado por los pasillos del castillo que su padre había empeorado desde su última cruzada. Según las criadas era algo relacionado con el corazón.
Estaba tan concentrado con sus pensamientos, que no escucho los gritos desesperados de momoshiro.
-Milord-decía mientras respiraba agitadamente.
-que quieres momoshiro estoy ocupado-dijo mirando a un caballo cerca.
-es importante milord, su padre está agonizando y pidió que usted estuviera presente-
-¿mi padre agonizando?- no puedo creer lo que dices- dijo con un tono sarcástico.
-señor es cierto yo mismo lo he visto- dijo momoshiro con ¿tristeza?
Por un momento creyó que podría ser verdad ya que no había visto ningún sirviente cerca.
Sin pensarlo 2 veces fue a la habitación de su padre seguido de momoshiro, mientras se acercaba sus sirvientes lo veían como si una tragedia hubiese pasado.
Y tenían razón.
