Disclaimer: Sólo las ideas aquí planteadas son mías. Naruto y sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto.
Sólo tu niñera.
Soy consciente de que yo no puedo quererte, que no puedo fantasear y crear un mundo a un lado de ti, sé perfectamente eso, pero no puedo evitar hacerlo. Tú ni siquiera te inmutas a pensar en ello porque tu inocencia es tan tan grande que no imaginas el sin fin de emociones que recorren mis pensamientos al verte, al ver tu brillante sonrisa adornando tu moreno y hermoso rostro, al escuchar tus palabras y gritos rebotando contra mi tímpano. Te amo y sólo eso me importa en este momento.
Te veo corretear por toda tu casa esperando que comience a perseguirte para meterte en la en la bañera o para que apagues el televisor, como lo hago cada noche que tus padres no están. Yo sólo me limito a observarte.
Te detienes unos metros lejos de mí, pero fijando tus penetrantes pupilas en mi rostro, con confusión. Tus labios sueltan un leve 'Estás rara' Te miro sonriente y voy por ti para obligarte a dormir, porque sé que te encantan las historias que te cuento todas las noches antes de ello.
'Hora de dormir' murmuro complaciendo tu muda petición, corres a tu habitación y te hundes en la cama como un pez que acaba de entrar en el mar, te cubres con las cobijas enteramente el cuerpo, apenas dejas la mitad de tu rostro destapado, me miras una vez más y cierras por completo tus párpados, esperando el momento en que empiece a leer. Y comienzo con la historia.
Cuando me he asegurado que estás completamente dormido lanzo un último vistazo a tu rostro; tu cara de ángel sobre la almohada con los ojos cerrados y los labios un poco resecos y entreabiertos me provoca revueltas en el estómago. Beso fugazmente tus labios, y seguidamente diviso como la punta de tu lengua recorre tu labio inferior, sonrío y vuelvo a rozar tus labios con los míos.
Escucho la puerta abrirse y bajo a la sala para encontrarme con tus padres teniendo una satisfactoria sonrisa en el rostro.
