Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling. No recibo recompensa económica por este fic.


Hasta la llama más intensa pierde su calor en la intemperie.

Capítulo 1: Abandono.

Frio, dolor, frio, dolor, frio, dolor….

Era lo único que el cerebro del pequeño Harry Potter podía registrar cuando despertó, se encontraba en su alacena pero no podía recordar cómo había llegado allí. Lo último que recordaba era a su tío gritándole furioso mientras le pegaba con lo que alcanzó a distinguir como el cable de un televisor. Intentó recordar sus palabras pero no podía pensar más allá del dolor, sentía como si le hubieran arrancado la piel de la espalda y de sus manos.

Lágrimas corrían por sus ojos, simplemente no lo entendía. Se suponía que ellos eran su familia pero nunca lo habían tratado como tal, a pesar de que ponía todo su empeño en tratar de agradarles lo único que obtenía era malos tratos. Con mucho esfuerzo giró su pequeño rostro para ver la hora, eran las 11:59 pm, solo faltaba un minuto para su cumpleaños, dentro de poco tendría ya 8 años. Sonrió mientras más lágrimas rodaban por sus mejillas.

- Feliz cumpleaños Harry- se felicitó a sí mismo, y mientras más lágrimas silenciosas escurrían por sus mejillas se quedó dormido.

Se despertó con los gritos de sus tíos, estaban discutiendo, no alcanzaba a escuchar muy bien pero creyó escuchar que mencionaban su nombre. Aun estaba muy adolorido pero de igual manera intentó levantarse, sin embargo se sentía muy débil ya que los últimos días apenas y había comido, las fuerzas le fallaron y cayó al suelo de su vieja alacena. Sin aviso nuevas lágrimas cayeron de sus ojos en un sollozo silencioso, el cual se vio interrumpido cuando sin aviso su tío abrió con fuerza la puerta y le ordenó que se alistara porque iban a salir.

Con mucho esfuerzo el pequeño Harry se cambió de ropas y se dirigió al comedor donde ya estaban todos sentados desayunando, se sentó a lado de su primo fijando su vista en la pequeña porción de comida de su plato.

- Yo no quiero que vaya Harry Mamá!-gritó su primo Dudley- siempre lo estropea todo a propósito, NO QUIERO, NO QUIERO!

- Tranquilo tesoro- intentó calmarlo su madre mientras su primo había empezado a llorar y gritar a todo pulmón.- Ya no llores y te prometo que te compraré lo que quieras.

- ¿De ver.. verdad?- preguntó Dudley secándose sus inexistentes lágrimas.

- Si Duddy, lo que quieras.

Harry sintió la mirada de su tía pero no levantó su mirada del plato, y empezó a comer sin fijar su atención en otra cosa, apenas había probado bocado cuando su tía le quito el plato y le ordenó que lavara los trastes porque saldrían y no le gustaba que la casa se quedara sucia. Podía escuchar las burlas de su primo a su espalda pero no volteó, simplemente se levantó y lentamente se dirigió al fregadero sin dirigirle siquiera una mirada o palabra a su tía.

Cuando terminó, los Dursley ya se encontraban en el carro, no sabía muy bien por qué sus tíos decidieron que él los acompañara, casi siempre cuando salían lo dejaban encerrado en su alacena hasta que volvían, aun si se iban de vacaciones. Pero no se atrevió a preguntarles nada por miedo a que volvieran a pegarle, lo que sucedía muy a menudo cuando les hacía alguna pregunta, por lo que con un suspiro cansado salió de la casa y subió al viejo automóvil de tío Vernon.

No sabía a dónde se dirigían, nadie se había molestado en decirle, sin embargo eso no le habría sido de mucha ayuda, jamás había salido de casa a no ser que se tratara para desyerbar el jardín de tía petunia, regar sus plantas, sacar la basura, y otras labores domésticas. No pudo evitar que una sonrisa aflorara en sus labios, a pesar de que el cielo estuviera gris la sola idea de ir más allá del número 11 de Privet Drive lo llenaba de emoción.

Todo era nuevo para él, todo era maravilloso; tenía la loca necesidad de bajarse del carro y correr y gritar hasta quedarse sin voz y sin fuerzas, pero tuvo que contentarse con bajar la ventana del carro y aspirar el fresco aroma por dos razones importantes: 1) Su tío Vernon y 2) el dolor de su espalda.

Caía ya la noche cuando finalmente se detuvieron, Harry Potter se sintió aliviado porque así ya no tendría que escuchar las quejas de su primo Dudley quien no se había callado en todo el camino, lo cual había puesto de muy mal humor a tío Vernon. Llegaron a lo que parecía ser una casa, en la entrada había un letrero color negro que seguramente indicaba el nombre del lugar, sin embargo al no saber leer no supo siquiera el nombre del lugar en que se encontraba. Su tío pidió dos habitaciones a una mujer de aspecto severo que se encontraba sentada detrás de lo que parecía ser un escritorio, en una de ellas se quedaron sus tíos y en la otra, para su mala suerte, él y Dudley.

La habitación no era muy grande pero tampoco muy pequeña, tenía dos camas individuales separadas por un pequeño mueble de madera, una ventana muy pequeña a lado de una de las camas y las paredes eran de un color gris muy desgastado sin ningún adorno en ellas. Harry se quedó parado a lado de la puerta esperando a que su primo escogiera una cama para dormir, lo que menos quería en ese momento era molestarlo y que Dudley lo utilizara como saco de boxeo. Después de lo que a Harry le parecieron horas su primo finalmente se decidió y Harry se acostó en la única cama que quedaba disponible: la que estaba al lado de la pequeña ventana.

Harry se despertó en algún momento de la noche con mucho frío y sin su manta, afuera había empezado a llover. Se levantó a buscarla pensando que quizá la había tirado al piso, sin embargo se dio cuenta (con cierta rabia) que su primo en algún momento de la noche debió de habérsela quitado. Impotente volvió a recostarse frotando sus brazos en un intento desesperado de entrar en calor, tenía mucho frio y había empezado a temblar ocasionando que su dolor en la espalda empeorara. Intentó dormirse pero el frio y el dolor eran demasiado, solo se escuchaban los ronquidos de su primo, la lluvia que cada vez caía con mayor intensidad y su respiración entrecortada.

No supo cuanto tiempo estuvo despierto, solo que en algún momento Dios se apiadó de él y se quedó dormido. Cuando Harry despertó la lluvia aun no había dejado de caer, sentía el cuerpo entumecido y estaba temblando. Con dificultad se giro a la cama de Dudley y se dio cuenta de que estaba vacía, por lo que lentamente se paró para tomar su manta de la cama de su primo. Aun temblando y con la manta sobre los hombros, Harry salió del cuarto para buscar a sus parientes los cuales seguramente estaban desayunando, preguntó a unas personas que se encontró en el pasillo y le indicaron donde se encontraba el comedor, al no ser un lugar muy grande no tardó en llegar, sin embargo los Dursley no estaban allí, en el comedor únicamente se encontraban dos mujeres mayores que no supieron decirle si sus parientes habían ido ya a desayunar.

Harry volvió al lugar donde su tío había pedido las habitaciones a la mujer de aspecto severo, la cual nada más verlo frunció los labios desaprobatoriamente y se quedó viendo la manta que Harry estaba utilizando para cubrirse del frio.

- Si tienes frio utiliza un suéter niño- dijo despectivamente mientras caminaba hacia el- y dame esto antes de que le hagas algo- sin ningún miramiento le arrebató lo único que lo protegía del frio dejándolo únicamente con la playera de manga corta que una vez había pertenecido a su primo.

- Yo... lo sien.. siento- susurró temblando ligeramente- estoy buscando a mis tíos pero no los encuentro, ¿los ha visto?.

- ¿Un hombre corpulento con bigote y una señora alta y muy delgada?- al ver que el niño asentía la mujer continuó- hace rato que se fueron con otro niño, parecían muy apurados en….

Sin embargo Harry no alcanzó a escuchar lo que la mujer estaba diciendo porque con miedo salió corriendo a pesar del dolor que sentía hasta llegar al lugar donde su tío Vernon había estacionado el carro, llegó jadeando por el esfuerzo y se dio cuenta de que el miedo que le causaron las palabras de la mujer se habían vuelto realidad: los Dursley lo habían abandonado a su suerte. Se quedó allí parado sin importarle que la lluvia lo estuviera empapando, el miedo inundaba todos sus sentidos, no podía pensar coherentemente, sus tíos lo habían abandonado tal vez con la esperanza de que muriera.

- ¿Por qué? ¿POR QUÉ? ¿POR QUEEEEEEEEEE?- gritó cayendo de rodillas en el pavimento. Miedo, angustia y dolor era lo único que reflejaban sus ojos mientras sus lágrimas se mezclaban con las gotas de lluvia.


Espero les haya gustado el primer capítulo, si alguien tiene alguna crítica o comentario no dude en hacérmelo llegar :)