Bienvenidos~

Esta historia transcurre varios años luego de los sucesos del manga, nuestros protagonistas ya estan grandes e incluso trabajan... otros ya estan casados, fufufu.

Disclaimer: los personajes de KnB no me pertenecen, todos son obras de Tadatoshi Fujimaki, yo solo me tomo la molestía de usarlos con fines recreativos(?

Nota: pensamientos en comillas (").

Este viaje apenas está comenzando, y sin más que decir... Permitanme transportarlos al mundo del AoKaga.


-¡Mierda! No de nuevo…¡Joder!- Se decía a si mismo Aomine Daiki, jadeante mientras corría por las calles de Tokyo, buscando algun lugar donde pudiera refugiarse de la nieve. Se paro bajo un toldo de lo que parecía ser la entrada de un comercio.

Se quito el maletín de la cabeza y se limpio los rastros de nieve que ahora cubrían su ropa. Es normal que para estas fechas nevara en Japón… lo que no era normal era que él se encontrara corriendo para cubrirse de la nieve, otra vez, ya que la noche anterior le había ocurrido lo mismo, siempre se olvidaba de traer algún paraguas o algo para cubrirse, siempre olvidaba revisar en el noticiero, el clima para saber si nevaría o no…en fin, siempre olvidaba muchas cosas.

-Esta noche te daré tu noche buena- susurro un poco demasiado alto, un joven a la chica que se encontraba a su lado.

-Oh, Ryuk, tan pervertido como siempre- se abrazo la joven al chico que se encontraba a su lado mientras pasaban detrás de un perturbado moreno peliazulado, entrando al hotel.

¿Hotel? Aomine se quedo en blanco, mientras se daba la vuelta a ver donde rayos se había quedado parado mientras pasaba la nevada. Al parecer era la entrada de un hotel muy conocido en Tokyo, por sus lujosas habitaciones y su buen precio.

"Mierda" pensó el moreno. Saco su teléfono para revisarlo y se dio cuenta de que su batería había muerto, ahora no podría llamar un taxi para ir a casa, y por lo que parecía la nevada no terminaría pronto.

"Tendré que entrar, al menos para no morir congelado" pensó el muchacho moreno, que ahora se encontraba temblando del frio. Para su buena suerte, recordó que aquel dichoso hotel contaba con un restaurant, así se ahorro el tener que quedarse en la recepción y ver a aquellas parejas que iban a…disfrutar su navidad.

Se encamino hacia el restaurant, en la entrada lo recibió un mesonero y le pregunto educadamente si tenía alguna reservación o buscaba una mesa particular.

Aomine observo el lugar, el cual se encontraba un poco abarrotado de personas, familias cenando, parejas conversando, algunas mesas estaban disponibles mientras que en otras vacías se observaba un "Reservado" colocado. Aomine no tenía a nadie quien esperar, por eso pensó que sería absurdo ocupar una mesa solo para él, y más en esas fechas. Amablemente se excuso con el mesonero y se dirigió hacia la barra que había visto anteriormente, se quito su saco y lo coloco en el espaldar de una de las sillas altas que se encontraban disponibles frente a la barra, lo mismo hizo con su maletín. Acto seguido, se sentó mientras esperaba al bar- tender para ser atendido.

Mientras esperaba, Aomine se puso a pensar… una actividad que el rara vez hacia a menos de que se tratara de trabajo, a pensar sobre como rayos había terminado, solo, en una barra, en una fría noche buena. Horas antes, algunos de sus compañeros de trabajo lo habían invitado a ir por unos tragos, ya que ninguno de ellos tenía planes esa noche pero el declino, algunos de ellos estarían solo un rato para luego ir a casa temprano con sus familias, mientras que otros, los que terminarían probablemente borrachos, se buscarían alguna que otra chica para ligar esa noche y tener a lo que ellos llamaban, un poco de diversión. Pero a Aomine simplemente no le apetecia hacer eso esa noche, no es que no le gustara estar con una chica, de hecho le fascinaba, era de esos que buscaba solo un polvo y luego terminaba como si nada. Estando libre de camino. Pero esa noche de navidad, era diferente, aparte de no tener ganas, simplemente no le parecía adecuado buscar una chica con la que tirar y luego olvidarla en la mañana, mas siendo navidad. Era un bastardo, eso estaba claro, pero también tenía sentimientos y no quería hacer algo tan cruel en esa fecha.

Finalmente cuando el bar-tender llego, se dispuso a pedir un whisky en las rocas… mejor seco, estaba lo suficientemente frio por la nieve como para buscar tomar algo frio. El bar-tender se fue a preparar su trago dejando al moreno solo con sus pensamientos, de nuevo.

Recordó a la pareja que se encontró en la entrada, poniendo los ojos en blancos, se enojo. Por alguna razón le molestaba esas parejas que se abrazaban en público, demostrando amor a los cuatro vientos. Si bien, el era un gruñón innato y odiaba esas cursilerías, Satsuki siempre lo regañaba por ser tan cascarrabias… pensando en Satsuki, su amiga de la infancia y fiel compañera, que extrañamente no se encontraba con él esa noche para agobiarlo cada dos por tres con sus reclamos, ¿Qué estaría haciendo esa chillona pelirrosa esa noche?, si bien recordó, Satsuki tenía planes de ir a cenar con su enamorado eterno, Tetsuya… o más bien había obligado al pobre Tetsu-kun, como la joven le decía de cariño, a acompañarla en la cena de navidad, arrastrándolo a duras penas para pasar esa noche con ella. Al pobre chico, luego de los constantes reclamos de su amigo, no le quedo otra que aceptar, a pesar de que el joven Tetsuya no correspondía los mismos sentimientos a la chica…

"Sentimientos, amor…" Volvio a divagar en su mente Aomine, ya para ese entonces había llegado su trago y se disponía a beberlo. Ah, el sabor amargo y la sensación caliente del whisky bajar por su garganta animo al, un poco deprimido, Daiki. Absorto en sus pensamientos, pensó si el alguna vez había sentido eso llamado amor, por alguien… "No, nunca, pero…" Aomine llego a una conclusión errada de que nunca se había enamorado de alguien, muy bien sabía que estaba equivocado.

Él idiota más grande de los idiotas, su rival, amigo y compañero de hamburguesas, con el que disfrutaba jugar interminables encuentros de uno-a-uno, en básquet. En aquellos tiempo cuando aun podía disfrutar el básquet, luego se sufrir esa jodida lesión en la rodilla durante un partido en la universidad, ya luego no pudo jugar el básquet de la misma manera que solía hacerla, al no poder hacer sus forzadas maniobras, saltos paralelos al suelo o tiros sin forma, Aomine opto por dejar el básquet totalmente… Aunque admitiendo que a veces añoraba esa sensación de adrenalina durante los partidos, ahora solo era un empresario, administrador de uno de los bancos más importantes del Japón.

Centrándose un poco, de en donde había comenzado sus pensamientos sobre amor, volvió a su antiguo rival, el bastardo, como Aomine solía decirle, a veces lo extrañaba, admitió para si mismo, pero… Al moreno no le quedo otra que aceptar para si mismo que eso llamado amor si lo llego a sentir en su corazón por aquel pelirrojo cabeza hueca, amante del básquet, más alla de admiración por su básquet, aquello llego más lejos, cuando Aomine luego de despedirlo en el aeropuerto ya que su dichoso rival se iba a América porque había sido fichado por uno de los equipos más famosos de básquet de Miami, Aomine nunca podría olvidar esa sonrisa perfecta de dientes blancos, la cual siempre lograba que su corazón se acelerara, le había dedicado el pelirrojo antes de finalmente cruzar la puerta de vuelos internacionales, en el aeropuerto Narita. Esa misma noche el moreno término encerrado en su habitación, llorando sin darse cuenta por tener que despedirse del chico, esto siguió por la semana siguiente. Aomine iba a universidad, estaba con sus amigos, Satsuki lo atormentaba como siempre, pero al finalizar el dia y dejar de fingir que estaba perfectamente, volvía a lo profundo de su habitación a lamentarse por la despedida de su querido amigo… Oh, el hubiera deseado que pudiera ser más que eso. Pero la realidad era otra, y el ahora se encontraba solo, frente a la barra del restaurant, pensando. Aomine se tomo su whisky de un trago, y se palmeo el rostro. Siempre que se ponía a divagar en sus pensamientos terminaba con estos "pensamientos de marica" como él les decía, por aquel pelirrojo. Y les decía marica, no porque fuera homofóbico o algo por el estilo, de hecho tenía dos amigos que actualmente se encontraban en una relación con otro hombre y Aomine respectivamente los respetaba y los trataba como sus iguales. Uno de ellos era su antiguo compañero de secundaria, el famoso modelo y jusgador de básquet Kise Ryouta, se encontraba en una relación con su antiguo sempai de instituto, Kasamatsu Yukio. Aomine rio para sus adentros, recordar que ese par vivían peleando como perros y ahora, estaban felizmente juntos.

Otro de sus compañeros de secundaria, Midorima Shintarou también se encontraba en una relación con un antiguo compañero de instituto, Takao Kazunari. Todos siempre supieron que ese par se traían algo, pero Midorima como buen tsundere que era no acepta sus verdaderos sentimientos, hasta que un dia finalmente se lleno de valor y acepto su amor por Takao, estando ahora juntos.

Aomine tenía el rostro apagado, mientras se encontraba sumido en sus pensamientos, llamo al bar-tender y pidio otro trago.

Aomine le dió un sorbo a su nuevo trago de whisky.


-A-o-mi-ne-kun~…-susurro una voz cantarina en el oído del moreno. Sintiendo la respiración del otro en su oído. El peliazulado sabía muy bien a quien le pertenecía esa voz. Sintió como un brazo le rodeaba por los hombros acercándose más a él.

Aomine Daiki casi se atraganta con el trago que en ese momento estaba bebiendo. Comenzó a toser exageradamente y de un manotazo se sacó de encima el brazo que lo rodeaba.

-¡Idiota! Casi haces que me ahogara- bramó el moreno, algo cabreado. No le gustaba que lo molestaran con cosas tontas y más si era…

-Joder, Aomine relájate un poco, estamos en nochebuena, tiempo de paz y dar amor, ¿No?- dijo Takao con sorna, mirando divertido al moreno que ahora ponía los ojos en blanco.

-Buenas noches Aomine-kun –dijo secamente un peliverde que venía acompañado del otro joven. -Y Takao, por favor deja de molestar por un momento-dijo Midorima en un tono no muy amigable.

-Gezz, está bien Shin-chan, ¿qué tal si nos sentamos un rato con Aomine mientras esperamos para cenar?-Dijo Takao, sabía que eso iba a cabrear más al moreno de lo que estaba antes.

-¡Oi! Pero qué coño dices, no te invites si yo- el moreno no pudo terminar su frase, cuando Midorima respondió.

-Está bien Takao, pide unos tragos mientras esperamos a que se desocupe alguna mesa, ya que por lo visto alguien se olvidó de confirmar la reservación.-Termino esto dándole una mirada terminal a Takao, mientras se sentaba al lado de moreno. Al parecer, mientras Aomine viajaba por el mundo de sus pensamientos y tomando whisky, el restaurant se había llenado y no había mesas disponibles.

-Hi, hi, Shin-chan, lo siento. Yo pensé que tú te encargarías del restaurant.-Dijo Takao acercándose a Midorima, lo abrazo por detrás y le dio un beso en la mejilla. Takao, sonriente se sentó al lado de su novio.

-No. Tu sabias que YO me encargaría del hotel y TU te encargarías de la reserva del restaurant.-Dijo el peliverde ajustándose los lentes sobre el puente de la nariz, y dando énfasis en que le correspondía hacer a cada quien para la noche de navidad. Pero el pelinegro por lo visto, había olvidado su única tarea para la noche.

-Y bien, Aomine-kun, ¿Qué haces solo esta noche, y en la barra? No tienes planes con alguien, alguna chica o con Momoi-san- Pregunto Takao.

-Estoy solo porque quiero estarlo.-Respondió sin más que agregar Aomine, terminándose de un solo trago lo que le quedaba en su vaso.

-Uhm, vale. ¿Ya estás en la edad donde los viejos se van solos a un bar a ahogar sus penas en el alcohol mientras miran con desdén a todo lo que les rodea?-Ataco sin ceremonias el pelinegro.

-¡Que mierda dices! Yo no soy nada de eso, hijo de tu…-Aomine se calló, antes de terminar de soltar una palabra para nada educada, observo la situación en que estaba. Solo, con cara de hecho una mierda y con un vaso de whisky vacío, no recordaba exactamente cuántos había pedido ya, pero sabía que eran más de uno. Miro a Takao con cara de pocos amigos.

Este le devolvió una mirada divertida al moreno, se acercó a abrazar al peliverde, y sin más dijo. –Vale señor gruñón, ahora puedes estar un rato con nosotros. Hasta que me vaya con Shin-chan a reclamar mi regalo de navidad.-dijo esto último más para el que para los demás.

Pero Midorima que había escuchado claramente, gruño. ¡Takao! Deja de andar diciendo… esas cosas, con personas presentes. –Dijo Midorima, con un leve sonrojo en sus mejillas.

-¿Entonces prefiere que te diga estas cosas en privado?-Ronroneo divertido el más bajo.

Midorima, para evitar exponer lo avergonzado que estaba, se giró al frente y llamo al bar-tender.

-Dejen su escenita de amor de mierda o sino me voy.-Gruño un Aomine ahora molesto.-Oi, voy al baño, pídeme un whisky, ya regreso.-Dijo el moreno mientras se alejaba de aquella pareja.

"Perfecto, justo lo que me faltaba." Pensó el moreno. Mientras se dirigía al baño. Justo hace unos minutos estaba pensando en esos dos, y como por arte de magia o llamados por algún mantra habían aparecido a su lado.

Hace un momento se estaba congelando en la nieve mientras buscaba un lugar donde resguardarse, luego termino solo en una barra con un vaso de whisky en la mano, pensando cosas deprimentes y ahora se aparece esta pareja tan dispareja con un aura cargada de amor.

Oh si, Aomine sabía que su noche de navidad se había completamente ido a la mierda.


-Hey, Taiga, ¿Por qué traes esa cara hermano? Anímate, ¡es navidad! –Dijo un chico de más de dos metros de alto, mientras abrazaba por los hombros al pelirrojo que iba caminando a su lado, el cual era casi tan alto como el, solo con unos pocos centímetros más bajos.

Los dos chicos seguían caminando, mientras eran seguidos por otros más, altos y robustos, todos jugadores de básquet respectivamente.

Kagami se encontraba con aires de depresión, a pesar de que habían ganado el juego contra el equipo que los había invitado, venia de malas ganas hacia un bar-restaurant que quedaba e hotel donde se estaban hospedando los jugadores.

El pelirrojo no sabía porque estaba así, si era porque estaban en navidad y esas fechas nunca se le dieron muy bien, con padres separados y el prácticamente abandonado en otro país, nunca había sentido ese espíritu navideño de que todos hablaban. Todo eso antes de llegar a Japón, durante el instituto Kagami había encontrado un equipo en el que estar, no solo un equipo, sino amigos con los que estar y hasta un rival… oh si, un rival. Debido a que Kagami era un jugador estrella en el deporte que amaba, básquet, era imposible que no fuera notado por algunos reclutadores. Así que cuando el as de su antiguo equipo llego a la universidad, en su segunda semana fue fichado por uno de los mejores equipos de Miami, donde le ofrecían una beca de estudio incluida. Kagami no podía simplemente quedarse de brazos cruzados ante semejante oferta tan tentadora. Luego de pensarlo, simplemente acepto aunque lamentablemente eso traía consigo abandonar el país que durante algún tiempo fue su hogar y donde se sintió realmente querido, pero precisamente por esto no podía quedarse estancado, y decidió seguir con sus sueños.

Otra de las opciones que le rondaban por la mente a Kagami de porqué estaba deprimido, era porque simplemente… ¡estaba de nuevo en Japón! Extrañaba a sus amigos, aunque solo con pocos mantenía aun contacto, a través de correos o llamadas y les hubiera encantado verlos cuando llego, ya que el equipo de básquet de la universidad de Tokyo, Toudai, los había invitado a un partido amistoso en las navidades. Pero Kagami no sabía que sus ganas de ver a sus amigos se iban a ir por el caño cuando su entrenaron les dijo que se había adelantado el juego y apenas llegaran a Japón en pocas horas irían a jugar. Luego del juego habían ganado, y como no, sus compañeros querían ir a celebrar la victoria. De paso que era navidad y estaban en un país extranjero querían ir por todo lo alto. Esto traía consigo arrastrar con ellos a su As, que hablaba un perfecto japonés por haber vivido antes en dicho país, y sin tomar en cuenta si este tenía planes o no. En fin, no le dieron más importancia y se lo llevaron con ellos.

-Taiga, ¿no tendrás algunas amigas lindas de cuando vivías aquí que nos presentes?- pregunto uno de sus compañeros. El pelirrojo negó con la cabeza.

-Al menos nos ayudaras esta noche a ligar con alguna, préstanos tu japonés y tus encantos hermano.- soltó otro del equipo.

Kagami no sabía si golpearlos y huir de ahí o simplemente gritarles que lo dejaran en paz. No opto por ninguna de esas opciones así que en silencio avanzo con los chicos hacia el interior del dichoso bar.

Lo que Kagami no sabía, o más bien si sabía pero no era capaz de admitir, era la tercera opción que andaba en su cabeza sobre el porqué de su tristeza, él quería, realmente quería ver de nuevo a aquel chico por el cual una vez sintió algo... ¿o todavía siente?. El pelirrojo suspiro, y siguió absorto en sus pensamientos.

Aquel que fue una vez su rival y el mejor oponente para jugar one-a-one, ese que resultaba ser un bastardo que le robaba sus hamburguesas cuando entraban al maji buguer luego de pasar horas jugando, pero en el fondo no le molestaba que el moreno le acompañara, en secreto disfrutaba de su compañía pero era algo que nunca se atrevería a admitir. Recordó como el sueño de su amigo de jugar básquet profesional se vio destrozado cuando sufrió una lesión en la rodilla, la cual le impidió seguir jugando al básquet con la misma destreza de siempre, pero no por eso no podría jugar más. Por eso Kagami se enojó demasiado cuando el moreno le soltó en su rostro sin más que dejaría el baloncesto, en ese momento a Kagami le hervía la sangre, no podía simplemente dejar pasar aquello, que viera el sueño de su amigo echado por tierra simplemente porque no podía jugar tan bruscamente como le gustaba pero… aun podía jugar. El pelirrojo estuvo días molesto con el moreno, durante una semana no le hablo, ni siquiera algún mensaje o encontrarse a comer hamburguesas, nada.

Cuando llego el momento de Kagami partir a América y se despidió de sus amigos y antiguos compañeros, no podía negar que la despedida que más le afecto fue la de él… el moreno peliazulado, bastardo, roba hamburguesas, Ahomine, que le había robado el corazón. Kagami se despidió con una amplia sonrisa mientras se iba a la sala de vuelos internacionales. Durante el vuelo dio gracias que el asiento de su lado estuviera vacío, el pelirrojo se había puesto la capucha de su suéter y colocado los audífonos, mientras lloraba con lamento en todo lo que duro el vuelo.

-¡Kagami!-grito el compañero que antes llevaba colgado de sus hombros. Sacándolo de sus pensamientos. -¿En qué coño piensas? –dijo su compañero con el ceño fruncido, señalando a Kagami. –Ya estamos todos en el bar, ve a la barra que iré primero al baño, señor idiota.-dijo este mientras dejaba a un aturdido aun Kagami Taiga.

Kagami iba acercándose a la barra cuando lo vio… sintió que el tiempo se detuvo un instante, su corazón dio un brinco, y ahí estaba él. De espalda. Con el cual había estado pensando hacia solo segundos. Se tuvo que frotar los ojos para ver si no estaba soñando, y efecto no lo estaba, el moreno seguía ahí de espaldas a él, era imposible no reconocerlo cuando muy bien sabía que ese color de cabello azulado, espalda ancha y cuello largo eran totalmente de…él.

-Aomine Daiki…-susurro Kagami, con una sonrisa se acercó a la barra mientras veía como el moreno se levantaba de su lugar para ir a lo que parecía ser el baño.

Oh si, Kagami sabía que su noche de navidad había mejorado totalmente.


Chan-chan-chan... y aquí viene.

Si te tomaste la molestía de llegar aquí, muchisimas e infinitas gracias, aprecio que te hayas tomado el tiempo de leer el capitulo, y por favor deja un review~ estaria encantada de saber que te parece la historia... si les da ganas de vomitar :( o quieren leer más de esto. ¡Haganmelo saber!

Le dedico este capitulo a la bella y hermosisima Kao Long, te quiero chica chilena que tiene una conexion mental perversa conmigo(? te adoro, y gracias por animarme a escribir mi propio AoKaga.

Como dije arriba, este viaje apenas comienza... si les gusto, no dudare es seguir subiendo, ahora es que viene lo bueno fufufu~

Bien, felices fiestas y prospero año nuevo, nos leemos.

AmY xx