Hola...
ESTA HISTORIA NO ES MÏA SINO DE MIRTHA GLEZ GUTIERREZ; YO SOLO LA HE ADAPTADO UTILIZANDO LOS PERSONAJES DE STEPHANIE MEYER.
La noche en el bolsillo
El amor llega cuando menos te lo esperas. Y en esta historia, cuando ni siquiera lo ves. Dos jóvenes enamorados en las oscuras noches, sin verse el rostro ni conocer sus nombres, descubren el verdadero amor... ese tan puro y tierno que todos añoramos
Noche Primera
No rompas el silencio de esa quietud
Que no es precisamente soledad.
Poe
Bella POV
Cuando las luces se apagan, voy al encuentro de la noche. No siempre ha sido así. Antes me quedaba tranquila en la cama, escuchando las voces del sueño a mi alrededor:
Los estornudos de Angela, las peleas de Rosalie, los murmullos de Alice. El tiempo pasaba muy despacio, como si también se diera un respiro después del ajetreo diario. El dormitorio era un gigante de muchas gargantas, haciendo sonidos diferentes con cada una para alejar el silencio.
Ahora me escurro sin hacer ruido, bajo las escaleras y miro desde el descanso para ver si descubro al profesor de guardia. La suerte es que casi siempre les gusta quedarse en la oficina de la Secretaria. Camino pegada a la pared hasta alcanzar los escalones que van al campo deportivo y ya puedo andar más libre. Cuando dejo atrás la primera hilera de matas de naranja es como si cruzara la frontera de un país imaginario donde puedo ser de verdad quien soy. Me siento siempre en el mismo lugar: no es tan oscuro ni está tan lejos . La oscuridad me da un poco de miedo. En el suelo tengo unos cartones que uso como asiento. A veces llego y no están. La suerte es que hoy no ha llovido y la tierra está seca. Dentro del edificio me ahogo de noche. Por el día todo es diferente.
Siento un sonido gotas de agua que rebotan en las hojas. Está lloviznando . Corro hasta la caseta donde se guardan las herramientas. Es de madera, pero las tejas de zinc forman un alero. Ya lo llovizna es aguacero , con rayos y truenos. Puedo ver que se apagan las farolas de la escuela. Lo que me faltaba, ahora todo está oscuro, ya no se ni siquiera si estoy del lado de la puerta. Tanteo las tablas porque a veces olvidan ponerle el candado. Esta es la argolla no siento el candado, pero siento otra mano y quito la mía enseguida. Una voz masculina me tranquiliza.
-No te asustes.¿Eres de la escuela?
-A ti que te importa-le pregunto, bastante molesta.
Él , porque es varón, responde tan amablemente que me avergüenzo. Tiene una voz lindísima.
Chica, solo quiero saber quien tu eres. No por qué estás aquí. No te voy a comer : no hay luna llena ni soy el hombre lobo . Mejor vemos si podemos entrar, porque estamos empapándonos.
Me quedo último que esperaba era encontrarme con alguien. Yo, que vengo para estar sola, mira qué me encuentro. Verdad que a quien no quiere caldo no le dan tres, sino como veinte tazas. Él logra abrir la puerta y entramos. El espacio libre en la caseta es poco. Nos sentamos en el suelo, sin hablar. Cruzo las piernas, pero el pantalón de dormir está mojado y frío, las estiro y choco con su pierna.
-Disculpa, no quise tocarte-Dice enseguida y siento como se corre hacia atrás.
Por unos minutos no hablamos, solo escuchamos el golpeteo de la lluvia en el techo. Me siento traicionada, siempre me he sentido dueña de este lugar por la noche. Él es un intruso. ¿Qué hace aquí?¿No será otro que huye del internado por la noche?
-A veces vengo aquí para estar solo. Estos día han sido insoportables. No he tenido tranquilidad en mi casa, el fin de semana.
Ahora quiere hacerse el simpático y sigue hablando sin parar . El problema son sus padres. Una cosa muy normal: Los padres casi siempre son un problema.
-No es que ellos se llevaran bien. Mami es bastante exigente, pero yo la entiendo. Tiene que ocuparse de la casa, llega tarde del trabajo, mi hermano se pierde y a veces no se sabe ni por donde anda y mi papá no llega antes de las doce de la noche. Los oigo discutir por la noche, él es el que grita y ella le pide que hable bajo por nosotros y por los vecinos. Ya estábamos acostumbrados a eso, pero ahora le da por beber. El sábado llegó hecho una fiera. Tiró, las cazuelas al piso, peleando porque la comida estaba fría. Mami se fue al cuarto y cerró la puerta por dentro. No puede más y le dije que se fuera y nos dejara tranquilos . Fue como si le hubieran dado un corrientazo: ¡ Mi propio hijo!- gritaba-¡Mi propio hijo me bota de la casa1 abrió la puerta y se fue. Cuando vine, todavía no había vuelto y mi mamá tenía los ojos rojos de llorar. Yo creo que él ya no la quiere.
Me da pena. Debe sentirse my mal para contarle esas cosas a una desconocida. Yo, la desconocida, no sé que decir.
A mí no me gusta que la gente me tenga lástima, por eso no cuento lo mío. A él no lo conozco y no sé si le gusta que otro opine. Otra, en este caso lo cual puede ser peor. A los varones no les gusta que una esté opinando sobre sus vidas.
-Te quedas callada-me dice.
-Es que no sé si quieres mi opinión o solo desahogarte. Yo hablo en el baño cosas que no me atrevo a hablar con nadie, y después me siento mejor.
Se ríe, su risa es tan bonita como su voz.
- Pero tú no eres una bañera, ni un lavamanos. Eres una persona. Es cierto lo que dices: hablé solo para desahogarme. Tengo ese peso dentro de mí desde hace días y no me he atrevido a hablarlo ni con mi mejor socio, digo, amigo.
Lo sentí confundido. A mí no me molesta que hable como todos los muchachos. Mi socio, asere o lo que se. Me he acostumbrado a oírlo, aunque yo no hable así. Él es educado, se ve. Parece que notó como soy yo. ¿Cómo puede ser, si no hace media hora que nos conocemos? Tal vez por la forma en que hablo
-Yo puedo entender lo que sientes, aunque no por lo mismo. Vivo sola con mi mamá, ni siquiera me acuerdo de mi padre.
- Por lo menos así te ahorras las discusiones. ¿Tú mamá no se ha casado otra vez?-pregunta.
-No, pero tampoco creas que eso es mejor. Siempre tienes que explicarlo en la escuela, porque ni siquiera tengo un tío que pueda hacer pasar por él. Además ella se siente sola. No me lo dice, pero lo sé por como se revisa la cara en el espejo. Cuenta cada arruga nueva. Le preocupa ver como se hace vieja sin enamorase de nuevo. También sé que no es por la compañía sino por el amor. Siempre hay que contar con el amor.
Vuelve el silencio
- ¿Le tienes miedo a los hombres?
Suelta la pregunta y me coje por sorpresa . Después me da rabia, ¿Qué piensa este? Parece que se cree muy hombre.
-No les tengo miedo.
Se da cuenta que me puse brava pero no se burla, se disculpa.
No lo dije por mal. Como me hablaste así, tan áspera cuando nos tropezamos hoy.
Pero no fue por miedo. Vengo aquí para estar sola y nunca me había encontrado con nadie..
Pues a sido una casualidad porque yo vengo a veces. Eres tú la que se sienta en los cartones.
Tiene gracia, entonces es él quién los quita, no le contesto, pero tampoco hace falta.
-Ok, no me contestes.¿Tú eres de décimo,no?
- No voy a decirte, de todas maneras, a lo mejor ni nos vemos más.
Se rió de nuevo, que manía, es un pesado, pero parece que me lee el pensamiento.
-Me río porque hoy tampoco nos hemos visto. No sé ni de que color tienes el pelo.
-Mejor. Voy a describirme para que me conozcas: tengo el pelo azul, la piel verde y dos antenitas en la frente.-le respondo y ahora soy yo quien se ríe.
-Ah, si es graciosa también. Ahora resulta que eres extraterrestre, mejor porque si eres de la escuela aunque no sepa quien eres alguna vez nos encontraremos.
-Sí, pero no sabremos que somos nosotros. Ni siquiera sabemos nuestros nombres.
-Es verdad. Sabes, me pasa algo contigo. Siento como si te conociera desde siempre, es una sensación rara.
-No eres originas-le respondo-eso lo dicen todos lo varones para entrar en confianza.
Aprovecho para decirle que es un poco peliculero.¿Será como Mike que se cree un actor? Él lo niega pero sigue creyéndolo. Debe ser de doce grado, que se dan lija y te miran por encima del hombro; de los que quieren tener dos o tres niñas de la escuela atrás de ellos y una para el fin de semana.
-¿Quién eres, acaso un rubio de esos con ojos verdes, tipo película americana, como Brad Pitt o quizás un Tom Cruise...?
Vuelve a reírse, ¿será que a una le puede gustar un niño solo por como se ríe? Porque cuando lo oigo reírse me da un escalofrío, pero no de fiebre, es un cosquilla por dentro, un no sé qué.
Si me vieras te morirías del susto, así que mejor hacemos un trato. Me gusta hablar contigo aunque no te vea. Deberíamos encontrarnos aquí de vez en cuando para conversar.
¿Encontrarnos?En primera, me arriesgo a venir sola, pero si me descubren algún día, no es lo mismo que me encuentren aquí con un muchacho. Nos expulsan de la escuela si nos hallan juntos.
Entonces eres cobarde-me dice él, muy fresco.
¿Cobarde? No,en todo caso precavida. A demás ¿Quién nos va a creer que venimos por la madrugada a conversar sin ser novios ni nada?
Nosotros lo sabremos-contesta él y luego agrega, un poco zorro-;aunque si la dificultad es no ser novios, podemos serlo.
Ahora sí hubiera querido matarlo.¿Quién piensa este que es?
Para empezar, no te conozco, y además no sé si cuando te veas me vas a gustar, y para tener novio hay que estar enamorada. Así que nada de encuentros.
Él trata de convencerme, no del noviazgo, sino de las citas.
Mira, tu dices que siempre vienes al mismo lugar. Nos podemos encontrar aquí en la caseta, pero quien llegue primero se sentará en el fondo y el otro, junto a la puerta ¿Te parece interesante? Tú pareces una muchacha romántica: te propongo una cita de voces.
Entonces imagino como podría ser. Al llegar, revisaríamos la argolla del candado y si estuviera libre, quiere decir que el otro no ha llegado, así que pondría una ramita de naranja y se sentaría al fondo. El segundo en llegar se quedaría junto a la puerta. El arreglo es bueno pero un poco cursi, pero se lo propongo y él acepta. No puede ser de doce. Estas boberías de encontrarse como en una novela, no las aceptaría. Se asoma por el hueco de la puerta y todo sigue oscuro.
Ojalá que no se despierte Alice que es una lechuza, y vea que no estoy en la cama. Nunca me he quedado aquí tanto tiempo. Es capaz de dar la alarma, hacer que llamen a los bomberos, a la policía y a una ambulancia. Ni siquiera ella sabe que vengo aquí. Hasta hoy fue mi secreto.
Ahora le hablo de Alice. Es bastante rara pero también muy buena. Le cuento el día en que vimos a un viejito vender periódicos y ella buscó en su bolso hasta la última moneda y le compró como cuarenta. Cuando vi que los repartía, pensé que estaba loca. Luego me dijo:"Cuando veo a un viejito así quisiera poder comprarle todo"
Él opina diferente. Dice que comprar todos los periódicos no resuelve ningún problema, no debería haber viejitos que vendan periódicos para ganarse la vida.
Bueno, las personas a esa edad reciben una pensión-respondo yo-,pero tú no sabes la situación que tienen en su casa. A lo mejor no les alcanza el dinero y no tienen hijos que los ayuden.
-O los tienen y no lo hacen- opina él-,pero mira, mientras haya gente como tu amiga , hay esperanzas ¿Cómo se llama ella?
Por poco caigo en la trampa. Me doy cuenta de que si le digo el nombre de Alice puede llegar a mí, así que no se lo digo
-Eso también es un secreto-respondo
-¿Te gusta leer?-Averiguo
-Sí aunque en la escuela no tengo casi tiempo, a veces leo a la hora de autoestudio.
Cuando le pregunto que lee me sorprende su respuesta.
-Leo de todo. Desde novelas de Agatha Christie y Verne. Hasta Gabriel García Márquez, Padura...
-Entonces no te gusta la poesía-concluyo-, ni lo escritores de ahora.
-De ahora, pocos. Tengo un amigo poeta y sí leo lo que escribe. Pero no leo cosas raras. A veces encuentras una novela y parece un experimento de química. Entonces no me dan ganas de leerla.
Una claridad repentina se filtró por las rendijas de las tablas . En un arranque de temor le tapé los ojos.
-Ahora podrías verme y ese no es el trato.
-Me estás apretando mucho los ojos, te prometo que no te miraré cuando te vayas.¿Me crees?
-Te creo-le digo-pero antes de irnos nos inventamos los nombres.
-Yo sé cuál te pondré a ti. Como te encontré en medio de la noche voy a llamarte Luna. Quizás Luna Triste.
-Me gusta. Parece de indios. Pues yo te diré Merlín que es el nombre de una mago-digo y quito las manos de sus ojos.
Salgo tan rápido de allí que en el camino me doy cuenta de que no aproveché mi oportunidad para verlo a él. Solo pude sentir su respiración muy cerca cuando le tapé la cara. Estoy tan nerviosas que apenas me escondo para entrar en la escuela, pero nadie me ve. En el pecho siento campanadas en vez de latidos y todaví escucho su vos diciendo:
-Adiós, Luna Triste.
