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CAPÍTULO 1:
"Presionándose"
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Un trago, dos tragos, tres tragos. ¡Hecho!
Blaine hizo una mueca mientras terminaba el resto de su bebida de limpieza de coco con el ceño fruncido ya que el sabor amargo de ajo apenas mezclado y la salsa picante le quemaba la garganta en el camino. Uno podría pensar que estaría acostumbrado al sabor ya después de haber estado en esa limpieza durante unas semanas, pero siempre parecía vomitar por el sabor extraño, no importa lo rápido que lo bebía o lo bien que trataba de revolverlo.
Tosiendo, acarició su pecho mientras la quemadura se instaló un poco más bajo y luego puso su taza en el fregadero, girando para dirigirse hacia la puerta que daba al pasillo para poder completar su trote habitual hasta alucinar, lo cual era parte de la limpieza.
Estaba casi en la puerta cuando alguien entró en su línea de visión. Mercedes levantó una ceja mientras se cruzó con él, llevando una bolsa llena de comestibles, sus ojos corriendo por la longitud de su cuerpo.
- ¿Vas a correr de nuevo?
- Sí. Tengo que correr mientras esta cosa todavía circula por mis venas.
- ¿Por lo menos funciona?
Mirando hacia abajo a su estómago oculto debajo de una sudadera de manga larga, frunció el ceño, sacudiendo la cabeza mientras miraba a su amiga – No sé por cuánto tiempo he estado haciendo esto, son como tres semanas y no estoy viendo un cambio… Al menos no en mi estómago. No estoy seguro de lo que está pasando allí.
- Bueno, espero que empieces a ver cualquier cambio que estás buscando, aunque no creo que necesitas perder ni una libra. Eres lo suficientemente delgado como estás.
- !Gracias Mercedes! – se inclinó y la besó en la mejilla, sonriendo cuando su nariz se arrugó por el extraño olor de su aliento. El brebaje que bebía siempre le hacía oler como si hubiera comido un plato de alitas de pollo y lo trató de tapar con agua de coco – Nos vemos en una hora más o menos.
- Ten cuidado ahí fuera. Está empezando a lloviznar.
- Está bien. Lo haré. ¡Gracias! – Con un gesto de despedida, Blaine se fue por la puerta hacia la calle, su teléfono rebotando contra su pierna desde su lugar en el bolsillo del pantalón. Sus auriculares estaban sonando con la voz burbujeante de Katy Perry llenando sus oídos mientras sus pies golpeaban el pavimento por un sendero que corría todos los días.
Mercedes estaba en lo cierto cuando dijo que estaba hecho un asco, las aceras estaban húmedas por las lluvias anteriores, el viento era un poco frío, y el aire olía rancio, a basura húmeda. Una docena de bolsas de basura estaban asentadas en la acera a la espera de ser recogidas. Conteniendo la respiración a través de ese tramo de carretera, Blaine corrió un poco más rápido, empujándose a través de una extraña punzada que sentía en la espalda mientras avanzaba por el camino.
Durante más de una media hora corrió con todo su corazón, el cuerpo entero le quemaba con el esfuerzo mientras doblaba la esquina y esquivaba otros peatones que parecían no tener ningún tipo de prisa. El cielo se abrió de nuevo, más lluvia vertiendo sobre él, por lo que se quitó sus auriculares y los guardó en el bolsillo de su pantalón para protegerlos al igual que su teléfono, ahora corría sin música mientras dejaba que sus pensamientos cursaran desenfrenados.
Pensaba en Kurt y su relación, en sus clases en NYADA y la forma en que algunos de sus compañeros lo habían estado tratando últimamente. Desde que él y Kurt tuvieron su enfrentamiento público durante la clase de combate hace algunas semanas, algunos de los chicos de sus diferentes cursos habían sido implacables en su afán por hacerlo sentir como una mierda. Sí, hizo caso omiso de sus comentarios diciéndose a sí mismo que todo estaba bien, Kurt volvía a casa todas las noches, a pesar de sus arreglos de vivir separados, pero a veces sus comentarios se metían bajo su piel y se quedaban allí.
Al igual como lo estaban haciendo en ese mismo momento.
Sólo hacía falta un comentario sobre su peso para activarlo, y después de clases Blaine no podía salir del edificio lo suficientemente rápido para llegar a casa y comenzar su rutina de trote. Tan pronto como entraba en el departamento, se iba corriendo a cambiar a su equipo de entrenamiento, luego corría a la cocina para mezclar su bebida antes de irse a trotar bajo la lluvia.
Como cualquier otro día, estaba corriendo por la adrenalina pura, corriendo para conseguir sacar las palabras venenosas de su sistema, para sentirse mejor.
Sin embargo, a pesar de sus grandes esfuerzos, los comentarios groseros en realidad nunca se fueron. Él los sentía en su piel mientras Kurt lo desnudaba, los oía en su mente mientras estaba en la ducha lavándose. Estaban por todas partes, y mientras corría bajo la lluvia ahora, se empujaba a sí mismo para ir un poco más rápido, ignorando el pequeño cosquilleo en su mente que le gritaba que disminuyera, que debía trotar no correr.
Por supuesto, mientras continuaba empujándose a sí mismo con más fuerza, el mundo a su alrededor se ponía un poco más oscuro. Lo de correr hasta alucinar realmente había empezado a causarle estragos en la última semana, se sentía cada vez más mareado cada día que pasaba, como si tal vez se estaba forzando demasiado. Pero entonces los recuerdos de las últimas semanas, y la sensación de peso lo abatía, haciéndolo dejar de lado esos sentimientos extraños, estallando para correr más duro, más rápido.
Exhalando con fuerza, dobló otra esquina, con los pies aplastados en sus zapatos mientras se salpicaba en los charcos y se empapaba sus piernas.
Todo se sentía raro ahora, su cuerpo estaba caliente, hirviendo incluso, pero una pequeña parte de él se sentía helada. Sus pulmones palpitaban. Sus dedos se sentían entumecidos, su rostro se sentía igual, y su estómago se sentía horrible, como si al dejar de correr iba a vomitar todo.
Poco a poco fue desacelerando hasta trotar, cada libra de su pie en la acera se sentía como si estuviera siendo golpeada con un mazo, como si fuera un tambor de timbales vibrando con cada golpe. Aspiró, los pulmones le ardían con el aire cuando sintió todo su ser volverse lento. Su visión se puso borrosa, el mundo ante él oscurecía más de lo que estaba antes, todo se volvió entre sí una gran mancha delante de sus ojos. – ¿Qué pasa? – Se cuestionó y respiró, ralentizando aún más hasta que su trote era apenas incluso una caminata.
Poniendo sus manos frente a él, tropezó hacia un callejón, la visión todavía comprometida mientras su cuerpo caía hacia delante y golpeaba el suelo duro. El impulso de él cayendo, le sacó el aire y gritó, acurrucándose un ovillo cuando el dolor se expandió por su costado.
Estaba seguro de que se rompió algo en el brazo después de haber llegado a tratar de mantener el equilibrio de su caída, pero aparte de eso, algo más se sintió terriblemente mal.
Las lágrimas llenaron sus ojos y aún ciego con el delirio, metió la mano en el bolsillo del pantalón, los dedos mojados resbaladizos luchando por aferrarse a su teléfono mientras trataba de marcar el número de Kurt. Kurt vendría a buscarlo. Kurt se aseguraría de que todo estuviera bien. Kurt podría…
Otra ola de dolor crujió a través de su cuerpo, desde la parte superior de la cabeza a la punta de los dedos del pie y gritó a causa de ese dolor, mareándose más cada segundo hasta que finalmente sucumbió a la terrible sensación en su cuerpo y se desmayó en el frío y duro suelo.
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- Mercedes, viste a Blaine hoy, ¿no?
Kurt cerró la puerta del loft y miró a su amiga, haciéndole la misma pregunta de nuevo cuando no le respondió la primera vez.
La chica miró hacia arriba, empujando a Sam lejos de ella por un segundo antes de que asintiera – Sí. Él se estaba preparando para ir a correr antes de irme. Me dijo que estaría fuera alrededor de una hora y luego supongo que iba a reunirse con nosotros aquí. En realidad no lo dijo.
- Bueno, ha pasado más de una hora desde que ustedes llegaron, por lo que debería haber estado aquí ya.
El resto del grupo sabía lo que Kurt estaba pensando, no había pasado tanto tiempo desde que había estado en el hospital por recibir una paliza y si Blaine estaba atrasado… Blaine siempre fue tan puntual y preciso acerca de estar donde necesitaba estar, entonces algo tenía que estar mal, especialmente si él no llamaba.
Artie se dio la vuelta con su teléfono en la mano ya listo y marcando el número del moreno antes de que otra palabra pudiera ser dicha. Fue en medio de esperar a que el teléfono suene cuando el celular de Kurt empezó a iluminarse, un número desconocido parpadeaba en la pantalla y el grupo fue silenciado rápidamente.
- ¿Hola?
En cuestión de segundos, el mundo de Kurt sentía como se rompía en pedazos. Blaine estaba en el hospital y eso era malo.
