Capítulo 1
Harry se comportaba extraño aquella mañana; John conocía a su hermana lo suficiente como para saber que le estaba ocultando algo. Además, las familias were estaban conectadas estrechamente, él podía sentir cuando algo la molestaba.
-¿Qué sucede? -le preguntó. Se encontraban en la sala y la mirada de ella se dirigía constantemente hacia la ventana, en la lejanía.
-Nada -resopló ella, frunciendo el ceño.
Sé cuando estás mintiendo. Le dijo él, utilizando la conexión mental. Desde hacía años que no la usaba con frecuencia, pero en ocasiones lo necesitaba para dejar su mensaje más claro.
Fuera de mi cabeza. Y, como era de esperarse, puso una barrera entre los dos. Y John tuvo que retirarse, sin embargo, tenía que insistir.
-Harriet.
-De acuerdo -gruñó ella-, estoy esperando a alguien.
John se puso tenso en ese momento. No podía evitarlo, estaba en su naturaleza. Además, él tenía que protegerla; sus padres habían muerto hacía tiempo y toda la responsabilidad que ellos tenían dentro de la manada se había transferido directamente a él. Pero lo más importante era Harry. Él, siendo un alfa, tenía que ver que cualquiera que la cortejara fuera el adecuado...
-Sé que quieres protegerme, pero quisiera, que por una sola vez me dejaras a mí hacerme cargo de la situación -continuó ella-. No es que no aprecie lo que quieres hacer por mí, pero ya has provocado que la mitad de mis compañeros se alejen... nadie quiere venir a esta casa por tu culpa. Y, siempre malinterpretas las cosas... ¿por qué piensas que si un hombre viene a esta casa querrá flirtear conmigo?
-Sólo quiero protegerte.
-Sí, lo sé -insistió Harry, molesta-. Pero yo apreciaría más si en esta ocasión te vas de aquí antes de que venga mi compañero...
John frunció el ceño.
-¿Para que puedas estar sola con él? No.
Harry bufó.
-¿Crees que no me puedo cuidar sola? ¡Por favor! Mi compañero es un simple humano... ¿Qué podría hacer contra un were como yo?
-De acuerdo... vamos a hacer esto: me quedo aquí hasta que llegue y si considero que puedo confiar en él, entonces me voy.
Harry se puso de pie, desesperada. Comenzó a caminar por la sala.
-Ya hemos pasado por esto antes y no quiero que se repita. Te conozco, lo que harás es transformarte y lo asustarás tanto que saldrá corriendo de aquí y no va a volver nunca. Por favor, John, no esta vez.
-¿Por qué es tan importante que él se quede?
Su hermana lo miró fijamente a los ojos; sus pupilas brillaron de rojo intenso, estaba tan furiosa que su cuerpo amenazaba con comenzar una transformación.
-Tú nunca has entendido, John. NO estoy interesada en él. NO es una cita. NI siquiera he cruzado una palabra con él hasta hace dos días -aclaró ella, volviéndose a sentar y cruzándose de brazos. Ella también había notado el descontrol en su cuerpo y trató de tranquilizarse-. No quería decirte esto... pero no me dejas otra opción.
John la observó fijamente y esperó. Ella respiró profundamente.
-Ya sabes que me falta poco para salir de la universidad... pero he tenido problemas con una de mis materias y, si no la apruebo, mis trámites se van a atrasar... Así que ahora necesito un tutor. Primero le pedí ayuda a mi profesor, pero él está muy ocupado, así que me asignó a uno de sus estudiantes.
Él hizo una mueca y Harry puso los ojos en blanco, porque conocía aquella expresión.
-Él no le habla a nadie, te aseguro que ni siquiera quiera venir aquí. Pero tiene que hacerlo, tiene problemas con mi profesor... lo iban a suspender, pero le dijeron que si me ayudaba todo el semestre podría evitarse el castigo.
-Está bien... entonces sólo le echaré un vistazo...
Harry soltó una exclamación de frustración, se recargó en el sillón y se cubrió el rostro.
-Quisiera que encontraras a tu pareja pronto, para que así me dejes tranquila...
En aquella ocasión fue el turno de John para resoplar.
-¿Por qué siempre mencionas eso? Aunque yo tenga a mi pareja no voy a dejar de cuidarte.
Harry sonrió.
-Pero ya sabes lo que dicen; cuando la encuentras no tienes tiempo ni energía para pensar en nada más.
John siempre había pensado que eso era demasiado exagerado. Además, ningún miembro de la manada que tenía pareja era capaz de explicarlo, decían que era imposible describirlo con palabras. Sin embargo, él había tenido muchas citas y, para ser sincero, jamás había experimentado nada abrumador. Todas sus citas resultaban... aburridas.
-En serio, ¿no hay nadie del clan que te interese? -Harry arqueó las cejas, esperanzada.
-No te vas a deshacer tan fácilmente de mí -le dijo él, sonriendo-. Además, ¿cómo se supone que voy a saber quién es?
Harry se encogió de hombros.
-Lo notas. Tiene que ser algo diferente a la atracción que sientes por otras personas, supongo...
John hizo una mueca. Tal vez no era eso, tal vez simplemente tenía que elegir a alguien del clan, después de todo ya había salido de la universidad y con la muerte de sus padres...
De pronto, Harry se levantó. John vio su rostro; había detectado algo, siendo una were, podía...
Pero John dejó de pensar claramente cuando su nariz percibió el aroma más delicioso que había olido en su vida. Pero, por más que trató de darle forma en su mente no pudo. ¿Qué era? Ni siquiera sabía si era comida, una flor, un objeto... el viento... ¿Qué era? Aquello comenzaba a volverlo loco. Y el aroma se acercaba... ¿Cómo era posible aquello?
-Es él, ya viene -murmuró ella, pálida. Y antes de que su hermano pudiera reaccionar, se levantó del sillón y se dirigió a la entrada. Salió rápidamente por la puerta y cerró con llave.
John se había quedado encerrado dentro de su propia casa. Frunció el ceño; se había distraído tanto que se olvidó del compañero de su hermana. No estaba tranquilo, por lo menos tenía que verlo para estar seguro de que no representaba ningún peligro para ella...
Pero se distrajo de nuevo, el aroma lo estaba abrumando. Y venía de afuera, estaba cada vez más cerca. Tenía que salir.
Por suerte, su hermana había olvidado cerrar la ventana de su habitación.
Lo primero que notó Harriet fue el abrigo largo y oscuro que cubría la figura de Sherlock Holmes. Sin embargo, estaba demasiado tensa esperando que John no cometiera algún error como para esperar mucho tiempo, así que se acercó a él antes de que llegara a la entrada.
-¿Sabes qué? He estado pensado, creo que es mejor que nos quedemos en la mesa del jardín, es más cómodo y así me podré concentrar mejor, ¿no crees? Así te podrás ir pronto...
Sherlock frunció el ceño y a Harry le pareció que sus ojos la examinaban con atención. No lo conocía, apenas había hablado dos veces con él, pero había escuchado demasiados rumores... Decían que era capaz de descifrar a una persona con sólo mirarla...
-La última vez me dijiste...
Sin embargo, un ruido proveniente de la casa hizo que Sherlock se interrumpiera. Y Harry se puso pálida al darse cuenta de que sí había una forma de salir de la casa.
-Creo que tengo ganas de ir a una cafetería, ¿qué te parece?
Pero era demasiado tarde, su hermano había salido en ese momento, en forma de un grande y majestuoso lobo con un pelaje gris brillante.
Harry esperó el desenlace; sabía que John le mostraría los dientes a Sherlock y este se asustaría y saldría corriendo...
Pero ninguna de aquellas cosas pasó. En su lugar, su hermano se quedó petrificado. Harry vio que su hocico se levantaba y su nariz se movía, como si olfateara algo en el aire.
Y Sherlock lo observó durante unos minutos y después... sonrió.
John sentía que sus extremidades no le respondían. Había pensado que sería divertido, como en las otras ocasiones, había pensado que haría lo que tantas veces había hecho y después se disculparía con Harry. Pero se quedó inmóvil al descubrir que el delicioso aroma venía del joven que se encontraba al lado de su hermana. Y después se fijó con mayor atención en su cuello pálido y sus pómulos, sus ojos claros, de un color verde-azul deslumbrante y su cabello rizado de un color oscuro...
Era el humano más hermoso que había visto en su vida. Y su aroma se hacía cada vez más atrayente conforme se acercaba... De pronto, sintió una terrible necesidad de transformarse de nuevo; quería que él lo viera en su forma humana, quería tocarlo, quería hablar con él. Pero se resistió con todas sus fuerzas a aquel impulso, no podía cometer ese error, no se podía convertir frente a él...
Se comenzó a acercar, lentamente.
-¡No, John! -gritó su hermana, pero él no le hizo caso.
El joven le sonrió y eso sólo empeoró todo. La sensación que lo embargaba se hacía cada vez más fuerte, el delicioso aroma lo rodeaba, era irresistible...
Entonces el humano se agachó y se golpeó las rodillas, en un gesto amistoso.
-Ven -le dijo, con una voz profunda, hermosa.
Sí. La palabra resonó sólo en su mente, John había olvidado que se encontraba en su forma de lobo y no podía responderle. Se acercó más y más, hasta que el aroma lo consumió por completo...
Mío.
John se volvió a quedar petrificado. Estaba confundido, esa palabra había surgido en su mente sin que él lo esperara. Y ya no podía quitársela de la cabeza. Veía al joven, quien ahora le extendía los brazos y lo llamaba otra vez, y no podía evitar que esa palabra surgiera en sus pensamientos.
Ni siquiera lo conocía...
-No, Sherlock, no te acerques. Es agresivo, no le gustan los extraños -escuchó a su hermana hablarle al joven.
Y John se molestó nuevamente. Él jamás le haría daño... al contrario, sentía una extraña y apremiante necesidad de protegerlo de cualquier cosa... Entonces se dio cuenta que ella había dicho su nombre.
Sherlock. Mío.
Otra vez aquella palabra... Se sentía bastante confundido en aquellos momentos, no sabía por qué estaba experimentando esas emociones tan fuertes. Pero sí sabía que quería acercarse a él.
-¡John, no! -gritó su hermana, demasiado tarde. Él se lanzó sobre Sherlock y lo tiró sobre el pasto, comenzó a lamerle el rostro. Estaba tan feliz al estar cerca de aquel desconocido, que no pudo evitar que su cola se agitara alegremente.
Lo escuchó reírse y a John le pareció uno de los sonidos más hermosos que había escuchado. Sintió que su hermana lo hacía a un lado y tuvo que controlarse para no gruñir. No le gustó sentir que lo separaban de él.
-¿Te lastimó? -Preguntó Harry, preocupada.
-Estoy bien -le contestó Sherlock. Se incorporó hasta quedar sentado-. Ven, John.
El lobo se acercó a él inmediatamente. Y permitió que el humano lo acariciara. Para ser sincero, estaba disfrutando mucho ese momento.
Harry los observaba, confundida.
-Odia a los extraños -comentó, como si todo aquello fuera una trampa y John comenzara a gruñir en cualquier momento.
-Entonces tengo suerte -dijo Sherlock, divertido. El lobo le acercó su cabeza, para que le rascara detrás de las orejas.
John, ¿qué demonios fue todo eso? ¿Qué te pasa? Harry intentó comunicarse con él.
Me agrada. Fue todo lo que él le respondió antes de levantar un muro para proteger sus pensamientos otra vez. Harry no podía creer lo que veía.
-¿Cómo es que lograste criar a un lobo? -le preguntó Sherlock, de pronto.
-Es un perro...
El joven negó con la cabeza.
-No sé mucho de animales, pero sé distinguir a un perro de un lobo -le digo él.
-Mi hermano se lo encontró -respondió ella, entonces-. Lo tenemos desde que era un cachorro.
Sherlock se giró hacia el lobo nuevamente y le sonrió. Harry vio que su hermano se acercaba más al humano, como si quisiera volver a ser acariciado. Sin embargo, él se puso de pie...
-Supongo que no podemos perder el tiempo -le dijo a Harry. Ella asintió y lo condujo hasta el jardín. John fue tras ellos, no le gustaba que Sherlock dejara de ponerle atención... Tal vez si estuviera en su forma humana tendría que contenerse, pero siendo un animal se podía tomar más libertades... Así que tomó la manga del joven con su hocico y tiró de ella. Sherlock lo volteó a ver y acarició su cabeza con la mano; era tan grande en su forma de lobo que el humano no tenía que agacharse para tocarlo.
Tal vez era momento de que apareciera el otro John, podría regresar a la casa y volver a transformarse... Quería que Sherlock lo conociera en su otra forma, quería hablar con él.
-¿Entonces John es de tu hermano o lo educaron los dos? -preguntó Sherlock.
Harry tardó un momento en reaccionar.
-Sí. Aunque le hace más caso a mi hermano -sus ojos se fijaron en el lobo-. Él ahora no está... creo que regresará hasta en la noche.
Perfecto, ahora John no podría adoptar su forma humana, tendría que quedarse así toda la tarde.
