Hola Fanfiction he aquí con una nueva historia para deleitar la imaginación, dedicadas a todos aquellos que se han enamorado alguna vez y para los que aun están enamorados. Esta vez he decidido escribir una historia de amor entre INUYASHA Y KAGOME unos personajes bastantes lindos, ojala que este fanfic sea del agrado de ustedes y la disfruten mucho.

Ojala puedan regalarme algunos REVIEW que son de bastante ayuda para mi imaginación y así escribir más feliz. De antemano les doy las gracias por leer mi fanfic.

POR FAVOR! UNOS REVIEW ¡!

Los personajes no me pertenecen, la historia es de mi imaginación.


TUS OJOS SON MIS OJOS

No podre volver a ver el atardecer

No podre ver los colores del cielo

No podre ver el mar pero lo más

Importante… no podre verte a ti

Kagome Higurashi…

- Inu… Inuyasha… - susurro para ella misma -

Era un hermoso día, estudiantes y trabajadores acudían a sus respectivos oficios. El timbre de la escuela SHIKON NO TAMA sonó como de costumbre y los alumnos se dirigían a sus salones, no podía faltar el club de fans INUYASHA que se acercaba a él acosándolo día a día y como no iban a serlo si era todo un galán, de un cuerpo atlético y sus ojos de un color casi dorado.

Pero ese día era diferente para él pues alguien importante para él faltaba y su característico desorden que a diario provocaba no estaba ese día.

Estaré bien, te lo prometo – y sonrió dulcemente como siempre lo hacía -

Recordó a su amiga y vio el asiento vacio de a lado, ella no vendría nuevamente a la escuela, ella no se sentaría a su lado como todos los días, ni pintaría otra vez en el salón de arte y no lo vería a él mientras ganaba los partidos de futbol, ella… no lo vería a él.

- Kagome… - susurro –

- buenos días Inuyasha – saludo su amigo Miroku –

- buenos días – saludo él –

- sigues triste por lo de Kagome – dijo – es algo muy feo lo que le paso ojala que se ponga bien, después de todo el doctor dijo que después podrían operarla ¿no es cierto?

- si, pero dijo que no podía aun decirlo con seguridad – dijo tristemente – debí estar ahí… y protegerla… soy un tonto no pude hacer nada por ella, no merezco su amistad ella siempre estaba cuidando de mi y cuando me necesito no estuve a su lado no la salve

- nadie podía hacer nada – dijo una voz femenina que los dos jóvenes conocían bien – pero ella es fuerte y estará bien

- buenos días Sango – saludo Miroku –

- creo… que si Kagome te viera así – dijo Sango – se pondría muy triste, porque después de todo lo que mas le duele a Kagome es verte mal a ti.

Era verdad, Kagome siempre le decía que no se olvidara nunca de reír, que ser feliz y vivir la vida como si fuera el ultimo era lo mas importante, que lo que ella mas quería era verlo sonreír siempre. Ese día las clases pasaron sin ningún imprevisto, Inuyasha que siempre era rebelde ahora estaba tranquilo poniendo atención a las clases, muchos de sus profesores estaban sorprendidos pero ninguno dijo nada, la presencia de su amiga para muchos había sido los mismo si ella iba o no pues era una joven muy tranquila y estudiosa que casi nadie la tomaba en cuenta, mas que sus tres amigos, Inuyasha, Sango y Miroku.

- buenas tardes señora Higurashi – saludo Inuyasha - ¿Cómo esta Kagome?

- se encuentra mucho mejor – dijo la madre de su mejor amiga – pasa Inuyasha, ella esta en su habitación puedes subir

- ¿de verdad? – pregunto dudoso –

La madre asintió, después de todo Inuyasha era amigo de Kagome desde los 10 años, ambos ahora tenían 17 años, y la madre de la joven confiaba en él pues había demostrado ser un buen chico que siempre protegía a Kagome como a una hermana menor. Inuyasha subió despacio hasta quedar en frente de la puerta de la habitación de Kagome, esta era la primera vez que entraba a la habitación de su amiga, llamo a la puerta y la delicada voz de su amiga se escucho diciendo que podía entrar.

Entonces la vio, posada en una silla a lado de la ventana y con el reflejo del sol dándole a lado del rostro brindándole un bonito panorama, lo cual sonrojo a Inuyasha que la encontró de lo mas hermosa, con esa cara angelical llena de paz, a pesar de todo Kagome no perdía su tranquilidad, aun se veían algunos rasguños en sus brazos pero eso no hacia que perdiera su delicada figura.

- no soy yo hija mía – Inuyasha quiso imitar a la madre de Kagome para hacerlo reír lo cual consiguió pues la joven sonrió alegre –

- hola Inuyasha, que bueno que viniste a verme – saludo con su usual alegría - ¿Cómo estuvieron las clases?

- bastante bien, pero tristes sin ti – dijo entrando y poniéndose a lado de su amiga para luego sentarse en el suelo frente a ella.

- Inuyasha – llamo la joven y él volteo a verla – se que estas cerca pero no se exactamente en donde

- en frente de ti – dijo él viendo como su amiga intentaba tocarlo con sus manos para encontrarlo, él tomo las manos de Kagome entre las suyas y las coloco en su rostro, ella recorrió cada parte del rostro de su amigo, definitivamente era Inuyasha, para ella era el ser mas perfecto con su cabello negro corto y rebelde y su piel morena clara - ¿te duele?

- ¿estar ciega? – dijo ella como si no fuera nada cuando a él si le causaba dolor –

- Kagome lo dices como si no fuera nada – dijo triste – ¿Cómo puedes estar feliz sabiendo que… no volverás a ver?

- descuida Inuyasha estoy bien, y estoy feliz porque a pesar de todo sigo viva… supongo que alguna misión tengo en este mundo y por eso sigo aquí – sonrió – además ¿de que me sirve estar triste? Además no importa cuanto llore, nada cambiara.

Esa tarde Inuyasha ya no menciono nada sobre la ceguera de la joven, hace unos días mientras Kagome se dirigía a su casa, cruzaba la calle y un carro que venia a toda velocidad era estampado cerca del frágil cuerpo de la joven quien perdió el conocimiento y callo recibiendo un golpe muy fuerte en la cabeza debido a eso su vista fue afectada ahora ella estaba ciega, aun podía recordar el terrible grito que Kagome dio cuando era atropellada por ese maldito. Inuyasha estaba mas atrás y no pudo salvarla pero era doloroso recordar el cuerpo de Kagome tirado a mitad de la calle y llena de sangre…

¡¡AAAAAAAAAAAH!! – Y el sonido de un cuerpo caer y un carro estampado en un árbol –

- ¡¡KAGOMEEEEE!! – grito Inuyasha y salió corriendo hacia ella –

Y ahí estaba su amiga tirada en el suelo sin conocimiento llena de sangre y con golpes en los brazos el carro si la había tocado un poco y su cabeza sangraba.

- UNA AMBULANCIA – grito –

Después de eso solo recordaba estaba en un hospital con la madre de Kagome llorando y el abrazándola, y después como el doctor les decía…

- esta viva – dijo el doctor y el chico sintió paz la vería reír otra vez – pero… esta ciega

Y su mundo se vino abajo… ciega su amiga estaba ciega.

- Kagome – dijo y la abrazo fuerte – que bueno… que estas viva

Ella comprendió enseguida lo que seguramente su amigo estaba recordando y también lo abrazo-Kagome era fuerte y él sabia que ella saldría adelante además él estaría con ella.
Estuvieron juntos hasta las siete de la tarde Inuyasha hizo la tarea en casa de Kagome, él le conto lo que había pasado en la escuela y de cómo el sol se escondía entre las montañas. Inuyasha se despidió de ella y antes de salir de la habitación escucho la voz de la joven de ojos castaños

- Inuyasha… - dijo ella viendo fijamente a un lugar y con una mirada triste – lo único que me duele… es no poder verte

***

El ruido de los estudiantes por el partido era de gritos y halagos hacia Miroku e Inuyasha que eran los mejores jugadores de la escuela, el equipo de "shikon no tama" fue el ganador. Inuyasha y Miroku estaban en los vestidores conversando animadamente

- ¿Cómo sigue Kagome? – Pregunto Miroku – estos días no he podido ir a verla pero tú vas todos los días

Era verdad Inuyasha iba todos los días desde hace tres semanas del accidente no había un día en el que no llegara a casa de Kagome y le contara sobre la escuela, sobre los colores del cielo y lo bello del atardecer, le gustaba ver a Kagome sonreír y esa era una manera de verla sonriente; llegaba y la observaba unos segundos siempre acomodada en una silla a lado de la ventana a veces el cabello recogido en una trenza o suelto, con sus faldas siempre debajo de la rodilla, blusas que no dejaban ver nada según el punto de Inuyasha decentes digno de Kagome y con sus zapatos siempre bajitos pero lo importante siempre hermosa.

- ¿Inuyasha? – Llamo Miroku preocupado hasta que su amigo reacciono – te perdiste en tus pensamientos ¿te sucede algo? Esta diferente últimamente pones atención a clases e incluso haces tu tarea y estas tres semanas no has salido a ningún lado te la pasas en casa de Kagome

- ella me necesita y es mi amiga

Inuyasha tomo sus cosas y se dirigió a la salida de la escuela, sabia que aunque Kagome no lo dijera ella estaba sufriendo mucho por no poder ver y a pesar de que se viera linda todos los días, verla sentada en esa silla era doloroso pues su ceguera no permitía que ella se moviera libre como antes lo hacia.

Lo único que me duele… es no poder verte

- Kagome… -

/estaré… siempre a tu lado - /

Ese día Inuyasha llego como todos los días ahora Kagome estaba en su cama con el cabello suelto, una blusa blanca y una falda de color rosa pastel, ella sonreía como de costumbre.

- hola Kagome – saludo Inuyasha –

- hola Inuyasha – saludo y le sonrió – pasa, ¿puedes acercarte y tomar mi mano?

Inuyasha se acerco rápido e hizo lo que ella pidió, Kagome se puso un poco seria lo cual provoco preocupación al joven de cabellos negros.

- sango me hablo… - dijo ella tranquilamente – me conto que estas diferente en la escuela, ahora pones atención y eso esta muy bien pero Inuyasha… tu eres alegre y dice que últimamente estas callado. Yo te conozco Inuyasha… eres rebelde y testarudo esta bien que cambies pero no te quiero que estés triste porque me hace sentir culpable y…

- te equivocas – interrumpió – no es tu culpa solo me ocupo mas de mis estudios

- Inuyasha… no esta bien que vengas todos los días – dijo dulcemente pero a la vez tragándose su dolor, le gustaba que Inuyasha fuera verla todos los días y estuviera con ella pero no quería amargarlo – tu tienes una vida Inuyasha y quiero que la vivas

- Kagome me gusta venir ¿no quieres mi compañía? – pregunto molesto –

- no es eso Inuyasha, me gusta tenerte aquí, pero… yo estoy ciega Inuyasha y no es justo que te olvides de vivir, que no salgas o que no te diviertas por mi culpa

Él entendía lo que ella decía… eran amigos desde hace mucho tiempo y sabia que Kagome quería el bien y la felicidad de él pues ella siempre estaba preocupada por él.

- entiendo Kagome.

Ella le sonrió y eso fue suficiente para que él no sintiera molestia después de todo ella solo deseaba su felicidad.

Habían pasado varios días desde la ultima visita de Inuyasha eso le dolía a Kagome pero sabia que había hecho lo correcto ¿0 no? Ahora ella se encontraba en la sala y su madre en la cocina preparando comida, en ese momento el timbre de la casa se escucho y la madre de Kagome abrió

- ¡¡Kagome!! – exclamo Sango al ver a la chica y corrió abrazarla siendo correspondida –

Kagome saludo a su amiga con la misma alegría poniéndose muy feliz por la visita de la chica.

- creí que Inuyasha estaría aquí – comento Sango que se encontraba sentada a lado de la castaña – viene todos los días ¿no?

- ya no – dijo triste – le pedí que no viniera tanto y que disfrutara su vida

- ¡¿Qué?! – Exclamo Sango sin entender – pero Kagome…

- ya se lo que dirás pero entiéndeme Sango – dijo ella – no es justo para Inuyasha, yo jamás seria una buena novia..

- no digas eso Kagome – dijo Sango tomándole la mano a su amiga que amenazaba con llorar – tu eres una mujer increíble digna de un hombre maravilloso, Inuyasha se pierde de ti

- Sango yo no puedo… - dijo con voz suave y cortada – no puedo atar a Inuyasha a mi porque yo no… no puedo darle lo que una novia debe dar, no puedo salir a pasear con él porque estaría tan preocupado de cuidarme que se olvidara de divertirse a mi lado, no escucharía al Inuyasha alegre y rebelde incluso al Inuyasha que solo cree en lo que ve, no podría escribirle una carta ni ver una película a su lado o en sus brazos… él necesita una mujer que lo acompañe no una mujer a la que deba cuidar – sollozo –

- Kagome-chan… - susurro su amiga abrazándola ella mas que nadie conocía los sentimientos que la joven tenia por Inuyasha, siempre soñando con una vida a lado de él, mientras que Inuyasha siempre coqueteando y viendo a quien se llevaba a la cama era un joven que no le interesaba nada ni nadie a excepción de Kagome con quien siempre era diferente y hacia que su amiga lo quisiera mas, y ahora Kagome lloraba porque no podía estar junto a él –

- es mejor así – dijo – no es que valla a morir de tristeza si no esta a mi lado, después de todo nadie muere de tristeza

Definitivamente Kagome era una mujer brillante, de sentimientos nobles convirtiéndola en una chica débil siempre pensando en los demás y olvidándose de ella pero entonces ¿es como decían? Aquel que se cree fuerte, es realmente débil, y el débil es realmente fuerte. Solo esperaba que al final su amiga consiguiera ser feliz.

- Kagome – dijo Sango – eres una mujer maravillosa que se merece lo mejor del mundo.

- lo que mas deseo… es ver a Inuyasha feliz.

Continuara…


Muchas gracias por leer el primer capitulo de esta historia, DEJEN SUS COMENTARIOS muchas muchas gracias ¡!

Saludos, cuídense.

Mitzuki.28 (gabriela28-fics)

7