Aclaro: Todo lo que podáis reconocer es obra de la gran J.K. Rowling.


El sol salió justo después de la batalla. Esa fue la prueba de que los tiempos oscuros habían acabado. Había esperanzas, muchas más que nunca y la gente, a pesar de todo el dolor y el sufrimiento, tenía un motivo para sonreír.

A pesar de todas esas cosas, la familia Weasley no podía dejar de llorar. Las risas de Fred ya no estaban…

Molly Weasley abrazaba el cuerpo sin vida de uno de sus hijos gemelos, llorando sin consuelo mientras Arthur, también llorando, abrazaba a su mujer.

Bill, Charlie y Percy Weasley se mantenían de pie, al lado de su hermano sin vida, abrazados como el equipo inseparable que, a pesar de la distancia, nunca se separó.

Ron y Ginny se daban la mano. Las lágrimas resbalan por las mejillas de los dos pelirrojos, que estaban llenar de heridas y moratones, marcas persistentes de la terrible guerra que justo había acabado.

George Weasley. El bebé que nació como su hermano, creció como su hermano, rió como su hermano, se hizo hombre como su hermano, vivió sin su hermano… El dolor que sentía George no era comparable ni a una maldición cruciatus. Porque Fred Weasley murió en esa batalla, pero una parte de George murió con él.