Recuerdan a Lizzie? Probablemente no. Su personaje solo tiene unas cuantas líneas en una conversación con Jacob en el parque. ¿Qué hubiera pasado si Jake se hubiera imprimado de ella? Las reseñas y consejos son 100% aceptadas

Jacob

Llevaba ya varios minutos sentado en la banca del parque como un idiota mirando chicas al azar. ¿Cómo podía haber creído que imprimarse era tan fácil? No era cuestión de abrir un catálogo y elegir a cualquier mujer. Mi media naranja podría estar en China en estos momentos. Suspiré y me levanté, no tenía caso seguir buscando y probablemente Seth y Leah estarían preocupados.

Entonces una chica chocó conmigo. Era pelirroja, tenía la cara llena de pecas y la tez blanca. Mientras balbucee una disculpa, ella sonrió. Me dijo algo sobre el deportivo de Edward, pero yo ya no estaba en este mundo. Traté de recordar el dolor que sentía hace algunos momentos y me di cuenta de que se había ido. Traté de pensar en cómo había llegado ahí, pero todo lo que podía hacer era perderme en sus ojos color miel. Mi mundo entero había sido remplazado por una persona y ni siquiera sabía su nombre.

-Perdón por haberte molestado amigo- me dijo nerviosa dando un paso atrás- Es que…te veías perdido. ¿Buscas a alguien? Mi nombre es Lizzie.- continuó ofreciéndome la mano.

-No..No…digo…si te llamas Lizzie, pero no estoy buscando a nadie. Creo que ya lo encontré.- contesté nervioso. Rayos probablemente piense que soy un idiota o un acosador. ¡Concentraté! Pensé mientras ella seguía sonriendo- ¿Quieres dar una vuelta?- le pregunté. Probablemente diría que no. Al fin y al cabo éramos unos completos extraños.

Se mordió el labio meditando sus opciones. Me recordó a alguien, pero no pude saber a quién.-Esta bien. Igual necesito que alguien me lleve a casa.-respondió mientras corría al auto. Me pregunté si hacía esto a menudo, saltar en autos deportivos de extraños que conocía en el parque. Probablemente vio mi carra cuando subí al asiento del conductor porque respondió- No, generalmente escojo gente al azar en la calle para hablar, no siempre tienen autos deportivos.

-Solo dime adonde ir.- respondí con una carcajada. Todo el trayecto hablamos de autos y otras cosas insignificantes. Era fácil hablar con ella, me hacía…feliz. Había algo en ella que transmitía seguridad.

Su humor cambió de repente cuando llegamos a su casa. Era una de esas casas antiguas remodeladas de los suburbios. El tipo de casa que sacan en las revistas con una familia feliz corriendo detrás de un perro. Lizzie estaba muy callada y se mordía las uñas.

-¿Estás bien?- pregunté preocupado. Me angustiaba saber que había algo que la molestaba. Era un sentimiento de pesadez en mi pecho que jamás había sentido. Esto de la imprimación era un lío.

-Si…creo que si.- contestó después de un suspiro.- Supongo que ya no puedo posponerlo más.- lanzó otro suspiro de resignación.- Aaaaggg! Ni siquiera puedo imaginar la cara de mi padre.

-Puedo esperar afuera por si algo va mal.-le sugerí. Era obvio que estaba en problemas. Tenía la misma cara que tiene un niño pequeño cuando sabe que ha hecho algo malo y que le espera un buen castigo.

-Probablemente sea buena idea.- me lanzó otra de sus sonrisas, pero esta vez sin fuerza como para hacerme sentir mejor.- Probablemente necesitaré que me lleves a un motel o a la casa de una amiga después de que les diga.

-¿Así de malo es lo que hiciste?- la cuestioné. Tiene que ser una verdadera bronca para que la familia de revista corra a su hija de la casa pensé.

-No tienes idea- me contestó con la voz quebrada.