Título: Sonríe, Cámara, ¡Acción!

Resumen: Por perder una apuesta Izaya se ve obligado a masturbarse frente a ellas, y una cámara. No supo bien cuando se puso duro al pensar en Shizuo; pero, a partir de ahí, su tranquila vida se va por el desagüe. Y todo gracias a aquellos demonios que tenía por hermanas.

Pareja: Shizuo Heiwajima/Izaya Orihara

Número de capítulos: 20.

Publicado: 15/02/15

Finalizado: 11/04/16

Fecha de actualización: Lunes 05 de diciembre de 2016, capítulo II: Trato.


Notas: ¡Hola! ¡Muy buenas noches a todos! Se pudo solucionar el tema de mi computadora, y aquí me tienen uwu Pero, no es para traerles una historia nueva o una continuación, si no que vengo a publicar una historia mía de hace un año, que tenía subida en Amor Yaoi. Últimamente la página me anda fallando mucho y dándome paros cardíacos, así que antes de perder la historia que básicamente me hizo empezar en este fandom, el primer fanfic que escribí de Durarara en mi vida se perdiera y ya no pudiesen disfrutarlo, me moriría. Este trabajo, se ganó un montón de respeto mío y amor, le tengo mucho afecto. Por eso, antes de que lamente sólo haberlo publicado en AY, lo subo aquí.

No tuve el corazón para modificarlo. Está tal cual lo publiqué hace un año, a excepción de algunos errores ortográficos y de gramática que corregí. La historia en total tiene 20 capítulos y se encuentra finalizada. Iré actualizando a medida que vaya corrigiendo los otros capítulos (gramática, ortografía) nada más.

Saludo a los nuevos lectores y a los viejos que vuelven a leerlo para reavivar las llamas del amor (?) ah que decía xD Sólo me queda agradecerles a todos, a aquellos que lo leen por primera vez y los que no, muchas gracias por todo. Espero que les guste esta historia, que, básicamente, es mi pequeño y preciado tesoro.


Sonríe, cámara, ¡Acción!


Capítulo I

– ¿Ya está?

–Sí, Iza-nii.

– ¿Empiezo?

– ¡Siií ~!

Te mordiste el labio. No entendías como habías terminado así; con los pantalones abajo, en bóxers sobre tu cama apunto de masturbarte frente a tus hermanas. Ah, sí sabías por qué. La jodida apuesta que habías perdido… estabas seguro que Mairu había hecho trampas.

Suspiraste. Lo mejor era terminar con todo esto. Rápido. O, eso creías. Lentamente llevaste tu mano a tus boxers, acariciándote por encima de la tela. Temblaste.

Cerraste los ojos en un intento de olvidar que Mairu y Kururi estaban ahí; paradas, expectantes, observándote y grabándote.Hiciste un esfuerzo por dejar tu mente volar; tratar de pensar en la última porno que habías visto… sí. Eso podría funcionar.

Oooh, lástima que hace más de 5 año no te miras un jodido porno.

–Iza-nii, ¡Abre más las piernas! No se ve nada. – gruñiste.

–Sí, sí… –de mala gana abriste lo más que pudiste tus piernas mandando a volar los pantalones.

¡Joder, Izaya! ¡Concéntrate! - te gritabas internamente. No eras un anciano para que no se te parara, ni tampoco estabas frustrado ni nada por el estilo. Pero es que había pasado tanto, TANTO desde la última vez que si quiera hacer eso se te había pasado por la cabeza que ya empezaste a auto-declararte asexual.

Porque, yendo al grano. Ni las tetas, ni los penes, ni una puta roca con tanga podían despertar tu interés alguno. Bueno, tampoco es que eso te molestara. Pero te jugaba en contra en situaciones, uh bueno, como estas.

–Grrr… – gruñiste hastiado, pasando tu mano por tu entrepierna sin respuestas.

– Iza-nii… – Mairu se quejó, pero de una mirada la callaste. Ya sabías qué iba a decir.

"Sabía que eras inútil hasta para esto. Aaah, que decepción"O algo parecido.

Lo peor de todo, era que absolutamente todo lo que dijeras, o tedijeran quedaría grabado, eso sin dudas dañaría mucho más que tu imagen, tu orgullo.Empezaste a sentir rabia y frustración. Cuando sin quererlo la Bestiallegó a tu mente.

Su voz, su anormalidad, su cabello de rubio oxigenado y ese olor a cáncer que desprendía llenó tu cabeza como siempre pasaba cuando te enojabas. Y es que siemprepor alguna u otra razón era Shizuo el encargado de ese enojo.

Te lo imaginaste gritando tu nombre, corriendo hacia ti como alma que lleva el diablo, con una señal de transito arrancada de por ahí. Imaginaste como comenzaban a pelear como de costumbre. El golpeándote con la señal mientras tú lo esquivabas y te burlabas de él.

Huiste. Pero en un descuido él te alcanzó.Inmediatamente te tiró con fuerza contra la pared más cercana rompiéndote, al menos, algunas costillas.

Estabas acorralado.

Shizuo alzó su puño en el aire, más que dispuesto a tirarte los dientes de un solo golpe. Por inercia, cerraste los ojos esperando el dolor. Sentiste como el puño se movía, hasta llegar a tu cara y… ¿Estirarte los cabellos? Después, te beso.

–Aahh… – ¿…Qué? ¿Eso fue un gemido?

No sabes cuando tu pene se había alzado en una erección, mucho menos cuando tus bóxers desaparecieron. Ahora te encontrabas recostado contra la pared, con las piernas abiertas, agarrando tu miembro fuertemente y bombeando de arriba abajo, mientras que con la otra mano te acariciabas la punta de una tetilla.

Pulga…–susurró el Shizuo de tu mente, llevando una mano a tu pene y la otra a tu pecho, pellizcándote; su cabeza estaba entre el hueco de tu cabeza y hombro, mordiéndote y lamiendo tu cuello, lento, marcándote,y causándote dolor.

–Shizu-cha- … – fuiste callado por un beso. La bestia aprovechando que tenía el control, te alzó en el aire, y por reflejo te enredaste en su cintura con tus piernas y con tus brazos en su cuello para no caer de sentón.

Gemías y te estremecías con cada toque.

Sentías como las manos de Shizuo vagaban por debajo de tu remera, acariciando tu clavícula, bajando lentamente con el dedo índice hasta tus tetillas, divirtiéndose un poco con ellas hasta bajar más y más, dando vueltas por tu ombligo, para luego volver a subir causándote un choque eléctrico.

Quiero follarte… – susurró y devoró tu oreja haciéndote chillar. El más alto comenzó a mover las caderas, haciendo que sus penes se rozaran contra la tela, llevó sus dos manos a tu pecho y ahí se divirtió con él. Te besó nuevamente, agarrándote fuertemente del trasero, apretándolo y mordiéndote el labio.

– ¡Hmhp…! – te quejaste por el dolor, pero te fue imposible cuando la lengua de Shizuo entró en tu boca explotando cada rincón.

En ese momento la ropa desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Ahora estaban en una posición diferente. La bestia de Ikebukuro aplastaba tu cara contra la pared, haciendo que te pongas en cuatro y levantes el culo, indefenso.

Y entonces, agarró nuevamente tu trasero, lo estrujó y te dio una nalgada que te hizo saltar.

– ¡AH! – gritaste al sentir como inmediatamente después del golpe, la zona empezaba a arder, y seguramente, a enrojecer.

Ooh ~ I-za-ya-kun~ ¿Te gusta que sea rudo? Pero que pervertido… – susurró mordiéndote el cuello.

–N-no… – trataste de moverte en forma de queja, pero tirando todo su peso sobre ti y rozando su erección contra tu trasero te hizo quedarte quietecito.

¿Qué dices Izaya-kun~? Estoy seguro de que…– al decir eso llevó su dedo índice a tu entraba, rozándola. –… te mueres porque te folle como una puta. Que perfore este culito redondo y virgen…

Los colores se te vinieron a la cara, y sin quedarse de perezoso Shizuo coló su dedo dentro de ti.

–No, ¡Shizu-chan! ¡AH! – gritaste de la impresión al sentir el dígito dentro de tu organismo. – ¡Ah! Mmhn…

Mientras tanto Mairu observaba toda sonrojada y con sangre saliéndole de la nariz la escenita que su hermano estaba montando. Kururi se encontraba filmando, pero era más que un hecho que estaba en las mismas condiciones que su hermana.

Izaya se encontraba acostado boca abajo en su cama; masturbándose y metiéndose los dedos mientras ahogaba sus gemidos en la almohada. Estaba tan absorto en su fantasía que se había olvidado completamente de sus hermanas y la cámara. La imaginación puede ser muy poderosa…

– ¿Crees que se dejó llevar? – Mairu estaba que se babeaba.

–Más de la cuenta. – respondió calmada Kururi.

– ¡AHH! ¡Si, Shizuoh~! – gritó Izaya sobresaltando a las dos. En su mente, sentía como la bestia le mordía la espalda, dejando marcas muy visibles y metiéndole ya tres dedos.

No aguanto más, pulga… – sentiste como frotó su erección contra tu trasero. Un cosquilleo recorrió esa área. – ¿Quieres esto, pulgita? ¿Quieres mi pene en tu culo?

– Y-Yo… – no podías pensar con claridad. Las sensaciones eran muchas y tu mente se mareaba.

Vamos, dilo. ¿O quieres que me detenga?– al decir eso, paró completamente lo que estaba haciendo, recibiendo tus gruñidos de queja. – Si, quieres que siga tienes que decirlo. ¿Qué quieres Izaya-kun~?

Suspiraste, apretando los dientes y cerrando los ojos. Te sentías tan jodidamente bien que te importó una mierda mantener las apariencias. – Te quiero dentro, S-Shizu-chan…

–Buen gatito ~ –y sin más, de una estocada limpia entró en ti.

– ¡AAHH! – gritaste al sentir como tu interior era abierto por el pene de Shizuo, arañando las paredes y todo lo que tenías a tu alcance.

Y sin esperar ni si quiera unos minutos las estocadas comenzaron. Shizuo arremetía con fuerza contra ti, haciendo que con cada estocada llegaras al cielo, al nirvana. Saliendo y entrando de ti a una velocidad increíble, la bestia besaba y mordía tu espalda, soltando de vez en cuando sobre tu oreja unos gemidos guturales, que, para que mentir. ¡Eran JODIDAMENTE sensuales, por el amor de Dios!

Cada gemido que Shizuo daba era un nuevo grito tuyo. Una de tus manos fue directamente a tu miembro masturbándote al ritmo de las embestidas, y con la otra a duras penas te sostenías. El rubio agarró con fuerza tus caderas, hincando sus uñas en tu carne.

– ¡Shizu-! ¡Ahh! ¡Ah! ¡Sí! Mnh… – no podías controlarte. La corriente de sensaciones y emociones te llevó al corazón de un huracán que dio vueltas toda tu cabeza. Ya no pensabas, ya no medías consecuencias, ya no calculabas.

Estabas con la guardia baja, completamente a la merced de la bestia más temida de todo Ikebukuro.

Sentías las mordidas y marcas en tu piel, la sensación de que tu piel quemaba en cada lugar que Shizuo tocaba, y acariciaba. De pronto un chasquido resonó en tu cabeza. Una, dos, tres nalgadas. Inmediatamente después las agarraba y apretaba con sorna, para reír gruesamente en tu oreja.

– ¡Me vengo! ¡M-e vengo! – dijiste de pronto. Sintiendo como tu interior era invadido por la gran cosa de Shizuo, tus caricias y el ardor en tu trasero. – ¡AH! – gritaste. Y te viniste.

Inmediatamente toda tu fantasía desapareció en un Click.

Y la realidad te pegó una fuerte bofetada.

–Ugh… – te quejaste al sentir tus músculos dolidos por la posición, y tu culo ardiendo por tus dedos. Inmediatamente los sacaste, y soltaste un sonido lastimero. Sentías húmedo tu pecho y las sábanas. ¿Qué era? Ah claro, tu semen.

– ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Bravísimo! – gritaba Mairu aplaudiendo como loca, mientras que Kururi hacía lo mismo, solo que sin gritar y calmada. – ¡I-za-ya-nii~! Verdaderamente las cámaras te adoran. ¡Hasta pareces mejor que una actriz porno de renombre!

–Mairu, cállate. – soltaste tosco y miraste tu mano manchada con desprecio. ¿Verdaderamente habías hecho eso pensando en Shizuo? Oh, Jesús. Que bajo habías caído.

–Yo solo digo la verdad. – levantó sus manos en señal de inocencia. Y luego sonrío de manera retorcida, al igual que tú hacías. – Esto se venderá como pan caliente ~

–No. Mairu. No. – dijiste matándola con la mirada. – ¡Y ya deja de grabar, joder! – lanzó una almohada a la cámara, que rápidamente Kururi apartó aun filmando.

– ¡Qué aburrido eres, Muerde-almohadas-san!

¡PLAFT!

Un zapatazo, un portazo.

Al ver cómo te levantabas para romper la camarita en mil pedazos salieron despavoridas. Lastimosamente al levantarte un dolor agudo recorrió tu espina dorsal. J-o-d-e-r. ¡Ni que hubiera cogido de verdad!

Suspiro sentándose de nuevo en la cama lentamente. Aún tenía una sensación desagradable y el actito ya había acabado… un escalofrío te recorrió al pensar en dónde podría aparecer ese video…

Oh. No.

Te llevaste la mano a la cara en un facepalm. Después de todo eran tus hermanas. Algo de parecido deberían tener entre ellos, ¿No? Lo que Izaya haría en su situación sería vender el video a las personas correctas para hacerle la vida imposible a alguien.

Pero ya no era gracioso si él, era ese alguien.

Recostándote en la cama y mirando el techo intentaste pensar en lo turbia que estaría tu vida cotidiana de ahora en adelante…


En Ikebukuro.

Un rubio malhumorado se levantaba con unas ganas asesinas y con ninguna intensión noble dirigiéndose a la puerta para matar al que lo allá despertado de su plácido sueño con el toque insistente del timbre.

– ¿¡Quién cojo-!?

No había nadie. Con aun más ganas de matar algo estabas a punto de cerrar la puerta de un portazo y encerrarte en tu departamento o dormir unos días más. Después de todo era fin de semana. Pero antes de hacerlo notaste algo brillar por el reflejo del sol.

– ¿Un video…?

Shizuo no sabía que al levantar la cajita negra del suelo ya había marcado su destino. Su vida daría un giro de 360 grados y para bien.Ya que al fin tendría una oportunidad de venganza contra la persona que más odiaba…

Y todo gracias al plan de dos niñitas perversas.