Aquí estoy de nuevo, aburrido y harto. Llevo dos semanas aquí y ya estoy cansado de este lugar y de esta gente.
-¡Sirius!
¡Baja inmediatamente!- grito una chillona y penetrante voz. La voz
de mi madre.
Baje las escaleras, lo mas lento que pude. El tener
que enfrentarme a mi madre, a ella sobre todo después de papa, no es
la mejor manera de pasar el verano.
-¡Sirius
Orion Black! ¿Me escuchaste?- grito de nuevo, por lo que decidí
bajar de una buena vez.
-¿Me necesitaba madre?- pregunte con mi
mejor voz y mi mejor cara, pero ¿Cómo pondría mi mejor cara si ahí
estaba el idiota de Regulus con su presuntuosa cara?.
-¿Por qué
no tengo tus notas?- pregunto.
-Se las entregue, inmediatamente
después de que llegara del colegio-
-Las tuyas no están aquí-
dijo señalando la mesa -¿Es que acaso ya no puedes con los
T.I.M.O?-inquirió, entendería la actitud como preocupación si no
usara ese tono tan... malvado.
-Iré a buscarlas madre y se las
entregare- le respondí.
-Bien, y mas te vale no tener nada por
debajo de Aceptable, si es así no regresaras al colegio-
sentencio.
Regrese a mi habitación echando pestes, yo había
entregado ya mi notas ¿Cómo diablos las iba a encontrar ahora? Me
importo un bledo y con un encantamiento convocador las obtuve.
-Pudo
haberlas buscado a lo muggle- susurro Kreacher.
-¡Cállate!- le
espete
-¿Por qué no puede ser como el amo Regulus?- me pregunto
suplicante, algo por cierto muy raro en el.
-Eso nunca, el es un
idiota, yo no- le dije, ¿Yo, ser como ese? Jamás.
Baje
de nuevo al comedor, y estaba ahí el pintor de mi madre preparando
sus acuarelas. Le entregue mis notas.
-Muy bien- aprobó mi madre
-Es lo menos que puedes hacer, por cierto te llego una carta, del
irreverente de Potter-
Solo la mire, esperando mi carta, jamás
entendí ese odio hacia los Potter al fin y al cabo eran "sangre
limpia".
-Pero la tire- termino.
-¿Qué, quien te dio
permiso!- le grite ¿Por qué hacia eso?.
-No me levantes la voz-
grito - la carta solo decía que este año, por fin iba a conquistar
a la sangre sucia de la que esta enamorado-
-Era mía, era
privada, y si, tal vez Evans se una hija de muggles pero es mucho
mejor bruja que todos nosotros juntos- le espete.
-¡Repite lo que
dijiste!- grito sacando su varita, tenia esa desquiciada mirada que
últimamente salía flote tan seguido.
-Dije que Evans es mucho
mejor bruja todos nosotros- repetí con lentitud observando como
Regulus negaba con la cabeza.
-¡Ya estoy harta!- me grito al
tiempo que golpeaba la mesa con su puño -¡Largo de mi casa!
-¿Qué?-
gritamos al mismo tiempo Regulus y yo.
-¡Largo! Llévate todas
tus cosas, no quiero rastro alguno de que alguna vez viviste
aquí-
-Madre, tal vez...- intento decir el idiota.
-¡Largo!
¡Largo! ¡Largo!- chillaba mientras me empujaba fuera del comedor
tirando las acuarelas del pintor.
-¡Bien! De ahora en adelante,
para ti estoy muerto ¡Muerto!- le grite lleno de ira.
Subí como
bólido a mi habitación mientras recogía mis cosas, lance un
encantamiento para que mi cosas no pudieran ser removidas. Baje al
patio, ahí estaba la moto, aun no la había probado, pero tenia fe
en que funcionara, Golpee el pedal, moví la palanca de velocidades y
salí despedido por los aires. Respire un aire de libertad que solo
cuando vagábamos por el bosque prohibido, había
experimentado.
-Bien Sirius y ¿Adonde iras ahora?- me pregunto
una vocecilla detrás de mi cabeza, mientras me dirigía al
sur.
-Pues no estoy muy seguro- respondí en voz alta sintiéndome
tonto.
-Podrías ir con el tío Alphard- sugirió la
vocecilla.
-¿Y aguantar sus achaques de viejo choco? Mira que yo
quiero mucho al tío... pero no lo suficiente creo yo- respondí de
nuevo -Mira llegamos a la playa-.
Descendí detrás de una colina
y ¡que suerte que llevaba toda mi ropa! Deje la moto bien escondida
y camine hacia la playa. Había varias chicas jugando el aburrido
"volleyball". Una de ellas me guiño un ojo, me pareció
familiar.
Pero... no podia ser ¿O si?.
Me recosté un rato a
disfrutar del sol mientras meditaba ¿Qué demonios haría ahora con
mi vida?
Mire las nubes durante un largo rato, dejando que el sol
cambiara mi piel de tono.
De la nada una belota o palon o como sea
que se llame me golpeo en... bueno... en la entrepierna.
-No
fue mi intención Black, lo siento- me dijo la misma rubia que me
había guiñado un ojo, con una sonrisa burlona en la cara.
¡Ay
como dolía! Maldita Clarck... ¡Clarck! Anne Clarck la amiga de la
pelirroja.
-Va...vaya Clark ¿Dónde te habías escondido todo
eso?- le pregunte jadeando aun por el golpe.
-¿Cómo se me pudo
ocurrir que en el mundo muggle, cambiarias aunque sea un poquito?- me
pregunto medio en broma medio en serio.
-Pues yo no, pero tu si
¡Mírate!- le espete señalándola y es que ¡Por los calzones
bombachos de Merlín, se veía realmente bien!
-Gracias por
atrapar la pelota Black- me dijo con enfado y se marcho.
La mire
mientras seguía jugando, esto habría sido genial si Evans estuviera
aquí en bikini tambien. Me reí tan solo de imaginarme la cara de
idiota que pondría James al ver a Evans... ¡James!. Tal vez podría
pasar con el unas semanas y después buscaría un lugar en donde
vivir.
-Bien pensado Sirius- me dijo mi voz interna mientras me
levan... ¡Ouch! La cosa esa redonda de nuevo.
-¡Maldición
Clark! ¡Que no puedes alejar esa cosa de mi?- le grite a la rubia
bruja.
-Deja de gritar Black y...¡Sonríe!- en ese momento se
puso junto a mí y disparo el flash de una cámara.
-Que lindo te
vez- se burlo Clark, la instantánea podia verse ya, Clark salía
como una diosa, de nuevo me pregunte ¿Por qué diablos había
escondido todo eso bajo la túnica?.
Y yo... bueno yo parecía un
idiota en la imagen, muggle por cierto, tenia la cara enrojecida, y
un ligero chichón en mi frente, los ojos entrecerrados y la boca
abierta.
-Te la puedes quedar si quieres- me dijo riendo.
-¡Claro
que me la quiero quedar!- le espete arrancándole la foto de las
manos.
-Adiós Black, nos vemos en septiembre y aléjate de las
pelotas- se despidió desde lejos.
Me dirigí hacia la moto
riendo, este año iba a conquistar a Clark me propuse
mentalmente.
Subí a la moto y emprendí el viaje de nuevo. En
poco tiempo llegue al Valle de Godric.
Descendí en el patio
trasero junto a mi mejor amigo, quien al oír mi moto salió a
recibirme.
-¿Así
que el hipogrifo decidió reparar su error?- se burlo.
-Algo así-
dije.
-Entra y deja la moto donde quieras-
Al entrar a la casa
un aura de tranquilidad y calidez me inundo.
-Sirius, querido- me
dijo Dorea abrazándome.
-¿Qué tal chico?- saludo
Charlus.
-Papa, Mama ¿Puede Sirius quedarse a dormir, ... mas
bien a vivir?- soltó como si nada, era genial el como nos
entendíamos, sin que yo hubiera dicho nada siquiera.
-¿A vivir?-
dijo Dorea preocupada.
-¿Puede o no?- insistio James.
-Claro
que puede- respondió Charlus sonriendo.
-Genial, ahora serás
Sirius Potter, aunque no te queda muy bien- me dijo James, haciéndome
reír.
Dorea
sirvió la cena, que por cierto estaba deliciosa, incluyendo un
postre súper loco, un pastelito miniatura decorado de rojo y
dorado.
Después de la cena Cornamenta y yo salimos al
patio.
-Pareces una salamandra chamuscada- se mofo James.
-See,
pase por la playa...me creerás que...- decidí que era mejor
callarme.
-¿Qué?-
-No, nada- corregí.
-¿Y entonces?- me
dijo.
-¿Entonces que?- le dije, a pesar de que sabia a lo que se
refería
-¿Cuál fue el problema?- me aclaro.
-Leyó tu carta,
insulto a Evans y le dije que ella era mejor bruja que todos nosotros
y ¡Bum!- le conté.
-Se volvió loca- confirmo
James.
-Sep-
-Bueno pues ahora serás un Potter, aunque no te
guste- me dijo James.
-¿Y demandaremos al hipogrifo por su error
de separarnos al nacer?- bromee.
-See, y seremos
multimillonarios-
-Genial- termine.
Nos quedamos tendidos en la
hierba húmeda mirando las estrellas, yo en realidad no las veía,
veía mi día, deje la Noble y Antigua Casa de los Black, mi casa; me
tope con una Anne Clark hermosa, y por fin, llegando con los Potter,
siendo bien recibido, como el hijo prodigo, como si me hubieran
esperado toda la vida.
Definitivamente, James tenia razón, pase
de ser un Black a ser un Potter y eso me gustaba.
