Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima, y yo sólo uso sus personajes para divertir.
Eres mejor que el pescado
Happy miró una vez más la delicada y elegante figura de Charle. La gatita tenía un gesto tan especial al saborear el olor del te humeante en una taza que al exceed le daban ganas de ser una taza con tal de que Charle lo mirara de aquél modo.
Entonces puso en marcha el plan de conquista número 599: "Regálale un pez".
Si, durante los primeros doscientos planes había fracasado al acabarse el pez antes de entregarlo, y los doscientos siguientes los pescados habían sido mordidos o mutilados por el hambriento gato, pero durante los últimos noventa y ocho se había abstenido de comer pescado y los había entregado completos a la dueña de su corazón. Por desgracia, los regalos de todas formas no surtían efecto.
-Charle... -interrumpió Happy justo cuando la gatita iba a dar el primer sorbo a su café-
-¿Qué quieres, gato?
-Esto, yo... ¡acepta este pescado como prueba de mi amor!
-¡Happy! -Charle estaba roja, Happy no sabía bien porqué- Entiéndelo, ¡odio el pescado! Está bien si te gusta a tí, pero yo no aguanto ni su olor, y mucho me temo que tu hueles todo el tiempo a pescado, no es nada agradable, ni elegante, así que la próxima vez que te acerques, ¡no llegues con un escamoso y maloliente pez!
-Yo...
Happy huyó volando a toda velocidad.
-Tal vez me excedí con él...-reflexionó Charle.
Pasaron varios días, sin que Happy llevara a cabo otro de sus intentos, mientras la exceed blanca sentí los remordimientos preguntándose qué tanto había herido a su admirador, y finalmente se preocupó seriamente por él, sin embargo Natsu le había asegurado que no se preocupara porque ya volvería.
Y de hecho, volvió unos días más tarde...
Charle tomaba té con infusión de tila (la falta de Happy le había causado problemas de nervios), cuando con un elegante aleteo el gato azul aterrizó frente a ella. Happy lucía una especie de smoking, y estaba bien limpio y peinado. Nada quedaba del olor a pescado, y en cambio desprendía un sutil aroma a hojas de té. El gato prosiguió a iniciar el intento de conquista número 600...
-Charle... perdón por fastidiarte con los pescados, pero es que a mí me gustan tanto como el té a tí, pero tú me gustas más, así que... ¡renunciaré al pescado por el resto de mi vida!
Charle lo miró, y entonces comprendido lo que había querido demostrar Happy todos esos días en que la molestaba con esos pescados.
-Happy, eso es... lo más hermoso que alguien me ha dicho en mi vida -la gata le dió un beso en la frente, y se sonrojó aún más que la última vez- no quiero que renuncies al pescado, conque te laves las manos después de comerlo es suficiente... porque, a mí también me gustas...
