Hola, paseando por acá pensé en publicar este Fanfic que fue eliminado - al igual que todos - de Mundo SasuSaku, ¿Qué si es mío?, claro que lo es, - en caso de dudas consultar: Mónica Bárcenas Flores (Monica Dosson), en facebook - corregí algunos de los errores en la trama, y redacción esperando no caer en el maldito Ooc, gracias por estos maravillosos años, somos cannon, y que viva el SasuSaku.
Monica Dosson
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Saltaba de rama en rama, Uchiha Sasuke, sí, el mismo; regresaba de una misión con su atolondrado colega, Uzumaki Naruto, el Ninja número uno con cabeza hueca.
Naruto era un joven de 18 años, de cabellera desordenada y rubia, ojos azules y pequeños bigotes; considerado por muchos, el héroe que salvaba vidas y aldeas enteras.
El rubio era el opuesto por completo de Sasuke, sus labios siempre formaban una sonrisa, sobre todo era escandaloso.
— ¡Sasuke teme! — Gritó el Uzumaki llamando la atención de su compañero —. Las cosas se han complicado desde que terminó la guerra ¿No?
Uchiha Sasuke era un hombre alto, con negros cabellos suaves, oscuros como el ónix, ojos de la misma tonalidad; detestado por algunos, deseado por muchas, y envidiado por otros. De carácter serio, pacífico, silencioso como el viento.
— Hmp no sé de que hablas —. Paró en seco.
— Sakura-Chan está más distante con todos.
— Como sea.
—Yo sé que te importa, a mí no me puedes mentir teme —. El rubio hizo una ligera pero evidente expresión zorruna, ya que era claro que siendo su mejor amigo le conocía cual palma de su mano.
La villa había vuelto a su anterior paz; el pelinegro fue perdonado, pero claramente costaría un tanto de trabajo volver a confiar en él; lo más extraño sin duda era que la Haruno actuaba como quien espera alerta el ataque de los enemigos.
— Dobe, ya basta.
— Ella...
— No te interesa.
— Deberías decirle —. continuó Naruto, el Uchiha volvió su expresión seria.
Realmente sabía que la pelirosa significaba mucho para sí; pero sin embargo en su inconciente un ejército de pensamientos llenos de recuerdos se enfrentaban con el sentimiento creciente, y a su vez, decreciente. Él mismo no se consideraba digno ni merecedor de todo lo que Sakura tenía para dar; quizá porque se recriminaba de ser un asesino, o de estar maldito como el resto de su Clan.
Lo que en realidad más le afectaba era la muerte de su hermano; se encontraba lleno de ideas de fatalidad, pensando que si amaba de nuevo estaría destinado a perderlo todo; los Uchihas son aquel conjunto de personas que viven llenos de las emociones más fuertes y puras, incluso llegando a perder la cabeza.
— Hmp.
— Talvez ella te olvide, o quizá dejan de ser unos cobardes y se dicen de una buena vez lo que sienten, se casan, tienen veinte hijos y cuarenta nietos.
— Eres un mediocre, Naruto.
Ciertamente ni él mismo comprendía la manera en que podría ser más abierto a las emociones, un tanto más impulsivo, honesto en su totalidad.
— Iré por Sake — Para Sasuke el Uzumaki era exasperante, podría ser fuerte, sin embargo continuaba comportándose como un niño.
— Tienes serios problemas de incomprensión, teme, sumado a tu alcoholismo.
Ahogó una carcajada, Naruto le cuidaba como un hermano mayor; sin intención ambos hacían boberías e intentaban corregir sus errores.
— Tengo dieciocho años.
— Pero no te excedas.
— Tranquilo Usuratonkachi — Las palabras quedaron en el aire como los recuerdos de la oscuridad, escondidos en el tiempo, inertes cual memoria de un difunto.
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El bar era pequeño, con arreglos florales en las fuentes iluminadas por el resplandor lunar que penetraba por el tragaluz, el aroma mareaba, olor a perfume en exceso, a ebrios sedientos; se dirigieron por una botella de Sake; el Uchiha pagó para luego salir y sentarse bajo un árbol con el rubio revisando detenidamente cada uno de sus movimientos; si bien el licor no era la mejor solución, ni para los problemas ni para los amores. Él era una persona de pocas palabras que prefería estar solo que contar sus problemas o pesares a los demás.
— Toma—. El pelinegro acerco la botella a Naruto.
— Sakura-Chan nos mata si nos ve tomando.
— ¿Por qué esa molestia lo arruina todo?, siempre ocurre por ella —. Sasuke trago de un sorbo media botella —. Si sonrío, si no lo hago también, si me siento bien es por razón suya, si me siento mal... Si...
— Si la amas también —. Bebió terminándose lo restante de la botella.
— Hmp me largo.
— ¿A dónde?, ¿Iremos a ver a tu novia?
— ¿Qué?
— Pues Karin, ¿No decía que era tu novia?— Hmp, esa es un fastidio, y no es mi novia.— Estás borracho teme.
— ¡Cállate dobe! —. El Uchiha se tambaleaba, la aldea le daba vueltas, tenía un pensamiento en la cabeza... Callar; mas, de una manera u otra no lo haría.
El alcohol no es uno de los mejores amigos que tiene el hombre, quizá por que le hace confesar, cambiar completamente de personalidad, o cometer locuras. Estar alcoholizado es sinónimo de un estado caótico.
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La noche no alcanzaba aún su totalidad, y el camino a aquel nuevo departamento era corto, en cuanto sus pasos retumbaban las tinieblas se cernían; pararon frente a un hogar con pequeños farolillos que adornaban el balcón, la puerta y el interior.
— ¡Psss, psss! ¡Sakura! ¡Abre la ventana! — Las calles vacías creaban ecos que se perdían en el viento, la época de el año era el otoño, una de las favoritas de Sasuke; la Haruno abría lentamente la ventana, con el sueño aún sobre ella y sus ojos esmeralda; el aire helado congelaba a los habitantes—. ¡Molestia!, ¡Abre!
— ¡Teme! — Regañó Naruto en un intento de parecer serio.
— Dobe no molestes; ¡Sakura, abre la maldita puerta!
El Uchiha aporreaba la madera barnizada; los perros ladraban y los gatos huían aterrados.
— ¿Qué está?... ¡¿Sasuke-Kun?! — El cansancio se despabilaba de su rostro.
— ¿Sasuke-Kun eh?, me gusta.— Sakura bajó con desespero la escalinata y salió recibiendo así un baño de luz de Luna.
—Naruto ayúdame a meterlo a la casa, debe tener fiebre.
— No tengo fiebre, lo siento, por todo.
— No digas tonterías.
— ¡Adiós Sakura-Chan! —. Naruto dejo a Sasuke recostado en el sofá, mientras huía como una rata negra que es mojado por agua caliente.
— ¡Estás borracho Sasuke-Kun! — Le reprendió; enojada, feliz, triste, en cualquier estado de ánimo siempre se preocuparía por él. Ella era una persona noble, de actitudes convincentes, sin miedo a vivir y ser feliz.
Los sentimientos de las personas se esparcen a travéz del aire; como oxígeno y carbono son el amor y el odio.
Él sentía algo, pero, maldición, se replicaba, no podía decirlo, era como la línea prohibida o el cordón policial que no debes traspasar, un pecado con condena directa al infierno, el deseo que el genio de la lámpara negó a Aladino por ser demasiado egoísta.
— Y tú borrosa.
— No vomites —. La Haruno se dirigió a cerrar la puerta, mientras maldecía por lo bajo —. Sube, vamos debes dormir para que se te quite semejante sobre dosis de alcohol.
— ¿Alguna vez te dije que eres tan molesta que me hace feliz?
Molesta no tenía para él el mismo significado que todos conocían; era sagrada, cual plegaria se hace a dios, una palabra que tan solo Sakura merecía.
Era su manera de agradecer y a la vez preguntar la razón de el cariño que la Haruno aún guardaba como tesoro en su corazón.
— Ya basta Sasuke-Kun —. Las palabras de el Uchiha escondidas en su alma guardada su pecho conservaban aquel sentir causante de su melancolía, y esa impotencia por la cual no podía odiarle.
— Te vez... Pálida, como una estrella.
— Camina — De nuevo la escalera y el pasillo se llenó de pasos; Sakura recostó en su propia cama a el pelinegro, no podía creer todo lo que esa noche había sucedido, mucho menos por ser quien era el joven que se encontraba con ella.
En su piel sintió de pronto la calidez de sus manos cuando la tomó por las caderas, mientras le susurro al oído el secreto mejor guardado que poseía. Sasuke se apodero ferozmente de los labios de la pelirosa, sus manos se introducían por debajo de su blusa, buscando destruir el espacio de separación entre el contacto de sus temperaturas.
— Mía.
— Basta —. Pero antes de que cualquiera pudiera negarse o dejarse llevar por completo, el Uchiha cayó dormido con aquel ser de luz aprisionado en sus brazos; ella suspiró, aliviada, consternada, con un sinfín de ideas en la cabeza; Sasuke le abrazaba con fuerza impidiéndole soltarse; para cualquier ser humano el verle dormir de esa manera tan calma y serena era también influyente.
Todos los intentos de ella para olvidarle eran fallidos, infinitas promesas se rompían, por que el amor era más fuerte que el dolor, la esperanza vencía al temor, el rencor perdía la guerra contra la pureza de su alma, y el olvido no se atrevía a confrontar a la búsqueda y el recuerdo.
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¿Me meresco un review?, ¿Aunque sea chiquito?
A favor de la campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un review es como tocarme la teta y salir corriendo.
