Dedicado a CeciS_ierra, una de mis seguidoras en Twitter. Basado en la canción de Ellie Goulding – Your Song. Espero que lo disfruten.
Capítulos: (1/2)
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Your Song
El timbre de entrada resonó por todo el instituto, los pasos apresurados la condujeron a través de los largos corredores. Sus intentos por mantener sus rizos rebeldes en su lugar fracasaron, no importaba cuanto lo intentara, terminaban saliéndose de su lugar.
La mochila en el hombro derecho de la joven se deslizo fuera de él provocando que se detuviera bruscamente. Hermione resoplo con disgusto maldiciendo mentalmente su despertador. Si tan solo lo hubiera escuchado, si tan solo la noche anterior no se hubiera desvelado estudiando… Quizás no estaría en esa situación.
Sin embargo cuando la castaña emprendió su camino nuevamente, su mirada no veía hacia el frente, sino las hojas desgastadas en sus manos. El examen de música esperaba por ella y temía olvidar aquella partitura de pieza clásica, no podía permitirse el lujo de reprobar o salir con calificaciones bajas, sino su beca para estudiar en el conservatorio terminaría en un abrir y cerrar de ojos.
El golpe inesperado contra algo fuerte la aturdió por un momento, parpadeo varias veces para detener el movimiento giratorio a su alrededor. De sus labios escapo un quejido que fue acompañado por otro, pero este sonaba más suave. Hermione alzo su vista del mármol impecable y se dirigió con vergüenza hacia la persona con la que había chocado.
Sus disculpas murieron en sus labios al contemplar el rostro agraciado de Fleur Delacour. La hermosa y popular bailarina de la academia. El cabello rubio de la joven se encontraba atado en una cebolla perfecta, mientras el resto de su cuerpo estaba cubierto por un leotardo color negro.
Hermione logro reaccionar al sentir la mirada penetrante de la chica, y sin importar el pequeño rastro de mareo, se puso de pie con torpeza y mejillas sonrojadas.
-Lo siento, no estaba prestando atención. –Dijo en voz baja con vacilación.
La rubia se limito a asentir sin dejar de observarla, si era sincera consigo misma ella también caminaba distraída. Su mano se extendió con elegancia hacia arriba con un sutil movimiento, la joven de rizos parecía desconcertada por un momento pero la ayudo a levantarse con cuidado.
-Es mejor que la próxima vez seas más atenta a tu alrededor. –Espeto fríamente con su rostro inexpresivo.
La castaña asintió con nerviosismo al escuchar el tono gélido de Fleur. Su cuerpo se estremeció cuando sus manos se entrelazaron, pero intento ocultarlo bajando su rostro. Sin decir una palabra más, la bailarina comenzó alejarse sin dirigir una mirada hacia ella. Hermione exhalo pesadamente cuando noto que estaba conteniendo la respiración, su día no podía empezar de mejor manera, no podía. Era gracioso ese sentimiento de ansiedad que estaba experimentando, no todos los días se encontraba con su musa, y haría lo que fuera porque de nuevo ocurriera.
Con ese pensamiento reanudo su camino hacia el aula de música, rogando que el profesor Alastor se apiadara de ella.
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-Quieres repetirme una vez más lo que te sucedió esta mañana. –Ordeno Harry con cierta incredulidad.
Hermione gruño con desesperación y apretó la mandíbula. Sus ojos marrones vagaron alrededor del jardín por un momento antes de observar el rostro de su mejor amigo.
-Fleur y yo tropezamos. No fue nada genial si la primera impresión es importante.
-Pero la viste, la tocaste. –Exclamo el chico de anteojos con una sonrisa divertida.- Eso es algo bueno, ¿no?
-Si las miradas mataran, no estarías hablando conmigo. –Respondió la castaña con un dejo de frustración.- No entiendo porque tuvo que ser precisamente este día y de esa forma.
Harry contemplo el rostro angustiado de su amiga y suspiro con lastima.
-La verdad, lo único que puedo decirte, es que nada sucede por casualidad.
-En ese caso Fleur estaba destinada a odiarme. –Replico la chica con obstinación.
Una pequeña risa emano de su amigo mientras sacudía su cabeza, Hermione podía ser tan dramática cuando se lo proponía. La castaña por un momento se tenso al escucharlo, pero segundos después una sonrisa se abrió paso en sus labios, tal vez Harry tenia razón y existía un motivo por el cual tropezó con Fleur. Guardaba la esperanza de que así fuera, de lo contrario ella no quería ni siquiera imaginarlo.
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Mientras tanto al otro lado de la academia, cierta rubia reía a carcajadas con sus amigos. Sus mejillas estaban teñidas de un color carmesí y sus ojos azules brillaban traviesamente.
-Ya te lo dije, Pansy, esa chica era tan torpe.
Su compañera sonrió al mismo tiempo que sacudía su cabeza.
-¿Cómo es que alguien así puede estudiar aquí? –Exclamo la bailarina de pelo negro con crueldad.
Fleur se encogió de hombros restándole importancia. No tenia caso recordar el rostro de la chica con la que había tropezado. Si tuviera dinero y popularidad sabría su nombre, pero a juzgar por su aspecto podía decir que no tenía algo de ambas.
-La señorita Mcgonagall ha planeado una sorpresa para nosotros. –Susurro en voz baja para no atraer la atención de los demás. Pansy le observo desconcertada provocando que la rubia rodara sus ojos.- Me lo ha dicho.
-¿Te dio alguna pista? –Pregunto su compañera con intriga.
-Ninguna, pero dijo que es la primera vez que se hace algo así.
Pansy asintió en comprensión y entrelazo su mano con la rubia, juntas entraron al estudio donde la profesora de Ballet esperaba por ellas y los demás.
-Buenas tardes alumnos. Tengo una sorpresa para ustedes.
Fleur intercambio una mirada satisfecha con Pansy antes de escuchar algo que nunca imaginaron.
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Hermione ahogo un grito al escuchar las palabras del maestro, sus manos temblaban mientras sostenía el bolígrafo sobre su cuaderno de apuntes.
-Ambas carreras trabajaran unidas, en equipo, como una familia. –Exclamo el hombre ignorando los quejidos de sus alumnos.- La academia jamás había hecho algo parecido, ni siquiera en los recitales de danza que organiza. Ellos argumentaban que ustedes no eran capaces de estar a la altura, pero después dos horas finalmente se rindieron y aceptaron.
-Profesor, no debió hacerlo. Quizás ellos tenían razón –Dijo Dean.
-Nadie tiene razón si nunca lo han intentado, además servirá para que algunos de ustedes pierdan el miedo. –Explico el hombre mirando a Hermione.- Señorita Granger, su habilidad con el piano ha logrado convencer a los directivos, ellos quieren que sea la pianista del evento. ¿Aceptara serlo?
La castaña palideció al escuchar las palabras del profesor y trago saliva con nerviosismo. Sus compañeros la observaban esperando alguna respuesta, pero lo único que recibieron fue un cabeceo positivo.
-Perfecto, nos pondremos de acuerdo al final de clase.
Harry golpeo traviesamente el hombro de la su amiga para aliviar la tensión, pero Hermione parecía a punto de desmayarse. Después de la pequeña noticia y toda una hora con la tensión en sus hombros, la castaña se puso de pie para hablar con el profesor. Los ojos azules del hombre le miraron con simpatía mientras la invitaba a sentarse.
-Hermione, se que estas sorprendida por el compromiso que han dejado en tus manos, pero tienes las cualidades necesarias para demostrar lo equivocados que están.
-Señor, con todo respeto… no creo que yo sea la indicada.
El profesor Alastor sonrió y observo fijamente el rostro de su alumna.
-Tú no eres de esos que pueden esconderse fácilmente. Tu talento siempre te descubrirá y no puedes evitarlo.
La castaña asintió con vacilación al mismo tiempo que retorcía sus manos con nerviosismo. Una pregunta moría por escapar de sus labios, pero los mantuvo cerrados con firmeza.
-Mañana por la tarde iras con la señorita Mcgonagall, ella te entregara la lista de canciones que tocaras.
Hermione suspiro lentamente sintiendo como su corazón se agitaba, eso significaba que visitaría la academia de danza donde Fleur estudiaba.
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-Un, dos, tres. Un, dos, tres. –La voz de una mujer detrás de la puerta se escuchaba con claridad.
La castaña apretó sus manos con nerviosismo sin atreverse a interrumpir la clase de ballet. Justo en ese momento la música se detuvo y una ola de suspiros se hizo escuchar.
-Tomen cinco minutos de descanso.
Hermione tomo aquellas palabras como señal para tocar, rogaba que detrás de aquella puerta no se encontrara Fleur. ¿Qué pensaría al verla de nuevo? Quizás la odiaba por el amargo momento del día anterior. La joven contuvo su respiración al notar que la puerta lentamente se corría y frente a ella aparecía una mujer de pelo gris.
-¿Señorita Granger? –Pregunto extendiendo su mano derecha. La castaña asintió imitando el gesto educado.- Soy la profesora Mcgonagall.
-Es un placer. –Murmuro Hermione con timidez.
El sonido de voces se escuchaba en aquella aula cubierta de espejos, las bailarinas se encontraban en el otro extremo, unidas en un semicírculo, muy atentas a lo que ocurría.
-Pase por favor, tengo la lista de las canciones que interpretaran.
La mujer parecía ignorar la notoria incomodidad de la chica y le indico que la siguiera con un simple movimiento de cabeza. Hermione entro en aquella aula con mirada en suelo, sin atreverse a mirar hacia las chicas que descaradamente la observaban. Las manos de la castaña se retorcían con nerviosismo, consiente del análisis critico que aquellas jóvenes hacían de su aspecto.
Lo mejor que había podido encontrar en el armario fue un par de zapatos negros algo tallados, un pantalón del mismo color y una blusa de seda color rosa que su madre le había regalado hace un año. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la profesora le entrego una hoja blanca con una fina caligrafía.
-Son nueve piezas clásicas, pero aun nos falta una para el acto final. –Explico la profesora mirándole sobre sus lentillas.- Usted podría ayudarnos.
Hermione asintió y dio un rápido vistazo a la hoja entre sus manos.
-Algo de Rimsky Korsakov podría ser el acto final.
La mujer sonrió ante la elección pero sacudió su cabeza con delicadeza.
-Me gustaría que el final fuera original, algo que nadie haya escuchado, algo moderno y cargado de sentimiento. –Espeto la mujer con cierta emoción.- Algo de su propia creación.
-Quiere decir….
-Sería fantástico que usted compusiera algo para cerrar con broche de oro.
El rostro de Hermione palideció como si el aire hubiera sido expulsado de sus pulmones, sus manos temblaron un poco y la sensación de calor invadió su cuerpo. Un estremecimiento recorrió por completo su cuerpo al sostener la mirada ilusionada de la mujer.
-¿Estaríamos hablando de un solo? –Pregunto con cierta vacilación.
-Así es, Fleur será quien cerrara el recital –Contesto la profesora Mcgonagall.
-De acuerdo, está bien.
La mujer ahogo un grito de felicidad y agradeció su tiempo. Hermione se limito a sentir con timidez mientras se despedía, pudo escuchar la voz entusiasmada de la profesora anunciando la encantadora noticia, pero lo único que la castaña pudo sentir fue una ola de emociones que la hacían sentir enferma.
-¿En qué lio me he metido? –Se pregunto así misma mientras se alejaba de aquel lugar.
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Fleur observaba el rostro de Pansy con incredulidad. Cuando observo que la chica del día anterior entraba, nunca imagino que sería quien coordinaría la música del evento. Parecía tan simple y ordinaria que no podía entender como alguien así podría componer la canción para el último acto, su protagónico.
La rubia estaba aterrada ante la idea.
-Profesora, lo siento pero no estoy de acuerdo. –Exclamo cruzando sus brazos.
-Fleur entiendo que te sientas insegura, pero esa chica es la mejor de las mejores, según por lo he escuchado.
-No lo dudo, pero tampoco lo creo. Solo que esto es de gran importancia y no quiero que ella lo arruine.
McGonagall asintió en comprensión antes de suspirar. Amaba a la chica como hija propia y su juventud se veía reflejada en la ambición de Fleur. Pero no estaba dispuesta a perder la oportunidad de apoyar a sus compañeros de música.
-Es una oportunidad única, pero si no deseas hacerlo no puedo obligarte. Alguien más lo aprovechara.
Las bailarinas inmediatamente asintieron ignorando la mirada fulminante de la rubia.
-Voy hacerlo. –Afirmo con una sonrisa fingida.- Me disculpo, profesora.
Pansy evito reír ante su actitud, pero al ver que la profesora se alejaba no pudo evitar acercarse a su amiga.
-¿La conoces? –Cuestiono obteniendo una mirada desconcertada de la rubia.- A la chica, la pianista.
La joven resoplo con disgusto evidente y asintió.
-Ella es la torpe.
-Oh, ahora entiendo el porqué la odias. –Mascullo Pansy burlonamente.
-Solo espero que no lo arruine. –Espeto Fleur cruzando sus brazos con indignación.
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Los días transcurrían y la castaña se encontraba al borde de un infarto. A pesar de que faltaban dos meses para el recital de Ballet, los ensayos estaban a punto de iniciar y lo peor del caso, era que aun no tenía la menor idea de cómo hacer la canción para el último acto. Acto donde Fleur bailaría, acto donde la rubia luciría sus talentos frente a miles de personas y Hermione no podía permitirse el lujo de dejarla en ridículo.
Sus manos se movieron distraídamente sobre las teclas, pero ningún acorde parecía acercarse a lo que buscaba. De que servía tener conocimiento, si su mente no parecía hacer uso de él.
El auditorio se encontraba completamente solo, a excepción de ella y el piano de cola. Su clase con el profesor Alastor consistiría en dedicarse únicamente a practicar las canciones del recitar. Hermione era lo suficientemente madura para administrar su tiempo y mejorar mas, si todavía era posible, su talento como pianista.
La castaña suspiro lentamente mientras retomaba su compostura en la butaca, su espalda recta y rostro concentrado fue interrumpido por un simple tarareo que rompió el silencio. Hermione cerró sus ojos permitiéndose que las palabras inundaran su mente, sus dedos se movieron sobre varias teclas coincidiendo con la melodía en su cabeza. Después de unos minutos, la joven detuvo sus movimientos para arrastrar su mochila y sacar un cuaderno con su pluma.
Ella no era cantante ni poeta, solo una simple pianista, pero las palabras en su mente aparecían acompañadas por una melodía única. Que seguramente ni Mozart, Vivaldi o Beethoven pudieron imaginar, porque ninguno de ellos conocía la letra que la acompañaba. Sus manos escribían furiosamente sobre el papel sin detenerse ante la incómoda posición.
Después unos minutos meditando sus actos, coloco el cuaderno sobre la repisa de las partituras.
-Todo lo que necesitaba era pensar en ti, Fleur. –Mascullo colocando de nuevo sus dedos sobre el teclado. –Tu canción.
Horas en el auditorio provoco el primer bostezo, con los dedos adoloridos y temor a olvidar la melodía, Hermione finalmente guardo sus cosas y salió de ahí. El viento fresco del otoño golpeo su rostro provocando un estremecimiento. La escuela estaba desierta, o al menos eso pensó hasta que distinguió la figura de Harry en los escalones de la entrada.
-Hey, ¿qué haces aquí? –Dijo acercándose a su compañero.
El muchacho la observo sobre su hombro con una sonrisa divertida.
-Necesitaba saber si mi mejor amiga no ha muerto.
-Ja ja ja. –Contesto la castaña con ironía tomando asiento a su lado.- Muy gracioso.
-¿Cómo vas con lo del recital? –Pregunto Harry colocando un brazo sobre sus hombros.
La joven inmediatamente se tenso y bajo la mirada. Su boca se entreabrió pero no logro pronunciar alguna palabra, a pesar de que una parte de la canción estaba lista, no podía confiarse. Si Fleur y la profesora no la aprobaban estaría en aprietos.
-Está bien, pero lo único que no puedo hacer es terminar la canción.
-¿La de Fleur? –Pregunto obteniendo una mirada fulminante de su amiga.-¿Qué?
-Podrías evitar decir su nombre, ya sabes. Alguien podría escucharte y…
-Los ensayos empezaran el lunes. –Dijo una voz femenina detrás de ambos.
La sorpresa en el rostro de Hermione se hizo presente cuando reconoció a quien pertenecía, un estremecimiento involuntario recorrió su cuerpo y agradeció estar sentada. De lo contrario el temblor en sus piernas la hubiera desvanecido sobre el suelo.
-Hola Fleur. –Saludo Harry con un simple movimiento de cabeza.
La bailarina asintió a modo de saludo sin dejar de observar a la castaña, ella esperaba una respuesta. Con un discreto golpe por parte de su amigo la joven de cabello rizado volvió a la realidad, donde ciertos ojos azules la observaban intensamente.
-Si claro, estaré ahí.
-Cinco en punto en el estudio. –Explico la rubia reprimiendo una mirada de fastidio.- No faltes y se puntual, la señora Mcgonagall odia que lleguemos tarde.
-Está bien, gracias. –Dijo la morena retorciendo sus manos con nerviosismo.
Harry y Hermione contemplaron como Fleur se alejaba sin mirarlos de nuevo, la tensión en el ambiente aun permanecía haciendo que la joven castaña se removiera en su asiento con inquietud.
-Tranquila, todo saldrá bien. –Musito el chico de anteojos con una sonrisa.
-Debo irme, tengo que terminar una canción. –Anuncio Hermione recogiendo sus cosas.- Nos vemos.
-Te llamare para comprobar que estas bien, ¿ok?
La castaña sacudió su cabeza divertida y se alejo de su amigo, pero al salir de la escuela no noto que cierta bailarina la observaba desde su auto confundida. Ella había escuchado las palabras de Harry y no podía negar que se encontraba ansiosa por escuchar su canción.
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Hermione arribo a su apartamento con la extraña sensación de estar siendo acechada. Pero decidió ignorarla después de varios intentos de mirar a su alrededor y comprobar que nadie estaba detrás de ella. Saludo al portero con una sonrisa y subió las escaleras más rápido de lo habitual, cada minuto que pasaba sin escribir era desperdicio de tiempo y no se lo podía dar.
-¿Qué estaba pensando cuando acepte? –Se recrimino así misma tomando asiento frente a su pequeño piano eléctrico.
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Fleur calentaba en uno de los extremos del estudio sin despegar su mirada de la puerta. El reloj marcaba las cuatro cincuenta y cinco de la tarde, y aun no había ningún rastro de la pianista. Cinco minutos más tarde, Hermione entro con una carpeta beige entre sus manos. La profesora le saludo felicitando su puntualidad y la rubia no pudo evitar seguir observando a la chica hasta que sus miradas se encontraron.
El ensayo transcurría de manera normal, Fleur seguía calentando mientras observaba como sus compañeras ensayaban. Debía admitir que la castaña era talentosa, sino fuera porque estaba sentada frente a ella concentrada en las partituras, no creería que la música fuera en vivo. Ningún error y todo a tiempo, así sonaba cada pieza que interpretaba.
Después de casi dos horas el turno de la francesa llego. Hermione se removió con inquietud mientras empezaba la canción bajo la atenta mirada de la profesora y Fleur. Ambas parecían sorprendidas ante la suave melodía llena de sentimientos, y si solo ambas supieran contenía todo lo que la joven sentía por la bailarina. La profesora McGonagall sonrió con satisfacción cuando termino y la rubia trato de parecer indiferente, aunque su corazón latía apresuradamente.
-Ahora entiendo porque eres la mejor de tu clase. –Espeto la anciana con una sonrisa.
-¿Tiene letra? –Pregunto Fleur tomando por sorpresa a Hermione.
-No. –Mintió la castaña desviando su mirada.
-Es una pena, hubiera sido hermoso que estuviera acompañada por palabras.
La joven pianista bajo su rostro con timidez, podía sentir la mirada de la bailarina sobre ella como si hubiera descubierto su pequeño engaño. El ensayo dio inicio y Fleur se coloco al centro del estudio, sus brazos delicadamente empezaron a moverse. Hermione contemplaba embelesada la coordinación perfecta y elegante de la chica que acompañaba su canción, sus ojos azules brillaban mientras apasionadamente se colocaba de puntillas y su cuerpo danzaba con suavidad.
En algún momento de su interpretación la castaña había dejado a un lado su inseguridad. ¿Quién mejor que el autor para conocer la pieza? Las partituras frente a ella fueron olvidadas, pero sus dedos conocían a la perfección el camino que debían tomar. McGonagall contemplaba el ensayo en silencio, Fleur siendo su mejor estudiante lograba sorprenderla con su capacidad y no tenía necesidad de corregir movimiento alguno. La canción llego a su final desgraciadamente y con ello el trance en el que se encontraba Hermione, su vista se dirigió nuevamente a las partituras y exhalo al notar que su corazón latía con prisa.
Ella rehuyó de los ojos azules por miedo, pero si tan hubiera hecho su cobardía a un lado habría descubierto la mirada comprensiva de la bailarina.
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Hermione observo el libro que tenía enfrente sin comprender ninguna palabra. Había caído en la cruda realidad donde debía lidiar con la presión de los exámenes finales y el recital de ballet. Sus calificaciones seguían inmunes gracias a los desvelos y noches enteras sin dormir, pero su rostro demacrado era cada vez más notorio.
Harry le observo con preocupación al notar que estaba inmóvil desde hace varios minutos. Lo único que delataba su humanidad fue el hecho de parpadear ocasionalmente y suspirar.
-Creo que necesitas tomar un descanso. –Dijo en voz alta rompiendo el trance de la chica.
-No es una buena idea, tengo muy poco tiempo para estudiar y debo aprovecharlo.-Los ojos marrones le miraron por unos segundos antes de desviarse hacia el libro de nuevo.- Lo siento.
-Está bien, comprendo… pero estoy preocupado por ti. –Espeto el pelinegro recargándose en su silla.- Hasta el profesor Alastor.
-¿Por qué? –Respondió desconcertada, sus manos empujaron el libro para brindarle toda la atención a su amigo.- Mis calificaciones están igual que siempre.
-Pero tu no.
Hermione frunció el ceño con disgusto al escucharlo, era cierto que el tiempo que tenía era limitado. Entre el estudio, trabajo y tareas, el cansancio empezaba hacer estragos en su aspecto ya decaído.
-Estoy perfectamente bien. No deben preocuparse. –Contesto cruzando sus brazos.- Además he invertido doce años de mi vida en esta carrera, como para darme por vencida al final.
-Tienes toda la razón, solo unos días más y por fin nos graduaremos. .
La castaña asintió mientras tragaba el nudo en su garganta, una vez más el recordatorio de que el tiempo en ese lugar casi llegaba a su final. Debía estar feliz porque muy pronto se enfrentaría al mundo real como una intérprete musical, pero extrañamente el hecho le dolía.
Harry noto el semblante entristecido de Hermione e inmediatamente supo la razón de tal angustia.
-No quieres irte por Fleur, ¿cierto? –Exclamo rompiendo el silencio. La mujer a su lado no se molesto en negarlo, simplemente asintió cabizbaja con vergüenza.- Podrás seguir viéndola si…
-Honestamente no lo creo. –Interrumpió con sequedad.- Mi tiempo en este lugar va a concluir y debo buscar lo que es mejor para mí. Y ella, ella ni siquiera me conoce. Lo mejor será alejarme de aquí y olvidar este tonto amor platónico.
-Estoy seguro de que encontraras a alguien que te merezca. Que te aprecie por lo que eres y permanezca a tu lado en las buenas y malas.
-Lo sé, Harry, eso es lo mas deseo. –Dijo tratando de alejar las lagrimas en sus ojos.- Por ello he tomado la decisión de irme con mis padres a Estados Unidos.
La confesión de su amiga hizo palidecer al hombre. Hermione guardo silencio sin saber que decir, hubiera deseado que todo fuera diferente, pero su vida en Londres no le ofrecía la suerte que necesitaba. Quedarse ahí solo provocaría una gran depresión y estrés, en cambio en otro país podría empezar desde cero y olvidar todo el sufrimiento.
-¿Hasta cuándo pensabas decírmelo? –Exclamo con dolor evidente.- Eres mi mejor amiga y ni siquiera planeabas despedirte.
-No me gustan los adiós. –Alego sin atreverse a sostener el contacto visual. – Seguiremos hablando. Existen muchos medios, ¿recuerdas? Continuaremos siendo amigos.
-De todas maneras pienso que no será igual.
Hermione asintió y continúo estudiando para ahogar la tristeza que sentía. Tarde o temprano su compañero iba a enterarse, aunque no esperaba que fuera a ser de esa forma. Lo único que mas deseaba era que la semana terminara para que el recital fuera y nunca más volver a ver a Fleur Delacour, la bailarina que conquisto su corazón.
-¿Podre visitarte, verdad?
-Por supuesto. –Respondió con una sonrisa vacilante.
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Fleur exhalaba pesadamente mientras observaba su reflejo, su pelo rubio estaba atado con firmeza, pero sentía que en cualquier momento se soltaría a causa de la presión. Pansy no era de gran ayuda, su amiga no paraba de burlarse ella y su nerviosismo. Ni siquiera entendía porque odiaba estar ahí. Era su gran oportunidad, pero parecía una despedida.
-Delacour, ¿Por qué estas tan nerviosa? –Cuestiono la chica de pelo negro poniéndose sus zapatillas.
-No lo sé. –Contesto con frustración.-Es como una opresión en mi pecho, siento que algo va a suceder.
-¿Creí que ya confiabas en la pianista?
-Y así es, Hermione ha demostrado que tiene una gran habilidad.
Pansy arqueo una ceja con curiosidad al escucharla, era desconcertante que el desprecio de su amiga hacia la pianista apareciera y desapareciera de la nada. Tal vez Fleur estaba engañándose a sí misma, pero sin darse cuenta estaba siendo muy obvia en sus verdaderos sentimientos. Ella era testigo de las quejas y alabanzas que la rubia hacia de Hermione, pero esta noche su nerviosismo no era a causa del espectáculo, sino porque sería la última vez que su amiga vería esa pianista.
-Fleur, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Adelante, que quieres saber. –Respondió la rubia apoyándose la pared.
-¿Te gusta Hermione?
Los ojos azules se abrieron más de lo normal con sorpresa. La tensión entre las dos bailarinas crecía al paso de los segundos, pero ninguna se atrevía a romper el silencio. Simplemente sostuvieron el contacto visual por unos minutos hasta que Fleur asintió y rápidamente salió del camerino sin dar una explicación.
Pansy sonrió y exhalo con diversión, algo dentro de ella siempre supo que compañera se había enamorado de esa chica.
Hermione se despidió de la profesora McGonagall y se unió a Harry en la salida del teatro. Algunos de los bailarines le felicitaron al verla y ella les sonrió con cierta timidez, su amigo la abrazo con fuerza mientras la felicitaba.
La castaña contuvo las lágrimas mientras se separaban. El boleto de avión en su abrigo se sentía como una carga, Harry abrió su auto y bajo las maletas para subirlas al taxi frente a ambos. Esa noche había triunfado pero su corazón estaba roto, ella no esperaba que Fleur le agradeciera, pero al menos una mirada de reconocimiento hubiera bastado. Su última oportunidad se esfumo al ver como la bailarina desaparecía con indiferencia, fue lo que necesitaba para saber que debía olvidar a esa chica.
-Llámame para avisar que llegaste. –Dijo Harry abrazándola de nuevo.- Voy a extrañarte.
-Te echare de menos también, pero te prometo que nos volveremos a ver.
Con lágrimas en los ojos y dolor en su corazón, la joven de cabello rizado subió al taxi pero su mano se extendió hacia Harry con un sobre blanco.
-Entrégasela, por favor. Ella sabrá que es. –Exclamo conteniendo un sollozo.
Su amigo asintió y limpio una lagrima traviesa, Hermione agito su mano mientras el taxi se marchaba. El sobre blanco sobre sus manos tenia escrito el nombre de Fleur, muestra de que hasta en su último momento su amiga mantuvo viva su esperanza.
La multitud desaparecía lentamente dejando ver a cierta bailarina, la chica observaba a su alrededor con desesperación e incluso se acercaba a algunos de sus compañeros para preguntarles algo. Harry observo una vez más el sobre con renuencia, aunque desearía poder traicionar a Hermione no podía.
-¿Tu eres amigo de Hermione, verdad? –Pregunto Fleur con expectación.- ¿Sabes donde esta?
El hombre asintió extendiendo su mano con él sobre blanco.
-Ella se ha ido, pero me dejo esto para ti. –Respondió con un nudo en la garganta.
La rubia le observo desconcertada y tomo el papel con vacilación. Extrañamente sus ojos se llenaron de lágrimas y Harry dio media vuelta para irse.
-¿Volveré a verla? –Cuestiono con voz quebrada.
-No lo sé, Fleur. Quizás algún día.
