Los personajes de "Como entrenar a tu dragón", "El origen de los guardianes", "Valiente", "Enredados" y "Harry Potter" le pertecen a sus respectivos autores y casas productoras, yo soy solo una simple mortal que no tiene derecho sobre nada excepto la ridícula trama de este fanfiction.


Scott "Estoico" Haddock conoció al amor de su vida, Valerie Valhallarama, cuando decidió entrar a un viejo pero agradable café situado en uno de los barrios viejos de Londres, jamás había visto a una mesera tan bella. Al principio se sintió incomodo en la presencia de la manuda y adorable muchacha, pero la actitud amigable y abierta de la chica inmediatamente lo hicieron relajarse con ella. Al solo unos meses de conocerse comenzaron a salir.

Val, como Estoico le llamaba de cariño, era todo lo que el no. Para empezar, mientras Scott "Estoico" Haddock media su buen 1 metro con 90 centímetros, la chica apenas y media 1 metro sesenta y dos. Él era ancho y fornido, lleno de músculos, ella era menuda y algo curvilínea. Ella era abierta y sonriente, siempre amable, aguda, con un sentido del humor algo negro y muy inventiva. Él era más serio, y solo sonreía cuando verdaderamente le agradaba, algo seco y directo, muy directo. Pero a pesar de sus diferencias y con el paso de los años su amor se hizo más y más fuerte, se casaron, y la prueba de su amor no tardó en llegar a sus vidas. Al año y medio de matrimonio la feliz pareja ya esperaba su primer hijo… entonces las cosas se complicaron.

La matriz de Val era pequeña y existía una gran posibilidad de aborto, sin embargo Val no resistió y resistió siete meses de embarazo hasta que su cuerpo colapso, sacaron al bebé por medio de cesárea… fue niño.

- De-dejen-me ver a-a m-mi h-hijo. – artículo con dificultad la mujer.

- Val, tienes que descansar, nuestro hijo está bien. - pidió Estoico a su mujer.

Pero la dama era testaruda, y a pesar del cansancio, la anestesia y la morfina, no desistió hasta que pusieron a su hijo en sus brazos.

- Mi niño. – logro decir mientras una cansada y feliz sonrisa se posaba en sus labios – Mi precioso Hugo. – nombro al bebé antes de que se lo volvieran a quitar de sus brazos y se lo llevaran a la incubadora.

- Scott. – llamo la mujer a su esposo –Ven aquí. – le indico que se sentara con ella en la cama.

Estoico se acercó a su mujer y con todo el cuidado del mundo se sentó en la camilla. El pelirrojo miro a su esposa con pesar. Se veía tan pálida, más frágil que nunca. Ella alargo un pálida mano u tomo las más grandes de su esposo, Estoico levanto la mirada y se encontró con los verdes ojos de su esposa.

- Escúchame bien. – hablo en un susurro la mujer, pero aun así solemne – Cuídalo mucho. – dijo al final y soltó la mano de su esposo, se recostó en la camilla, cerró los ojos… y ya nunca los volvería a abrir.

El sonido muerto de la máquina de pulso conectada a la muñeca de Val alerto a Estoico de lo que ocurría, sin perder tiempo llamo a los doctores y a las enfermeras que llegaron apurados y alarmados, pero todos los esfuerzos fueron inútiles, Valerie Valhallarama de Haddock había muerto dos horas después de haber dado a luz a un prematuro niño de siete meses.

Desconsolado, Estoico comenzó a deambular por los pasillos del hospital, quería salir de ahí lo antes posible, quería gritar, quería romper todo lo que estuviera en el hospital y a quien quiera que se le pusiera enfrente, pero su corazón se encogió, su cuerpo se debilito, entonces se dejó caer de rodillas contras el frio suelo del hospital, ni siquiera se fijó en que parte de hospital se encontraba, y las lágrimas comenzaron a caer como gruesas cascadas por sus ojos.

Y de repente otro llanto lo acompaño.

Sorprendido por eso Estoico alzo el rostro y vio que una pared de vidrio era lo que le separaba de otra habitación… la habitación de las incubadoras.

Ahí lo vio, justo en la incubadora de en medio, llorando quedamente, y las lágrimas de Estoico se detuvieron, pego su rostro al cristal y contemplo a su primogénito, a su precioso hijo, su pequeño y frágil hijo, su Hugo.

La voz de Val resonó en la mente de Estoico, Cuídalo mucho, fue lo último que ella le pidió. Y tragándose un poco de su dolor, Scott "Estoico" Haddock, decidió seguir adelante por su único y hermoso hijo.

El primer año de vida con Hugo no fue fácil para Estoico.

A pesar de que el pequeño fue prematuro y tardo un poco en obtener el peso necesario para dejar el hospital, Hugo era un bebito con mucha energía.

Estoico vendió el departamento que compartía con su difunta esposa y se fue junto con su hijo a vivir con su mejor amigo y padrino de su hijo, Gobber "Bocón" Belch. Entre los dos grandes y algo torpes hombres (nunca habían cuidado de un bebé) se las vieron negras. Para empezar, el pequeñín lloraba toda la noche. Así que se turnaban, una noche se desvelaba uno, otra noche otro, y aunque quisieran dormir de día ¡No podían! ¡Porque también tenían que ir a trabajar!

Además, cuando le daba hipo… ¡Dios! ¡El hipo podía durarle horas!

Es por eso que comenzaron a llamar al pequeño Hugo, hipo.

Conforme fue creciendo el pequeño Hipo, también lo hizo su curiosidad, y esa curiosidad lo llevaba a problemas con los que su padre tuvo que lidiar. A los dos años Hipo se salió de su cuna cuando nadie lo veía y casi se cae de las escaleras mientras veía como una pelota rebotaba en las mimas, por suerte Bocón lo atrapo a tiempo. A los tres años desarmo un control remoto porque quería saber cómo le hacía para cambiar los canales sin tocar la televisión. Esto se repitió muchas veces pues ni Estoico ni Bocón le daban una respuesta que lo satisficiera, ya se imaginaran cuando gastaron en controles remotos.

Hipo también solía quedarse ido, observando por mucho tiempo un punto en específico aunque no hubiera nada ahí, también solía hablar con aire, su padre puso a un lado el tema alegando que solo se sentía un poco solo y que cuando comenzara la escuela y tuviera amigos eso terminaría, pero no fue así.

A los cuatro años, cuando Hugo "Hipo" Haddock III entro a primer año de preescolar las cosas se pusieron aún más raras. El niño en lugar de ir a jugar con sus compañeritos en los juegos de la escuela él se iba a cazar duendecillos, alegando que estos se llevaban sus juguetes o sus calcetines izquierdos.

- Si existen! – defendió Bocón a Hipo un día mientras Estoico confesaba sus preocupaciones con respecto a su hijo – Si se llevan los calcetines izquierdos! – arremetió el rubio bigotón al enorme pelirrojo.

Por si eso fuera poco Hipo pasaba más tiempo con los animales que con personas en sí.

Estoico nunca dejaba de asombrarse cuando el niño se quedaba totalmente quieto y un montón de pajaritos que posaban en los hombros y brazos de su hijo.

El chico también era muy inventivo, igual que su mujer, y ese era exactamente el problema, su hijo era igual a su mujer. Pequeño, menudo, agudo, curioso, con ojos verdes bosque y lacio cabello castaño, ¡hasta las pecas parecían estar posicionadas de manera similar! Y eso simplemente no dejaba de preocupar a Estoico. Hugo se veía tan frágil como Val.

Conforme pasaron los años Hipo se distancio más de los demás jóvenes de su edad y empezó a pasar más tiempo solo en su habitación, dibujando o leyendo, hablando con las aves o con los gatos o cualquier alimaña que lograra meterse o meter el a su habitación. Los chicos de su edad se burlaban de él, ¿Y quién no lo haría? Era delgado y bajo para su edad, algo retraído y antisocial.

- ¿Qué voy a hacer con el Gobber? – cuestiono Estoico a su mejor amigo – No tiene amigos y se la pasa encerrado en su cuarto haciendo Dios sabe qué cosa, rodeado de esas alimañas, no me asombraría que su habitación estuviera llena de nidos. – dijo el pelirrojo.

- El ve las cosas de modo diferente Scott. – respondió el rubio bigotón – La manera en la que él ve el mundo… es como magia. – señalo el rubio.

- La magia no existe amigo mío. Hugo va a cumplir doce dentro de poco, ya debería de haber pasado por esa etapa! – exclamo frustrado Estoico.

- Tú creías en la magia junto con ella. – recordó triste Gobber a su amigo.

Estoico ya no dijo nada más.

El día en el que Hugo cumplió doce años, Estoico, Gobber y el cumpleañero salieron a celebrar en un pequeño restaurante cercano al departamento donde residían. El pay de chocolate de ese sitio era el favorito de Hipo.

Estoico le regalo a su hijo una patineta en esperanza de que su muchacho consiguiera más amigos.

Gobber le dio un libro de mecánica, sabiendo lo mucho que le gustaba a Hipo armar y desarmar cosas.

El castaño agradeció ambos obsequios, más el de su padrino que el de su padre.

Cuando volvieron al departamento y abrieron la puerta, una interesante sorpresa los esperaba. Posado sobre el sofá, un búho gris con una carta en el pico.

- Hipo, ¿Qué te dije sobre dejar animales dentro del departamento? – reprendió Estoico a su hijo.

- ¡Pero no es mío! ¡Esta vez me asegure de no dejar a ningún animal dentro del departamento! – se defendió el menor – Además, yo no me encontrado con ningún búho gris. – informo el castaño.

- Entonces, si no es tuyo, ¿De quién? – cuestiono Gobber mirando intrigado a la alada creatura.

El ave alzo vuelo ligeramente y aterrizo en el hombro de Hipo, le entrego la carta que traía en el pico y salió volando por la puerta una vez realizada la entrega, desapareciendo por los pasillos del edifico.

- Eso fue extraño. – atino a decir el castaño mientras sostenía la carta en su mano derecha.

- ¿Qué te entrego ese pajarraco? – cuestiono Estoico a su hijo.

- Una carta… ¿Qué va dirigida a mi nombre? Pero si yo nunca he recibido una carta. – se dijo Hipo confundido.

- Bueno, pues… ¿Qué dice la carta, muchacho? – cuestiono curioso Gobber a su ahijado.

El castaño quito el sello de cera y abrió la carta.

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERÍA

Directora: Minerva McGonagall

Querido señor: Hugo "Hipo" Haddock III

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 22 de agosto. Esperamos su lechuza antes del 20 de julio.

Muy cordialmente, Subdirectora: Aurora Sinistra

Los alumnos de primer año necesitarán:

Tres Túnicas sencillas de trabajo.

Un sombrero negro puntiagudo para uso diario.

Un par de guantes protectores.

Una capa de invierno.

Todos los alumnos deben tener un ejemplar de los siguientes libros:

El Libro Reglamentario de Hechizos Miranda Goshawk

Una Historia de la Magia, Bathilda Bagshot

Teoría Mágica, Adalbert Waffling

Guía de Transformaciones para principiantes, Emeric Switch

Mil Hierbas y hongos mágicos, Phyllida Spore

Filtros y Pociones Mágicas, Arsenius Jigger

Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, Newt Scamander

Las Fuerzas Oscuras. Una guía para la autoprotección, Quentim Trimble

Resto del equipo

1 varita.

1 caldero.

1 juego de redomas de vidrio o cristal.

1 telescopio.

1 balanza de latón.

Los alumnos también podrán traer una lechuza, un gato, una rata o un sapo.

SE RECUERDA A LOS PADRES QUE A LOS ALUMNOS DE PRIMER AÑO NO SE LES PERMITE TENER ESCOBAS PROPIAS.

- ¡¿Pero qué clase de broma es esta?! – exclamo Estoico cuando su hijo hubiera acabado de leer la carta en voz alta.

En ese instante el búho gris volvió a aparecer, se posó de nuevo sobre el hombro de Hipo y el entrego otra carta, que decía en la misma elegante letra cursiva.

Le aseguramos señor Scott "Estoico" Haddock que en Hogwarts nos llevamos los asuntos con nuestros futuros alumnos muy enserio.

- Papá, dudo que sea una broma. –


Estoico intento que el "incidente" del búho fuera olvidado, pero todos los días, todas las semanas, un búho nuevo aparecía en la sala, con la misma carta todo el tiempo, hasta que un día, los búhos y las cartas dejaron de aparecer.

- ¿Ven? – cuestiono con tono triunfante el gran pelirrojo a su mejor amigo y a su hijo – Les dije que si no le hacíamos caso nos dejaría en paz. –

Un silencio incomodo se formó.

- De hecho… yo… acepte. – confeso Hipo a su padre, mirando su cereal como si fuera la cosa más interesante del mundo.

- ¿Qué tu qué? – cuestiono incrédulo Estoico a su hijo.

- Ok, yo me voy. – se excusó Bocón mientras se levantaba de la mesa y salía del departamento.

Estoico respiro profundo, intentando calmar su enojo.

- ¿Por qué hiciste eso, Hijo? –

- Por favor! ¡¿De verdad crees que en algún momento de mi vida iba a tener amigos aquí?! Por si no lo has notado soy un bicho raro entre bichos raros aquí en la pequeña ciudad de Berk, Inglaterra! Ninguno de los chicos de mi edad me entiende! Y francamente yo tampoco los entiendo a ellos! Papá! ¡¿Es que no lo ves?! Siempre he sentido cosas que otros no sienten! Mi extraña conexión con los animales! ¡¿NO LO VEZ?! –

- ¡CLARO QUE LO VEO! – exploto Estoico - ¡Siempre lo he visto! ¡Siempre has sido diferente! ¡Por eso me esmere porque fueras algo normal! ¡Y ahora esto! ¡Esto colmó el vaso! ¡Ningún hijo mío será visto como una alimaña extraña! – exclamo el gran hombre.

Rápidamente se arrepintió.

Los ojos de Hipo se abrieron dolidos y sorprendidos.

- Hi-hijo… - intento llamar Estoico a su hijo.

Pero el castaño se alejó, negando el tacto de su padre, y salió corriendo en dirección de su habitación.

SLAM!

Azoto la puerta de su cuarto Hipo.

- ¿Ya terminaron? – cuestiono Bocón mientras asomaba su cabeza por la puerta a medio abrir del departamento.

- Sí. – suspiro derrotado Estoico – Ya terminamos. –

Hipo no salió de su habitación en todo el día, no salió ni a comer, ni a cenar.

- Hijo. – llamo Estoico desde afuera de la habitación de Hipo – Si de verdad quieres hacerlo… está bien. – acepto rendido el gran hombre – Pero por lo que más quieras… prométeme que te cuidaras mucho, eres lo único que me queda. – acepto quedo y dolido Estoico mientras recargaba su cabeza en la puerta de la habitación de su hijo.

La puerta hizo click del otro lado, Estoico despego su cabeza de la puerta, esta se abrió y dejo ver a un pequeño castaño cuyos verdes ojos estaban irritados de llanto.

- Gracias. – dijo Hipo y abrazo a su padre.


Estoico y Bocón jamás creyeron que ir y conseguir los útiles escolares de un chico de doce años fuera una experiencia tan extraña y excitante.

Primero llegaron a un extraño pub en una zona de mala muerte de Londres, "El caldero chorreante" se llamaba el lugar. Los tres varones se adentraron al extraño pub e inmediatamente se detuvieron en seco, pues las miradas que los hombres y mujeres del lugar les daban parecían dagas. Hipo trago pesado, ahora debía ser el que tomara acción si quería conseguir sus útiles escolares, el pequeño castaño avanzo hasta la barra, donde una mujer de mediana edad rubia y de sonrisa algo torcida limpiaba un tarro de vidrio.

- Di-disculpe. – hablo con nervios el chico - ¿Po-podría decirme co-como lle-llegar al callejón Di-diagon? – cuestiono el chico.

La mujer alzo la mirada y miro a Hipo de pies a cabeza.

- ¿Para qué quieres ir ahí? – cuestiono la mujer.

Hipo volvió a tragar pesado.

- So-soy a-alumno d-de pri-primer año de Hogwarts y ne-necesi-to mi-mis u-útiles. – tartamudeo el chico.

La mujer siguió mirándolo feo… y luego rompió en carcajadas junto con todo los demás presentes en el pub antes de que él y su familia llegaran.

- Jaja! Eso ya lo sé niño! Solo estoy jugando contigo! ¿Por qué más vendría un chico a este sitio? – rio divertido la tendedera – Ven, sígueme. Y ustedes allá atrás! Dudo que quieran que el chico vaya solo a hacer las compras! – grito la mujer a Estoico y a Gobber que seguían congelados cerca de la entrada – Me llamo Hannah Longbottom, administradora y tendedera de "El caldero chorreante", ¿Cuál es tu nombre chico? – se presentó y pregunto gentilmente la mujer.

- Soy Hugo Haddock III, pero todos me dicen Hipo. – se presentó – El enorme pelirrojo es mi padre, Scott Haddock, pero todos le dicen Estoico, y el bigotón rubio es Gobber Belch, pero le llaman Bocón, nunca se calla. -

- Wow, Hipo, eso es un apodo. – sonrió la mujer.

- Dígamelo a mí. – bromeo el castaño.

Otra carcajada emano de la sonriente boca de Hannah y le dio una palmada en la espalda a Hipo antes de adelantarse un poco.

- ¿Qué ocurre hijo? ¿A dónde nos lleva? – pregunto Estoico a su primogénito una vez la tendedera lo dejara solo.

Bocón estaba justo detrás de Estoico.

- Nos llevara a la entrada del callejón. – respondió a su padre.

Siguieron a Hannah hasta llegar a una pared de ladrillo vieja y algo enmohecida, la rubia tendedera toco los ladrillos siguiendo alguna clase de patrón, de repente la pared de ladrillo comenzó a mover y contraerse, revelando poco a poco una larga y animada calle llena de tiendas y establecimientos, donde varios chicos, algunos de la edad de Hipo, otros mayores, junto a sus padres iban de colorida y extraña tienda a otra, todos sonrientes y animados, extasiados de la pronta ceremonia de apertura de clases en Hogwarts.

La sonrisa de Hipo se ensancho en su pecoso rostro, sonrisa que compartía con Bocón, su padrino estaba tan emocionado como él. Pero Estoico era otro cuento, el ver como esa pared se movía por sí sola, las extrañas personas en el callejón… de repente lo golpeo… era real, y su hijo formaba parte de eso.

Scott "Estoico" Haddock comenzó a sentirse ansioso y preocupado por primera vez en mucho tiempo, ¿Podría su pequeño y escuálido hijo salir bien librado de este extraño mundo del cual ninguno de ellos sabía algo? Una fuerte palmada en su espalda lo saco de su estupor.

- ¿Por qué tan agitado? – cuestiono Hannah.

Estoico le dirigió la mirada y Hannah vio algo a lo que ella estaba acostumbrada gracias a su marido y los miles de padres que venían por primera vez al callejón… la preocupación de un padre por su hijo, el miedo de perderlo en un mundo extraño.

Hannah sonrió enternecida.

- Usted es muggle. – señalo rápidamente Hannah.

- ¿Muggle? – pregunto confundido el pelirrojo.

- Una persona sin poderes mágicos. – explico la tendedera – Mire, entiendo por lo que está pasando, pero su muchacho no es el único chico con padres muggle que entra este año a Hogwarts, de hecho, la gran mayoría de chicos en Hogwarts son mestizos, yo misma soy una mestiza, mi madre era también era muggle, y créame que cuando llego la carta y mi le toco a mi padre explicarle de lo que se trataba no lo tomo muy bien, pero me apoyo, y yo siempre estaré agradecida por eso. – compartió la rubia.

Estoico miro a su hijo, y vio aquella enorme sonrisa con brillante mirada que solo se posaba en el pecoso rostro cuando algo verdaderamente le importaba, como cuando uno de los pajaritos que Hipo cuidaba cuando era niño volvió a volar después de que se rompió un ala.

- Por favor, dígame que existe un libro o un manual o algo que me ayude con esto, yo… yo no sé cómo reaccionar a todo esto. – admitió Estoico.

- En la librería donde conseguirá los libros pregunte por "El manual básico para padres muggle", eso le ayudara. – informo Hannah.

- Gracias. – dijo de todo corazón Estoico y avanzo al lado de su hijo.

Los tres varones se adentraron al callejón.

- Bienvenidos al mundo de la magia! – animo Hannah mientras ellos se alejaban.


Conseguir los útiles escolares de su hijo tranquilizo a Estoico.

Se encontraron con varios padres muggle primerizos, Estoico y Bocón hablaron con ellos, también encontraron a varios padres muggle veteranos que le dieron respuesta a cada una de sus dudas, respuestas que dejaron más que aliviados al enorme pelirrojo y al bigotón rubio. Incluso Hipo conoció a otros chicos que al igual que el eran novatos en el mundo de la magia, y conoció a otros más grandes que al igual que él no sabían de su don hasta la llegada de la carta, el castaño no se había sentido tan cómodo en su vida.

Ya tenían casi todo lo que carta pedía, solo faltaba la varita, y de acuerdo con todos los del callejón Diagon, no existía mejor tienda para eso que Ollivanders.

- Fabricantes de excelentes varitas desde 382 a.C. – leyó Bocón – Eso es mucho tiempo. – agrego.

- Bueno, entremos. – animo Estoico a Hipo dándole un ligero empujón.

Abrieron la puerta, una mujer y su hija salieron de la tienda, ellos entraron.

- Buenas tardes. – saludo amable un hombre mayor y de gafas desde el otro lado de la barra de cobro.

- Buenas tardes señor. – respondió Estoico – Venimos por…

- No tiene que decirme a que vienen, creo que es bastante obvio por qué entraron a mi tienda. – interrumpió el hombre – Soy Garrick Ollivander, ahora, ¿Dónde está el pequeño que desea obtener su primera, y quizás, única barita? – cuestiono el hombre con una sonrisa de gozo.

Hipo dio un paso al frente y alzo la mano dándose a notar.

- Oh! Ven pequeño, sígueme. Las varitas están ansiosas por conocerte.- hablo extasiado Garrick Ollivander.

- ¿Las varitas están ansiosas? – cuestiono incrédulo Bocón.

Estoico solo se encogió de hombros.

- Intentemos con esta. – dijo Garrick mientras sacaba una varita de su polvorienta caja – Hecha con madera de sauce y un núcleo de cabello de unicornio, se ve frágil, pero el férrea y ayudara a que tu magia, que aún está en desarrollo, crezca equilibradamente. – explico el hombre mientras le pasaba la varita a Hipo.

El chico la tomo entre sus manos y la agito delicadamente, temiendo lastimar a alguien, pero lo único que paso fue una extraña chispita que apenas y voló unos centímetros antes de extinguirse.

- Esa no. – dijo inmediatamente Garrick y le quito la varita a Hipo.

El propietario de la tienda le daba varita tras varita al muchacho, y ninguna parecía estar a gusto con Hipo.

Garrick se estaba empezando a impacientar y decidió probar con algunas varitas que tenía guardadas en el almacén de su tienda, Hipo también se impacientaba, se sentía un inútil.

- No te apures muchacho. – intento calmarle Bocón.

- Claro. – respondió desanimado el castaño y empezó a deambular por la tienda.

Al menos no ha entrado nadie más aún, eso sería muy vergonzoso. Pensó Hipo.

Y entonces lo sintió, casi hasta la parte más apartada de la entrada, algo le llamo la atención. Una tenue y cálida luz nació desde dentro de un estuche, y cuando Hipo toco la penúltima caja, casi hasta el fondo del pilar de estuches frente a él, la luz se hizo más intensa.

Garrick Ollivander ya había salido del almacén y tenía más cajas con varitas en sus manos, pero cuando vio a Hipo con un estuche y una varita en sus manos supo que ya no era necesario, Garrick se acercó al muchacho.

- Esa es una varita muy interesante. – hablo el vendedor cuando estuvo a espaldas del castaño – Hecha con madera de roble inglés y con un núcleo de corazón de dragón, es una varita algo testaruda, pero es noble y leal. – explico Garrick.

Hipo observo la varita con adoración, con el accesorio en su mano se sentía poderoso, pero no poderoso en el sentido de poder dominar, sino en el sentido de seguridad. Se sentía seguro y cálido con esa varita en su mano, y sentía que también podía proteger a aquellos que amaba.

- Fuiste elegido por una gran varita. – señalo Ollivander.

- ¿Elegido? – cuestiono confuso Hipo.

- Así es. Recuerdo joven mago, "no es el amo el que elige a la varita, pero la varita al amo", y las que tienen núcleo de corazón de dragón son muy quisquillosas en esos aspectos. Esta pequeña lleva más de cincuenta años en esta tienda y nunca eligió a nadie, hasta hoy. – explico en hombre.


Al fin llego el día de partida e Hipo, su padre y su padrino avanzaban rápidamente por los andenes de la central de trenes de Londres, estaban buscando el andén 9 ¾, y tenían hasta las once de la mañana, para las cuales faltaban quince minutos.

- ¿Seguro que el andén 9 es por aquí, papá? – pregunto apurado Hipo mientras empujaba con marcada dificultad el carro que tenía todas sus cosas.

- No sé hijo! Hace mucho que no venía a la central de trenes en Londres! – exclamo Estoico.

- Miren! Por ahí esta el andén 9! – informo Bocón mientras apuntaba a un letrero pegado a un pilar que tenía pintado el número 9.

- Pero, ¿Y el ¾? – cuestiono Hipo al detenerse justo frente al pilar.

Su respuesta fue dada cuando una mujer entro junto con sus tres hijos justo en la cara tres cuartos de ángulo del pilar.

- Oh! Por eso es 9 ¾! – exclamo Hipo.

Entonces un silencio incomodo se formó entre los tres varones, había el llegado el momento de decir hasta pronto.

- Bueno, pues… Los veo en navi

Pero la palabra no alcanzo a salir de la boca de Hipo.

Su padre lo había atrapado en un abrazo que el castaño se vio respondió al instante.

- Cuídate mucho, Hugo. – susurro Estoico en el oído de su primogénito – Quiero que ese maldito búho que te compre me traiga una carta al menos dos veces por mes, ¿Entendido? –

- Si, papá. –

- Cepíllate los dientes todas las mañanas, antes y después de desayunar, también después de comer y antes de irte a dormir. – instruyo el enorme pelirrojo.

- Si, papá. –

- Comete todas las verduras que te den, también come más carne y no te quedes despierto hasta la madrugada dibujando o estudiando, perjudicaras tu salud si no duermes lo suficiente. – pidió Estoico.

- Está bien. –

El abrazo entre padre e hijo fue roto y fue turno de Bocón para despedirse de su ahijado.

- Suerte chico. – fue lo único que atino a decir el rubio bigotón antes de empezar a llorar y romper el abrazo.

- Nos vemos en navidad. – se despidió Hipo y entro en el mismo pasadizo que la mujer con sus tres hijo había mostrado.

Scott "Estoico" Haddock sintió una punzada de orgullo cuando su hijo entro por aquel pasadizo mágico, su niño ahora empezaba a convertirse en hombre.

- Cuídalo, Val. Te toca. – susurro Estoico mientras alzaba sus ojos al cielo.


NOTAS FINALES:

HOLA GENTE! Aqui les traigo otro crossover, este de HP, HTTYD, ROTG, BRAVE y TANGLED, me disculpo de antemano si algunas de las referencias con Harry Potter son algo vagas, solo vi las peliculas, pero me apoyare en las paginas de HP para darle más sentido a la historia, se haran menciones de algunos personajes de las series originales, pero solo de nombre, algunos si tendran participaciones más activas, como Macgonagall, ya que ella es la directora.
Por cierto, la historia se desarrolla en el universo de HP, en los tiempos en los que los hijos de Harry y sus amigos van a Hogwarts, pero ellos son historia aparte, como ya mencione antes solo seran mencionados de nombre y no se indagara más en ello... al menos por ahora.

Espero sus tomatasos y sus dudas en los reviews, gracias por leer y que tengan un buen día (o noche).