tulo: Humano, demasiado humano

Rating: K+

Genre: General.

Disclaimer: Death Note no me pertenece, es propiedad del dúo dinámico Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. El gran anime es de Madhouse.


"todos ven lo que aparentas, pocos advierten lo que eres", Nicolás Maquiavelo


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Octubre, 1989

Sachiko Yagami llegó de dejar a su hijo en el jardín infantil. Con el nacimiento de Sayu había empezado a necesitar más tiempo del que pensó necesitaría, así que junto con Soichiro habían decidido poner en el jardín a su pequeño niño. Light había tomado bien la noticia, a pesar de tener solo tres años. Su hijo era bastante adelantado a su edad comprendiendo con una sorprendente madurez que debía ir a un lugar ajeno.

Pero Light era diferente de los demás niños. No temía monstruos y seres malvados que pudiesen atacarlo. Light podía temerle a asaltantes, asesinos, pero no a seres de fantasía. Y Sachiko a veces extraña el cálido cuerpo de su pequeño mientras lo calmaba luego de un susto de medianoche. Y solo deseaba que su niño no fuese tan racional, no fuese tan… así, porque ya podía imaginarse que luego dejará de querer oírla arrullarle, que dejara de querer sus besos y abrazos. Por eso Sachiko no quería dejarlo ir, significaría demostrarle que para ellos él estaba creciendo.

Por eso Sachiko aun así se sentía abatida; Light era su pequeño príncipe y ahora no lo vería en unas cinco horas. Pero Sayu la necesitaba; había nacido prematura, y era tan pequeña y frágil. Recordaba el rostro de su niño cuando la vio por primera vez; sus ojos grandes y brillantes mientras con su mano intentaba tocar los pequeños dedos de su hermana. Vio tanto amor en su mirada, cuando escucho de la voz de Soichiro las palabras 'hermano mayor'. Sin duda Light había querido a Sayu desde el primer instante, por eso acepto sin vacilación entrar al jardín de infantes. Pero Sachiko lo lamentaba, Light era todavía demasiado pequeño, y a veces su rostro no lo demostraba.

Sachiko recordaba, meses antes del nacimiento de Sayu, haber estado conversando con su hijo, hablando sobre lo que cocinaría para ese día, cuando el niño le dijo que quería comer una receta que salía en la revista que se encontraba sobre la mesa. Sachiko le siguió, pensando que por las imágenes Light había descubierto la comida, pero cuando el niño le dijo cada uno de los ingredientes, Sachiko admitió impresionada que su hijo estaba leyendo. Con tan solo tres años. Había hablado con Soichiro y ambos se maravillaron en el prodigio de hijo. Pensándolo ahora en retrospección, Sachiko habría deseado estimular más el habito; estimularlo inscribiéndolo en alguna escuela, pero las labores domesticas y su pequeño bebé se lo habían impedido.

Además ya no importaba pensar en ello, hace dos días había encontrado un libro de cuentos en la habitación de su pequeño.

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"El niño es realista, el muchacho, idealista; el hombre, escéptico, y el viejo, místico.", Goethe


Light recordará, en quince años más, el nacimiento de su hermana. Recordará -mientras sus brazos y piernas estén atados y el confinamiento empiece a mellar en su sien- los meses previos al nacimiento; a su madre tejiendo y sonriéndole, a su padre llegando y suspiraando al verlos, recordará la sensación de los brazos de su madre, el tacto confortante demostrándole seguridad.

Light recordará el embarazo; la curiosidad que sintió al ver la panza hinchada y la increíble sensación de acariciarla y sentirla patear. Recordará el nacimiento; las formas pequeñas de Sayu, sus ojos cerrados y sus deditos pequeños y diferentes de los suyos. Recordará a su padre mirarlo con orgullo mientras le decía 'hermano mayor'. Y Light lo sería para el resto de sus días. Porque entendió muy bien cuando le dijeron que tendría que ir a con otros niños por la falta de tiempo de su madre y el trabajo de su padre. Porque entendió muy bien cuando en las noches no hubieron más cuentos y solamente llantos de bebé. Porque su padre casi no estaba y Sayu siempre estaba triste. Porque era un 'hermano mayor', y era lo bastante inteligente como para cuidarse.

Pero Light recordará. Y recordará cuando los abrazos de su madre y las canciones de cuna eran hacia él. Porque hubo un momento, y Light no sabrá con exactitud cuando pasó, que los mimos y canciones escasearon, que los abrazos y susurros se acabaron. Porque Light era inteligente, y no tenía ya necesidad de eso, porque en realidad los monstruos no existían y nunca hubo algo debajo de su cama. Porque Sayu siempre lloraba.

Y Light deseará sentir el tacto de su madre en medio de la soledad, y Light deseará escuchar las canciones de su madre en medio del silencio, y Light deseará la voz de su madre diciéndole que todo está bien, que lo soltarán, que volverá a su vida normal, que él solo es Yagami light. Aunque todo sea una mentira.

Pero Light solo podrá aferrarse a la cordura, gritarle a L su inocencia, y no dejar de mirar los barrotes ni sentir el frío en su cuerpo. Mamá no se encuentra, y ya hace muchos años que él dejó de ser un niño.

Aún cuando en su mente, las estrofas que escuchó a su madre cantar a Sayu, se repitan como la melodía que aclamará su inocencia.


Notas de la autora: Si han leído alguna otra historia mía, se podrán dar cuenta de que Light es mi personaje favorito. Aún cuando lo ridiculizo, humillo, ironizo y mato. En ésta, su relación con Sachiko. Sobre el final, pienso que Light es lo bastante orgulloso y soberbio como para ir dejando atrás las caricias de su madre; los cuentos, las canciones, los abrazos, los besos, al fin y al cabo él es un genio y no tiene necesidad de eso. Pero en tiempos de flaqueza, es lo único que lo mantiene cuerdo.

Como verán, la historia está narrada en forma de crónica por los que han rodeado a Light y luego por retazos en la de él. La idea la saqué de un libro sobre Hunter S. Thompson narrado de esta forma xD.

El título es una copia descarada del nombre de un libro de Nietzsche. Recomiendo totalmente HDH; es una obra llena de sarcasmo punzante, megalomanía y algunos de los mejores aforismos de Nietzsche –éste junto con la Gaya Ciencia, son sin duda los que contienen los mejores-.