OneShot NaruxSaku
Disclaimer: Naruto y todos sus personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto.
10 de octubre.
"Solo me queda decirte adiós para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti."
¿Cuándo me di cuenta que estaba enamorada de ti? ¿Cuándo fue? Fue apenas terminando la guerra, la guerra de la cual tu saliste como héroe y cumpliste la promesa que me hiciste en nuestra adolescencia.
Por meses pensaste que mi destino era estar con Sasuke ahora que lo habías regresado a la aldea. Pero incluso yo me valoro y tengo mi autoestima. ¿Cómo podía seguir enamorada de alguien que siempre me trato mal? Alguien que quiso asesinarme en más de una vez. Alguien que siempre me rechazo. No era la misma chica tonta de la academia que estaba loca por él. Con el paso del tiempo me di cuenta de muchas cosas, demasiadas y una de ellas fue valorarme como lo que era, una mujer y una shinobi que pudo pelear a su lado en la guerra.
No corrí a los brazos de Sasuke después de la guerra como tu pensaste. Aclare mis sentimientos con ayuda de mucha gente, desde mi madre, hasta mi maestra, mi sempai y mi mejor amiga. Pero la respuesta la tenía yo, en mi corazón. No sabes cuantas noches pase en vela ordenando mis sentimientos, fueron semanas en las que en mi cabeza le daba vueltas a mi corta vida. El amor por Sasuke desapareció en cuestión de días, pero algo mas aparecía en mi mente: tu.
Todas esas noches en vela, terminaba recordando cómo me trataste siempre. Como tu igual, amable, siempre mostrándome una sonrisa, preocupándote por mí. Dando lo máximo por culpa de ese estigma que te puse llamado promesa.
Yo fui la idiota, cegada por una obsesión ahogada mis sentimientos por ti y te ignoraba flagrantemente. Pero, aun así, nunca cambiaste tu actitud conmigo. Nunca dejaste de salvarme, nunca me dijiste que te estorbaba o que era una carga para ti, ni siquiera que era molesta. Jamás me negaste nada.
Y a tres meses después de la guerra por fin me daba cuenta de tu valor, no solo como shinobi, como amigo, como la persona que siempre me apoyo en las buenas y en las malas.
Debía agradecerte todo, absolutamente todo. Si tu no hubieras viajado con Jiraiya-Sama y te hubieras enfrentando a Orochimaru y su sequito, jamás hubiera regresado Tsunade-sama a la aldea. Y con eso, yo jamás hubiera sido la shinobi que soy ahora.
En todo momento pensaba en ti, tus acciones me beneficiaban. Si las hacías inconscientemente o de manera consciente, nunca lo sabré. Pero gracias a ti, soy lo que soy y gracias a ti me di cuenta de mi valor, después de que esa noche mientras te revisaba después de la operación que Tsunade-sama te practico para recuperar tu mano, tú en tu lapso de inconsciencia dijiste casi en susurro: "valórate, Sakura-chan."
Una vez más, me salvabas. Me salvabas de una vida nada alegre o feliz si decidía seguir engañando mi corazón. Tenía que agradecerte de alguna manera, no sabía cómo.
Invitarte una semana a Ichiraku sería insuficiente, cuidar de ti, hacerte un regalo, algo…
Fuiste la causa de que mis ojeras se notaran mucho más, por más que pensaba en como agradecerte, tu sencilla y sincera sonrisa que siempre me regalabas, no se comparaba a nada de lo que yo pudiera darte.
Acudí a muchas personas y todas me dijeron que dejara de engañarme, que yo sabía cómo agradecerte por todo, pero no entendía. Y si no entendía yo misma, tenía que preguntarte a ti, que querías de regalo.
Te volviste famoso en todo el mundo, no solo por ser el Héroe de la Guerra, sino porque tu linaje se dio a conocer. Chicas de todos lados llegaban a Konoha, solo para verte o para tomarte alguna foto, incluso para pedirte matrimonio o arreglar uno.
Me fastidiaba, me enfadaba eso. Ellas no te conocían como yo. Ellas no sabían lo que tu sufriste, jamás te vieron esforzarte hasta el cansancio, jamás te vieron luchar arriesgando tu vida para cumplir tus metas. Jamás te vieron sudar, ni esforzarte, jamás te vieron de la manera en que yo te vi.
Pero tú no eras Uchiha Sasuke para despreciarlas, ni tratarlas mal. No, tú eras Naruto Uzumaki que siempre eras amable con todos, incluso con quienes te discriminaron cuando eras pequeño. Tú eras noble, amable, eras un gran chico.
No era la única que tenía problemas para acercarse a ti, también estaba Hinata, sabia de sus sentimientos, cuando te protegió durante el ataque de Pain. Fue entonces que la idea de agradecerte se me ocurrió. Los uniría a ella y a ti, te regalaría la felicidad, eso era lo correcto… Lo era…
Infinidad de veces aconseje a Hinata, espante a tus fangirls para que quedaras a solas con ella. Y funcionaba, tu relación con Hinata mejoro, salían juntos, sonreías con ella. Por primera vez te veía sonreír a otra persona que no era yo… Y dolía… Mucho…
Verte con ella, verte sonreír con alguien más, ver que a alguien más le dabas esa sonrisa sincera, tranquilizadora y amable. No, no era la misma sonrisa que le dabas a las chicas que te perseguían, no. Era la sonrisa que me dabas cuando estaba triste, cuando estabas a mi lado, cuando convivíamos. Era una sonrisa de felicidad, una sonrisa de felicidad absoluta.
Esa noche, que te vi regalarle esa sonrisa a Hinata, esa noche, mis mejillas se humedecieron, esa noche lloré y no sabía la razón.
Evitaba verte, no quería escucharte hablar de tu relación Hinata, no salía de mi casa, a excepción que tuviera misiones y vaya mierda fue cuando nos enviaron a los tres juntos a esa misión en Kumo.
Fingí estar tranquila durante todo el camino, pero el ver cómo te preocupabas por Hinata, me ponía triste, me dolía en el pecho.
En esa misión, me volviste a salvar… Cometí un error infantil, me distraje y estuve a punto de ser dañada por un kunai, pero tú me salvaste, me salvaste usando ese jutsu que perfecciono tu padre. ¡Ah! Me cargaste como una princesa, el sueño de muchas, me sonreíste como solías sonreírme desde que nos conocimos. Y de nuevo escuchar el tono de preocupación en tus labios y llamarme de esa manera tan cariñosa. "Sakura-chan."
Lo comprendí entonces, al sentir tu piel suave, escuchar tus latidos, verme reflejada en tus ojos azules, notar tus cabellos dorados ondeando al viento. Me sentía protegida entre tus brazos, mi corazón, todo mi cuerpo experimento una calidez incomparable. Ya lo sabía, te amaba, te amaba y no podía negarlo.
El resto de la misión, ni siquiera podía verte o hablarte sin sonrojarme, sin que mi corazón latiera a mil por hora. Me estremecías, tu sola presencia me causaba flaqueza, me debilitaba ante ti, ante tu mirada, ante tus ojos, me rendía ante tu sonrisa… Me rendí ante ti.
Pero no podía tenerte, tenías a Hinata y probablemente, de mí ya te habías olvidado.
¡Estúpida! ¡Estúpida! ¡Estúpida! ¡Mil veces estúpida!
Muchas veces me profesaste tu amor, incluso yo te quise engañar en aquel país con esa falsa confesión. Yo te rechace, no acepte tu amor, lo desechaba con facilidad y encima, te había entregado a Hinata.
Ahora comprendía esa molestia al verte sonriente con ella, al verte rodeado de todas esas chicas que iban a buscarte… Celos… ¡Sí! ¡Celos! Celos que cada día me ponían más y más enfadada. En mi casa te imaginaba, con ella, con Hinata, en una cita, conociendo a sus padres y quizá hasta ya haciendo planes de boda. Te perdía, te perdí desde hace mucho tiempo y yo fui la causante, yo tuve la culpa de todo eso. Me convencí de eso días tras días, pero…
Una sonrisa tuya bastaba para hacer flaquear mi decisión de aceptar mi triste situación.
Tú me habías enseñado a no rendirme, a nunca darme por vencida y siempre luchar por lo que quería. ¡Era cierto! Aun no eras de ella, simplemente debía luchar por ti, debía de preguntarte por tus sentimientos. Tu sola respuesta definiría mi situación.
¿Aun recuerdas? Te extrañaste cuando me viste afuera de tu casa, con la excusa de saber cómo estabas. O cuando te pedía entrenar a tu lado. Que me ayudaras a recolectar plantas medicinales. Cuando te pregunté cuáles eran tus pasatiempos y me sorprendí al saber que la jardinería te gustaba. Era algo extraño, un pasatiempo como ese, pero fue una excusa para pasar más tiempo contigo. Enseñarme a cuidar las plantas para tener mis propias plantas medicinales. No quería perderte, tenía miedo. Ahora yo era quien estaba detrás de ti. Con solo estar en tu compañía, mi corazón latía como nunca. Me sonrojaba, me portaba torpe, me ponía nerviosa, tartamudeaba a veces. Tú te burlaste, diciendo que hasta parecía Hinata en ocasiones.
Eso me dolió, me enfade contigo sin decirte razón alguna. No nos hablamos por días. No verte fue un castigo autoimpuesto, pero que mencionaras a Hinata, solo confirmaba mis temores… Ya no me amabas.
Tenía que hacer lo que tu hiciste… Olvidarte, hacerme a un lado, sonreír fingidamente y dejarte ser feliz con la persona que amabas.
Hasta ese momento comprendí el dolor que pasaste toda tu infancia, matando ese sentimiento, ahogándolo, reprimiéndolo, sufriéndola sola…
Tanto daño te había causado, ni siquiera una herida de kunai se comparaba con este dolor crónico.
Me enfoque más en mi trabajo en el hospital, tomaba horas extras, necesitaba una distracción para no pensar en ti. Pero, fuiste cruel… Le pediste a Kakashi-sensei que me asignara como tu acompañante a una misión de suma peligrosidad. La razón era simple… Seguías siendo descuidado y precipitado, necesitabas de una buena medico ninja que te acompañara por si algo te sucedía. Un médico ninja que estuviera a tu altura, a la altura de la misión.
Saber eso me hizo feliz, saber que reconocías mis habilidades, que confiabas en mí. Esos halagos, lograron un objetivo diferente al mío. Me enamore mucho más de ti.
Solo pensar que estaríamos cinco días, totalmente solos en misión… Me sonrojaba de solo imaginarlo. Pensaba en multitud de eventos que nos podrían pasar, dormir, comer juntos, incluso bañarnos. Platicar, simular que me lastimaba un pie y hacer que me cargaras en tu varonil y amplia espalda. Dejarme atacar por nuestros enemigos, para que me salves y me vuelvas a cargar como princesa… ¡Dios! Estaba peor que una adolescente enamorada, pero la imagen de Hinata, mataba todas esas ilusiones.
Tenía que matar ese amor que me estaba matando lentamente a mí. Debía actuar fría, distante contigo. Debía actuar como siempre había actuado contigo. Pero no pude. Hacerlo, me dolía. Y escuchar tu "Sakura-chan" me mataba el corazón de calidez.
¿Cómo? ¿Cómo el idiota rubio se había metido tanto en mi corazón? ¡¿Qué diablos me hiciste?! Y eso ultimo ya no lo dije en mi mente, lo grité y me escuchaste. Te preocupaste por mí, como siempre has hecho. Tocaste mis mejillas, pegaste mi frente a tu frente para corroborar que no tenía fiebre.
Sentir tu piel, tus suaves manos acariciando mis mejillas. Tu respiración rozando mis labios y tus labios cerca de mi… Me controle para no comerte a besos, para no probar tus labios y decirte desesperadamente que te amaba, que te amaba demasiado… No sé cómo lo hice, pero me controlé de no hacer algo así.
Pero el daño en mi corazón estaba hecho. Como pude oculte mi sonrojo, mordí mis labios para evitar jadear al recordar tu suavidad y tu calidez. No tenía que mostrarme así ante ti.
Nuestra misión continuó y la terminamos con facilidad. Veía claramente como los días a solas contigo se acabarían. Tres días más y volveríamos a lo de siempre. Yo en el hospital cargándome de trabajo y tú en misiones peligrosas o con Hinata a tu lado en alguna cita.
Tenía que saberlo, tenía que matar ese amor de una vez por todas y te lo pregunte sutilmente… "¿Cuándo te casaras con Hinata?"
Aún recuerdo tu rostro ese día, esa noche bajo la fogata que encendimos para acampar antes de seguir nuestro viaje de regreso. No sabias de lo que te hablaba, ni porque te lo decía. Mi corazón estallo de alegría al escuchar tus palabras… "No tengo nada con Hinata, solo es una amiga."
Me aclaraste que te sentías culpable con ella, que querías apoyarla, porque indirectamente le habías dañado. Sabias de sus sentimientos hacia ti, pero desde el primer día cuando los deje a solas, se lo hiciste saber, que solo la querías como amiga. Le pediste perdón por haberla arriesgado al punto de estar en peligro de muerte, por unos sentimientos no correspondidos. Te disculpaste porque Neji murió protegiéndote.
¡Que tonta era! Yo imaginaba otras cosas y jamás me paso por la cabeza el sufrimiento que tenías… Hinata no fue tonta, no, ella no lo era… Por eso pasaba tiempo contigo, entre los dos calmaban sus culpas, su sufrimiento. Hinata estaba jugando una carta que yo había desechado por solamente pensar en mí.
A pesar de que ella nunca compartió tanto contigo, como yo lo hice, te conocía mucho más que yo, he identificaba cuando algo malo te sucedía. Ella era una mujer perfecta para ti, se preocupaba por ti, siempre veía por ti, siempre estaba allí para ti. Se reía contigo, te escuchaba, te aconsejaba… Te amaba.
No podía competir con ella, no podía, por más que quisiera, no podía… Y sin querer, frente a ti, derrame lágrimas. Te acercaste a mí con preocupación, verte tan preocupado por mí, desesperado por saber la causa de mis lágrimas… Me rompí… Mi corazón se fragmento frente a ti, se partió en pedazos. Yo no te merecía, no era justo. No merecía amarte y que quizá me correspondieras… Necesitaba sacarlo todo, absolutamente todo en ese momento.
A pesar de tus palabras, de tus gritos desesperados por saber que sucedía, yo no te respondía. Me dolía mucho, demasiado. Tenía al hombre que amaba frente a mí, pero no era digna de él. No te merecía, ni tu preocupación, ni tu desesperación… Nada de tus cálidos sentimientos, ni tus palabras amables.
Entonces, me abrazaste, pidiéndome al oído que me calmara, que lo que sea que me hiciera llorar, que lo dejara salir, que tu soportarías todo por mi… Ya no pude más, te abracé y llorando, entre mis gruesas lagrimas te dije al odio que te amaba, que te amaba más que a mí misma y que no quería perderte.
Me separaste de ti inmediatamente, dejando tus manos en mis hombros, viéndome llorar desconsolada, que rompieras el abrazo me dio miedo. Pero ya lo había dicho, ya había dicho que te amaba y no me iba a detener… No cuando no podía controlar mis sentimientos.
"Eres un idiota. Te amo demasiado que duele mucho. Amo tu sonrisa, tus ojos, tu cabello rubio. Amo tu preocupación. Tu calidez. Amo todo de ti. Te amo Naruto, te amo y me duele mucho. He sido mala contigo, te he ignorado, te deje solo en los peores momentos, me olvide de ti. Y tú, tu nunca te olvidaste de mí, siempre estabas a mi lado, sonriéndome, calmando mi dolor. Tu sonrisa me salvo muchas veces, incluso ahora, me hiciste sentir cálida al abrazarme, pero duele, porque no te merezco… No te merezco Naruto."
Mis ojos estaban rojos, sentía mis mejillas húmedas, mis manos temblaban, todo mi cuerpo temblaba. No quería verte a los ojos, no podía hacerlo. No después de todo lo que dije, pero…
Solo sentí tu mano alzando mi barbilla y un "Sakura-chan" antes de que unieras tus labios a los míos entre mi sorpresa.
No entendía por qué lo hacías, los primeros segundos pensé miles de cosas, pero luego… Luego el sabor de tus labios me embriago y correspondí aquel beso.
"Te amo, Sakura-chan. Siempre te he amado y siempre te amare."
Esas palabras estremecieron mi corazón. Te aferre a mí, no quería soltarte, no quería dejarte ir, quería sentir más de ti. Quería más de tus labios, más de tus caricias… Una cosa llevo a la otra… Esa noche fue magnifica, fue nuestra primera noche como pareja, nuestra primera noche amándonos, nuestra primera juntos… Una noche mágica que jamás olvidaría.
Regresamos a Konoha, muy acaramelados. Estaba aferrada a tu brazo, quería que todos me vieran junto a ti, que todos supieran que te amaba, que estaba locamente enamorada de ti y que nada ni nadie me separaría de ti.
Me volví celosa, alejaba a cuanta fan se te acercara a regalarte algo. Tú eras mío, solo mío y no pensaba compartirte con nadie más. Te demostraba mi amor sin importar que me vieran, era peor que una adolescente, pero, simplemente quería recuperar el tiempo perdido.
Fueron dos años de felicidad absoluta, citas, cenas, paseos, viajes… Infinidad de cosas que hacíamos y que muchas de ellas terminaban en tu departamento, bajo las sabanas o a veces en el suelo.
Me encantaba conocer al otro Naruto. Al Naruto que era toda una bestia y que me hacía llegar al cielo cada noche.
Pero nada se comparó a cuando cumplimos el segundo año de noviazgo. En casa de mis padres, en plena cena, te hincaste frente a mí y sacaste ese precioso anillo. Querías casarte conmigo… Fui tan feliz, moría de felicidad en ese momento. Mis padres lloraron, había encontrado un buen hombre que me amaría toda la eternidad.
Nuestra boda fue en grande, toda Konoha participo en ella, amigos de otras aldeas, compañeros de armas, todos festejaban nuestra infinita felicidad.
Dos años de casados, con discusiones, con altercados leves que arreglábamos en la cama. A veces pensaba que por eso me hacías enojar, por la reconciliación que teníamos cada noche. Y si era así, me encantaba pelear contigo…
Y hoy, 10 de Octubre, en tu cumpleaños, queriéndote dar el mejor regalo de todos… No regresaste… No regresaste de aquella misión de clase S… Solo regreso tu hitai, manchado con tu sangre… Ni siquiera regresaste tu… Estoy aquí frente a tu tumba vacía… Con el regalo que tenía planeado para tu cumpleaños… Con el regalo que no conocerás y que te llamaría papá…
Soy de escribir muchas cosas tragicas... Espero que sea de su agrado... Estare subiendo mas drabbles con otras parejas poco inusuales. Espero sus reviews y follows.
