"Las Vegas"
Me revolví entre las sabanas, estaba adolorida lo que solo podía indicar algo, bien por lo menos mi primer beso y virginidad ni los obtuvo él. Extendí mi brazo pero no sentí nada, abrí los ojos, la luminosidad del cuarto no me afecto lo que quería decir que no había bebido tanto, comencé a rememorar las cosas que sucedieron la noche anterior y me sonroje al recordarlo, el cuarto en el que me encontraba era hermoso, tome las sabanas y me tape con ellas mientras buscaba mi ropa. No la encontré, por lo que regrese a la cama, donde encontré una nota.
"Princesa me regalaste la noche más espectacular de mi vida, fui por el desayuno y por algo de ropa para ti, digamos que después de lo de anoche tu ropa no quedo muy bien que digamos, si te sientes incomoda puedes tomar algo de mi ropa que se encuentra en el baño."
Salí corriendo al baño y encontré su maleta, como dijo en su nota, decidí tomar una ducha, al salir tome uno de sus bóxers y una camiseta lo suficientemente larga, cuando salí, el aun no había llegado, me sonroje de solo pensar en lo que diría a su llegada, estaba muy nerviosa. Me recosté en la enorme cama y casi de inmediato escuche la puerta abrirse.
-Eso es sexy- escuche decir a una voz angelical, me volví para verlo y ahí estaba, él en todo su esplendor, casi estaba babeando, el chico que encontré parado frente a mi era alto, traía una camiseta de rebaje que dejaba ver sus bien esculpidos músculos, su precioso cabello tenía hermosos destellos dorados y estaba muy alborotado, tenía una cara perfecta de rasgos bien definidos, me sonrió de una forma que casi me hace desfallecer en el acto.
-¿Qué es sexy?- pregunté sonrojándome, me incorporé en la cama y ví que en sus manos llevaba el desayuno y la ropa de la que había hablado antes.
-Es sexy que uses mi ropa- dijo tranquilamente sin inmutarse, yo no hice otra cosa más que sonrojarme -¿Por qué no comemos?- me regaló otra de sus hermosas sonrisas y se sentó a mi lado mientras colocaba frente a mí el desayuno –Bueno, supongo que después de lo de anoche es justo que te diga mi nombre, soy…-
-¿Por qué no mejor nos hablamos por nuestros segundos nombres?- sugerí –No me malinterpretes, pero es probable que no nos volvamos a ver, y creo que las cosas serían mucho más sencillas si no sabemos nuestros nombres de pila, después de todo, por algo estamos en Las Vegas- terminé mi discurso y haciendo un esfuerzo levanté mi mirada para enfrentarme a aquellos hermosos ojos, parecía estar en un dilema, después de lo que me pareció una eternidad habló.
-Bien, por ahora soy Anthony-
-Yo soy Mary- me sonrojé un poco.
-Es un nombre hermoso Mary-, ¿Qué fue lo que te trajo a Las Vegas?-preguntó.
-¿No crees que eso es algo personal?-dije, pero estaba segura que si insistía se lo contaría.
-Creo que fuimos muy íntimos anoche, pero si no me quieres contar, lo entiendo- me ruboricé de nuevo ¿Qué pasa conmigo?, pero su cara era tan tierna y sincera, ni siquiera me di cuenta cuando terminamos nuestros platos, los levanté de la cama y los coloqué en el buró de a lado, miré a Anthony, sus ojos verdes me hipnotizaron de nuevo, tomé valor no donde no lo tenía y lo tomé y lo atraje hacia mí, la electricidad entre nosotros se encendió, y nuestro beso fue salvaje y desesperado, Anthony me llevó al centro de la cama mientras masajeaba mi abdomen, enredé mis manos en su cabello atrayéndolo más a mi boca, estaba arriba de mí, pero sostenía su peso, sus manos recorrían mi piel expuesta que enviaba cientos de descargas, comencé a gemir, Anthony abandono mis labios y comenzó a besar mi cuello frenéticamente mientras descendía, mis manos abandonaron su cabello y comenzaron a descender por sus brazos y torso, le saqué la camiseta y él comenzó a sacar la mía, dejándome sólo en boxers, recorrió mi cuerpo con la mirada y después se apoderó de mis senos, chupaba y lamía mientras yo lo acariciaba y soltaba gemidos muy audibles, comenzó a descender hasta llegar a mi ombligo, la necesidad se empezó a intensificar hasta sentirse palpable, era insoportable.
-Te…nece…sito- dije entre gemidos incoherentemente, él regresó a mis labios y aproveché para desabrochar sus pantalones y con la flexibilidad y fuerza que no sabía que tenía, se los quité con mis pies, junto con sus boxers, no pude evitar mirarlo, ¡era enorme!, me sonrojé cuando él se dio cuenta de que lo observaba y soltó una risotada, siguió besando mi ombligo para después quitarme los boxers y dirigirse a mi sexo, empezó a besarme tan lentamente que comencé a sentir el tan nuevo nudo en mi estómago, introdujo un dedo muy lentamente dentro de mí, mientras seguía con la danza de su lengua, introdujo un segundo dedo y sentí cómo el nudo crecía y los músculos se me entumecían, arqueé mi espalda en busca de más fricción, él aceleró el ritmo y sentí cómo me acercaba, de pronto retiró sus dedos tan rápidamente que estallé viendo estrellas bajo mis párpados, cuando me recuperé, él estaba terminando de limpiar mis jugos, lo que me excitó de inmediato.
Anthony comenzó a besar de nuevo mi ombligo y subió hasta llegar de nuevo a mis labios, separó mis piernas con una de sus rodillas, y lo sentí cómo se enterró en mí lentamente y comenzó una danza lenta y enloquecedora, pronto aumentó el ritmo mientras nuestros labios se encontraban, nuestros gemidos eran silenciosos porque nuestras bocas los sofocaban, Anthony embestía cada vez más fuerte y más rápido, y con una última embestida alcanzamos el clímax juntos, se derrumbó a mi lado en lo que nos recuperábamos, me atrajo hacia su pecho y comenzó a acariciar mi cabello.
-Eso fue maravilloso-dijo con poco aliento.
-Sí que lo fue… - después de recuperarme un poco, ya que eso sonó muy débil por mi falta de aliento, decidí continuar -yo vine a Las Vegas porque terminé con mi novio…-
-Supongo que debió ser difícil para ti- interrumpió y lo sentí tensarse.
-Lo fue, pero no por las razones que crees- pareció sorprendido con mi respuesta.
-¿No viniste aquí para desquitarte de él?-
-Es más complicado que eso, él era mi mejor amigo, yo siempre lo vi como un hermano, no como un novio, pero después de muchos años de amistad, él me dijo que me amaba y que quería más que sólo una amistad conmigo, yo al principio me negué, pero él insistió tanto que le dije que sí, estuvimos juntos un año, tobo iba bien para mí él seguía siendo mi mejor amigo, sólo que ahora me besaba, pero poco después de ese año él me pidió que tuviéramos relaciones, pero yo me negué, él dejó de insistir pero hace dos días estábamos solos en su casa y comenzó a besarme más fuerte de lo normal, intentó quitarme la blusa, pero no lo dejé, entonces él empezó a desvestirse, y cuando estuvo desnudo, intentó quitarme la ropa- no me había dado cuenta de que lloraba hasta que Anthony limpió una de las lágrimas que resbalaba por mi mejilla- yo tuve un gran aumento de adrenalina y lo golpee en donde más les duele a los hombres y salí corriendo de ahí con mi blusa desgarrada, llegué a casa, tomé todos mis ahorros de una caja que tenía, y empaqué unas cuantas cosas muy rápido, sabía que si me demoraba mucho, él llegaría a casa y terminaría lo que empezó, le dejé una nota a mi padre donde le decía que había terminado con mi novio, y que necesitaba tiempo para mí, estaba segura que con eso él no me molestaría, en el camino me decidí por Las Vegas porque quería emborracharme por haber sido tan estúpida y no darme cuenta de que él sólo quería eso conmigo – terminé mi patética historia mientras Anthony me limpiaba las lágrimas y besaba mi cabeza tiernamente. -¿Tu por qué estás aquí?- pregunté.
-Yo me enteré que la chica de la que estoy enamorado tiene novio, me puse algo mal por eso y mis hermanos decidieron buscarme novia, yo sólo quería que me dejaran solo, quería que me dejaran vivir mi dolor, por eso estoy aquí yo también, quería emborracharme para olvidar mi dolor, aunque ninguno de nosotros se emborrachó al parecer- y comenzamos a reírnos de su certero comentario.
-Tienes razón, hicimos de todo menos emborracharnos- me sonrojé.
-¿Cuánto tiempo te quedarás aquí?- me preguntó.
-No lo sé, creo que Las Vegas ya me hicieron feliz- dije viéndolo y enseñándole mi sonrisa, y era cierto, ahora me sentía feliz.
-A mí también- dijo mientras se le escapaba una sonrisa –pero no me quiero ir, yo sé que apenas nos conocemos, pero me gustaría que nos siguiéramos viendo después de aquí, eres lo mejor que me pude haber encontrado, lo sé por tu mirada, t cómo te sonrojas por cualquier cosa, y bueno, me pareció lindo que ambos fuéramos inocentes hasta ayer- me reí a carcajadas, no me pude contener.
-¿Tu, inocente? A mi me pareció que sabías mucho- ambos nos encontrábamos de frente apoyados en nuestros codos.
-Tienes razón, no parezco inocente, pero eso tiene una explicación razonable- se rió- mi hermano es un exhibicionista…-
-¡¿Viste a tu hermano en plena acción?!- grité.
-Si, pero no porque quisiera, me lo encontré en la sala con su novia, pero el punto no es ese, nunca antes he tenido novia, así que mi hermano me secuestró un día, me ató a una silla, me amordazó y colocó un pizarrón frente a mí, y como todo un maestro, se puso a explicarme TODO, desde lugares sensibles, hasta las posiciones más vigorosas, no he podido ver a mi hermano a los ojos desde entonces, según él tenía que quitarle un poco la inocencia a su virginal hermanito- no pude contenerme, me solté a reír a carcajadas.
-Estás rojo- le dije entre risas, lo que me hizo reír aún más y con más ganas al verlo tan avergonzado.
-Ha sido el momento más humillante de mi vida- se quejó. Me abrazó fuerte y entre risas y miradas volvimos a entregarnos a la pasión.
(Mini Edward Pov)
Dejar a Mary fue difícil, pero ella debía irse, después de que se fue, yo no quise quedarme mas tiempo en Las Vegas, por lo que decidi regresar a casa, cuando llegue la casa estaba sola, fue una alegría, no quería tener que enfrentarme a mis padres después de solo dejar un mensaje de voz diciendo que estaba bien, y que regresaría en unos días.
Estaba en la cocina cuando la puerta principal se abrió, salí a recibir a quienquiera que haya llegado a casa, me arrepentí de inmediato, era Emmett.
-¡Edward Cullen! ¿Dónde demonios estabas?- estaba enojado aunque claro Em puede cambiar de humor fácilmente.
Me le plante enfrente y lo mire directamente a los ojos.
-¡No te importa, idiota!
-¡Oh! Ya no eres virgen- comenzó a reírse.
-¿Qué?
-Me miraste a los ojos, ya no eres virgen hermanito.
-Emmett estás hablando idioteces- me dirigí a la cocina evitando su mirada.
Este sería un largo día…
¿Fin? jajaja no, es broma ¿Qué opinan?
