Antes

Capítulo 1

Conner, Carth, Mission y Zaalbar caminaban por las calles de la Ciudad Baja, una vez que llegaron a la base de los Beks Ocultos entraron para decirle a Gadon que habían recuperado el prototipo del acelerador.

"Regresaste, ¿tienes el prototipo?" preguntó Gadon.

Conner asintió con la cabeza. "Si, aquí está." Él respondió y le dio el prototipo a Gadon.

"Bien, ahora podemos instalarlo en la swoop bike." Gadon respondió y le dio el acelerador a su mecánico. "Gracias y como prometí, te dejaré correr en la carrera de mañana."

"Gracias Gadon." Conner respondió.

"Puedes quedarte aquí esta noche y mañana uno de los Beks te llevará a la pista." Gadon le dijo. Conner asintió y se volteó hacia donde estaba Carth. "Carth, Mission, Zaalbar y tu regresen al departamento y espérenme." Le dijo a su compañero.

"¿Estás seguro?" preguntó Carth.

"Sí." Conner respondió.

"De acuerdo, buena suerte." Le dijo Carth.

"Gracias."

"Buena suerte Conner." Mission le dijo mientras Zaalbar gruñía. "Gran Z también te desea buena suerte."

"Gracias Mission." Conner respondió, antes de partir la joven Twi'lek le dio un abrazo. Ella ya veía a Conner como un hermano mayor para ella. Cuando se fueron, Gadon llevó a Conner a su cuarto, él se recostó en la cama hasta que se quedó dormido. Al día siguiente, Conner se despertó temprano, horas después uno de los Beks llevó a Conner a la pista. Una vez que llegó a la pista, él vio que había muchos corredores. En la parte de atrás de la pista había una jaula plateada y dentro de la jaula había una mujer. Conner trató de ver a la mujer, pero dos de los guardias de los Vulkars Negros bloquearon su vista.

El mecánico de los Beks Ocultos le explicó a Conner las reglas de la carrera. Una vez que el mecánico terminó, Conner fue con el anunciador para saber el tiempo a vencer. Minutos después, Conner fue a su pista y entró en la swoop bike. Momentos más tarde, Conner salió de la pista mientas aplausos y gritos de victoria venían de la multitud.

"Damas y caballeros tengo el honor de anunciar al ganador de la carrera de este años." El anunciador dijo. "¡Conner Desman de los Beks Ocultos!"

Conner saludó alegre a la multitud mientras los Vulkars Negros lo miraban con odio. "Y ahora para darle el premio al campeón, aquí está el líder de los Vulkars Negros, Brejik." El anunciador dijo. Brejik se paró enfrente de los pocos miembros de su pandilla. "¡Gente, escúchenme! Antes de que proclame al tal llamado campeón, debo decir que el corredor hizo trampa." Brejik dijo enojado.

"Eres un maldito mentiroso Brejik, gané justamente." Conner respondió. "¿Estás sorprendido de que un novato como yo haya derrotado a tu corredor estrella?" preguntó.

Brejik le gruñó a Conner. "Saquen a la mujer de aquí. Yo lidiaré con el corredor de los Beks personalmente."

"No puedes hacer esto Brejik." El anunciador dijo. "Esto va en contra de nuestras tradiciones."

"Tonto, yo soy el futuro y yo hago lo que quiera." Brejik dijo muy enojado, pero antes de que pudiera decir algo más, Bastila se liberó de la inmovilización neural y mató a los dos guardias que estaban enfrente de su jaula. Ella tomó la espada de uno de los Vulkars muertos.

"¿Cómo pudiste librarte de la inmovilización neural?" preguntó sorprendido Brejik.

"Sobreestimas la mente de un Jedi, un error que no volverás a cometer." ella respondió.

Brejik le dio órdenes a sus Vulkars de matar a Conner y a Bastila. Los Vulkars se apresuraron a atacarlos, Conner agarró su espada y bloqueó los ataques de los Vulkars. Conner cortó a los dos Vulkars que estaban enfrente de él, cuando se dio la vuelta para ver si había más de esos malditos Vulkars, él vio que Bastila estaba peleando contra Brejik y uno de sus Vulkars. Él trató de ayudarla pero un Vulkar lo sorprendió por detrás y lo derribó en el suelo, antes de que el Vulkar pudiera matarlo, Conner pateó al Vulkar en el estómago y se levantó y mató al Vulkar. Se volteó otra vez y vio a Brejik muerto enfrente de Bastila así como los demás Vulkars. Él sonrió ante su eminente victoria pero Bastila lo miró con una mirada fría.

"Si tú crees que puedes que puedes mantenerme como un premio, estás equivocado." Ella dijo fríamente.

"¡Wow! Tranquila princesa, vine aquí a rescatarte de esos sangrientos matones." Conner le contestó levantando sus manos para calmarla.

"¿Tú llamas a eso un rescate?" preguntó. "De hecho, puedes decir que yo te rescaté." Contestó.

"Okay, de acuerdo, como quieras princesa." Él le contestó. "Pero no tenemos tiempo para esto, Carth nos está esperando."

"¿Carth? ¿Carth Onasi está vivo?" Bastila preguntó sorprendida. "Por fin, buenas noticias. Lamento como actué hace unos momentos. Estoy segura de que Carth no te hubiera mandado si el no confiara en ti. ¿Me puedes llevar con él?" Concluyó.

"Seguro, pero antes de regresar a la Ciudad Alta, quizás quieras ponerte algo antes de que tu traje de esclava llame atención no deseada." Él respondió.

Bastila se sonrojó al comentario de Conner, desde que habían parado de pelear en contra de los Vulkars, se dio cuenta de que Conner la había mirado unos segundo antes de que ella hablara con él. "¿Tienes algo que pueda usar?" preguntó.

Conner se quitó su chaqueta roja y se la dio. "Ten, es todo lo que tengo."

"Gracias" lee dijo y se puso la chaqueta. La chaqueta era algo holgada para su gusto pero al menos no sentiría todas las miradas en ella.

"Te ves bien." Conner le dijo con una sonrisa tonta.

"¿Nos podemos ir?" Ella preguntó.

"Después de ti." Él le dijo haciendo un ademán con sus manos. Bastila pasó al lado de él tomando la delantera, Conner corrió a su lado ya que ella no sabía hacia donde iban. Después de unos minutos, ellos caminaron hacia el departamento que estaba en el área sur. Cuando llegaron a la puerta, Conner introdujo una tarjeta en una ranura y la puerta se abrió unos segundos después. Ellos entraron y fueron recibidos por Carth.


"¡Bastila!" Él exclamó. "La encontraste, bien; ahora podemos pensaren un modo de salir de este planeta."

"¿Quieres decir que no tienen un plan para salir de aquí?" Ella preguntó algo molesta. "¿Qué han hecho en este tiempo?"

"Estábamos intentando encontrarte, ¿recuerdas?" Conner respondió.

"Ya veo, pero ahora que estoy de regreso podemos planear algo para salir de aquí." Dijo ella.

"¿Qué te hace pensar que estás a cargo aquí?" preguntó Carth enojándose.

"Soy una Jedi, lo que me hace la líder natural de esta misión. No tengo que recordarte que fui yo quien pusieron a cargo de esta misión." Respondió.

Conner, quién se estaba frustrando a cada minuto habló más alto que ellos. "¡Hey! Basta, los dos. ¡No soy su niñera!"

Carth y Bastila pararon de discutir después de esto, los dos quedaron muy sorprendidos. "Wow." Fue lo único que Carth pudo decir.

"De acuerdo, ¿y ahora qué?" Carth preguntó unos minutos más tarde.

"Primero, no podemos estar discutiendo quién es el líder. Somos un equipo, así que todos somos iguales, ¿de acuerdo?" dijo Conner, los dos solo asintieron con la cabeza. "Y segundo tenemos que trabajar juntos para salir de este planeta."

Conner caminó y se agachó al lado de una caja de metal y le entregó a Bastila algo de ropa.

"Ten." Le dijo.

"¿Qué es esto?" preguntó.

"Son tu ropa Jedi y tu sable de luz, los encontramos en la base de los Vulkar." contestó.

"Gracias, al menos estaré más cómoda."

"De nada." Respondió sonriendo.

Bastila entró en el baño y se cambió de ropa, mientras tanto Conner le preguntó a Carth donde estaban Mission y Zaalbar, él le contestó que habían ido a comprar comida. Minutos más tarde, Mission y Zaalbar regresaron, después de cenar todos se fueron a sus camas, excepto por Bastila.

Viendo que no tenía una cama, Conner frotó la parte de atrás de su cuello y se acercó a ella. "Oye, puedes tener mi cama." le dijo.

"Oh, no. Prefiero dormir en el sillón." Ella le dijo.

"Tómala. Yo prefiero dormir en el sillón." Él contestó.

"Gracias."

"Nos vemos en la mañana." Conner dijo y se recostó sobre el sillón y se durmió.


Conner estaba de pie en medio de un gran pasillo de una nave, luces rojas y humo inundaban la atmósfera, a la distancia, sonido de disparos y sables de luz se podían escuchar. De repente, Conner se encontró en el puente de la nave, todo se veía destruido. El humo salía de las consolas mientras los cuerpos estaban en el piso.

"¡No puedes ganar Revan!" La voz de una mujer dijo.

Conner se dio la vuelta y vio a un grupo de Jedis parados enfrente de un Señor Oscuro. Enfrente del grupo, Bastila agarró su sable de luz con su hoja amarilla encendida. Darth Revan tomó su sable de luz de su cinturón y lo activó. Una hoja de color rojo apareció y él la movió, pero antes de que pudiera pelear con el equipo Jedi, algunos disparos vinieron de la ventana.


Conner despertó cubierto en sudor frío y estaba respirando con dificultad. Revisó a su alrededor y vio que los demás seguían dormidos. Conner se paró y agarró su chaqueta y salió del departamento y caminó alrededor de la Ciudad Alta. Una hora después, Conner regresó al departamento y encontró a todos despiertos. Afortunadamente nadie le preguntó adonde había ido. Después de desayunar, el grupo habló sobre alguien que los pudiera sacar de Taris.

"Deberíamos ver en las cantinas, hay muchas cosas interesantes ahí." Sugirió Conner.

"De acuerdo, pero hay que separarnos, tres de nosotros podemos ir a la cantina de la Ciudad Baja y dos de nosotros podemos ir a la cantina que está aquí." Carth le dijo al grupo. Los demás asintieron y minutos después, salieron del departamento. Carth y Conner irían a la cantina de la Ciudad Alta y Bastila, Mission y Zaalbar a la cantina de la Ciudad Baja.

Después de caminar unos minutos llegaron a la cantina. Carth y Conner entraron buscando a alguien que los pudiera sacar de Taris.

"Okay, ¿Y ahora qué?" preguntó Carth mientras miraba a la multitud.

"Nos separamos. Si encuentras algo, búscame. Haré lo mismo si encuentro algo." Conner contestó.

Carth asintió y empezó a caminar lejos de Conner desapareciendo entre la multitud. Conner caminó a la barra y se sentó en un banco. "Hey, ¿puedes darme un trago Feluciano?" le preguntó al cantinero. Mientras esperaba su bebida, cuatro rufianes se le acercaron a Conner.

"¿Por qué esta cantina todavía admite basura de la Ciudad Baja?" Uno de ellos preguntó.

"Genial." Conner murmuró.

"Sí, ¿por qué no regresas a la Ciudad Baja donde perteneces?" Otro preguntó.

"Bueno, yo no sabía que también admitían niños ricos mimados." Conner contestó.

"¿Qué dijiste?" El primer rufián preguntó enojado.

"Relájate cariño, solo bromeaba." Conner le dijo al rufián colocando su mano en el hombro del rufián.

"¡Oye, hablador! Tal vez no sepas contar pero somos cuatro y tú solo eres uno." El rufián le dijo.

"Entonces junta más gente para que sea una pelea justa." Conner dijo con una sonrisita y se volteó. Pero uno de los rufianes agarró a Conner por el hombro y lo volteó golpeando a Conner en la cara. Él cayó en la barra y se volteó para ver al sujeto que lo había golpeado, el rufián sonrió y trató de golpear a Conner de nuevo pero Conner lo pateó en el pecho, mandándolo contra una mesa vacía rompiendo los vasos que estaban encima. Los otros rufianes intentaron golpear a Conner; uno de ellos aventó un puñetazo pero Conner lo bloqueó el puño y golpeó al rufián en la cara. Carth escuchó el ruido y fue a ver que estaba pasando, hizo su camino en medio de la multitud y vio que Conner se volteó a pelear con los otros dos rufianes, uno de ellos se abalanzó sobre él, pero Conner agarró una botella y lo golpeó con ella. El cuarto rufián empujó a Conner contra la barra, Conner se levantó e intentó golpear al rufián, pero el primero agarró a Conner para que uno de sus amigos pudiera darle una golpiza. Conner vio lo que iba a pasar y golpeó a uno en el estómago y después le dio un cabezazo al rufián que lo estaba sujetando, cunado Conner se liberó, el segundo rufián lo golpeó en la cara y cayó al suelo, el rufián lo agarró por el cuello de su chaqueta y lo puso boca arriba y empezó a golpearlo en la cara. Pero antes de que pudiera romper su nariz, alguien silbó parando la pelea. Conner vio a un hombre con cabello gris y grandes músculos.

"Salgan de aquí antes de que algo les pase." El hombre dijo. Los cuatro sujetos salieron corriendo de la cantina, el hombre dirigió su atención a Conner, quién todavía estaba sobre la mesa sangrando por la nariz y la boca.

"¿Estás bien chico?" El hombre le preguntó.

"Silba muy fuerte, ¿lo sabía?" Conner respondió.


Minutos después, la cantina había regresado a la normalidad. Conner y el hombre cuyo nombre era Canderous Ordo estaban sentados en una mesa. Conner tenía servilletas colgadas de sus fosas nasales, tenía un gran moretón cerca de su ojo derecho así como una pequeña cortada en el puente de la nariz y en la frente tenía un pequeño corte cerca de su ceja izquierda. Carth le entregó una bolsa con hielo.

"Ten." Carth le dijo dándole la bolsa.

"Gracias." Contestó Conner y se puso la bolsa en su ojo. Carth se sentó junto a él.

"Lo siento, ¿qué decías?" preguntó.

"Que tengo un plan para salir de este planeta." Canderous contestó. "Te vi en la carrera y te vi enfrentarte a esos cuatro tontos, y mientras babeabas en el suelo empecé a pensar: cualquier loco que corra así y que pelé así es suficiente para que entre en la Base Sith."

Conner se sorprendió, se quitó las servilletas y dijo "¿Por qué quieres que me meta en una Base Sith?" Luego se volteó al cantinero pidiéndole una cerveza.

"Aquí está la razón, ninguna nave puede salir de esta roca sin los códigos apropiados y esos códigos están en la Base Sith." Canderous contestó.

Conner sorbió su cerveza, "¿Cómo entro?" preguntó.

Canderous se rió entre dientes. "Tu entras en la Base Sith, robas los códigos y regresas conmigo. Una vez que tengamos los códigos, te llevaré con Davik Kaang, lord del intercambio. Ahí en su hacienda podemos robar su nave, el Halcón del Ébano, la nave más rápida en el borde exterior y así podremos salir de este planeta. ¿Qué dices?"

"No sé si podemos confiar en este tipo." Carth susurró.

"¡Oye Naranja! ¿Tienes otra idea?" preguntó Canderous.

"No." Carth contestó.

Canderous se volteó hacia Conner. "¿Entonces?"

"Veamos, infiltrarse en la Base Sith, robar los códigos, ir con Davik Kaang robar su nave y salir de este planeta." Conner dijo y pensó por un momento. "Estoy dentro."

"Es bueno escuchar eso. Estaré esperando en la cantina de la Ciudad Baja." Canderous contestó.

"De acuerdo, Canderous ¿verdad?" Conner dijo levantándose.

Él asintió con su cabeza. "Yo soy Conner y naranja aquí es Carth" Conner dijo dándole la mano a Canderous.

"Estaré esperando."

Conner asintió y junto con Carth salieron y regresaron al departamento, pero antes de que entraran, Carth lo paró.

"¿Seguro que quieres entrar así?" Él le preguntó señalando los moretones y la sangre seca en su cara.

"Vamos, fue una buena pelea." Conner respondió sonriendo.

"Seguro, pero si no Canderous no hubiese silbado, estarías en una enfermería inconsciente." Le dijo Carth.

Conner soltó una risita y entraron en el departamento, adentro Bastila los estaba esperando.

"¿Por qué se tardaron?" preguntó.

"Estábamos buscando a alguien que nos sacara de este planeta." Carth respondió.

"¿Encontraron a alguien?"

"Sí, alguien está dispuesto a sacarnos de este planeta una vez que le de unos códigos." Conner respondió.

"¿Y de dónde vas a sacar esos códigos?" Bastila preguntó.

"De la Base Sith." Conner respondió.

Ella lo miró con sorpresa pero notó los moretones en su cara. "¿Qué te pasó?" preguntó.

"Me metí en una pelea en la cantina." Contestó.

"¿Estás loco?" Ella preguntó molesta.

"Relájate princesa, no me mataron ¿o sí?" Conner dijo mientras se dirigía al baño para limpiarse la cara, Bastila solo rodó los ojos. Horas más tarde, Conner, Bastila y T3 (un droide que habían conseguido gracias a Canderous) caminaron hacia la Base Sith.

"¿Estás bien?" Bastila preguntó.

"¿Qué?" Conner preguntó sorprendido.

"Te ves distraído." Contestó.

"Oh, es solo que tuve un sueño extraño anoche."

"¿Sobre?"

"Estaba en una nave y te vi luchando contra un Señor Oscuro, Revan, creo." Él respondió.

Pararon un momento. "Esto es extraño, tales sueños indican visiones." Ella respondió.

Conner la miró extrañado. "Esto ocurre cuando un individuo es sensible a la Fuerza."

"Espera, ¿dices qué yo puedo usar la fuerza?" preguntó Conner.

"No lo sé, pero una vez que salgamos de aquí podemos buscar la sabiduría de los Jedi." Bastila le respondió.

Conner asintió, minutos más tarde llegaron a la Base Sith. T3 jaqueó el seguro y abrió la puerta. "Vamos." Conner dijo mientras entraban en el elevador.