Disclaimer: El universo de Harry Potter no me pertenece. No poseo ningún fin lucrativo con este libro. Es un escrito hecho por y para fans.
Título: Charmes à Minuit (Encantos a medianoche).
Género: Romance, Drama, Family.
Advertencias: Underage (?), post-war, EWE, AT, AR, contains explicit sexual scenes (male/male).
Pairing: Harry Potter/Louis Weasley.
Categoría: R-18 (MA).
Notas: Ríanse de mí pero esta historia comenzó como un Scorpius/Harry y terminó en esto. Inspirando en los hermosos dibujos de Louis de Flayu :D. Por otra parte, este fanfic se ha revisado para que pueda continuarlo, hubieron algunos cambios (espero que para mejor).
CHARMES À MINUIT
Chapitre un: Les conséquence
O children – Nick Cave and the Bad Seeds.
El pobre viejo Jim está blanco como un fantasma
ha encontrado la respuesta que perdimos
todos lloramos ahora, lloramos porque
no hay nada que podamos hacer para protegerlos
Harry miró a su alrededor ansioso, sentía desde hace tiempo la magia de Voldemort fluir por sus alrededores mas no lo podía ubicar, hace tiempo se había vuelto sensible a ese tipo de magia tan negra que lo oprimía, y mientras que sus amigos estaban encargados de destruir los horrocrux restantes, él se paraba cada cierto tiempo a consumirse por la magia que poco a poco iba perdiendo.
Cuando comprendió que tenía un pedazo de Voldemort en él algo dentro de sí mismo comenzó como una espiral de depresión para convertirse en un una fiera determinación de finiquitar esto fuera como fuese, aun a costa de su propia magia, estaba dispuesto a entregarlo todo con el único fin de poder ver otro amanecer con sus amigos, estaba dispuesto a dar su cuerpo incluso si con eso significaba un futuro para mundo mágico con o sin él —solo esperaba que aprovecharan la situación y limpiaran el Ministerio para no dejarlo tan corrupto como estaba—. Harry estaba dispuesto y había aceptado muchas cosas antes de verse cara a cara con Voldemort, ya no le temía a la muerte y se dio cuenta que nunca antes lo hizo.
—¿Me temes, Tom?—lo sentía, cada vez más cerca, cada vez más amenazante, desquiciante y adolorido como él por la pérdida de los trozos de su alma.
Ambos estaban cansados antes siquiera de levantar sus varitas.
Fue un impulso que apestaba a magia negra que le dio la señal que este era un ahora o nunca, esta sería la única batalla la cual había peleado con el mago más oscuro de todos los tiempos, esta era su batalla y la que nadie podía pelear por él.
Harry obtuvo el conocimiento por su propio instinto cuando su varita quiso girar mientras su magia pulsaba por salir y se dejó ir abandonándose a la sensación que conocía, esa que sólo obtenía cuando un duelo era de vida o muerte.
—Esta noche sólo seremos tú y yo—siseó con odio filtrado en cada palabra, su piel nívea y traslúcida, aquella nariz hundida, ojos rojos y cabeza sin ningún cabello visible.
Harry se alzó ante él exponiendo todo lo contrario que podían buscar en una persona con tanto poder, derrochando vitalidad por cada poro, manifestando su decisión en aquellos ojos intensamente verdes, Harry apestaba a magia.
Para los que estuvieron allí en el comedor, cuando el techo se caía, con los muros rompiéndose y rayos de todos los colores volando por todos lados sabían que era una batalla épica, sobre todo cuando no se pudieron siquiera acercarse a ayudar ya sea a Harry Potter o a Lord Voldemort.
Los Mortífagos rompían el paso a cualquier ente de la luz por orden de su señor, mientras que la Orden intentaba sobrepasarlos con cualquier hechizo a estas alturas, decididos a servir de ayuda ya que no importaba cómo terminara la batalla, sabían muy bien que era imposible que los seguidores de Voldemort se irían sin antes pelear; y si ganaban, tendrían que seguir luchando hasta que ninguno quedara de pie.
Los minutos que siguieron fueron los más largos de toda la batalla para ambos bandos.
Si había algo que caracterizaba a Lord Voldemort era la cantidad de encantos, hechizos y transfiguraciones que ponía en el campo de batalla, habían visto no sin temor que Harry quedaba atrapado en mantos, golpeado en el suelo, o luchando por correr pese a que un Crucio acababa de entumecer su cuerpo.
Si había algo que era capaz de caracterizar a Harry en el campo de batalla es que ocupaba todo a su alrededor para seguir con vida, ya sea palabras, piedras, su cuerpo e incluso —no sin remordimiento— cuerpos que encontraba en el piso. Harry corría, lanzaba y gritaba por todo el campo de batalla lo cual distraía a más de una persona que odiaba los comentarios que iba lanzando, e incluso algunos más sorprendidos al enterarse que Lord Voldemort tenía sangre muggle corriendo por sus venas.
No fue fácil ganar una batalla.
—... ¿Te das cuenta?—bisbisaba el Gryffindor cuando sus varitas quedaron orgullosamente altas uno frente al otro, esperando y acumulando el último impulso de energía que quedaba en ellos—, es todo, moriremos hoy.
Lord Voldemort tenía que admitir algo, envidiaba a Harry Potter por no temerle a lo único que él no había sido capaz de conquistar, mientras que ese mocoso sin ninguna intención en pañales había ido y vuelto de ella en más de una ocasión.
—Avada Kedavra.
Harry ni siquiera recordó qué hechizo dijo, no sabía si había movido sus labios o era sólo la intención que venía naciendo desde que vio frente a Tom, lo único que sabía es que quería terminar con esto, quería hacerlo ahora, quería poder vivir o morir tranquilo, quería estar en paz.
Le recordó horriblemente al Priori Incantatem que ocurrió en el Torneo de los Tres Magos, chispas por todos lados iluminando el oscuro sitio mientras la magia oscura se arremolinaba sobre él intentando disuadirlo de una lucha, pero él era terco y no permitiría que su voluntad fuera derrotada de aquella manera, no así.
Fue sólo un momento en que ambas partes detuvieron su guerra para ver cómo poco a poco el rayo verde de Voldemort estaba llegando a Harry Potter antes de que este gritara con todo lo que podía y tenía, fue solo un rayo, tal y como lo definía, que consumió todo y lo devolvió.
Cuando las luces dejaron de obstaculizar su vista vieron a Harry de pie firme con su varita mirando el cuerpo destruido de Tom Riddle, sonreía.
—¡Lo ha derrotado!—gritó un mago quién sabe dónde—, ¡Harry Potter ha derrotado al señor Oscuro!—y luego hubo gritos por todas partes, hechizos furiosos intentando llegar a Potter, la misma Orden intentando de hacerlo, incluso sus amigos, pero antes siquiera de poder hacer algo Harry Potter se desplomó en ese lugar.
—¡No!—un sonido angustioso que provino de Hermione quien dejó tirado a Neville y corrió a Harry sin importarle cuántos hechizos volaran sobre ella, algunos la habían rozado, mientras que otros habían sido obstaculizados por la Orden con el único fin de que fuera la primera en llegar a Harry para poder protegerlo—, ¡Harry, Harry!—era un cántico angustioso.
Cuando los aurores por fin llegaron los mortífagos decidieron que era hora de huir, la profesora McGonagall se acercó a Granger para ayudar, todo en ese momento parecía tan difícil, moverse de un lado a otro como un lento proceso, mas cuando al caminar se apreciaba paso a paso las pérdidas en la batalla, su falta de acción, su poca cordura.
—No se mueve, no responde a un ennervate, sus signos vitales son bajos y...
—Hay que llevarlo con Madam Pomfrey.
—Rechaza todo tipo de magia, lo intenté levitar pero cuando lo hice comenzó con convulsiones—los ojos llorosos de Hermione llegaron a McGonagall, se sintió tan vieja, pero también reconocía que nada podía hacer.
—Sonorus—dijo apuntándose en la garganta—. Necesito solo un mago que esté de pie con fuerza suficiente de la siguiente lista: Arthur, George, William, Charles y Ronald Weasley, Neville Longbottom, Kingsley Sha- —iba a seguir enunciando nombres hasta que Kingsley llegó con rasguños pero con una amable sonrisa a su lado.
—Los Weasley querían venir, pero tras el deceso de Fred...
—Comprendo. De todas formas sólo necesito a alguien de confianza para cargar a Harry a la enfermería, no responde a ningún tipo de magia, esperemos que la curativa sí haga algo por él.
El Auror comprendió y no sin cierto temor cargó el cuerpo de Harry siendo escoltado por Minerva y Hermione quien siquiera quería soltar la mano de Harry.
—Vamos, antes de que llegue la prensa y nos sea imposible movernos—en tono ministerial, Kingsley se abrió pasó entre aurores y magos que querían tocar a Harry Potter y con prontitud se dirigió a los territorios de la enfermera más terrible que él había conocido incluso tras sus años como auror.
Apenas llegaron, y sin ningún comentario de por qué ahora Harry se encontraba aquí, lo tendió en la cama que más de alguna vez él había oído decir que tenía encantamientos para hacerla más cómoda y comprendió por qué, podía sentir leves encantos en ella y estuvo seguro que Harry realmente tenía razón para pensar que esa era su cama y mentalmente se pregunto en cuántos accidentes Harry habría estado para que Madam Pomfrey siquiera pensara en hacerle la cama más cómoda y un poco más grande.
—Tiéndelo y díganme exactamente qué pasó—declaró firme mientras alzaba barreras de privacidad y extendía cortinas alrededor de la cama para que nadie supiera quién estaba allí.
—Si somos honestos no sabemos con exactitud la cantidad de maleficios que lo golpearon, pero por lo que vimos las varitas de Voldemort y Harry se conectaron, por el haz de luz estoy seguro que era un Avada y Harry lanzó un hechizo que no pude reconocer. Estuvieron sosteniéndolos hasta que el hechizo de Harry se tragó al de Voldemort y lo devolvió.
» Luego de eso hubieron muchas luces y no pudimos ver nada por momentos hasta que Harry estuvo de pie y luego se desplomó —recitó tratando de recordar lo más posible, conocía algunos hechizos que ambos se habían lanzado pero no estaba seguro cuál de todos ellos —o todos ellos— podrían haber causado esto.
Poppy agitó la varita y frunció el ceño, lo volvió a hacer pero al parecer no respondía.
—No responde a la magia, traté de usar un ennervate con él pero no funcionó, empezó a convulsionar y...—el sollozo de Hermione interrumpió el pensamiento del Sanador.
—Si es así significa que está muy sensible a las auras mágicas. Estando en el gran comedor es obvio que iba a rechazar cualquier intento porque sus auras se confunden. Ahora son pocas pero no está decidido en quién confiar. Necesito que salgan y me dejen trabajar sola.
La reticencia estaba palpable en los tres pero decidieron darle su espacio, después de todo Poppy no tenía razones para dañar a Harry y...
Estaban inseguros, Harry se había colado en cada resquicio de toda persona que realmente lo conocía, y si bien McGonagall sabía que no era un excelente alumno, Harry era inteligente, siempre dando lo mejor de sí para él y los demás mientras que Kingsley había visto a un adolescente gentil, luchador y temerario.
Había entrenado con él y visto el fuego en sus ojos cuando estaba concentrado, cómo sus opiniones se hilaban de forma sorprendente ante una injusticia y las ganas de que todos —incluso los mortífagos— tuvieran un juicio como correspondía que era lo que se debía hacer porque su pensamiento es que todos eran humanos.
Todos podían equivocarse.
Todos podían cambiar.
Era la intención la que se hallaba o faltaba.
Las siguientes horas en las cuales Madam Pomfrey no salió montaron guardia en las puertas de la enfermería, pusieron cortinas en todas las camas para despistar a la gente y así —solo los amigos más cercanos— sabrían dónde se encontraba realmente Harry Potter.
Eran las 12:05 AM, Arthur se encontraba mirando a un ahora dormido Bill quien se quejaba de vez en cuándo producto de sus heridas, Molly estaba devastada y cuando los medimagos llegaron le dieron un calmante y mandó a Ron a dejar a su madre a la Madriguera para que descansara mientras que él se quedaba viendo a sus hermanos. Sólo Bill y Percy se encontraban allí con graves heridas, por suerte para Percy solo estaría una semana antes de volver a sus funciones normales producto de un hechizo que corroía la piel, habían llegado a tiempo para suspender el hechizo, y si bien quedaría con algunas cicatrices, la movilidad de su brazo tendría que volverse a trabajar, pero eso era todo —quizás en otra ocasión lo encontraría terrible pero tras la muerte de Fred no podía sino más que agradecer que el resto de sus hijos estuvieran con vida y con todas sus extremidades.
El Señor Weasley miró a Fleur, la esposa de Bill, quien acariciaba de vez en cuando su frente buscando algún signo de fiebre o cualquier cosa que pensara que Bill podría tener, siendo honesto, no esperó una mejor esposa para su hijo quien a pesar de las condiciones en las cuales se encontraba aun quería estar con él pese a sus cicatrices y las posibles secuelas que pudieran verse tras esta batalla.
Podría verlo en cada mirada que ella le daba que amaba profundamente a su hijo y eso era lo que más le importaba.
—Iré por un poco de café, los elfos no pueden ingresar aquí sin romper los encantos puestos por los medimagos. ¿Quieres un poco?
—Merci, misteg Weasley—dijo ella sin siquiera apartar la vista de su hijo—, con uno de azucag y muy fuegte —él asintió y a paso lento caminó hasta la habitación de Percy donde Charlie se encontraba cuidándolo. Se había quedado dormido en una posición incómoda y sonrió un poco antes de convocar una manta y dársela a su segundo hijo corrigiendo su postura.
Miró a Percy dormir con una mueca de dolor, pero por lo menos a estas alturas estaba durmiendo. Caminó a la salida de la enfermería.
Un suspiro abandonó su cuerpo cuando Kingsley apareció por las puertas y le sonrió con lo mejor que tenía, ambos estaban cansados por los últimos sucesos y esperaban por lo menos tener dos semanas en blanco antes de volver a su anterior ritmo de vida.
—¿Cómo están tus chicos?
—Mejorándose, me preocupa un poco Bill quien lucha con el maleficio y también con sus instintos de lobo, Remus me dijo que no debía preocuparme por ello pero se ve demasiado adolorido.
—¿Qué dijeron los medimagos?
—Estará bien si sigue una dieta rigurosa, Fleur está con él en estos momentos.
—¿Y Percy?
—Adolorido, pero por lo menos pudimos salvar su brazo. Va a tener que hacer ejercicios para recuperar la movilidad pero puede mejorar con el tiempo.
El silencio se mantuvo por unos momentos, pero el señor Weasley estaba decidido a no pensar en su hijo fallecido hasta que viera a su esposa, no aun.
—¿Qué haces aquí?
—Tratando de conseguir noticias de Harry. Madam Pomfrey se encerró con él en su zona desde que lo traje, no ha salido para nada y convoca todo lo que necesita, al parecer la magia de Harry está sensible y no responde muy bien cuando se juntan otras auras, las repele.
Arthur asintió nuevamente, eso era otro quid en su vida. Harry era como un hijo para él y no pudo evitar pensar en lo desafortunado que su vida era, después de derrotar al señor Oscuro solo tuvo tiempo para respirar antes de que sucumbiera por el cansancio —que era lo que se decía en los pasillos y lo que salió en la prensa—.
—¿Es por eso que los aurores y parte de la Orden hace guardia?
—Sí, no estamos seguros de quién es de confianza y quién no aun. Si bien Voldemort ya no está, muchos mortífagos salieron huyendo. Esta época es crucial para terminar definitivamente con la guerra, debemos dar bien nuestros pasos.
—¿Y el Ministerio?
—El Wizengamot está en busca de un Ministro Interino mientras buscan candidatos para las elecciones, eso también es de cuidado, debemos buscar algunos dentro de nuestra afiliación para poder ponerlos.
—Hay que preguntarle a Minerva, sin duda ella sería un buen Ministro.
—Ella ama Hogwarts.
—Entones nos puede ayudar a buscar otro. Nada perdemos con preguntar—replicaba Arthur voraz. Kingsley iba a decir algo cuando las cortinas de la habitación de Harry se abrieron y una cansada Madam Pomfrey salió a paso lento antes de alzar unas barreras preventivas.
—¿Poppy?
—Necesito sentarme, y tal vez me vendría bien una poción para restaurar mis niveles de magia —Arthur se acercó a ayudarla mientras que Kingsley se dirigió al almacén en donde tomó un vial y caminó hasta el rincón donde Poppy tenía su escritorio para vigilar a sus estudiantes.
—Ten, ¿deseas algo más?
—Comida, frutas con mucha proteína y jugo de calabaza por favor—el pelirrojo mayor nunca la había visto tan cansada y con tantos signos de vejez como ahora. Harry debía estarse muriendo para que Poppy saliera en estas condiciones y se preguntó qué le diría a Molly si ese fuese el caso.
Ninguno de los dos incluso soportaría perder al niño que habían visto crecer junto con sus hijos.
Decidieron esperar a que ella pudiera tener un poco de aliento, la vieron comer cansada, buscando cada minúsculo trozo de energía para poder hablarles, hasta que sin duda —después de lo que les pareció horas— ella dejó el plato de lado para mirarlos fijamente.
—¿Pueden alzar muros de privacidad, caballeros?—ambos agitaron sus varitas convocando cuanto encantamiento conociesen para que no saliera nada de esa burbuja, y para cuando terminaron, se sentaron tal y como Poppy lo pedía.
—Sufrió un shock mágico. Utilizó toda su magia en un hechizo que todavía no sé cuál es, eso sin contar con que me costó persuadir su núcleo para que aceptara mi magia para tratarlo.
» Tenía sus nervios apunto de colapsar, recibió muchos crucios, también poseía unos maleficios con el fin de ser a largo plazo que su cuerpo rechazó y los congeló, pude quitárselos pero tendría que estar despierto para saber si hay secuelas; Por otra parte rechaza toda magia que él cree ofensiva, estuvo muy expuesto a magia oscura cuando luchó con el señor Oscuro, por lo mismo es sensible ante auras.
» ... No son buenas noticias, su núcleo mágico está agotado y no permite que nadie le dé magia más de lo necesario, tuve que tratarlo con pociones pero no podía llenarlos en ella porque sino causarían problemas las unas con las otras. Le di una de reposición de sangre y algunos ungüentos para curar golpes, pero la crecehuesos tendrá que esperar hasta dos días más tarde; gracias a Merlín algunas son cortes limpios y huesos trisados, no le dolerá mucho...
—¿Eso significa que pronto lo podremos ver?—Poppy los miró antes de negar con su cabeza—, no pueden acercarse a él ahora, supongo que podrían verlo si lo movemos de habitación a una más privada pero no podrá ser muy de cerca, la mala noticia de todo esto es que Harry ha entrado en un coma mágico—dejó caer la noticia sin siquiera prepararlos y los rostros horrorizados de Arthur y Kingsley le dieron la razón.
—¿Coma? P-pe...
—Traté, traté de que no entrara, estuve intentando persuadir su núcleo mucho tiempo pero... —"fallé como sanador" aquellas palabras quedaron en el aire y se dieron cuenta de que no había ninguna razón para pensar lo contrario ante el rostro agotado y adolorido de Poppy.
—... No hay por qué alertarse, después de todo es Harry. Ese chiquillo se pasa la vida sorprendiéndonos—"por lo menos está vivo" quiso decir Kingsley, pero sabía perfectamente lo que sucedía cuando un mago o bruja entraba a coma mágico.
Su cuerpo se paralizaba, su magia se enfocaba solo en crecer y crecer por lo cual habían dos opciones que ocurrirían en el plazo de un tiempo definido o indefinido: vivir o morir.
Y nadie quería lo último.
EDITADO: 30/04/12
Me comentaron que la guerra pasó a ser algo rápida y quedaron con un sinsabor(?) personalmente la guerra en sí no es tan importante, sino el hecho de que Harry quedó incapacitado, este capítulo puede tomarse como un largo prefacio, podría haber comenzado sin o con el, pero me pareció justo dar algo de ambiente.
EDITADO: 23/01/2016
